sábado, 30 de abril de 2011

¿Y quién indulta a este?
















Don Julián Salguero Villadiego. Cafre taurino.

El cartel de esta tarde
















13:00. Jarrea agua de lo lindo en la Maestranza. No se cuántos años después vuelven los cuvillos a Sevilla. Gran responsabilidad para el ganadero, que después del largo tira y afloja mantenido con la empresa deberá demostrar en el ruedo que todo lo que pedía en su día por sus toros era merecido. No tendré que recordar que la corrida que tenía para Resurrección el año pasado acabó en Málaga, menospreciando a la afición hispalense. Veremos a ver como es juzgado el comportamiento de sus toros. Para empezar, y antes de salir por chiqueros, la corrida está mal presentada, muy anovillada, con las caritas muy lavadas. Que no es otra cosa que lo que se esperaba. Movilidad, nobleza, entrega, dulzura, para que los toreros de la tarde, de corte artista, hagan lo que quieran con ellos.


¿Qué podemos esperar de Julio Aparicio? Una media, un quite breve, una trincherilla, el pase de pecho... Y poco más. Su tiempo ya pasó y su cuerpo no le permite trances demasiado serios.


De Morante de la Puebla, ¿qué decir? El Juli, en su estilo, le ha comido la tostada. Ambos torean el mismo tipo de toro, pero mientras al sevillano de cada diez le vale uno, al madrileño, de cada diez le valen nueve y medio. "La suerte de los sorteos". Espero a un Morante con ambición y orgullo, que quiera demostrar que en su corral ya hay un gallo y no hay sitio para dos. No creo que a estas alturas tenga que explicar las virtudes y defectos de su toreo.

Manzanares quizás tenga las mejores aptitudes para ser Torero de Sevilla, con mayúsculas, por encima incluso de Morante. Finura, temple, gracia, elegancia, todo eso y más... con el medio toro. A ello suma la espada que se pide hoy día: fulminante y súbita, para tapar la vergüenza que siente parte del público cuando ve agonizar un toro. La lacra de su toreo: el poco ajuste y la costumbre de no cargar la suerte. Se le espera con expectación, pues en Resurrección estuvo por debajo de lo esperado, agarrotado, presionado por un cartel tan fuerte.

El coso baratillo






Sevilla. Plaza de toros de la Maestranza. Feria de Abril. Quinta. Tres cuartos de plaza, largos. Toros de Garcigrande para Enrique Ponce, el Juli y Cayetano.



Qué ganas tenía la afisión maestrante de ver salir por chiqueros el toro sevillano, ese que va pa'lante, hace el avión, que hace surcos con el hocico buscando la bamba del capote, se va a los vuelos de la pañosa, que se abre pa'fuera y se viene de largo, que no pega miraítas y cabe en la muleta, aquel que trota con buen son, tiene hechuras para embestir -normalmente las de Pulgarcito-, y que no está atacaíto de kilos. El torito sosainas. Pues de esos no ha salido ninguno de Garcigrande. Medios-toros sevillanos, unos cuantos. El primero del Juli, manso, pero de la mansedumbre tonta, la que no saca genio ni chispita, al que le dieron una ovación en el arrastre por irse a morir a toriles. Supongo que sería por la buena memoria del toro, que se acordó por dónde había salido. El quinto también fue ovacionado, y este no se sabe bien porqué, quizás porque se fue sin oreja, que es lo importante. El sexto, lidiado por Cayetano, otro que se fue aplaudido cuando iba de paquete con las mulillas, como recompensa por ser pasaportado por uno de los fundadores de la peña de toreros que este invierno visitaron los ministerios. Los demás ni fú, ni fá, se dejaron estar, afortunadamente no mataron ningún caballo en varas y todos, absolutamente todos, nos sacaron la lengua antes de llegar al tercio de muleta. Y eso no es bonito en Sevilla, la cuna de los silencios y los detalles. ¿En que cambia entonces el descaste y sopor de días atrás con lo de ayer? En que para lo que unos ganaderos es un petardo que lleva a buscar notas, condenar al matadero alguna vaca de vientre y expedientar a un par de sementales, para otros, es un éxito, la culminación cum laude del trabajo de cuatro años escasos que los lleva a extraerle unas pajuelas de semen al que se va sin orejas y que ya está con la moscarda en el desolladero. Por eso nos gustan unas, en las malas, y no nos pueden gustar otras, ni en las buenas.



Nadie puede dudar de la cabeza y la mente despejada que tiene el Juli para entender y lidiar los toros de uno -el mayoritario- de los numerosos encastes que hay. A ambición tampoco le gana nadie, tiene hambre, muchas ganas de triunfar, aunque su manera de entender el éxito comparta código deontológico con el de los últimos indios mohicanos. Estos medían su valía cortando caballeras, el Juli corta pelúas. No importa como se haga, si es con flecha y arco, mediante una emboscada o metiéndole fuego al poblado. Y ahí, en esto precisamente, en las maneras, es dónde el Juli ha vuelto a no estar a la altura de su privilegiada cabeza. Dos toros que eran la nada, uno en manso, el otro en tonto. A los dos los caló pronto. Al manso enseguida le administró los terrenos, le dió la distancia y lo enjaretó en la muleta. Magnífico en la teoría, un placer ver un torero sin telarañas en la vista. En la práctica, lo de siempre, lo reiterativo y monótono, dosis radioactivas de toreo circular, merced al paso que siempre pierde a partir del segundo muletazo, lo que le hace poder dar quinientos pases en una moneda, que por templados y bajos que sean nunca se puede decir que eso sea dominar una embestida, llevar al toro por donde el no quiere, o torear que se ha llamado siempre. En su favor también destacar el ojo que tiene para los públicos y las ratonerías. En Madrid, hace suyo el martinete de Dámaso, que tiene buena -y extraña- acogida por parte del abonado venteño. En Sevilla se ha coscado pronto del antojo de la parroquia y no hay faena donde no se cambie de mano la muleta en dos o tres ocasiones. Curiosamente, o no, su primero le arrebató la muleta en uno de estos preciosistas muletazos y la banda del maestro Tejera siguió dándole caña al Churumbelerías. Salvador Cortés antiayer, con un victorino, vió como le pararon la música por un enganchón cuando la faena cogía vuelo. A este lo mató de un estoconazo trasero y caído marca de la casa. Doble premio. Con el quinto, se inventó la faena, mucho menos efectista, pues el morucho no humillaba, ni se desplazaba, y ahí que tuvo que atacar Julián, con proceder similar al de antes. Un pinchazo y una estocada caída le valieron la otra oreja. Puerta del Principe. Para acabar con las curiosidades en el tiempo, decir que Salvador Cortés también pinchó y mató a la segunda y no se le concedió la oreja, tras petición del respetable.


Enrique Ponce ha sido pitado en Sevilla, con lo que eso tiene que doler. Aún así el hombre no pierde el ánimo. Pero ya no está para estos trotes, cualquier toro en sus manos, sobre todo a la hora de matar, se parece a aquel Lironcito. No tiene valor para pasarselos cerca, tampoco para enredarse con ellos, cosa que puedo entender después de veintiún años de alternativa, con lo cual sería de agradecer que tampoco se pusiera en los carteles. Total, para qué. También agradeceriamos profundamente que su subalterno José María Tejero dejara el terno azul viagra con hilo azul pitufo que vestía, para los carnavales de Cádiz, que también quieren ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad ésa.

Cayetano lleva cinco años de alternativa y ha parecido un becerrista cualquiera. En colocación, en oficio, en dominio tiene lagunas tan grandes como el océano Atlántico. Su carrera se pone cuesta arriba, todas las ayudas de Curro Vázquez son insuficientes, ahora hay que ver de qué pasta está hecho. Se le acabó el favor del público, y lo que es peor, al propio torero se le ha acabado ese combustible que le hacía tirar para adelante, con sus formas y sus planes, esa confianza que tenía para ponerse delante del toro independientemente de que estuviera bien o mal. Se nota que le cuesta y no lo sabe disimular. Pero más nos cuesta a nosotros pagar cincuenta euros por verle.

viernes, 29 de abril de 2011

Los cuvillos para mañana









Fuente: Toromedia

El cartel de esta tarde
















Aparecen las figuras y con ellas el toro comercial. Garcigrande es la primera ganadería en desfilar fuera ya de esa semana en la que el Toro se ha tomado vacaciones y que nos han presentado como semana Torista. No hacen falta las presentaciones, Justo y Domingo Hernández saben bien lo que crían: toros bordeando la invalidez, lo suficiente como para que no les devuelvan demasiados, nobles como borbones y colaboradores en la muleta. Llegan a la feria de Abril con la impresionante y cachondeística cifra de tres indultos.




Una de las pocas oportunidades este año de ver a Enrique Ponce en ferias de postín. En el ocaso de su carrera, sin ganas de competir, ni de ofrecer nada nuevo, la única opción de volver a disfrutar con él es que le salga un toro con complicaciones. Como ya hemos señalado antes las virtudes de los garcigrandes, sobran los comentarios...


El Juli. Con eso está todo dicho ya. Quizás esté en el comienzo de un enamoramiento con Sevilla, que lo ha tomado como de los suyos. El July, miarma. Ofrecerá ambición, la que no han tenido muchos toreros humildes estos días, que todo hay que decirlo, y gatos en la barriga. Por contras, las de siempre, la forma tan exagerada de no llevar toreados a los toros, la muleta como instrumento mecánico y la manera tan cobarde de dar muerte. Veremos a ver cuántas orejas corta hoy.



Cayetano. Con eso también esta todo dicho. La marca rivera, el slogan goyesco, hombre anuncio y torero maniquí desfilará esta tarde por la Maestranza, que será un clamor a favor del torero a eso de las seis y cuarto, cuando se baje de la furgoneta en la calle Antonia Díaz y las madres con sus niñas le pidan hacerse el arretrato. Ya en el ruedo, veremos lo que es, un torero con poca mili y mucha guardería al que muchos llevan años esperando. No se sabe qué, pero esperando...

La mexicanización del Victorino

Foto: Prime Time Comunicación



Sevilla. Plaza de toros de la Maestranza. Feria de Abril. Cuarta. Tres cuartos de entrada. Toros de Victorino Martín para Juan José Padilla, el Cid y Salvador Cortés.


Viendo las últimas corridas que le están saliendo, y cuando digo últimas, se puede entender que hablo de las camadas del 5 en adelante -lidiadas a partir del 9- al cateto de Galapagar le vamos a tener que cambiar el seudónimo a cuate de Galapagar. Que penita da ver a esos victorinos tan cercanos al caricaturizado toro mexicano, tan alejados en tipo y comportamiento a lo de Saltillo, que es el que ponía firmes al pelotón de toreadores y adelantó la llegada de la crisis para los vendedores de pipas y pepsicolas. Ahora nos trae este gato por liebre que no tiene nada que ver con la furia, viveza, dureza, casta, humillación, trapío, viaje, poder, guasa, pitones, genio y entrega que son los derechos que adquiría el aficionado sobre el festejo cada vez que se anunciaba una de la A coronada. El espectáculo de ayer, indigno para la categoría de plaza que es Sevilla, aunque muy digno comparado con esa baratija para engominados que es el "toro sevillano"  que va a terminar por acabar con la seriedad que apenas va sobreviviendo en estos lares. La falta de casta ha sido la tónica general del encierro, aderezado con una bondad infinita y una nobleza atípica en la casa. Demasiadas tontas del bote, como el primero o quinto; el segundo era más picantoso, que diría aquel de Albacete al que le dieron un micrófono para que se entretuviera por las tardes; el cuarto, un mulo, que no hacía por embestir, ni al trapo ni al trapero; y el sexto, el paradigma del toro mexicano,  chiquito, humillador, sin transmisión, al ralentí y obediente y tierno como un monaguillo. La antítesis de lo que es -fue- una victorinada.


Jamás creí que tuviera que escribir en un mismo texto estas dos palabras: Padilla y madurez. El "ciclón" es santo con pocos devotos, pero además de reconocerle el mérito de matar las ganaderías que las figuras no quieren ni grabadas en DVD, es de justicia cantarle cierto reposo en las formas, sin ser Ordoñez, buena capacidad como director de lidia y un oficio adquirido a lo largo de los años. Le siguen sobrando muchas cosas. Pero menos que antes. Al cuarto, de salida el que con más brío acometió, le pegó unas lapas intensas, bellas más por la embestida punzante del galafate que por la cadencia armoniosa del jerezano, pero rematadas, eso sí, con dos medias de la que sobresale una, que si la firma Morante más de uno pide la reedición del Cossío. En banderillas, mal, en este tercio la madurez, los años, las vueltas al cuentakilómetros, van en contra de la actividad atlética en el que se ha convertido. En el tercio de muerte sigue siendo un torero bullidor, valiente y poco más, si bien se puede entrever un grado de temple mayor en sus manos. Con los aceros, bien, cumple con su trabajo. Me asalta la duda en el primero, en el que estuvo sorprendentemente torpe, como si fuese desconocedor del encaste, dejándose la muleta demasiado retrasada, ofreciéndole al vitorino un hueco que no tardó en aprovechar para dar algún susto y orientarse. Después se para, no tiene ni uno, y la culpa para el ganadero. A veces las cosas no son tan simples como parecen.


El Cid, se llevó el toro de la corrida, que es el titular que llevan años poniendo los revistosos del puchero. Los elogios, para las manos que eligen la bolita en el sorteo. De nada valen los capotazos pensando en el toro, olvidándose de las palmas, los puyazos, haciendo la suerte a caballo, de Manuel Jesús Ruiz, el máster en economía de lidia del Boni o la eficacia de Alcalareño y Pirri. Con esas el segundo llegó a la muleta con transmisión y muchas teclas que tocar. Teclas que en otra época Manuel Jesús las hubiera descubierto hasta con el piloto automático puesto. Pero ayer no era la tarde, le faltó dar el pasito, apostar a doble o nada, hule o pelo, quedarse quieto en el sitio, dejarle la muleta planchá a partir del segundo muletazo y apretar las nalgas y que sea lo que Dios quiera. A cambio de esto nos dejó una tanda de derechazos muy jaleados, demasiado, y mucho, pase suelto y una estocada en todo lo alto. Con el quinto, que embestía como una muñeca chochona y que de tener otro pelo y otro hierro hubiera sido protestado, insitió demasiado y se pasó de rosca. Muy templado todo lo que le hizo a este, pero aquello no podía tener ninguna importancia.


Salvador Cortés apechugó con un lote con bastantes posibilidades, en tipo comercial eso sí. Al tercero le pegó un par de tandas emotivas, pero poco lijadas artísticamente. Con el sexto, que podría haber sido de la ganadería de Xajay o Fernando de la Mora, perdió una oreja que tenía en la mano merced a dos tandas de naturales largos, pausados, de los que gustan en la Maestranza, los que permiten revolcarse y regocijarse con el oooooooleee durante dos o tres segundos como un cochino en un charco. Falló a espadas y no hubo petición suficiente. Es curioso, y malo para él, ver como cita, totalmente de perfil, codilleando excesiva y toscamente, para después, en el segundo y consecutivos muletazos intentar cargar la suerte. Justamente al revés de lo que hacen sus compañeros de profesión. Con ello da la impresión de ser mucho más basto de lo que realmente es.


 

jueves, 28 de abril de 2011

Garcigrandes para mañana







El cartel de esta tarde





Llegan los Victorinos y se espera que con ellos también la casta. A tenor de las imágenes vistas estos días atrás, los toros que saltarán al ruedo del baratillo no se pareceran a esos cárdenos pavorosos y espectaculares que hicieron las delicias del aficionado. Se la juegan los ganaderos, mirados bajo lupa por el aficionado, en general y por el sevillano en particular, después de la vergonzosa y chica corrida enviada desde las Tiesas para Morante y el Cid el año pasado. Con todo eso, y pese al bajón, de Victorino siempre se puede esperar cosas buenas.


El heterodoxo Juan José Padilla cambia este año los miuras por los victorinos. Torero peleón, polémico y jaranero. Su tauromaquia se resume en contentar y entusiasmar al público al precio que sea, aunque en honor a la verdad hay que decir que en los últimos tiempos, sin perder ese germen un tanto cordobesista, se ha asentado como torero capaz de templar y mandar. Lástima que todo el respeto que se gana por anunciarse con lo que se anuncia lo pierda con su antitorería.


Manuel Jesús el Cid, viene con toda la tropa, con el Boni, Alcalareño y Pirri a pié y el Lolo y Bernal sobre las cuatro patas. Lo normal es que salga uno de los toros de la feria. La suerte, ya se sabe. Se preveé que la lidia, esa ciencia exacta denostada por los profesionales, se pase a eso del segundo y quinto toro. El diestro de Salteras tendrá que pasar su enésimo examen, por lo del supuesto mal momento que atraviesa, y eso, que dicen. Algunos le esperan con la escopeta cargada.


Y Salvador Cortés, que pasó inédito, por el mal material, se entiende, el martes de Dolores, está ante su última oportunidad en esta feria. Mandón y poderoso, no exento de capacidad para templar, es torero que siempre apetece ver.

Los músicos





Sevilla. Plaza de toros de la Maestranza. Feria de Abril. Tercera de ciclo. Media entrada larga. Toros de Alcurrucén para Oliva Soto, Rubén Pinar y Miguel Tendero.


Anunciados estaban seis toros seis de Alcurrucén, a bombo y platillo, sería por aquello de que  unos cuántos procedían de la prestigiosa familia de los músicos. Guitarra y Pianista, era el nombre de esos dos tauros que venían a darle importancia a la semana torista, y a dejar a la altura del betún al conde y a la doña, que ya es el extasis del pueblo llano: toros músicos y republicanos. Al doblar el sexto, que era el Pianista, el asunto quedó claro: ni músicos, ni comunistas,  ni organilleros, ni Tomatito que valga, si acaso, siendo benévolos, la Charanga del Tío Honorio. Algún lote tenía la misma solemnidad filarmónica que el acordeón y la cabra, menuda birria de corrida, chica, sin pitones, que uno no se explica para qué enfundan esos pitorritos abrochaítos y recortejanos que tanto les gustan a los de la tele. Es una gran pérdida de tiempo y energía que Rubalcaba, obsesionado con el ahorro energético, debiera de controlar, aunque fuese a costa de militarizar los muecos y las mangas de las dehesas. A más de uno, y de dos, de los del gé diez, se les iba a quedar el cuerpo como de controlador aéreo torrejonero. Por si fuera poco, han resultado descastados, con horchata en la médula, sin ápice de emoción e interés. Que también es mala suerte que una familia que cría con mil y pico vacas al año no tenga seis toros en condiciones para la segunda plaza del mundo cuando cincuenta días antes en la "torista" feria de Fallas saltaron al ruedo los padres de los lidiados ayer. El toro de Sevilla no es el de Madrid, pero tampoco el de Valencia o Málaga, Canorea. A todo esto, hubo un cuarto ovacionado injustamente en el arrastre por el simple hecho de moverse de aquí para allá.


Con estos notas, Oliva Soto, al que se le han acabado las oportunidades, se ha dejado arrastrar por los olés fáciles de los partidarios y no ha cuajado la faena al cuarto como debería. Demasiada pinturería, buenos y excelsos los detalles, pero poco contenido y menos consistencia. Dicen que sólo puede tirar la moneda quién la tiene, pero también es verdad que el que la tiene y no quiere tirarla no tiene perdón.


Rubén Pinar pasó por Sevilla como pasará por Cabezón de la Sal, las Ventas o Trujillo. Con sus faenas muy a modo, aprendidas en la escuela taurina y requete estudiadas en casa, tanto esmero para pasar de puntillas durante los dos primeros tercios y ya en el último, antes llamado de muerte, aburrir durante diez minutos largos y acabar con la bestia lo antes posible. Y Urdiales, viéndolo en casa.

Y de Miguel Tendero, pues más de lo mismo, decíamos a eso de medio día que tiene en su mano el elegir que camino llevar: el largo y complicado, en cuya meta espera el buen recuerdo del aficionado cabal, y el corto y fácil, que da para vivir, y la mar de bien. Por lo visto ayer, la decisión la tiene tomada, la trocha populista y verbenera, que estos días está más transitada que la M 30, es su atajo hacia la gloria. O por lo menos hasta el cortijo, los audis, el lote de cien vacas y tres sementales de Daniel Ruiz y  un seguro de jubilación entre taurinos.

miércoles, 27 de abril de 2011

Los victorinos para mañana







La corrida de esta tarde
















Esta tarde le toca el turno a los toros de Alcurrucén, entremetidos, no se sabe bien porqué, entre los de la Doña y Victorino, en plena semana torista -que de torista sólo tiene el nombre-. Ganadería de garantías, sobre todo cuando no hay figura de por medio, pues todos hemos visto en los últimos tiempos que hay alcurrucen tipo A y tipo B. Los que salen a modestos en Pamplona o Valencia, por ejemplo. Y los que eligen las figuras, en Madrid o la feria de Septiembre sevillana. Viendo cartel y fecha, es de esperar que los hermanos Lozano hayan mandado a las corraletas de orillas del Guadalquivir una corrida de las que destaquen por arriba, en trapío y casta. En esta casa también se ponen fundas.



Segunda y última comparecencia de Oliva Soto en Sevilla. Apetece volver a verlo, con una ganadería quizás más acorde a su concepto del toreo, como puede ser ésta. Se espera, además de que veamos ese toreo poco impostado y gracil, que intente ser más ambicioso y muestre más arrojo y fé en un triunfo que le abriría unas cuántas puertas.


El manchego Rubén Pinar es el mayor exponente del toreo moderno y fácil. Aquel que se hace, y conforme se va haciendo, se va olvidando. Faenas largas, mucho muletazo larguísimo y periférico, circulares y cierta ratonería es lo que se puede esperar de él. Lo contrario sería una sorpresa.


Y cierra la terna otro manchego, Miguel Tendero, que se dirime entre dos aguas, las del toreo poderoso, de mano baja y mandón, que se le ha visto algunas veces, sobre todo de novillero, en Madrid. Y la del otro, el lado oscuro, mucho más populista y verbenero, con mucho lirili y poco lerele. En su mano está elegir hacia donde quiere caminar, y suerte tiene, porque hay otros cuyo limitado toreo no puede permitirse tan lujosa elección.



Preside el señor Fernando Fernández-Figueroa Guerrero asistido por Antonio Ramón Jiménez y Francisco Javier Herrera Gil.

Dolores de manso



Carlos Ilián



La llamada preferia, antes de los inefables farolillos, tiene el aliciente de ver el toro encastado, ese que luego brilla por su ausencia cuando llega el lujo de las figuras. Para nuestra desgracia este año las llamadas corridas toristas van de mal en peor. Ni toros espectaculares, ni un gramo de casta y la bravura totalmente ausente. Para colmo la fuerza y el poder brillan por su ausencia.

Pero la guinda ha sido la corrida de Dolores Aguirre lidiada ayer. Ella, que pone el alma en su ganadería, seguro que se ha llevado un disgusto de muerte. La corrida ha oscilado entre auténticas alimañas, sin un pase, como el primero y el sexto, y unos animalejos inválidos como el segundo y el quinto. Ha sido la peor corrida que he visto, y son muchas ya, de este hierro. Lo siento por doña Dolores pero lo de este martes en Sevilla supone un monumental descalabro.

No faltó un Antonio Barrera que se plantó ante sus dos alimañas y a base de tragarse su miedo logró robar algunos muletazos de mucho mérito. En el primero y en el cuarto hizo lo único que se podía para ligar dos pases seguidos: jugársela. Hay que reconocer con justicia la importancia de ambas faenas. Otros vendrán a cortar las orejas a la borrega de turno. Ayer nadie sacó un pañuelo para `premiar a un hombre que se había jugado la vida de verdad.

Salvador Cortés tuvo enfrente dos toros absolutamente lisiados. Allí no podía sacar nada en limpio por la absoluta invalidez de su lote. Y el tercer espada, Alberto Aguilar anduvo regateando la cogida ante dos auténticos canallas con pitones.

martes, 26 de abril de 2011

El cartel de esta tarde














La segunda del ciclo sevillano deberá servir para resarcir al aficionado de preferia, de marcado carácter torista, de la decepción llevada por los condesos de ayer. Los toros de la Doña, que no estarán en Madrid, deberán de poner la dureza, casta e interés que de ellos se espera.


El sevillano Antonio Barrera es un torero bullidor, valiente, porfión con el toro que presenta dificultades y poco más. En las temporadas pasadas ha disfrutado de verse anunciado en grandes ferias merced al apoderamiento que su suegro, Sánchez Benito, tenía con Morante. La verdad es que sólo se entiende su participación en esta feria desde la óptica del paisanismo.


Salvador Cortés ha decidido empezar la temporada tirando la moneda, a ver que pasa. Anunciado con la de Dolores y Victorino, es otro de esos toreros que necesita del triunfo para seguir respirando. Poderoso con la muleta y con buen sentido del temple, en muchas ocasiones su excesiva altura le resta emotividad a sus faenas. Es un torero que goza de gran simpatía por muchos aficionados pero que no termina de llenar el ojo de otros tantos.


Alberto Aguilar además de estar por encima de los atanasiones de la Doña, tendrá que demostrar de la pasta que está hecho, y si es capaz de lidiar con el destino: ayer mismo le metieron un miura a los corrales en Arles y en el otro recibió dos avisos. Llamado a ser uno de los sustitutos del Fundi, este debe de ser el año de su confirmación en España, después de una mili dura, como las de antes, en Francia. Lamentablemente ha empezado a entrar en ferias no por sus merecimientos en los ruedos, que deberían de resultar suficientes, sino por su apoderamiento con el "manejahilos" Simón Casas. Arrojo, oficio y una buena cabeza, no exento de técnica son sus credenciales.


Preside el señor Julián Salguero Villadiego asistido por Jesús Martín Cartaya y el veterinario Miguel Criado Garrido.

Mala con matices

Foto: Arjona



Plaza de Toros de la Maestranza. Feria de Abril. Primera de ciclo. Media entrada. Toros del Conde de la Maza para Luis Vilches, Iván Fandiño y Oliva Soto.


Esto del Conde de la Maza no ha sacado la fiereza, dureza de patas, genio, complicaciones, ni bravura que esperaba el aficionado, que tenía en mente la vibrante corrida embarcada el año pasado desde los Arenales. Toros guapos como ellos solos, vareados, musculados, astifinos hasta decir basta, con pinta de toro antiguo, mirada viva, variada de pelos y pocas ganas de embestir, que todo hay que decirlo. La corrida se ha maltratado en el caballo, y no precisamente por la sanguinolencia de la suerte, sino por la cantidad ingente de puyazos traseros y paletilleros, que naturalmente no han servido de medicina para limar las asperezas del toro. Al primero, que derrotaba por arriba y ha sido quizás, el condeso con más poderío, se le ha picado en el lomo, nada de delanterito para que bajase los humos y la chimenea, perjurio que proclama, además de un comportamiento indecoroso del profesional del castoreño, su nula entidad como aficionado. En los demás toros, parecido, cada tercio caballista, con sus trampas y marrullerías, ora tapo la salida, carioca incluida; ora me paso lo de los terrenos y las rayas por la mismísima orla del castoreño. Esto de picar los toros cada día se parece más al arte del rejoneo, pero a lo basto. No se conserva un mínimo de orden ni un atisbo de inteligencia y oficio por parte de los picadores. Sus matadores tampoco gozan de mando. Con unos timoratos "¡vale, vale!" desde la boca de riego, intentan frenar de su taurosis al jinete del barreno, que en su empeño contra lo negro, marchita la vida del toro y, de paso, los contratos de su matador.  Todo se resume en un encontronazo entre el penco y el apencado, en un barriobajero "aqui te pillo, aquí te mato".  La lidia no fue mucho mejor, dejando aparte la torería andante de Curro Trillo, el redondel mentiroso del Baratillo se convirtió a ratos en una capea marbellí. Aún así, estos matices a la tarde no pueden servir de excusa. Demasiado toro noblón, flojo y descastado, como si esta fuese una cualquiera de las ganaderías del campo bravo.


Cuando un torero tiene buenas maneras hay que cantárselas, y Vilches de ellas va bien servido. Que esas buenas maneras no cuajan en faenas rotundas, pues también, que aquí nadie dijo que torear sea fácil. Al contrario, uno disfruta y sufre con su espinosa dificultad para ponerse delante, viéndolo enfrontilarse empapado en sudores glaciales, subastando las femorales en cada muletazo con el corbatín y la mandíbula desencajada e intentando, a veces -muchas- sin éxito, traerse traerse al toro dominado. Y eso hizo con el primero, con muchos enganchones y poco sometimiento. Sin duda, merced al antitaurino tercio de varas al que había sido condenado el primero del conde. Mató de pena. Con el cuarto, que no tenía la violencia ni la fuerza del otro, toreó limpiamente, con más pulcritud, pero la exagerada nobleza del bicho hizo que aquello no tuviera fuste ninguno. Muy templado toda la tarde de capa.

Iván Fandiño se llevó el peor lote de la tarde, con un segundo que era una prenda, con el que estuvo dispuesto y porfión, aunque un poco "primo". Le faltaron a la faena doblones por bajo, macheteos y muletazos de castigo, que ese cabrón se vaya al limbo de los bravos con la certeza de que es un perdedor, que ahí ha habido un tío dispuesto que se lo ha llevado por delante. Con el quinto, el más lisiado del encierro, nada pudo hacer.


Y Oliva Soto se llevó el premio, ese 23 que era guapo como él sólo, y que fue protestado en los primeros tercios por su falta de fuerzas. La presidenta, Anabel Moreno, lo mantuvo en el ruedo, con buen criterio, y el gitanito de Camas hizo una faena muy corta, para nada intensa, y muy preciosista. Toreo moderno y aquilatado. Ese 23 se mereció más. Al natural dejó dos tandas muy largas, que no profundas, muñequeando y templando, pero echando siempre al toro para afuera, nunca llevándoselo detrás. Con eso se conformó y ahí que fue a matar, sin convencimiento ni ambición. Pinchó varias veces y perdió una oreja. Incomprensiblemente no pareció importunarle demasiado. Con el sexto, que medio se dejó, con una nobleza semioviente impropia de la casa, dejó detalles de pinturería y buenos modales que no sirvieron para resucitar del aburrimiento ni al más radical de sus partidarios.

lunes, 25 de abril de 2011

Toros de Dolores Aguirre para mañana









Fuente: Toromedia

El cartel de esta tarde



Los toros del Conde de la Maza abrirán este año la Feria de Abril, si el tiempo no lo impide. La corrida, seria, bien hecha y con un trapío acorde a la cita, intentará corroborar el buen momento de la vacada, que echó una de las mejores corridas de la feria del dos mil diez.


Abrirá cartel y feria, Luis Vilches, que de tener otras maneras con la tizona no tengo duda sería torero de culto en Sevilla y que afronta el enésimo cara o cruz de su carrera. Y aunque siempre entre unos y otros -a veces él mismo- le ponen la cruz, se las va arreglando para salir, mal que bien, adelante. Mucho arte -del sereno y poco floreado-, valor para ofrecer las femorales por delante y un sentido del toreo de lo más ortodoxo son sus magníficas credenciales.

El vasco Iván Fandiño es otro de los toreros respetados entre el aficionado y despreciados en los despachos. Fuera de Fallas, como Diego Urdiales, tiene una ocasión de oro para dar un aldabonazo a su carrera, que se puede resumir con aquello de "apunta pero no dispara". Con buen concepto del toreo y valor a raudales, se ha ganado a ley un hueco en las corridas que no quieren las figuras.

El camero Oliva Soto, y sus partidarios que son legión, comparecen la primera de las dos tardes en las que están anunciados. El año pasado triunfó con el mismo ganado, en tarde de muchas emociones, lo que le valió para firmar una docena de contratos más. Entre ellos, el verse anunciado en Pamplona y su confirmación en Madrid. No terminó la temporada cumpliendo las expectativas -exarcebadas- que habían depositado sobre su figura. Se le notó la falta de un rodaje superior. Torero de arte y pellizco, quizás poco poderoso, en estos tiempos es de agradecer que no haga ascos a ninguna ganadería, que debería de ser lo normal, pero que por desgracia no lo es.


La presidencia recae en manos de Anabel Moreno, asistida por Finito de Triana, en la vertiente artística y Santiago Sánchez-Apellaniz en la veterinaria. El peso, light, de las dos orejas que le concedió ayer a el Juli va a recaer sobre sus hombros durante todo el ciclo sevillano. Ha situado demasiado bajo el listón y va a ser difícil que mantenga la misma vara de medir para todos.


 

La faena del Juli en Sevilla

Mucha leña y poca lumbre

Manuel Durán. Larga Cambiada




Viendo la cantidad de palabras facilonas que la cartelería nos ponía a huevo, juntar unas letras muy a modo ayer no conllevaba ningún compromiso. Lo suyo es escribir de la tarde que fue un recital de descaste y blandura y que esa eterna promesa que es Leandro, como Guti en el Madrid, dejó irse un toro que le hubiera valido como resurrección. Aunque pensándolo bien, es más correcto y va más acorde con el resultado artístico y torístico, resaltar que lo único que puede salvar a Leandro Marcos es un recital en los despachos de su apoderado y que no hay resurrección posible para esto de los Recitales, que lleva en la sangre una trilogía más comercial que la de la Guerra de las Galaxias: esto es, Marqués de Domecq, Juan Pedro Domecq y Osborne.

Mucha leña y poca lumbre, afirmación apuntada en la lista negra de ganaderías, y que me da, que viendo el no-criterio de la empresa al contratar ganado, valdrá para resumir lo que será más de la mitad del ciclo isidril. Como ahora lo que se busca es que esto de los toros sea algo snob y vanguardista, guapo e higiénico, no puedo dejar de pensar que esto -por lo menos, lo de ayer- es como la Pasarela Cibeles, en la que circulan por un lujoso entarimado, con movilidad y trote cochinero, una serie de cuerpos bonitos con problemas para no tropezarse, que son vistos y aclamados por miles de almas que en realidad, no tienen ni idea de lo que realmente van a ver, si carne o pescado. 

Total, que Leandro se dejó ir sin torear el quinto, que embistió con cierta transmisión pero sin comerse a nadie. Morenito nada pudo hacer ante un lote de inválidos, si acaso abreviar más para no aburrir, y manejar mejor los aceros. Qué recital de mandobles y navajazos. Y Curro Díaz dejó un buen recibimiento capotero al que abrió plaza y una mala lidia con el cuarto marrajo en los dos primeros tercios. Ya con la muleta, expuso y le pudo al bicho con unos toreros doblones por bajo, para no poder después más que justificarse.

domingo, 24 de abril de 2011

El Juli, honrando la Semana Santa







Juan Pasmo. El Rincón de Ordoñez

Toros del Excmo. Conde de la Maza para Sevilla

17/07 (Foto: Junio 2010)



21/07 (Abril-11)

23/07 (Abril-11)

25/07 (Abril-11)

29/07 (Junio-2010)

50/07 (Febrero-11)

87/07 (Febrero-11)

88/07 (Abril-11)



De estos ocho toros, aprobados sin ningún problema, saldrán los seis elegidos para abrir el ciclo sevillano. Las fotos están colgadas en el Facebook de la ganadería. Recalcar que algunas están hechas hace varios meses, con lo cual hay que saber que saldrán mañana al albero más rematados.


Mucha suerte para el ganadero.