tag:blogger.com,1999:blog-72687583657677265972024-03-13T02:26:05.509+01:00Hasta el rabo todo es toroAntonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.comBlogger957125tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-71438995109351181792019-04-29T18:48:00.002+02:002019-04-29T18:48:47.305+02:00Fernando Cuadri<div style="text-align: center;">
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<a href="https://1.bp.blogspot.com/-faQom8ZKxPM/XMB9O7-G7BI/AAAAAAAADbo/Vq2Zi94ruds5LIYgOV5y8CNuSw528FE7gCLcBGAs/s1600/cuadri.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1063" height="400" src="https://1.bp.blogspot.com/-faQom8ZKxPM/XMB9O7-G7BI/AAAAAAAADbo/Vq2Zi94ruds5LIYgOV5y8CNuSw528FE7gCLcBGAs/s400/cuadri.jpg" width="265" /></a></div>
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Fernando Cuadri,<br />
poeta.<br />
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Son tres palabras anotadas en el dorso de una fotografía que bien podría ser una pintura de Zurbarán. Enrollada, aguarda destino dentro de una botella que será arrojada al mar el mismo día que plante las flores que adornarán mi tumba. Bendito sea el que encuentre tan apreciado papiro, resucitado entre la vaguedad de los tiempos, quién sabe si tras miles de años, varado en una playa como arqueología del naufragio de una España póstuma.<br />
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Decidí esparcir por los mares, y por la existencia, el envidriado tesoro el día que, en un tendido de una España apócrifa, un joven impelió mi atención. Que quién era ese Cuadri y a qué se debía tanto regocijo, cuando lo que sus ojos estaban entendiendo era el mero sacrificio público de media docena de los infinitos toros que han dado con sus huesos en una plaza. Me ví obligado a hablarle de Antístenes, un discípulo de Sócrates, al que siendo anciano, le preguntaron qué había aprendido de la filosofía, respondiendo que a hablar consigo mismo. La sabiduría es recogimiento. Es humildad. Es arreglar el mundo empezando por barrer debajo de tu cama. Y el viejo Cuadri en esa materia es eminencia, un emblema cuya humildad, tan ermitaña, hace pasar de puntillas el carisma que unge a los elegidos y que es propio en él. Es alguien que ha estado cincuenta años en nuestras vidas, menos que muchas de nuestras penas y más que algunas catedrales y, sin embargo, nunca pretendió ser héroe en el anonimato, ni mártir de alguna causa perdida. Señalando donde se sentaba el criador, seguí indicando, mira nene, Don Fernando habla sin violar el silencio, siente, intuye, divina, crea belleza, improvisa, pertenece a la estirpe de los vaqueros clásicos, trova con lirismo la bravura, conoce el toro como el fuego conoce donde está la ceniza, interpreta las señales de humo como un indio navajo. No practica la ganadería, promueve la artesanía.<br />
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<i>¿Y por que Cuadri?</i> Más incrédulo que Santo Tomás, el mequetrefe embestía a mis certezas. A modo de prefacio a su pregunta, tuve que explicarle que hubo un feliz momento en el que se toreaba sin que aún se hubiera inventado la terminología del oficio, que la tauromaquia fue una divinidad hija de la épica, que tal era su poder sobre los humanos, que cuando sonaban clarines y timbales, a los hombres más feroces que pudiese imaginar, se les erizaban las crines como a yeguas que barruntan el lobo. Tauromaquia que, desde que el fuego quema, atrae al hombre como tela de araña a las moscas. Le hablé de la hueste antigua danzando alrededor del toro, de las tradiciones y de la obligación de maldecir al que las pisotee, de la Atlántida y del matadero antiguo de Sevilla, que Tauromaquia fue la primera religión que consagró el mundo, si catalogamos como religión el fervor insano hacia lo desconocido. Le expliqué que para su fundación fue requerida la unión atómica de dos hombres: un coloso desprovisto de amor por su propia vida y un chamán cuyos cruces y cábalas provocaran un exorcismo en las leyes de Darwin, taumaturgia que armó con la herramienta mortal del ataque a un yerbíboro, sea esto lo que llamaron casta.<br />
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¿<i>Y</i> q<i>ue es la casta?</i> Prosiguió el interrogatorio de mi nuevo amigo. La casta, declamé, hoy es un galgo ahorcado en el árbol de la melancolía, pero hubo una época durante la que fue una fuerza centrífuga que no dejaba columna en pie, ni estatua con cabeza. Los Cuadri, igual que los reyes, han hecho de la casta un patrimonio, mas no hay forma de describirla con exactitud, no te dejes engañar, pues existen tantas castas como pares de ojos, y entiende, que en los asuntos que trascienden lo material es buena empresa la prescripción a cuarentena de afirmaciones sobrenaturales. Sea la casta aquello que fuere, en los toros de Cuadri se manifiesta durante el tercio de varas, que en esta casa es superior en dulzura al resto de venenos. La dimensión del universo la da la pelea en varas de un Cuadri, no exagero, que hemos probado las mieles del éxtasis en los escasos pasos habidos entre la boca de riego y la primera raya, en el galope buscando la eucaristía con el caballo, cuántas veces creímos viajar sobre un morrillo que chorrea lava y destruye sueños, parece un volcán, pero es bravura. En ese trayecto dimos con un lugar que jamás imaginamos que existiría. A mi me gusta llamarlo felicidad, y es la más grande razón para estar vivo.<br />
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El pibe, absorto, estaba metido en la homilía, semejante gracia nace en Comeuñas, que es un feudo que le hubiese gustado estudiar a Plinio El Viejo. Comeuñas, en billetes del Banco de España, es un yacimiento de Uranio. Allí el Rey Sol baña de oro los trigales, en la tormenta el agua jarrea invocando a las fuerzas de la gravedad, el relámpago titila y desnuda con intermitencia el esqueleto de las fieras, radiografiando las embestidas del mañana, la floración del cerezo precisa de calor y horas de luz, pistones que empujan las bielas que engrasan la primavera, la tierra es ágora, la fertilidad campa bajo su libre albedrío y son espermatozoides trotando por un barbecho las simientes, los pájaros no son Mozart, apenas si picotean el silencio, las praderas crían un trébol gafe, estrictamente trifolio.<br />
Comeuñas es el campo donde crecen laureles sobre el humus de la guerra.<br />
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Mientras las mulillas acarreaban los pellejos del último toro de la tarde, mirando al cielo, junto al muchacho, pregoné: cae la noche, y antes de que los primeros rayos de sol acaben con ella, otro becerro habrá nacido en Comeuñas. Y el misterio de la vida continuará abriéndose camino para que los ganaderos de toros bravos alcancen la inmortalidad a través de nuestra memoria.<br />
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A Fernando Cuadri,</div>
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que cumplió con su destino</div>
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Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-74682400099031044222019-03-19T10:15:00.000+01:002019-03-19T10:15:26.708+01:00Paco Ureña<div style="text-align: center;">
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14 de Septiembre de 2018. Albacete. Toros de la prestigiosa ganadería de Alcurrucén. Un gañafón, desperdigado pero certero como una traición, hace carne en el matador que abría el cartel de la séptima de feria. No lo sabíamos, pero un hombre acababa de perder un ojo y casi la vida.<br />
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16 de marzo, 2019. Paco Ureña regresa a los ruedos. 184 días recluido como un anacoreta, recuperándose de una cornada que terminó propiciando -dicen que los dioses salvan a sus protegidos mediante la metamorfosis-, el alumbramiento de un nuevo hombre. Fueron días, semanas, meses, en los que las noticias apenas llegaban a una afición aferrada con fervor rociero a la cuenta atrás del aficionado Ibarra, que arrancaba hojas del calendario como enamorado que deshoja margaritas. Llegó el momento y se volatizaron las dudas, si es que alguna vez las hubo. Al romper el paseíllo estaba ahí, como si nada de esto hubiese ocurrido. Saludando, pudo recoger en la montera las ondas vibratorias de la estruendosa ovación, onomatopeya de los fuegos artificiales de la victoria, con la que lo recibió la plaza. Aunque tan delgado como siempre, las típicas facciones apócrifas de su rostro, más acentuadas si cabe, marcaban la transfusión de sufrimiento recibida de parte de los que sufrimos con él.<br />
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"Hay que volcarlo todo en la vida para que la muerte, cuando llegue, solo se lleve un pellejo vacío", escribió Paco Umbral. Y Ureña, que como tantos toreros de épica subversiva ha hecho de la sangre un patrimonio, igual que los reyes, reconoce en el toreo la manera más venerable de ignorar a la muerte. Está preparado y ha hecho lo que tenía que hacer: convertir su pellejo en tempestad.<br />
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En tiempos de terraplanistas teorías sobre un toreo que ha caído en las redes de una modernidad <i>posmo, </i>donde la estética y la cursilería copulan licuando falsos ídolos, se ha terminado convirtiendo a los héroes en ratones de laboratorio de la tauromaquia naif. Contra esa dulce decadencia lucha Ureña, contra la divina fatalidad de las cosas, mártir de la causa perdida que tenemos en la ortodoxia y la pureza, lejos de dejarse malograr por los mitos románticos, vuelve con su dialéctica de cada tarde: muleta y femoral, vuelve la santa cruzada contra el snobismo de clavel, vuelve el toreo a contrapelo, la incorruptabilidad de la belleza, vuelven las tardes de templar los nervios con dinamita y volverán las más hermosas victorias, que son las que le cantan a los que un día dieron equivocadamente por vencidos.<br />
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Vuelve Ureña.<br />
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Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-11493063073836450242018-11-20T09:04:00.001+01:002018-11-20T09:15:11.924+01:00Poli Maza<div style="text-align: center;">
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<a href="https://3.bp.blogspot.com/-57Ll-0Issy4/W_PCfznhojI/AAAAAAAADa8/uwd1lRXm6Ekdmjlm8hc_ecaxTGEF-jeqwCLcBGAs/s1600/areanes.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="360" data-original-width="640" height="180" src="https://3.bp.blogspot.com/-57Ll-0Issy4/W_PCfznhojI/AAAAAAAADa8/uwd1lRXm6Ekdmjlm8hc_ecaxTGEF-jeqwCLcBGAs/s320/areanes.jpg" width="320" /></a></div>
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Yo no entiendo de toros, pero si tengo autoridad para hablar de los hombres del campo, aunque solo sea porque crecí, como muchos de ellos, adormecido por las nanas que canta la cigarra en sus noches de duermevela, correteando entre retamas y riscos, interpretando las señales de humo como un indio navajo y, esto no es coña, curando tajos, verdugones y descoyuntamientos con una cataplasma elaborada con saliva, hierbajos y medio puñadito de tierra. Chiquillos que aún naciendo ya pollasviejas, sufrimos la metamorfosis hacia la etapa adulta observando amargamente envejecer a nuestros padres, esculpidos por los arbitrios de la naturaleza. Militamos con orgullo en familias que morían en diferido, traicionadas por los urbanitas, caínes para los de su propia especie, que nos apuñalaban con la quijada del ecologismo de sofá y de un buenismo nàif.<br />
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Y reconozco en Poli Maza a uno de los nuestros, al <i>john wayn</i>e que se aleja caminando de la puerta del cortijo los Arenales como si estuviese rodando el final de Centauros del Desierto; a uno de esos hombres curtidos a base de sufrir putadas que se preguntan cada mañana por qué nacieron en esta piel de toro póstuma y no en la España de los Austrias. Un hombre que ahora llaman "de los de antes", que es el eufemismo bajo el que pretenden enterrar palabras tabúes para las capciosas sociedades <i>pijoprogresistas</i>, palabras que guardan un tesoro escondido: <i>integridad, honor, decencia y lealtad</i>.<br />
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Resulta que a Poli, que nació ganadero y morirá ganadero, le matan sus toros. Que debería de ser lo normal en un hierro mítico, carajo. Como también normal tendría que ser que se los rifen los matadores, que las empresas pujasen por sus piezas como por un Picasso y que el aficionado empeñe el jergón por asistir allá donde le den boleto a un morito con divisa rojinegra. Mas la realidad, siempre más puta de lo que nos imaginamos, es que en los últimos tiempos no los ha querido ni el tato, ni siquiera la legión de viudas que le han salido estos días al Conde de la Maza y que a estas horas deben estar formando el club de fans. Así que los flamantes bichos, que tenían una minoría de aficionados comiendo de la mano por su lidia barriobajera y carácter canchero, de pitón virgen y expresión de ministro de Hacienda, el toro con sus afilados temperamentos, sobre el que Gerardo Diego escribió "<i>cruje el rey sus soberanos huesos, qué poderío</i>", han caído en manos de los jíferos del matadero con la misma solemnidad del que mata un pollo para el arroz.<br />
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Y a pesar de que la mayoría de toreros han hecho con la noticia lo que Laudrup cuando daba un pase de gol mirando a la valla publicitaria del Marca, venderle la exclusividad de la tragedia a las figuras es como querer demostrar que el agua se funde con el fuego, aunque el paraguas bajo el que se cobijan, aquello que llamamos Sistema y que es como una Cosa Nostra cañí, es una condena a muerte para los provocadores que osan apartarse del camino correcto. Digamos por ser fieles a la verdad que en todas las casas cuecen habas y es probable que en los Arenales alguna que otra calderada se haya puesto sobre el mantel. Y que, maldita sea, de tanto usarlo, se acabó el romanticismo, que es la soga con la que se ahorcan los soñadores. Y no hay más.<br />
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Pero como los buitres, que sacan provecho hasta de la peste, han enviado a los modernos catequistas a hacer enjuagues mentales, buscando el tinte de mera anécdota para tan lamentable pérdida, con sus laberintos de palabras y sus hectáreas de discursos con frases subordinadas, hay que volver a poner de relieve la hegemonía de lo Domecq, que se expande por la dehesa como especie invasora. No se trata de desprestigiar una rama de la tauromaquia porque sí; sino de denunciar el exterminio al que se está sometiendo a muchas otras. Hay ganaderías de primera, de segunda y hasta de regional preferente y no precisamente por su juego; sino por su sangre. Ahí están las necrológicas. Por ahí también están las cartelerías. Por cada ganadería Domecq que va al matadero, existen lo menos tres de encastes minoritarios que le devuelven la visita. Por cada hierro torista que lidia en una feria, da igual la que sea, son tres o cuatro Domecq los que hacen lo propio. Unos pocos se enriquecen, quizás ya ni eso, mientras empobrecen al resto. Y ya se sabe que un mundo cortoplacista cangrenado por el egoísmo al futuro le toca travestirse de utopía.<br />
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Dentro de tres mil millones de años un paleontólogo desenterrando recuerdos encontrará una cabeza de vaca en Morón, un costillar en Salamanca o unos amplios pitones en Badajoz. Entonces se estudiarán los encastes como hoy se estudian los dinosaurios. Pondrán todos los medios para que en el material genético de las sagradas osamentas vuelva a prender la chispa de la bravura. Se construirá algún museo, quién sabe si un gran parque temático. Se estrenarán grandes superproducciones en cines futuristas. Ojalá las titulen Tauromaquic Park. Y lo mismo esos locos del futuro que tanto tememos colocan a los ganaderos en el lugar de la Historia que se merecen.<br />
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Pero tres mil millones de años antes, esto es hoy, mañana y pasado, el gran reto que se le presenta cada amanecer al aficionado es poder mirarse al espejo sin sentir demasiado asco.<br />
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Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-44821238696191619592018-10-31T10:18:00.000+01:002018-10-31T10:33:32.048+01:00Sucede que hay historias que parecen leyendas y fueron ciertas. (I) Sánchez Vara y Cazarrata<span style="text-align: center;"><br /></span><span style="text-align: center;"><br /></span>
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Aquella tarde venteña se manifestó el caos como solo se manifiesta Mefistófeles. Nadie se habría quejado de estar la corrida anunciada como tentadero público de sementales del averno. Y bien sabe Dios que nos lo pasamos como chiquillos en Disneyworld. </div>
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Fue la primera vez que vimos a los caballos de picar, como a niñas del exorcista, girándoles la cabeza trescientos sesenta grados. Aquello le valió al Tráquea Rota, una de las voces cantantes de nuestro tendido, para ganar una apuesta que hizo treinta y dos años antes, cuando profetizó que un día nuestros ojos verían el circo romano. La función se daba en la arena, donde los banderilleros aguardaban unas órdenes del matador que se antojaban sentencias de muerte. Esto último se podía leer en el semblante de los valientes, que sonreían con el misterio de la Gioconda, no se sabe si cagándose irónicamente en los muertos del destino o suplicándole a la Virgen de los Desamparados un puesto en la cuadrilla del Juli. El mayoral de la ganadería, desde el callejón, embuchado en su traje corto de antihéroe, olisqueaba la salida de emergencia, murmurando para sus adentros aquello de <i>maricón el último</i>. Unos metros más allá, en pleno far west, el espada buscaba un gesto, una señal marcando jugada, como de entrenador de basket, de un apoderado que discutía con los alguacilillos, esos seguratas velazqueños a caballo, que actuaban bajo el mandato de un usía que se afanaba con el móvil consultando la jurisprudencia tuitera. A esas horas, como buenos españolazos, qué pena, ya nos lo estábamos pasando de puta madre sin ningún tipo de remordimiento. Y eso que la lidia no había hecho nada más que comenzar.</div>
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En ella, qué maravilla, estaba presente una emoción primitiva, cavernícola y caníbal, un acto de enaltecimiento a la supervivencia donde el peligro se podía masticar en el ambiente. Así que nadie se fiaba de nadie, como en una partida de Cluedo, el mundo entero esperaba, ojiplático, el movimiento del cárdeno homicida, para algarabía de una Afición que alcanza el éxtasis con esta tauromaquia para listos, de resolver ecuaciones a las que no paran de nacerles incógnitas, que obligan al torero a desempolvar los viejos manuales de como matar bichos antes de que los bichos te maten a ti. Tauromaquia quimioterápica que sirve, por qué no, de carnaza para el torista, que necesita las pócimas mágicas de la intoreabilidad y la moruchería como el comer y alcanza la plena felicidad solo prometida por las religiones soflamando al viento, como un profeta de la imbecilidad, el <i>hoy</i> <i>nadie ha comido pipas y todos los toros tienen su lidia</i>. Los capotes estallaban, <i>¡pum!</i> en el aire, volatineros, como fuegos artificiales de la casta, los cabestros de Florito aguardaban en corrales para su Vietnam y los subalternos practicaban el lanzamiento de jabalina con las banderillas. </div>
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No se escucharon<i> óles</i>, hubo <i>ays,</i> que es un <i>olé</i> que está de luto. Contamos con los dedos de una mano, y nos sobraron dedos, las tandas de muletazos en el último tercio, a muletazo por tanda, que puso a los forofos del pañuelo verde con la piel de gallina. Estábamos viviendo en fotogramas del NO DO, cuando los matatoros utilizaban las telas no para crear las modernadas del arte, si no como escudo de un legionario romano que se presenta cada tarde a la que puede ser su última batalla. </div>
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Arriba, en la piedra, con sus camaradas del Siete, Satán azotaba en el culo a las niñas malas del foro de la juventud taurina mientras que, como estoque de Damocles, caía el miedo sobre todos los mortales menos uno: Sánchez Vara, el eterno incomprendido, hijo adoptivo de Puerto Hurraco, astronauta con piso franco en la cara oculta de la Luna, nuestro principìto de Saint Exupéry, que cuajó a Cazarrata para encaramar a ambos sobre el volcán de la épica, dos perdedores en lo suyo haciendo malabarismos sobre las ascuas apagadas de siglos pasados, levitando sobre el cráter de la calle de Alcalá, con sus veintitres mil hijos de puta escupiendo lava, abrasando ilusiones, reduciendo hombres valerosos a volátiles cenizas que se escapan entre los dedos de <i>lo que pudo haber sido y no fue</i>. </div>
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Y ahí estábamos nosotros, el batallón de caínes temido mundialmente como la Afición, enferma crónica con la fiebre demagógica de mitificar al muerto de hambre, encarnando a la marginal pareja como nuevos redentores de una historia que ya no compra nadie. Cazarrata no fue bravo, ni Sánchez Vara fue Antonio Ordoñez, pero juntos colocaron a la sociedad frente a su propia inanidad, oponiendo sus vergüenzas, sea el infantilismo, la ignorancia, la bajeza o la degradación moral como especie, frente a la grandeza de una tauromaquia que, cuando le quitas la cuchipanda de lameculos, mangutas y vacas sagradas que le absorben los jugos sagrados, la despojas de la epidermis de snobismo que la arrebuja y observas lo que hay tras la explosión inicial de confettis y triunfalismo, es el último albergue moral de decencia y coraje en Occidente. </div>
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Como era de esperar, ni a Cazarrata le hicieron hueco en el tomo de toros célebres del Cossío, ni a Sánchez Vara le llovieron contratos, que son los cantares de gesta que el pobre quiere escuchar, pero juntos alcanzaron esa luz inigualable que solo se conquista con la malversación de la belleza.<br />
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Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-71791450683535129202018-10-09T11:52:00.000+02:002018-10-09T11:52:36.734+02:00Urdiales<div style="text-align: center;">
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Hay que volcar todo en la vida para que la muerte solo se lleve un pellejo vacío, dijo una vez un sabio. Y con esa consigna tatuada a fuego reapareció Diego Urdiales, que es un matador que parece sacado del Alatriste de Pérez Reverte, uno de esos tipos que nacen siendo ya una vieja gloria. Al romper el paseíllo más afilada que nunca fosforecía su inconfundible mirada aguileña, veinte años mayor que sus ojos, sin duda los genios que bailan en su estómago debieron cenar algún néctar superior en dulzura al resto de venenos. Envuelto por el halo de naturalidad con el que bordea el misticismo despachó una tarde donde se exprimiría hasta las últimas consecuencias para cumplir el exacto vaticinio del profeta Joaquín Vidal y convertir el toreo en grandeza.</div>
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Sonaron los olés, que flotaban a lomos del viento, como si fuese la primera vez que se toreaba en el mundo. En el tendido, a la peña se le erizaban las crines como yeguas que barruntan el lobo. El que no estuvo en la plaza también lo pudo contemplar: desde el satélite se veía una nube atómica sobre el mapa, era la hueste antigua volviendo a danzar alrededor del toro. Una catarata de espasmos, éxtasis de corrala y frenesí carpetovetónico que logró entre los feligreses la comunión perfecta. Al fin y al cabo la tauromaquia es una religión que aún conserva el hechizo de poder dominar a los hombres.</div>
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Lo que allí pasó ya lo habíamos vivido antes en alguna parte. De ahí que cuando el Diego apenas se había hecho con la embestida de Hurón, la gente, que no es tonta, estaba metida en el canasto. Estalló el run run prototípico de las Ventas cuando olisquea la pureza, rumor que suena a locomotora de un Orient Express que viaja al blanco y negro del lugar donde los tratantes de utopías pregonan <i>el cualquier tiempo pasado fue mejor. </i>Su puta madre, claro que lo habíamos soñado antes, ahora los modernos lo llaman <i>deja vú</i>: era una de esas faenas que dibujan una historia, un toro bravo, Antonio Bienvenida, la voz en off de Matias Prats, el toreo vertical y acinturado, que es el unicornio perseguido por la santa cruzada contra lo moderno; un ramillete de naturales por aquí, un obligado de pecho por allá; cuatro doblones por bajo y acaso un par de molinetes; el gesto desmayado, como una virgen en el fondo del mar; femoral y muleta como blasón heráldico del toreo clásico; y estocada hasta la bola.</div>
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Esa misma noche la pasamos jurando de rodillas ante la estatua de Antonio Bienvenida que existe Dios.<br />
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Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-1460702784968996172018-09-28T08:57:00.000+02:002018-09-28T08:57:17.608+02:00 Morante de la Puebla<div style="text-align: center;">
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Como no hay amor sin navajazos, los morantistas, que flipan con los gintonics con pepino, Remedios Amaya y los tablaos flamencos, lloran por las esquinas, con hocico de caballo triste, canturreando aquello del mariachi José Alfredo, "<i>Porque yo adonde voy hablaré de tu amor/ como un sueño dorado y olvidando el rencor/ no diré que tu adiós me volvió desgraciado..." </i>El motivo de tamaña amargura es que no les ha quedado más remedio que doblegar sus más bajos instintos ante la realidad: Morante de la Puebla es el seudónimo bajo el que se esconde una mentira.<br />
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Una realidad que condena a sus viudas a la autocrucifixión en el madero del arrepentimiento, sometidas bajo los hirientes clavos del despecho. La verdad, si es que existiese, jamás dejó de estar del lado de aquellos acusados por el morantismo de claudicar ante la demagogia. Toristas, talibanes, paralíticos del arte, aficionados con melena de rata vieja y demás ralea integrista con sede social en el siete madrileño, que es donde Satán, según el evangelio sevillano, asa las mantecas de los ángeles guardianes de la quintaesencia del toreo. Aficionados a un toreo primitivo, genesíaco, burbujeante y bruto, donde la genialidad se esculpe a fuerza de martillear la seda contra el yunque, el percal contra el pelo, y cuyo único misterio insondable es la conveniencia de que el matador mate al bicho antes de que el bicho lo mate a él. Aficionados lapidados verbalmente por la insurgencia morantisca, descalabrados con las piedras viperinas de la estulticia y la vendetta por ser quienes anticiparon, como podencos olisqueando la muestra tras la estatua de sal de la Puebla, que estábamos ante un fraude de magnitudes colosales, espíritu vaporoso, poetastro de juegos florales, un bisutero que empedró las cuencas oculares de los parias con las fotografías desleídas de los muertos que le precedieron en el negocio, convenciendo a la fanática clientela de que en su corpus hispalensis era posible reencarnar el martirologio completo de artistas que hicieron posible una tauromaquia a contrapelo.<br />
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El morantista es la criatura mitológica que enviaron los dioses a la Tierra con el mandato de ser termómetro de la resignación humana. Es un tipo que ha aprendido paciencia. Entusiasta de la frustración, en el fracaso se siente seguro. Porque el relato fundacional de esta religión duerme sobre los españolísimos pilares del derrotismo: el blasón peripatético del cuanto peor, mejor; la transformación en sacramento de las abluciones del maestro con las aguas benditas del malfario, la puta mala suerte, que es la excusa que siempre está dispuesta para hacer el quite al maestro<i>;</i> la supeditación de la belleza suprema a la ruina; el culto pagano a las broncas, tan toreras que solo los elegidos, acaso por el enemigo, son dignos merecedores de ellas; y los puñetazos en el pecho con el V<i>iva er Beti manque pierda, </i>eslogan de sobre de azucarillo adaptado histriónicamente como santo y seña de la figura bizarra del héroe, que en este caso parece un personaje de la ochentera y mítica ópera maestra de Manuel Summers, <i>To er Mundo è Güeno</i>.<br />
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Sin embargo, a los morantistas, que se merecen un monumento más grande que la Giralda y un festival anual a beneficio de sus cuentas corrientes, no se les puede recriminar nada: aunque ellos todavía no lo saben, son víctimas arrolladas en nombre de un bien superior, unos cuantos miles de estafados a la espera de que salga el juicio. A falta de puertas grandes, trances místicos, orgías taurinas a orillas del Guadalquivir y tardes de mandar veinte mil tíos al manicomio tocados de ala, la razón científica por la que el genio de la Puebla se harta de colgar el no hay billetes es el Síndrome de Estocolmo: tener partidarios es la manera más elegante de tomar rehenes.<br />
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Cada vez que uno de sus incontables partidarios sacude contra el viento el nombre de Morante como si batiera un incensario en la Madrugá, a cualquier fulano que tenga la pituitaria en un estado aceptable de forma, la voz de Molés enumerando cualidades y servicios del maestro como el dueño de un puticlub subastando el género se le ha de reproducir en la mente, junto a media docena de fotogramas veroniqueando cabras de cuernos minimalistas y ubres marchitas que hacen el avión, colocan la carita o husmean los chismes de torear mientras suena <i>Suspiros de España</i> en el organillo.<br />
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Pues esta mierda la hemos vivido en bucle veinte años, que se dice pronto. Y encima tenemos que dar las gracias.<br />
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Sin duda es José Antonio Morante de la Puebla un elegido, en su desidia arrastre la penitencia, incapaz de salir del fango de su propio ombligo. Una ficción artística con patillas de bandolero. Un parque temático del postureo. El clásico torero narcisista que se ve obligado a crear un personaje para afrontar su autoengaño, adoptando el papel de redentor, elevándose como un mesías que viene a resucitar la tauromaquia, como tantos otros de su misma cuña, gaseando al aficionado.<br />
<br />
<br />
Tanto capricho, tanta propaganda barata, tanto gustarse en el espejo, tanto cultivar el hambriento ego de la bestia, tanta postura estudiada y tanto superfluo gesto para presentar a las primeras de cambio la dimisión irrevocable a la torería, olvidándose de lo fundamental. Ganamos polémica, volvió a sonar el ruido de las pisadas sobre las vísceras que dejaban tiempo atrás las discusiones entre partidarios y detractores, resucitó el cainismo y recobró fuerza el peloteo, que siempre fueron los engrasadores que lubricaron las bielas que empujan el motor de la Afición, pero a cambio perdimos un torero que pudo ser irrepetible.<br />
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Rehén de un antiguo esplendor que pudo reverdecer de rechazar en su debido tiempo las mamadas de los labios agradecidos de la prensa y las gratuitas palmaditas en la espalda, cometió el sacrilegio de hacer de su oficio una romería de excentricidades, despreciando la autocrítica, renegando de la honradez y esquivando la meritocracia. Jamás cayó en la tentación de dignificar con empeño la tauromaquia.<br />
<br />
Se pasó la vida convenciéndose de que era Gallito, Paula o Curro.<br />
<br />
Pero no lo era.<br />
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Y prefirió inmolarse evocando un pasado que no le pertenece.<br />
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Afortunadamente, el futuro tampoco.<br />
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Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-42826105242664240122018-09-11T08:07:00.000+02:002018-09-11T08:07:36.895+02:00Robleño<div style="text-align: center;">
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La faena de Robleño a un torazo berrendo de Valdellán muchos la vivimos a través de la pantalla, en una grabación casera, lo que la vistió de acontecimiento histórico, como cuando Neil Armstrong pisó la Luna. La herramienta tecnológica, aplicación la llaman, es el Periscope y es el telegrama de los millenial. O el Netflix de los pobres, según se quiera mirar. Y resulta rejuvenecedor a la vez que degradante comprobar como uno, con su cabeza llena de tópicos, filias, obsesiones, con los veinte mil tiros pegaos en esto de los toros, envenenado por el narcótico del escepticismo y con un evangelio de mantras tatuado en las entrañas de la afición, aún es capaz de saltar del sillón, con las pupilas dilatadas bajo el shock del momento, invadido por la histeria como quinceañera con las hormonas desbocadas, cuando un hombre que contratan en una plaza de toros para torear toros se pone a torear toros y torea muy bien a uno de esos toros.</div>
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Los periodistas de la ingle han pervertido el lenguaje taurino convirtiendo las críticas en la peor secuela de la tarde misma, patentando una serie de eufemismos que bordan primorosamente para camaleonizar el fraude, pan nuestro de cada día, el tocomocho de cada tarde, el timo de la estampita de cada feria, tras palabras rimbombantes y titulares estratosféricos que los oídos agradecidos del sistema sin duda saben recompensar. Adiestran al lector en esa tauromaquia cuyos autores intelectuales son los mismos que la revientan desde dentro, una tauromaquia que es una casquería de soplapolleces, de detalles insustanciales, de figuras heroícas que matan ositos de peluche y de mangutas que expolian el rito en nombre de un arte falsario. El resultado: si las faenas no son un kamasutra muletero, cuando no hay gesticulación ni afloran los excesos, cuando la sobriedad inunda la escena y la liturgia sepulta al folklore parece que no ha pasado nada cuando resulta que, voilá, ha pasado todo.<br />
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El domingo Robleño se puso a torear. Y toreó.<br />
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Vaya que si toreó.<br />
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Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-16121917991202305402018-06-05T10:00:00.000+02:002018-06-05T10:00:09.464+02:00Saltillo<div style="text-align: center;">
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A Saltillo lo conocen los modernos porque lo canturrea Sabina en un verso suelto de una de sus canciones totémicas. Yo lo poco que sé es que son toros que se comportan como lo que son: animales salvajes que ejercen como tales, con sus manías cambiantes, sus intuitivos impulsos y una conducta que no se atreve a predecir ni la puta que los parió. Toros que, bienvenidos sean en estos tiempos de detalles fugaces perfectamente olvidables, de pomposos monumentos a la intrascendencia, vienen a recordarnos qué somos y de donde venimos. Que antes de que los esparragales del arte fecundaran de cursilería la tauromaquia, tuvo en ella un lugar preferencial la épica; que en tiempos donde se exigen kamasutras capoteros y ligados engranajes muleteros, los saltillos conmemoran una época en la que solo hubo lidia, que no es otra cosa que un hombre solitario decodificando el caos, creando de la anarquía indómita que propagan las reses un argumento que llamamos faena. Frente a los toros narcotizados en su comportamiento bajo el yugo domecq, oposita saltillo con toros de valium y frenopático. Toros de <i>ay</i> más que de <i>óle</i>, toros que exigen lidia más que faranduleo, toros de <i>mátalo</i> <i>ya</i> más que de<i> bieeen</i>. Toros que derrotan, válgame dios, toros que siembran el pánico, que es la virtud elemental de un toro. En realidad, su razón de ser. Lo que quiera el azar que sea a partir del terror, sea bravura, sea mansedumbre, sea toreabilidad, sea cualquier eufemismo usado para describir un comportamiento, son perífrasis de barra de bar para tecnócratas del cossío. Porque la raya, la frontera que marca el que es un mindundi de andanada del que tiene un par de huevos para resollar en la testuz de uno estos, lo que define lo que es un toro y lo que no, lo marca el miedo.<br />
<br />
Porque el toro mata. Y desde su nacimiento, en el reverso de las tripas del hombre está tatuado, como un códice de supervivencia, un terror a la muerte que la mayoría de los mortales no superamos hasta que ya hemos claudicado ante ella. Y los putos saltillos, que bien desollados están, de terror sabían más que Stephen King, que daba espanto verlos corretear azuzando la parca contra todo dios, portando en sus intenciones más veneno que casta, intenciones que, como manda su naturaleza, jamás fueron buenas para el humano, mansos, ladinos y cobardes como un usurero, se limitaron a vender caro el pellejo a cambio de vacías e imposibles promesas de triunfo. Tan desagradecidos, tan ásperos, tan auténticos, tan peligrosos, tan malos que han puesto al torerazo Chacón en órbita. </div>
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¡Viva Saltillo!</div>
Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-33858380951581600012018-01-29T13:29:00.000+01:002018-01-29T13:29:08.108+01:00Alberto Aguilar<div style="text-align: center;">
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Cuando se retire, a Alberto Aguilar me lo echaré sobre los lomos de la imaginación con la banda sonora de la Chaqueta Metálica sonando de fondo, con su <i>born to kill </i>bordado en la montera, gargareando el sorbito de napalm que le roba al botijo, mientras planea como meterle mano al bicho de uno de esos hierros que más que un desafío son una causa perdida.<br />
<br />
Rascando más allá de la reverencia, se distingue un torero superdotado, zahorí de la bravura con el raro atributo de encontrar oro donde otros jamás buscarían. Siempre picando piedra en ganaderías legendarías más bovinas que sacras.<br />
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En tiempos donde los envidiosos, que se cuentan por miles, toleran mal el que alguien destaque, le tocó apechugar con el injustificado deshonor de verse derrotado por varios de los toros más fieros de los últimos años. Condenado por el runrún hipócrita de enfáticos integristas que son incapaces de manejar sin corrupción la balanza de la justo.<br />
<br />
Sólo los tocados con la varita saben cimentar su éxito en el prestigio de su fracaso.<br />
<br />
Ahí están Camarín, de Baltasar Ibán y el buendía Liebre, premiado jacarandosamente con la vuelta al ruedo por el ussía enrollao de las Ventas. Premios a toro más bravo del último par de isidradas. O Aviador, el toro del vitruvio, prototipo arquitectónico de la casta esculpido por los herederos de don Celestino Cuadri, renacentistas triguereños. Galafates que hubiesen mandado a coger amapolas a medio escalafón. Allá donde muchos vieron derrota y oscurantismo, sólo hubo un pulso vivísimo, luminaria fugaz, entre la bestia y el hombre, que nos transportó en la máquina del tiempo que arranca cada tarde con el big bang de clarines y timbales, varios siglos atrás, al lugar donde el torero era venerado como un ser mitológico y el toro, adorado como tótem de un pueblo aún no enfermo del infantilismo casto de la progresía. <br />
<br />
Honor, valentía, oficio, incluso belleza frente a los piojosas deyecciones pseudoartísticas que colman el teatro de títeres tejiendo morisquetas a torejos infames. Con esa tarjeta de visita se hizo fuerte en Céret y demás aldeas galas donde saben distinguir el veneno del pachuli. Ídolo de ese catecismo del siglo XXI que es el torismo y heredero del <a href="http://eltoroporloscuernos.blogspot.com.es/2011/12/le-fundi.html" target="_blank">Fundi</a>.<br />
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De la escuela lazaríllica de tormes, pícaro, con trapío de yerno perfecto y cara de no haber roto un plato en su vida. Siempre sonriendo, bribonzuelo carialegre de la escuela del bambino Esplá y de <a href="https://twitter.com/Antonio__Diaz/status/913795865441120257" target="_blank">Román, </a>el joven que viene a pelear contra las sombras del sistema. Sufrió el látigo de las beatas toristas; el cuchillo del pitón sajando sus carnes y la indiferencia de las empresas sin un mal gesto, sin una mala cara, sin un reproche, con categoría de torero. Con torería.<br />
<br />
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A la edad de doce años ingresó en la Escuela Taurina de Madrid cuando ésta aún engendraba titanes; con trece le dió coba a su primera becerra; debutó en público a los catorce; el chispeante le quedó niquelao a los dieciséis; con diecisiete compartió paseíllo con los del castoreño y recibió el bautismo de sangre -zumo rojo que alimenta la Fiesta-; a los veinte se doctora; con veintisiete un presidente le choricea la Puerta Grande de Madrid; un mondoñedo -los miuras americanos- lo deja cojo a los veintiocho. A los treintaydós anuncia su retirada. <br />
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Que su nombre jamás figure en el triste monumento a los ilustres anónimos.<br />
<br />
Alberto Aguilar.<br />
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Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-47415189471228038372017-12-27T10:00:00.000+01:002017-12-27T10:00:47.807+01:00Cazarrata<div style="text-align: center;">
<br />
Murió entre algarabías y lanzamiento de blasfemias. Bajo un arcoiris de vituperios del juampedrismo. Lo puso todo, como patrocinador oficial del alzamiento popular que escracheó esa noche cada rincón, cada tertulia. Formó, en un santiamén, un dosdemayo farruco, con las mulillas arrastrando el fervor popular al compás de una bulería por cascabeles. Marchó jaleado por los integristas, recitadores vesánicos del <i>"sin toro nada tiene importancia"</i>, ese eslogan para sobres de azucarillo que suena a canto gregoriano. Toristas encantadores de ciempiés, doctores honoris causa en demagogia carismática. A esos, se les caía la baba viendo el cárdeno sembrar el pánico, reeditar las apolilladas litografías de la Lidia. Una de esas ocasiones en donde la historia imita a la literatura.<br />
<br />
Fuera de su hábitat natural, lejos del confort y fiabilidad del carromato domecq, por ahí estaban, los ultrasur de la cursilería, claveleros de alto copete, los que se cortan las venas con un macheteo morantiano, aferrados, como Míchel a los cojones de Valderrama, a la vieja triquiñuela mojigata de la promesa. Más miedo tenían que siete viejas. Encomendados a santos, vírgenes, mártires, elefantes con tres cabezas, yo que sé. Abiertos en canal a cualquier entidad teológica que entrara al quite de los abajotoreantes. Juraban en arameo y se santiguaban como santurronas en Lourdes. <i>In Nomine Patris Fili et..</i>, expulsa los demonios del cuerpo, Cazarrata.<br />
<br />
Un rato antes de semejante festival de psicodelias y monomanías, a través del agujero negro de toriles se manifestó la casta, que es el
chispazo con el que el diablo enciende las calderas del infierno. El
marrajo parecía extraviado de un relato de Stephen King. Que se lo pregunten a Sánchez Vara, memoria en carne viva del coraje, que impartió una masterclass de suprema dignidad torera. Lidia dieciochesca, quites, capotes al aire, tomas olímpicas de olivo. Polvo, sudores, moscas, ronroneo del populacho. Monosabios pegando gorrillazos, los pencos, pa'lante y pa'tras, trotando la yenka. El tercio de varas, convertido en el abyecto arte del rejoneo. Después, el castigo con arponcillos negros, que es la despedida de soltero del manso. La más
deliciosa entropía ibérica que un día nos mangaron los señores que
mandan en la Fiesta.<br />
<br />
La lidia, esa romería más bella que la Victoria de Samotracia.<br />
<br />
El miedo,
denso como el napalm, se podía mascar. La pelandusca de la guadaña
revoloteaba por las Ventas como los vencejos, esos pajarracos adoptados
por la Maestranza como dj's del silencio. En entrebarreras, el tribunal
de la inquisición taurino preparaba leña para la hoguera; Sánchez Dragó,
el okupa del burladero de la empresa, entraba en un extásis que sólo le
procura la costa tahilandesa; en el tendido, algunas erecciones de
sádicos se pudieron palpar, siempre bajo la
atenta mirada de una crítica (anti)taurina que, afilando la pluma en
piedra pómez, procedía a la lapidación pública del bicentenario hierro
de Saltillo.<br />
<br />
Como Sánchez Vara ya sabía que no iba a encontrar con Cazarrata el maná de los toreros, abrevió con la muleta, faena que tuvo tres fases, a cuál más intensa. Un mecagoendiós. Un pase de muleta. Y un golletazo mortífero. Una clase práctica, de no más del cuarto de hora,
de teoría darwiniana, tentadero de supervivencia, reducida y
deconstruida a la más minimalista, cruel y auténtica ecuación. Matar o
morir, no hay elección. Plata o plomo, hijueputa. <br />
<br />
Murió este querido
bicho como sólo mueren los elegidos.<br />
<br />
<br />
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Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-33957127040607405242017-10-20T08:29:00.000+02:002017-10-20T08:29:53.567+02:00Diatriba contra el arte <div style="text-align: center;">
<br />
<br />
Al contrario que proclama la frasecita de marras, corren, tanto que vuelan, buenos tiempos para la lírica.<br />
<br />
Lírica que da cobijo a mediocridad y cursilería, normalmente bajo el disfraz de modernidad -alpiste premium para los pobres-. Un <i>modernerío</i> con ubres que amamanta, como la perra loba a Rómulo y Remo, a la nueva sociedad, súbdita y esclava de la opinión exprés, del pensamiento inane y de las redes sociales -¡fiestas del pueblo con paletos aporreando <i>iphones</i>!-. Son estas un biotopo de condiciones cojonudas para la proliferación de una melancolía pantagruélica, del peripatetismo y de la flema presuntuosa.<br />
<br />
No escapa de esta tragedia la tauromaquia, enferma de mirarse el ombligo, y que en los estertores finales de su viaje a mejor vida, se agarra al clavo ardiendo de la translocación cultureta, exorcismo por bulerías, a una de las Bellas Artes. <br />
<br />
Reubicar el <i>arte de cúchares</i> en el mismo agujero negro <i>ye-ye</i> que las chicas almódovar o pitingo -virtuosismo ñoño, farándula demodé- es arrojar la última palada de tierra sobre su ataúd. Si de algo ha podido presumir siempre este espectáculo es de ser incatalogable. De un salvajismo enciclopédico, deconstruido a modo para las avinagradas papilas gustativas del<i> hannibal lecter </i>íbero. Qué diantres de ministerio, circunscripción o etiquetado va a necesitar el toreo, que logró a lo largo de los siglos lo que ningún otro magno imperio: sobrevivir a sí mismo y a sus parásitos, que fueron y siguen siendo legión; tampoco nació rey que le hiciera claudicar; ofreció la otra mejilla cuando fue excomulgado por el sumo pontífice de Roma; de guerras salió airoso; y su <i>sancta sanctórum</i>, el reto a muerte entre el hombre y la bestia, corrió como la pólvora por diferentes civilizaciones, con más formas que el diablo en el desierto y más fervor que cualquier otro rito ascético. Al fin y al cabo, la Tauromaquia es la primera religión que alumbró la Tierra y la última leyenda mitologica que verá Occidente.<br />
<br />
Dejando de lado las inclinaciones y desvaríos taúricos de cada fulano, <i>ca uno es ca uno,</i> la triste realidad es que la sentencia agorera de que<i> cualquier tiempo pasado fue mejor</i>, mantra histórico y jacutaloria perpetua de la caterva torista, es una descarnada certeza.<br />
<br />
El tópico nos explotó en la cara mientras nos partíamos la camisa.</div>
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Para tan absurdo éxodo, que nos lleva desde la reconversión del arte de la lidia, asunto grave, hasta cenagales colmados de artisterío, affaire bufo, se han aniquilado los valores iniciáticos que acunaron los juegos de toros. El lenguaje se ha emputecido, y ya nadie pregunta <i>qué toros se lidian,</i> sino <i>quién torea hoy</i>. Es ya de uso y costumbre la semántica bastarda y tolai: cuando se dan bichos en puntas, encastados, de respeto, se dice <i>toristas</i>- entonces, ¿las otras?-; si compiten dos hierros entre ellos, es un <i>desafío</i> -¿acaso someter a juicio público el fruto propio y de tu linaje ganadero no es ya un desafío cada instante, cada tarde, cada generación?-; y si se da importancia a todos los tercios, se aplica la excepcionalidad de <i>total</i> -¿son el resto festejos parciales?-. Eso cuando a la rufianería empresarial no le da por presentar un cartel con el prestigiosísimo hierro de los E<i>xcelentísimos Herederos del Duque de ganadería por designar. </i><br />
<br />
En las corridas extraordinarias, los<i> </i>mentefrías de los despachos, lo bordan: son extraordinamente casposas. Las benéficas no dan ni <i>pa</i> pipas; la representación de la<i> goyesca </i>tiende más al <i>pop art </i>de Andy Warhol que al folletinesco pincelar de Francisco de Goya y Lucientes; la <i>extraordinaria de la prensa</i> brinda el único momento de la temporada en el cual se juntan ambas palabras sin que tengamos que enterrar la cabeza, por vergüenza ajena, en un hoyo, como el avestruz; bajo investigación pericial se encuentra la <i>picassiana,</i> con objeto de esclarecer si homenajea a Picasso o a Javier Conde, que se parecen lo mismo que un huevo a un cojón; y en la<i> pinzoniana</i> algunos pueden vestirse de negreros sin levantar sospecha. Esta es la lista de los festejos <i>top</i> del año a ojos del mundo, aquellos que nos asoman al balcón de la sociedad, y esto es lo que le damos: pura propaganada antitaurina. Lo que sirve para describir la fatalidad en el diagnóstico del enfermo.<br />
<br />
El <i>ethos</i> de la corrida, lo mollar, cómo no, también se pervirtió con el paso del tiempo. No es ya finalidad principal la buena muerte del toro, sino la diversión de la muchedumbre. <i>Panem et circenses</i>. Para ello es condición<i> sine qua nom</i> que el morito no entorpezca el espectáculo y <i>permita</i> el buen desarrollo de la función. Mascarada que ha traído ruína y llanto a unas dehesas que se han convertido en una torifactoría de productos almibarados. El resultado es el triunfalismo de lo aritmético frente a lo legítimo. Así, en el ábaco que tiene en mente cada aficionado, al final del festejo, suman más
las orejas cortadas que el número de varas, la cantidad de avisos suele superar a la de volapiés, y las caídas del toro
duplican holgadamente las de los pencos.<br />
<br />
La bravura tribal, para el ganadero de hoy, es un mal necesario, un hijo no deseado, pero querido -canita al aire, y de penalti, se casó el semental -. Véase enchapado, en el interior del esqueleto de las Ventas, un azulejo a mejor festejo de San Isidro, en honor a una corrida de mansos; ahí están las modernas hemerotecas, repletas de mansos de vuelta al ruedo. Mansos indultados. Mansos clandestinos, gracias al <i>analfataurinismo</i> del puyazo único. Mansos pícaros, <i>engaña mendas</i>, que van al desolladero y a las crónicas ensalzados como bravos. Mansos que veinte años después sigue discutiendo la afición si de verdad fueron mansos. Mansos ovacionados en el arrastre. Mansos con cortijos en los pitones (sic), en lugar de media docena de <i>avivadores</i> negros en el morrillo alto. Mansedumbre que pone en dineros y da prestigio, y compite en tramposa ventaja con la bravura, que atormenta, da disgustos y manda con los albañiles. <br />
<br />
Y de mansos y lacayos, atónitos asistímos al auge de<i> la juampedrocracia,</i> tiranía cuyos estatutos imponen la nobleza, toreabilidad y complicidad del toro con los manteadores contemporáneos. Yugo que ha mandado al cadalso a las demás castas, en lo que es el mayor exterminio histórico, económico y ecológico que haya sufrido el pueblo íbero en su relato milenario. Crimen de lesa tauromaquia que pare y augura macabras ensoñaciones en tierras bravas: condesas arruinadas; cuervos anidando sobre la amplia calavera que protege el pórtico de Zahariche; telarañas que forran de olvido los avíos de tienta en Comeuñas; viejos pasodobles caídos en los rincones de un cortijo cualquiera; voces de ultratumba -<i>¡vista! ¡otra!</i> <i>¡pónla!</i>- en una tronera de la placita de tientas, invadida por las jaras y el tomillar, en las Tiesas; el eco de un toque de clarín, seco y largo como un zagal de la posguerra, que suena, con pentagrama de tercer aviso, en las ruinas amuralladas de la Ruiza. El puntillazo a un era. El fin de un sueño.<br />
<br />
El palabro <i>monoencaste</i> esconde tras de sí una tragedia aún mayor: la unificación de lidias, estilos y criterios en una sola y repetitiva realidad: bienvenidos a la era de la <i>monomentalidad</i>.<br />
<br />
Los demandantes de la <i>materia prima </i>origen<i> juampedro</i>, coletillas de corte estilista que salen en la <i>cofradía del santo pellizco</i>, han evolucionado hacía una psicología mercantilista y artificiosa. Ahí tienen sus obras de arte, preconcebidas desde el hotel, en las antípodas de la naturalidad, sota caballo y rey muleteril, esportones repletos de puritita <i>antiinspiración</i>. Faenitas sin sesgos de personalidad que remarcar, requete entrenadas de salón; urdidas en largas noches de duermevela, buscando a golpe de ratón la gracia toreadora de maestros antiguos en youtube -la tapia 2.0-. Trillada majeza artística subrogada a un plan, pues necesita de una modificación organizativa del festejo que requiere de un completo sabotaje de los aspectos externos: eligen compañeros y vetan rivales; escogen ganaderías, y dentro de las ganaderías reatas, luego, el individuo; los sorteos los esquivan o amañan -cuando pueden-; y los más caprichosos se atreven con la granulometría y humedad del albero, con la inclinación topográfica del pisoplaza o se visten de <i>kaleborroka y oro </i>para echarle cojones a la Autoridad.<br />
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Estos, precisamente a estos, <i>me cago en mi puta vida</i>, son aclamados como <i>románticos</i> por gran parte de la afición. La turba siempre elige a Barrabás. La crítica, poetas del régimen, azuza guapamente al partidario, que es un mártir de andanada, un bendito que acude, con compungimiento de beata y la ilusión de un recién casado, a eso de las seis a la cita con la fe. Y espera -<i>¡hoy va a ser</i>! que es un <i>hoy</i> embaucador tras el que se esconde cobardemente el <i>nunca</i>-, en forma de verónica, molinete o simple pestañeo, la aparición mariana de <i>Nuestra Señora del Perpetuo Pare del Tiempo en el Muñequeo de Morante. </i>Necesita, el devoto, del chantaje, no importa el dinero, no dará la voz de alarma; tampoco avisará a la <i>pasma</i>, volverá mañana esperando el rescate.<br />
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Y de entre todos los casos estudiados, el <i>morantista</i> es mi animal mitológico favorito.<br />
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Esta gente de coleta, de cuyo nombre no quiero acordarme, tiene el comodín de la bula: el fracaso los engrandece tanto como el triunfo, las espantás se las lleva el viento y los éxitos quedan manuscritos en una gran antología de florilegios de cante jondo y arrullos de pluma garbosa.<i><br /></i><br />
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Lejos quedan aquellas coloridas tardes de atmósfera cargante, agrias polémicas y exaltación popular, cuando cada corrida era una romería de fervorosos aficionados acudiendo al coso taurino, como hormiguitas buscando su ración de miga de pan. Curioseas, a cuatro dedos de la nariz, una foto de la plaza vieja de Madrid y el tufo a tripas de caballería te noquea las fosas nasales, como una esnifada de vips vaporub. Emanan más olores. A chamusquina, pólvora y fuego. Fogatas en las banderillas. ¡Es un manso! Así, sí. Perfume de lavanda, debe haber una cupletista en barrera. Qué de banderilleros esquivando gañafones de metralla por detrás. Y cómo zigzaguean para sortear la casquería equina que empieza a hervir, <i>glup glup glup</i>, en la arena. El toro, poca cosa. De <i>tó</i> tiene que haber en la viña del Señor. También los hubo guapos, viejos, rabones, cojos, avacaos, astifinos, toreaos, cabrones, cobardes, burriciegos, asesinos y maricones. Yo que sé, antes había tantos tipos de toros como parieras se daban. Y tantas lidias como muertes se ofrecían. Bien está el oro que llevan en la chaqueta los picas. Sus huesos están más rato esponjando el suelo que altaneando en la cabalgadura.<br />
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Por ahí anda Gallito, Rafael. No está agusto, lo que se dice agusto, no, con este toro de Colmenar, pero tiene su aquel. Qué gesto tan poético, <i>Rafaé</i>, dando una morisqueta con cara de chupar limones. Vaya tiempos. Entonces el toreo pertenecía aún al reino de los héroes. No digo que ahora no haya mitos, que haberlos haylos, pero mucho esfuerzo ponen los toreros en humanizarse. Los quites no estorban y dejan al torico en suerte. El adorno es, en la mayoría de los casos, una coartada para disimular una mala tarde. Los derechazos, base del muleterío moderno, aquí son pases defensivos, sin mérito. Desconozco de que año es la foto, pero a Enrique Ponce le faltaba para nacer, o sea, que las poncinas no me van a joder el éxtasis del momento. Las telas, eso: telas. La espadas, pues lo mismo: espadas. Le va a dar la del pulpo cuando la cambie a la zocata, entre el viento y que se han visto tangas con más paño que esa muleta. La izquierda es de poder a poder. Siempre. Y se exige. Veintitrés pases mal contaos. Y ronronea el tendido. Muchos pases son, Rafaé, para prepararle la muerte al manso. A un lidiador artista de su categoría se le presupone mayor maestría. "<i>Faena larga, torero corto"</i>, parece que adivino el pensamiento a un paisano del tendido, con cara de pocos amigos, en lo que imagino sería una de las células embrionarias del tendido siete. Una lagartijera, palmas y vítores, y ruido de cascabeles por doquier, diosteguarde Gallito. Amén. <br />
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Morantistas, talibanes, curristas, ensoñadores, integristas, fanáticos, toristas, tomistas, visionarios, toreristas, claveleros, ojedistas, gallistas, reventadores, miuristas, belmontistas.<br />
Qué más dará.<br />
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<div style="text-align: center;">
Sólo aquellos que tienen los muslos abiertos </div>
<div style="text-align: center;">
saben de la grandeza del toro </div>
<div style="text-align: center;">
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<div style="text-align: center;">
Solo aquellos que poseen el arte de matar a costa de perder </div>
<div style="text-align: center;">
el poder de vivir saben la grandeza del hombre</div>
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Solo aquellos <i>bendecidos</i> con esos dos sacramentos </div>
<div style="text-align: center;">
se pueden llamar toreros</div>
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Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-5393860111675437742017-10-04T10:00:00.000+02:002017-10-04T10:04:52.996+02:00 Victorino<div style="text-align: center;">
Siempre ví a Victorino como un comandante Jacques Costeau con garrocha, un analfabeto con más conocimientos de genética que los guiris que descubrieron el a-de-ene. La Historia nos ha enseñado que en España nunca hizo falta un Hardvard para tener eruditos. Aquí directamente los pare la tierra y de ellos brota una sabiduría ancestral, congénita, con carácter de tribu. No tenemos indios sioux, pero tenemos paletos.</div>
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Antes de que existieran las legiones veganas de biólogos con trapío de ministro, y ecologistas con chanclas y calcetines de pret a porter y deo gordo con uña aguileña, Victorino Martín Andrés ya impartía, entre encinas y lagartijas, cátedras de zoología, sostenibilidad medioambiental y botánica. En el fondo y a pesar de su anticuado aspecto, fue un adelantado a su tiempo.</div>
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Tiempo que no tardará en encumbrarlo a su verdadero su lugar. Historia de España. Si tras el ataque de lobo ibérico aún obnubila, imaginariamente, la voz gregoriana en off, como de monje de Silos, de Félix Rodríguez de la Fuente, a Victorino se le recordará por los siglos de los siglos, tentando grises machorras con su inconfundible expresión socarrona. Tratarlo de ganadero de prestigio, es infravalorarlo. Como naturalista ha dejado en herencia un patrimonio único e irrepetible: los vitorinos.</div>
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<br /></div>
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De sus toros está practicamente todo dicho. El genésis de un festejo taurino es el Toro, máximo representante en el mundo de los vivos del terror. Y a terror, siempre ganó un victorino. Dueño de las pesadillas de los más valientes espadas, fredy kruger cañí. Si en una corrida ordinaria se venden pipas; en una vitorinada, dodotis. Y únicamente el tabaco ha mandado más pacientes a la consulta del cardiólogo que el Señor de las Tiesas.</div>
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Ayer se nos fue Victorino Martín Andrés</div>
<div style="text-align: right;">
el ganadero del pueblo</div>
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<div style="text-align: right;">
Que la tierra le sea leve</div>
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Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-35803588563936859622017-06-19T21:23:00.001+02:002017-06-19T21:23:59.445+02:00Fandiño<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<a href="https://4.bp.blogspot.com/-Uy4kkf422fE/WUbLeHz1bkI/AAAAAAAADXw/yhkzK0vvh1oOV4yFeMkgF3LPL_M72TQsgCLcBGAs/s1600/Cartel-de-la-encerrona-de-Fandi%25C3%25B1o-en-Las-Ventas.-29-III-2015.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1557" data-original-width="750" height="320" src="https://4.bp.blogspot.com/-Uy4kkf422fE/WUbLeHz1bkI/AAAAAAAADXw/yhkzK0vvh1oOV4yFeMkgF3LPL_M72TQsgCLcBGAs/s320/Cartel-de-la-encerrona-de-Fandi%25C3%25B1o-en-Las-Ventas.-29-III-2015.jpg" width="154" /></a></div>
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Tampoco ha pasado tanto tiempo desde que los yonkis de andanada, adictos a la papelina diaria de solymoscas, sonreíamos, ya desenganchados, por fin, del viejo vicio, de la puta tauromaquia, cuando apareció, como de la nada, una pantasma gallista, el montaraz Fandiño, a mi escaso entender, el matador más importante de lo que llevamos del XXI. El advenimiento del orduñés nos valdría para volver a las andadas, con una sutil diferencia: por fín había alguien que anteponía la autenticidad a la banalidad; la integridad a la corrupción -verdadera Fiesta Nacional-; la hombría castellana a la mojigatería clavelera y la heroicidad a la pamplina esa del arte. </div>
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Fandiño fue, es, y será por los siglos de los siglos, ojito derecho de la denostada afición torista, sectarios del toro cabrón, tertulianos de cossío y tuiter, esa chusma selecta a la que con tanto agrado pertenece uno. Nunca olvidaremos sus faenas, ya reproducidas en la retina en blanco y negro, a lo toreo de autor, el pulso a los jésiete, luego a los jédiez, el <i>ni un paso atrás</i>, ese no claudicar en despachos y su expresión de fiereza haciendo el paseíllo: sólo le faltaba el puro en la comísura para ser Clint Eastwood. Y siempre con los cojones por bandera.</div>
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Qué perturbador ese caos que envolvía al maestro como el fuego del espíritu santo, el <i>uys y el ays</i>, las chicuelinas desbocadas, los óles tragando saliva, que son olés que estrangulan, las gaoneras a tragantón, la bancarrota de los vendedores de pipas -los verdaderos triunfadores de San Isidro, dos años más de Simón Casas y todos <i>amanciosortega</i>-; esas guerras napoleónicas de muleta repletas de enganchones, mando, gañafones y verdad; el par de zapatillas, clavadas al albero, como astronauta a la luna, mientras el manso con resuello a azufre te muge en la nuca. Y el tío sin pestañear. Qué cojones, Iván. Como te tiraste a matar sin trastos contra un<i> hijoputa</i> de seiscientos kilos y dos navajas cuando los histéricos del tendido no somos capaces de tirarnos así a la piscina por si el agua está muy fría. </div>
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Todavía deben retumbar en los tímpanos del <i>starsystem</i> el "<i>no me alivio porque no me da la gana</i>", chulería -la chulería en un torero debería de darse en alternativa y ser obligada, como la peineta en la martirio- que escupió en una radio allá por el trece, cuando estaba moviendo el avispero y algunas puertas se le cerraban. Y buena fe que pueden dar aquellos bienaventurados que lo vieron en capeas carnavaleras, plazas portátiles de Ikea y talanqueras propias del spaguetti western sin volver la cara en ningún momento. </div>
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La encerrona de Madrid, momento clave de la tauromaquia moderna, terminó representando eso tan español de<i> lo que pudo ser y no fue</i>. El cartel, biografía y lápida de una vida, continúa estremeciendo al más pintao: lleva su a coronada, su herradura, la pé con la cruz, la uve en el hexágono, la eme con boina y su jota con la e; laberinto del minotauro cañí, un mapa de la historia de España trazado con sangre y oro; cuenta la leyenda que si te concentras en el cartel y le chistas <i>eeeje toro</i> tres veces antes de dormir se te aparece <a href="https://3.bp.blogspot.com/-9kfOpE1Jlrs/WBHRYAtkzFI/AAAAAAAAC0w/QLllHHX6XmIsE2u05gTdEO40CZM-oECGQCEw/s1600/tn__MG_0692%2Bcomo%2Bobjeto%2Binteligente-1.jpg" target="_blank">cazarratas</a> en sueños. </div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Y allí que estábamos todos, como una familia -o una secta de iluminatis, para las buenas gentes del clavel y gintonic-. Veintitantos mil, un ejército, pero eramos más, bien lo estamos viendo estos días. Con Iván abriendo plaza, al abordaje de cultura, desafíando al monoencaste, preparados para escupirle a la cara al toreo moderno, con el colmillo retorcido y la navaja afilada, contra el empresario mangante, el ganadero <i>juampedrero </i>y las figuras de pitiminí, prestos a abanderar un nuevo tiempo con raíces en lo viejo que, como no puede ser de otra manera tratándose de<i> nosotros</i>, fracasó con estrépito. </div>
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Hasta para fracasar hay que tener suerte. </div>
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Que la tierra te sea leve, </div>
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Iván Fandiño Barros, </div>
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Mataor de Toros</div>
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Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-26843603729955443842012-11-07T12:51:00.001+01:002012-11-07T12:51:21.137+01:00Los Tiempos<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-ahB0xUwginA/UJpInCItSZI/AAAAAAAADLI/W1ZD0PMZcaE/s1600/toros_09.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="250" src="http://4.bp.blogspot.com/-ahB0xUwginA/UJpInCItSZI/AAAAAAAADLI/W1ZD0PMZcaE/s400/toros_09.jpg" width="400" /></a></div>
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... He aquí el tipo de las faenas de los matadores de entonces. Faenas que helaban la sangre, que transmitían al público escalofríos de emoción, y que se recordaban admirablemente años y años. ¡Oh tiempos de toreo trágico, en que Lagartijo y Frascuelo se entregaban con alma y vida, con intereses, con ahorros y con capital, a los azares peligrosos de una profesión que ejercían, nunca como industriales, sino como aficionados y como entusiastas!</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
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En esa clase de faenas, que los contemporáneos de los dos maestros recuerdan por centenares, se interesaba, más que la vista, el corazón del espectador; mejor que divertir, asombraban y sobrecogían; el aplauso no era bastante para exteriorizar el efecto que se experimentaba, porque ante las hazañas que daban completa sensación de la dificultad y del peligro de muerte, vencidos, rugía el pueblo y se congestionaba. </div>
<div style="text-align: center;">
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Por otra parte, la figura hercúlea y musculosa de los lidiadores respondía, lógicamente, a su ejercicio profesional: eran atletas forzudos y no alfeñiques desmedrados; usaban alías hombrunos y no remoquetes infantiles terminados en -<i>illo</i> o -<i>ito</i> o en etc.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
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Así era el toreo de antaño y así debe y tiene que ser, a juicio de los que nunca le consideraremos como resolución de un problema de habilidad sin mezcla de riesgo personal, o como un concurso o torneo de actitudes plásticas. </div>
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Antes y después del Guerra<br />F. Bleu</div>
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</div>
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</div>
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</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-hHmz-bxpLe0/UJpKjkJDOII/AAAAAAAADLQ/PQu5pxrngxY/s1600/Labienpein%C3%A1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="258" src="http://2.bp.blogspot.com/-hHmz-bxpLe0/UJpKjkJDOII/AAAAAAAADLQ/PQu5pxrngxY/s400/Labienpein%C3%A1.jpg" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: right;">
</div>
Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-90423866569382527012012-10-27T09:30:00.000+02:002012-10-27T09:30:00.295+02:00El Rescate<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-TpwxuACzXSY/UIsEvB2s4ZI/AAAAAAAADKw/mzT9QHAldeE/s1600/De-Guindos-rescate.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://1.bp.blogspot.com/-TpwxuACzXSY/UIsEvB2s4ZI/AAAAAAAADKw/mzT9QHAldeE/s320/De-Guindos-rescate.jpg" width="213" /></a></div>
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<iframe allowfullscreen="allowfullscreen" frameborder="0" height="300" mozallowfullscreen="mozallowfullscreen" src="http://player.vimeo.com/video/52139598" webkitallowfullscreen="webkitallowfullscreen" width="400"></iframe><br />
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<div style="text-align: center;">
<a href="http://wingsofheart.org/rescate-toros/el-toro-manuel-la-vaca-ruth.php" target="_blank">Ruth y Manuel</a></div>
Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-52097439283716503342012-10-25T13:45:00.001+02:002012-10-25T13:45:30.606+02:00Cuando los caballos no llevaban peto<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-CSMXTaxH_XI/UIklmFsiHlI/AAAAAAAADKY/YmOv5ixAXAo/s1600/sinpeto.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="http://1.bp.blogspot.com/-CSMXTaxH_XI/UIklmFsiHlI/AAAAAAAADKY/YmOv5ixAXAo/s400/sinpeto.jpg" width="400" /></a></div>
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<iframe allowfullscreen="allowfullscreen" frameborder="0" height="375" mozallowfullscreen="mozallowfullscreen" src="http://player.vimeo.com/video/36159586?badge=0" webkitallowfullscreen="webkitallowfullscreen" width="500"></iframe> <a href="http://vimeo.com/36159586">Cuando los Caballos no llevaban "peto"</a> from <a href="http://vimeo.com/user5917775">Peña Taurina Dinastía Arruza</a> on <a href="http://vimeo.com/">Vimeo</a>.<br />
Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-91046104191740612632012-10-20T10:00:00.000+02:002012-10-20T10:00:01.249+02:00Con la cara lavada y recién peiná<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-gGeZGneFhuM/UIHFkHdnTPI/AAAAAAAADKA/Hawt5h7W2tA/s1600/recienpeina.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="258" src="http://3.bp.blogspot.com/-gGeZGneFhuM/UIHFkHdnTPI/AAAAAAAADKA/Hawt5h7W2tA/s400/recienpeina.jpg" width="400" /></a></div>
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<span style="font-size: small;"><a href="http://www.revistavanityfair.es/galerias/jose-maria-manzanares-al-descubierto/8789/image/591263" target="_blank">Clic</a></span></div>
<br />
<br />
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<br />Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-62394974476102736772012-10-17T10:00:00.000+02:002012-10-17T10:00:06.572+02:00Hartos de arte*<!--[if gte mso 9]><xml>
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-aE08jw_2zjI/UH3QiPBR-iI/AAAAAAAADJQ/CyDYlw43Hnc/s1600/A23TQ7uCIAAtJ8O.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="http://2.bp.blogspot.com/-aE08jw_2zjI/UH3QiPBR-iI/AAAAAAAADJQ/CyDYlw43Hnc/s400/A23TQ7uCIAAtJ8O.jpg" width="300" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;">Dolls Samper este año en Nimes, Sodoma y Gomorra del artisterío</span></td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Hace ya un tiempo que la
tauromaquia empezó a caminar descalza por los pedregales del arte, abriéndose camino
a través de una tortuosa trocha que la ha situado sobre el cadalso de cultura;
maniatada y arrodillada ante la plebe y la chusma antitoro, que comparten
depravación y enfermedad en la zona del colodrillo que afecta al discernimiento
humano. Ignorantes del caos y orden de la naturaleza en la que viven, devotos
de las bestias y las verduras, criaturitas cuyas escopetas, que tienen en perpetuidad
los cargadores repletos con la espumosa munición de la ambigua moralidad y<span> </span>las buenas intenciones, encañonan, mientras babosean
como verracos en celo, apuntando a la cerviz, a la chocha tauromaquia.</span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Hace unos meses las figuras, en
esa charanga de feriantes del jédiez, se encargaron de dar el último paso hacía
el acabóse. Un giro hacia un ministerio bonancible para el interés del
profesional, lejos de las pretensiones iracundas de la autoridad, empeñada –cada
día menos-, en defender la fábula que llaman “intereses de la afición”. La suma
de política, propaganda y mentiras –con esta última palabra podríamos
ahorrarnos el otro par-, que da una cuenta tan embrollada como el níspero de la
Bernarda, les ha proporcionado el voto de confianza de un sector mayoritario de
público, que no de aficionados, y cómo no, la amnistía de los revistosos
taurinos para hacer y deshacer a su antojo.</span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">En el ruedo, que ha pasado a
segundo plano, arrinconado por el tuiter y las pendencias y camorras empresariales,
la situación no es más halagüeña. Nació una corriente vanguardista liderada por
el agrit prop del movimiento <i>culturilla</i>,
José María Dolls Samper -Manzana hijo-, abajofirmante del primer indulto
corporativo maestrante –todo pertenece a la misma empresa, <i>Arte SL</i>, que es el Mercadona taurino en tiempos de crisis, con sus
toritos hacendados y su 3x2 en la sección de despojos y charcutería-, el mismo que
devolvió con vida al Grullo a Arrojado, anticristo miureño, cénit del torete
artista, y que hizo que la Maestranza siga alimentando, como Saturno devorando
a sus hijos, su leyenda regia de cante negro y escacharramiento de relojes. </span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Moda que huye de los pilares
decimonónicos que sustentaron el toreo, y sin los que no hubiese sido capaz de
superar sus primeros balbuceos. El toro <span> </span>es un tormo de arcilla que las manos del
escultor han modelado <span> </span>a su gusto. Desde
la selección en el tentadero, donde el ganadero tiene que levantar la mano en
la libreta de notas si quiere que el as de turno no le haga <i>fú</i> a su ganadería, hasta el sorteo, en los
corrales de la plaza, donde siempre hay lugar para arreglar cualquier excedente
de trapío o fuerza que pueda impedir que la corrida tenga la dosis artística requerida.
Así, el espectáculo es más cruel que nunca, la lucha entre la fiera y el
hombre, naturaleza viva versus intelecto, en la que cada rival combatía con sus
armas, ha quedado reducida temporalmente en sus dos terceras partes, y la
balanza que marca las ventajas del uno con respecto al otro queda descompensada
hasta límites que rozan la tortura. Por la habitual ausencia de trapío, casta y
poder del de las patas negras, la grandeza del toreo<span> </span>se ha visto encogida al tercio de muleta, que
ya nadie llama de muerte, en el que es costumbre moler al bicho a derechazos,
mientras que en el más triunfal de los casos veremos al artista interpretar el
pase natural con la apostura de un fino jugador de billar vestido de tabaco y
oro, con una cursilería impropia del oficio que en teoría comparte con
Lagartijo y Frascuelo. Si se da la coyuntura de que la fortuna haya querido que
un garlopo con pies, arrobas y casta saliese por chiqueros, allí estará, para
bajarle los humos y la chimenea, el varilarguero, alzado como un general sobre
su montículo cuadrúpedo, presto a picar, acuchillar, barrenar, fresar o sajar
en lomos,<span> </span>paletilla o en su defecto de
acertar, en morrillo. Salvajada que sufren toro y aficionado como tributo al
capricho modernista de la sublimación estética del toreo. </span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">¿No sería más bello, además de
meritorio, vencer al Toro, dominarle, castigarle, consentirle, someterle,
rendirle, burlarle y ganarle, que darle una cantidad ingente de pases bonitos<span> </span>salpimentados con un<span> </span>ramillete mustio de adornos al carretón que
va y viene como un ánima? La duda ofende. Como puede hacerlo también el
desapego a las formas clásicas que muestran, dentro y fuera del redondel, los
maestrillos que trafican con el nuevo opio del taurinismo, que es la grifa de
la cultura y la mandanga del arte. El desprecio al canon, que no es ley, pero
sí estrella polar que ilumina cada lance, que guía cada suerte, el parar, templar,
mandar y cargar, póquer de mandamientos indispensables para que chisporroteé la
llama sagrada del bien torear, que ya ha quedado descatalogado como una versión
profana y rancia de la tauromaquia. </span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Mientras tanto, los públicos,
maleducados por la ausencia de críticos alfaquíes que divulguen y revelen el
arcano del toreo y por los profesionales, que sólo se agarran a la oreja
ardiendo de un triunfalismo <i>furbolero,</i>
no entienden lo que ven, cuando compran el billete tampoco saben lo que tienen
que ver y lo que es más grave aún: vean lo que vean, sea cual sea el resultado
de la tarde, abandonarán su escaño de cemento con la idea, que traían ya
preconcebida de casa, de haber asistido a un espectáculo sublime, solo apto
para paladares de lo más sofisticados. </span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">El arte, que con su pan se
lo coman.</span></span></span><br />
<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">*Publicado<span style="font-size: small;">, con<span style="font-size: small;"> el 2011 en mente,</span></span> en la Revista Bous les Alqueries<span style="font-size: small;">. Este año el hartaz<span style="font-size: small;">go a ido a peor<span style="font-size: small;">, si cabe.</span></span></span></span></span></span></div>
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-E5AdAM6TqWY/UH3b9dYJ5lI/AAAAAAAADJo/nQ97Kf7u4nI/s1600/BALA2011-2012.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="http://2.bp.blogspot.com/-E5AdAM6TqWY/UH3b9dYJ5lI/AAAAAAAADJo/nQ97Kf7u4nI/s400/BALA2011-2012.jpg" width="283" /></a></div>
<span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;"><span style="font-size: small;"> </span></span></span></span><br />
<br />
<br />
Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-66734462089096734762012-09-29T09:47:00.000+02:002012-09-29T09:47:42.978+02:00Mi Gallismo<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-GDyCLAGyrTI/UGYhOyWE4CI/AAAAAAAADI4/ACgYjlShojA/s1600/JOSELITO+PUERTA+GRANDE.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="280" src="http://3.bp.blogspot.com/-GDyCLAGyrTI/UGYhOyWE4CI/AAAAAAAADI4/ACgYjlShojA/s400/JOSELITO+PUERTA+GRANDE.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
Año dos mil doce. Ultimos días de septiembre. Cien años de la alternativa de José Gómez Ortega, Joselito el Gallo, gitanito sandunguero de Gelves. Cien años ya, desde aquella tarde en la que la tauromaquia empezaba a tocar el cielo, coqueta e ígnara, desconocedora de que poco tiempo después, como una maruja recién casada, empezaría su incesante declive. Cien años, uno puesto encima de otro, como un castellers hagiográfico de esta majareta España, herética y mártir, santa y casquivana, que trae de cráneo a cualquier valiente que ose poner los pies sobre su piel de toro. </div>
<div style="text-align: center;">
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<div style="text-align: center;">
Aparecen los homenajes del ejército de joselitistas -¡reniego de llamarlos gallistas!- que, por unas horas, un día tal vez, una semana a lo sumo, presumen de fervor al astro, más como pavistas, petulantes y ridículos, a semejanza del pavo real, que como aquellos gallistas que, aún con la familia comiendo mendrugos de pan, eran capaces, sin mala conciencia, de empeñar el colchón por ver a su José dar lidia y muerte a un par de galafates.<br />
<br />
El gallista siempre ha sido un fulano hambriento de toros al que la afición le dolía más que la barriga.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Unos, <i>fijarze bien -</i>así chasquea, con los ojos vueltos, como en trance, mi vecino, el currista, antes cuando toreaba Curro y ahora sólo cuando pasa una tia, buena o no, por la calle-, si son joselitistas, que a modo de homenaje, montan tertulias con la temática diversificada, a lo <i>informe semanal</i>: mezclando una liturgia sagrada, que es para el Cossío lo que la última cena para la Biblia, como es el doctorado del rey de los toreros, el bautismo negro del mayor mito del toreo, con el cincuenta aniversario del cobarde suicidio belmontista. Gallistas, vosotros, ¿de qué?<br />
<br />
Por ahí anda también Abella, que es <i>-ista </i>de todo bicho viviente que sea <i>azulejable</i>, mandamás venteño al que se le hace la boca agua por suceder en el trono de Porcelanosa a la Preysler, y que volvió a correr la cortinilla para inaugurar, oh sorpresa, un azulejo en las Ventas, se supone que en memoria de Joselito, ideólogo de la Monumental. Y mire usted por donde, otra vez aparece el fantasma del pasmo trianero, ensuciando el mural cerámico.<br />
<br />
En Sevilla, en el ciclo de charlas taurinas en honores a Gallito, como llamaban a José los madrileños, el tertuliano que abría ciclo no tuvo idea mejor que dedicarle su comparecencia, anunciada por los sevillís a bombo y platillo, al toreo de Belmonte, de Emilio Muñoz y de Pepín Liria, coronando tan desafortunado alegato con la exhibición de una fotografía gigante en una sala de la Maestranza, en plan power point, de una cornada al Capea...<br />
<br />
Para esto ha valido la cultura en los toros, para que un tertuliano, que es la profesión que todo buen padre quiere para sus nenes, empiece hablando del Gallo y acabe en el Capea ante la fascinación del personal, que tuitea a través del iphone "hoy soy más culto que ayer, pero menos que mañana, RT por favor."<br />
<br />
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Los medios tampoco se escapan del gallicidio. Periodistas cuyas plumillas se disuelven -menos mal que efemérides hay pocas y el día a día lo van liquidando con un "Juli importante" o "robo presidencial"- en pomposos y artificales elogios mientras enumeran la vida, obra y muerte del maestro de Gelves en un par de minutos, o cuatro lineas, a lo <i>Maldini</i>, el buda tiquitaquero de la cuatro, cuando glosa las biografías para la guía del As del portero suplente de Ruanda o del killer de Macedonia, que tiene nombre de yogurt del Lidl. Sin ningun pudor y con dos cojones un día te cascan una oda al toreo poderoso del menor de los Gómez Ortega y al día siguiente piden matarile para los miura y declaran a los adolfos moruchos inmateriales de la humanidad en la Unesco, sin entender que al fin y al cabo son de los escasos bichos que tienen un poder que atemperar, una casta con la que lidiar, toros que son una ola del campo, que dice Quintano. Ola que nada tiene que ver con la que hacía el pùblico pipero en el coliseo de Nimes, ola a la algarabía resultadista del desoreje, que es la ola de las redacciones taurinas por la tarde y de las suits del Wellington en la madrugada.<br />
<br />
¿Acaso toman a los aficionados por atunes, por lo de tontos y desmemoriados?<br />
<br />
¿Como pueden enaltecer un tipo de toreo que ellos mismos tratan de echar por tierra?<br />
<br />
Hipocresía pura y dura, todo sea por vendernos el vespino gripado del arte.<br />
<br />
<br />
El que dice que el July es el sucesor en la Tierra de Joselito, hoy nos cuenta, con falsa emoción, la semblanza de cuando al sevillano le dió vergüenza lo visto en corrales y exigió a la empresa toros de mayor respeto para la afición. Ea, lo mismito que su Gallito de Velilla, que es como el parchis, que un día se comió una de miura y ahora se cuenta veinte. La <i>corrochana </i>que también se apunta a la teoría dinástica de que el July es la rama más directa del gallismo, y que describía hace poco a un cuvillo que no acusaba demasiada invalidez y que no era bobo del todo, como un "cuvillo cabroncete", rememora, como tomada por el espíritu de Luis Fernández Salcedo, la corrida de los siete toros de Martínez. Corrida que por cierto, ha salido estos días de la boca de muchos joselitistas que no dudaron en rebajarla a la burda representación nimeña del toreo veintiunesco. Como ese magnífico biógrafo de Joselito que nunca ha dudado en tachar al torista de chusma y de freaky, cuando es evidente que existe una estrecha relación entre los gustos y teoremas de la "morralla" torista con la ética y el compromiso adquirido con el oficio por parte del diestro cañí.<br />
<br />
Aquí el menda, gallista de nacimiento, desde que el cirujano en vez de cortarle el cordón umbilical le hiciera un torniquete, no presume de gallismo con la farándula, ni acude a lugar alguno en el que se nombre a Joselito en vano.<br />
<br />
No cabe, entiendo yo, orientado por el catecismo de don Gregorio Corrochano, mayor homenaje que cada día a eso de las cinco, exigir el toro con trapío, casta, yerbas y arrobas. Gallismo es demandar que el hombre que se enfrenta a la fiera corrupia, lo haga conforme a unos cánones que no son otra cosa que una serie de reglas para equilibrar la balanza entre las ventajas que se ha encargado de otorgar al artista el toreo moderno, y los desalentadores obstáculos a los que debe vencer el garlopo. Gallismo es reinvidicar que el matador lo sea en la calle y en la plaza, admirando su orgullo y torería, aplaudiendo su honradez y santificando su chulería.<br />
<br />
Y Gallismo es, por supuesto, si se da todo lo anterior, doblar las manos y entregarse por completo, embriagado por los aromas del toreo clásico, puro, ortodoxo o como quieran llamarle, a un torero que, en ese dichoso momento, está haciendo el mayor homenaje que se le pueda hacer al rey de los toreros. Y que se mueran los joselitistas.<br />
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<br />
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¡Viva Joselito el Gallo y viva los Gallistas! </div>
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Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-31866555271918827392012-08-20T10:00:00.000+02:002012-08-20T10:00:00.852+02:00Fernando Cruz. Torero.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-Zq0HnsMyL-U/UC_mMeABLlI/AAAAAAAADHg/qXfAHxXHOfg/s1600/carta-a-mi-padre.jpg" imageanchor="1"><img border="0" height="400" src="http://2.bp.blogspot.com/-Zq0HnsMyL-U/UC_mMeABLlI/AAAAAAAADHg/qXfAHxXHOfg/s400/carta-a-mi-padre.jpg" width="296" /></a></div>
<br />
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<blockquote class="tr_bq">
<blockquote class="tr_bq">
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"Papa boy a ser torero y me da igual que no te lo creas pero si tu no quieres comprarme el capote y si no quieres que sea torero me lo dices pero a mi si me gustan los toros yo quiero ser como Espartaco, Litri, Celso Ortega, Raul Aranda y como Juan Cuéllar, lla me he leído el libro que me dieron aller y e practicado esta mañana el toreo como me digas que no no te quiero porque me gusta mucho. Te prometo por que me muera que lo voy a ser Fernando. Voy a ser buen torero te lo estoy diciendo en serio quiero que me apuntes a las clases pronto. I no lo digo en broma, a y no se lo enseñes a nadie A MAMÁ NO."</div>
</blockquote>
</blockquote>
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¿Que camino aguardaría dos décadas después a aquel mocoso de diez años que amenazaba con no querer a su padre si no le permitía ser buen torero?</div>
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Uno para hombres, con un invierno eterno e implacable, como el que temen en la canción de hielo y fuego los norteños de las tierras de Invernalia, repleto de tentaderos en esas casas de postín que hacen unas veces de guaridas del terror y otras de enciclopedias del atlas de una España que conoció mejores tiempos, bregando belcebús con mano firme y convicción espartana, recentando doblones, naturales y trincherazos al galafate anacoreta de Moreno Silva, a la vaquita levantisca de Mara Mayoral, al utrero huidizo de Dolores Aguirre, al morito de Monteviejo y a la morita de Carriquiri; a los grises de La Quinta y José Escolar; a la moza cinqueña de Barcial, con más barbas que Matusalen; al los ibanes tataranietos de Bastonito; y a la ilidiable estirpe -para la taurocracia- navarra de Miguel Reta y Arriazu.<br />
<br />
Este es el empírico itinerario, ruta del Toro por antonomasia, emprendido este invierno por Fernando Cruz, de oficio matador de toros, como preparación para una temporada en la que contaba con los mismos contratos para torear que aquí el menda. Con lo fácil, y ventajoso, que le hubiera sido ir a tentar a Garcigrande, sociedad torícola convertida en nuestros días en la central de Cultura, en el priorato de ganapanes, en el Houston del taurineo -¡Houston, Houston, tenemos un problema! gritó a los gafas de la NASA el astronauta Swigert desde el Apolo XIII y ¡Justo, Justo, tenemos un problema! tuitea el Juli cada vez que un novillero mata (poniendo dinero) el bicho que no tienen cojones a matar las figuras (trincando los cuartos con los que los pueblos subvencionan sus fiestas)-. <br />
<br />
Mientras el taurinismo intenta lapidar el sistema, su sistema, con la piedra primera en la mano para acertarle en la frente al toro con yerbas, casta y arrobas, hay toreros con mayúsculas que se pudren en el ostracismo, victimas de complots empresariales, de la mezquindad del compañero, que un día te tuitea un #fuerzafulanitodetal y al otro te boicotea en Villaconejos porque eres un peligro público para la cultura, un cabrón con pintas que peca una y otra vez de guerrillero torista <i>pro-Siete,</i> matando hierros que son al arte lo que las faenas de Ponce a la brevedad, to-re-ros damnificados por el tercermundista conocimiento taurino del gran público, auténtico verdugo de la tauromaquia, que no sabe ni hace por saber que el toreo como arte, ciencia y liturgia perdura por lo siglos de los siglos gracias a personajes como este Cruz, que algunos dirán de perfil bajo, con escasa gracia para fumar puros y menos trapío sobaquero para anunciar desodorantes y colonias de Loewe, pero maestros en lo que a torear secamente se refiere -no presentar remilgos a tener un enemigo a la altura y atesorar el conocimiento de unos cánones que no sieguen la ética del combate-. <br />
<br />
<br />
Por eso hay que exigir respeto -y contratos- para Cruz y los "cruces" que hay en el escalafón, y no sólo en tiempos de cornadas.<br />
<br />
Y es que no hay nada más antitaurino e hipócrita que una masa de aficionados acercándose y alabando a un torero simplemente por la pena de la cornada. ¡Un matador de toros, figura retórica de la chulería y el orgullo, nunca puede dar pena! <br />
<br />
Y si la da, es que se ha equivocado de profesión.</div>
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<a href="http://3.bp.blogspot.com/-UaOR3ERbx5M/UDFMPUv3ZyI/AAAAAAAADH4/7wAeNuizQw8/s1600/Gallito.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="http://3.bp.blogspot.com/-UaOR3ERbx5M/UDFMPUv3ZyI/AAAAAAAADH4/7wAeNuizQw8/s400/Gallito.jpg" width="400" /></a></div>
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<a href="http://3.bp.blogspot.com/-Gq4sD8dvm1s/UDFMUI9MFwI/AAAAAAAADIA/HQ5AjfvmjdM/s1600/cruz.barcial.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="223" src="http://3.bp.blogspot.com/-Gq4sD8dvm1s/UDFMUI9MFwI/AAAAAAAADIA/HQ5AjfvmjdM/s400/cruz.barcial.png" width="400" /> </a></div>
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<i>Gallito de Velilla </i>en plena corrida y Cruz tentando una vaca de Barcial.</div>
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<a href="http://1.bp.blogspot.com/-0pKO4n6GUAI/UDFPG37z6SI/AAAAAAAADIY/RISR6pqO8go/s1600/ElpicodeGallito.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="302" src="http://1.bp.blogspot.com/-0pKO4n6GUAI/UDFPG37z6SI/AAAAAAAADIY/RISR6pqO8go/s400/ElpicodeGallito.jpg" width="400" /></a></div>
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<a href="http://4.bp.blogspot.com/-67lgcTuioNE/UDFPYMxEiMI/AAAAAAAADIg/PdbQx1CjqAE/s1600/fernandocruz.cargando.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="297" src="http://4.bp.blogspot.com/-67lgcTuioNE/UDFPYMxEiMI/AAAAAAAADIg/PdbQx1CjqAE/s400/fernandocruz.cargando.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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La cargazón de la suerte descarga de razón a los revistosos</div>
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Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-41924465893178832432012-08-03T16:41:00.003+02:002012-08-03T16:41:44.962+02:00Todo listo para el duelo<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-E7oFLumiT7Y/UBvZ4JR8kZI/AAAAAAAADGw/JvDvhjF7NfI/s1600/sorteo.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="http://3.bp.blogspot.com/-E7oFLumiT7Y/UBvZ4JR8kZI/AAAAAAAADGw/JvDvhjF7NfI/s400/sorteo.JPG" width="365" /></a></div>
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<i>"Todo listo para el duelo"</i>. Titulan en Burladero, ilustrando con una magnífica foto de un momento del sorteo, en la que en una zona delimitada con cinta de la policia local, como las que colocan en america los del FBI cuando se ha cometido alguna tropelía, cuchichean Morante de la Puebla y Curro Vázquez mientras al fondo, un secreta que se hace pasar por morantista sobrevevenido del currismo, vigila uno de los portones de chiqueros. Ahí está el hombre, ojo avizor con Destocado, de Victoriano del Rio, con Ilustrado, de Nuñez del Cuvillo; con Granado, de Jandilla; con Vocerío, de Juan Pedro Domecq, con Burriño, del Pilar y con Seductor, de Zalduendo. Que a uno no se le ocurre otra cosa que pueda estar haciendo ahí este hombre que no sea la de asegurar, dando su vida si es preciso, que no le peguen el cambiazo a esos seis toros elegidos a dedo para engrosar los anales de la tauromaquia con su nombre y el de su distinguido hierro. No vaya a ser que al Pasmo de Galapagar en lugar de hacerle los estatuarios al de Victoriano, la croqueta al del Pilar o la manoletina al Jandilla, le toque indultar otro cárdeno de Adolfo Martín. </div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
El gesto de Curro Vázquez, con el pelo cartesiano y las manos metidas en los bolsillos, que es el gesto más español que hemos visto en estos días de juegos olímpicos, lo delata. La tranquilidad que solo da el trabajo de campo bien hecho y el conocimiento de que cuando salte la primera cabra por toriles, el tiempo se detendrá, el morantismo entero será un gran orgasmo y las musas, que andan ataviadas este mes de agosto entre el vestido de faralaes y el chandal olímpico español, tendrán curro a destajo, bordando un molinete aquí, rematando una verónica allá, dándole lumbre al habano del de la Puebla, sujetando como estacas las piernas pétreas de jotaté, inspirando quevadísticamente a los plumillas que mañana lo contarán...</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Al final del festejo, me niego a llamarlo corrida de toros, un hombre en el ruedo, con guantes de látex, con una tiza trazará una línea bordeando seis cadáveres con cuatro patas y pocas orejas, los de la media docena de muertos que sucumbirán en nombre de la Fiesta Nacional, y que es una de las mayores atrocidades públicas que se pueden ver en nuestros días. La de la tortura de unos animales indefensos, cobardes, mohínos y derrengados. </div>
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<br /></div>
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Y encima, los señores que los torturan, vacilando.</div>
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<br /></div>Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-34614764006493899062012-08-01T18:41:00.000+02:002012-08-01T18:41:16.867+02:00La mirada del tigre<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-UHyEZ3WrFTg/UA7Fccw9yRI/AAAAAAAADGE/ZkKrn-Wf2hc/s1600/roble%C3%B1o.mirada..jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="182" src="http://1.bp.blogspot.com/-UHyEZ3WrFTg/UA7Fccw9yRI/AAAAAAAADGE/ZkKrn-Wf2hc/s320/roble%C3%B1o.mirada..jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://manonfotoblog.blogspot.com.es/" target="_blank">Manon</a></td></tr>
</tbody></table>
<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
Parece mentira que detrás de esos ojos aturquesados que alumbran, como faros de Alejandría, el camino en el que han de encontrarse el miedo -barco pirata con el toro por bandera- y la astucia -con su cuadrilla de pintas, niñas y santa marías, colmadas de bravos íberos-, que lucen como un par de gemas encaladas en un rostro que bien podría ser de travieso monaguillo -de los que se beben el Rioja cobijados tras el altar- o de protagonista barbilampiño de Harry Potter, se esconda un matador de Toros con todas las de la ley. </div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
No es que acojone, como la de Clint Eastwood, ni que te deje petrificado, como la de Audrey Hepburn, simplemente es la mirada del tigre, del "tigre de San Fernando", como es aclamado por el tigrerío y por tigristas partidiarios, felino castizo que ahí sigue, dale que te pego, el fiera, miurada pa'llá, victorinada pa'ca, sin tener el gesto y el decoro, en pos de la cultura, de cortarse la coleta antes de ser devorado por el arte como cuando Saturno, durante el toro de la merienda de un sanfermín mitológico, se almorzó a sus hijos. Avergonzando la neotauromaquia que tratan de imponer los antisistema del jédiez, que son a la tauromaquia clásica lo que Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda, al capitalismo -unos tocapelotas que caen simpáticos, como el cuñao que se lleva de casa a una hermana tonta-. Empecinado el tigre, a pesar de que hace una década ya de sus dos salidas por la Puerta Grande de Madrid, en ser gente en esto, cuando no caben más. Antes en España levantabas una piedra y te salía un albañil. Ahora, apartar con el dedo gordo del pie un chinarro y explotar por los aires una densa metralla de artistas, albardanes y saltimbanquis es todo uno. A donde irá Robleño sin tuiter, como Manzanares, sin el porte telenovelesco de Cayetano, que ahí está la criatura, en el listín de la Vanity Fair -el seistoroseis del glamour ibicencomarbellí-, como uno de los cien metrosexuales votados por la mujer española para en mano a mano, ponerselos astifinos al marido -de lo que se puede deducir que la hembra española del veintiuno es torista y con su pañuelo verde pasa por el siete de la vida, protesta que te protesta- y sin estar llamado por las sendas de las <i>importancias</i> -todos los caminos <i>importantes</i> llevan a Velilla- como el July, que se cree más importante que el que inventó la pólvora.<br />
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El de la importancia que, por cierto, anda metido a cooperante en la oenegé Save the Children -salvad a los niños, para el lector que sea de la Logse- cargándose las novilladas de las Ventas, que son así desde que el mundo es mundo, y convidando a los chaveas a una ronda de garcigrandes y juampedros, que son animales beodos que en lugar de galopar con bravura brujulean haciendos ochos, como Ernesto de Hannover en una boda gitana y que debieran ser lidiados -o cuidados, mejor dicho- en botellódromos portátiles y de tercera. </div>
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Para espejo de juventud, el de Robleño, que ha hecho carrera a base de cantidades industriales de quina, pantanetas de sudor, barricas de sangre y temporadas enteras a pan y agua convertidas en huelgas a la japonesa en los tentaderos de Cuadri, Miura o Victorino. Trabajo, esfuerzo y coraje frente a la comodidad, engaño y manipulación del Juli, que por mucho que este año se haya hecho antisistema, con su terno <i>pañuelo palestino y oro</i>, no deja de ser el Juli, al que padre y apoderado convirtieron en lo que es. Por sus frutos los reconoceréis -a los profetas, lobos con vestiduras de oveja- dice el sermón de la montaña. Y del Juli, que sermonea contra el judas que se sienta en el tendido y pide la casta del toro y la valentía del torero, en catorce años de alternativa, catorce años amamantado por el sistema, catorce años con sus noventa tardes haciendo el paseíllo de <i>bankia y oro</i>, no se recuerda ni un maldito natural cargando la suerte, ni un domingo de abril con Miuras en Sevilla, ni nada que lo haga merecedor de ser recordado como matador de enjundia ni mucho menos como ejemplo para el maletilla que sueñe con ser (buen) torero. </div>
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-YPm5e3J0rOw/UBlUrF06ORI/AAAAAAAADGc/8bM25hElhVs/s1600/loqueelojonove.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="http://2.bp.blogspot.com/-YPm5e3J0rOw/UBlUrF06ORI/AAAAAAAADGc/8bM25hElhVs/s400/loqueelojonove.png" width="133" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;">Lo que el ojo no ve*</span></td></tr>
</tbody></table>
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*Isaias y Tulio Vázquez, José Escolar, Cuadri, Miura, Victorino, Moreno Silva, Palha, Barcial, Cura de Valverde, Prieto de la Cal, Partido de Resina Antiguo Pablo Romero, Fernado Pereira Palha, Flor de Jara, Murteira Grave, Hubert Yonnet, Dolores Aguirre, Tardieu, Guardiola, Hernández Plá, Juan Luis Fraile, Irmaos Díaz, Conde de la Maza, Miguel Zeballos, Saltillo, Sánchez Fabrés, Assunçao Coimbra, Rekagorri (y un largo etc que no incluye los derivados juampedreros).</div>
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<br /></div>Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-47926775143129297452012-07-13T09:30:00.000+02:002012-07-13T09:30:02.446+02:00Mi Manifiesto<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-KcIiBhlS6ok/T_9B4pUC9PI/AAAAAAAADF0/pwXKljrL_2o/s1600/profetas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="280" src="http://1.bp.blogspot.com/-KcIiBhlS6ok/T_9B4pUC9PI/AAAAAAAADF0/pwXKljrL_2o/s400/profetas.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Profeta en la Vida de Brian sermoneando a los Erasmus de las Ventas. </td></tr>
</tbody></table>
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<i>Tanta fe se tiene en la vida, en su aspecto más precario, en la vida real, naturalmente, que la fe acaba por desaparecer.</i></div>
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Así comienza su Manifiesto Surrealista André Breton, que no tuvo la pluma que ha tenido <a href="http://www.miguelangelperera.es/ver_noticia.php?id=2116" target="_blank">Perera para escribir su Códice Pererixino</a>, palimpsesto de la revolución cultural taurina que es a la neotauromaquia clavelera lo que las tablas de Moisés fueron al pueblo hebreo. </div>
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Unas sagradas escrituras cargadas de corrección polítca, suntuosidad y un elementalismo sherlockholmesiano: amarás a Dios sobre todas las cosas, soy torero y me siento orgulloso, no matarás, lucharé por mi oficio, honrarás a tu padre y a tu madre, tenemos el derecho de acceder a la cultura y el arte de los toros, bla, bla... bla, bla... bla, bla, bla... Palabrería que recuerda a los falsos profetas que, subidos en un atril a las puertas del templo, peroraban ascéticos alegatos a las masas de desdentados hambrientos. </div>
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El torero-predicador Perera, desde el facistol de la modernidad, que es el tuiter, mientras clama contra los abusos de poder y los dictadorzuelos latinos, violadores de las libertades del pueblo según él, llama, públicamente, maricón a un aficionado que no comparte sus ideales. </div>
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-<i>¿Y tu que haces para defender la fiesta, si ni siquiera has escrito un #sialostorosenbogotá?</i> -interrogaba el <i>figura</i> del toreo al vilipendiado aficionado-.</div>
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<i>-Bieeeeen, así se habla, maestro </i>- azuzaron de seguido, los partidarios, al extremeño contra el <i>reventador taurino</i>.</div>
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Este Perera, como otros tantos de sus compañeros del jédiez, creen que la fiesta se defiende por las mañanas en tuiter haciendo trendings topics a cascoporro, a mediodia en los corrales, eligiendo con finura la materia prima para que el festejo tenga la dosis de arte requerida, y por la tarde en las monumentales de pueblos a los que no hubiera ido ni Labordeta con su mochila. Y si no entras por el aro: leña al mono con el aficionado.</div>
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Escribía Breton en su manifiesto que <i>"unicamente la palabra libertad tenía el poder de exaltarme. Me parece justo y bueno mantener ese viejo fanatismo humano. Sin duda alguna, se basa en mi única aspiración legítima. Pese a tantas y tantas desgracias como hemos heredado, es preciso reconocer que se nos ha legado una libertad espiritual suma. A nosotros corresponde utilizarle sabiamente (...) La actitud realista, basada en el positivismo, desde Santo Tomás a Anatole France, me parece hóstil a todo género de elevación intelectual y moral. Le tengo horror por considerarla resultado de la mediocridad, del odio, y de vacíos sentimientos de suficiencia. Esta actitud es la que ha engendrado en nuestros días esos libros ridículos y esas obras de arte insultantes. Se alimenta incesantemente de las noticias periodísticas y traiciona a la ciencia y al arte, al buscar halagar al público en sus gustos más rastreros; su claridad roza la estulticia y está a altura perruna. Esta actitud llega a perjudicar la actividad de las mejores inteligencias, ya que la ley del mínimo esfuerzo termina por imponerse a éstas, igual que a las demás..."</i></div>
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Pérdida de fe en la gente del toro, desconfianza con el que trae en el esportón el optimismo por norma, y compromiso visceral con la libertad, que no es otra cosa que la independencia de cada cual para defender su verdad sin temores. Este podría ser el manifiesto de un aficionado cansando cualquiera, que se encuentra hastiado de tanto fraude, del sistemático toro por liebre y de que, desde un tiempo a esta parte, encima de cornudo, tenga que ser apaleado. La beligerancia con la que nos azota el taurinismo con sus múltiples tentáculos es directamente proporcional al miedo que tienen a acabar engullidos por el agujero negro de su propia revolución. A que el público se cosque del timo y entre de lleno en el virtuosismo clásico de los Fandiño o Castaño, de los toros que se escapan de la atorabilidá y de una fiesta a la que nunca falta el ingrediente del miedo. </div>
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Por cierto, este figurón de la tauromaquia de la época en la que se torea mejor que nunca, que va tachando a aficionados de maricones y cobardes, esta tarde aparece en la famosísima Feria del Toro con un lote de Juanpedros. Y ya se sabe lo que dice el refrán, sobre lo que se cree el ladrón...</div>
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<br /></div>Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-61330668101465800002012-07-10T09:00:00.000+02:002012-07-10T09:00:18.137+02:00De uno que tuvo un futuro negro<br />
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<a href="http://2.bp.blogspot.com/-4OvF6dy4hAo/T_tO6guTIbI/AAAAAAAADFk/1GFp72du5X0/s1600/tuits.July.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="145" src="http://2.bp.blogspot.com/-4OvF6dy4hAo/T_tO6guTIbI/AAAAAAAADFk/1GFp72du5X0/s400/tuits.July.png" width="400" /></a></div>
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<a href="http://4.bp.blogspot.com/-0CwvgTCbjvg/T_tO0xYIBcI/AAAAAAAADFc/oVpgjW8OvaE/s1600/tuits.July2.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="132" src="http://4.bp.blogspot.com/-0CwvgTCbjvg/T_tO0xYIBcI/AAAAAAAADFc/oVpgjW8OvaE/s400/tuits.July2.png" width="400" /></a></div>
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Año 1893. Alemania patenta el motor diésel, los Estados Unidos registran la fórmula de la Coca Cola, en Noruega, un artista de infancia avinagrada, Edvar Munch, termina de pintar su personalísima y lúgubre gioconda, grito tétrico del que jamás imaginó que un siglo después fuera vendido en quince mil millones de las rubias pesetas. En Madrid, Sagasta sale elegido por los votantes -entonces sólo varones mayores de veinticinco años-, como Presidente del Gobierno y el Instituto Nacional de Meterología presenta su primer mapa de predicciones, sin saber que estaba fundando uno de los subgéneros periodísticos más <i>coñazo</i>; en el Liceo barcelonés el anarquista Santiago Salvador Franch, con un par de bombas orsini en cada mano, hacía saltar por los aires a la burguesía catalana: veinte muertos y no menos de cuarenta heridos que asistían, confiados y risueños, como garcigrandes en los chiqueros de la Monumental de Badajoz, a la obra de Guillermo Tell sin caer en la cuenta de que desde la quinta gradería del teatro un ácrata aragonés soñaba en atravesar, como la flecha del arquero la manzana, el corazón de la aristocracia barcelonesa. Y en Sevilla, en el Cortijo el Cuarto, Manolito, un descarado mozalbete de nueve años, se empeña en darle un natural y un pase de pecho a un toro de Miura, cojo, pero con más peligro que un alcalde nuevo. A Don Eduardo "el de las patillas", que acaba de hacerse cargo de la vacada por la muerte de su hermano Antonio, no le pareció mala idea la cosa, ni se echó las manos al sombrero de ala ancha al ver tan goyesco cuadro. No era para tanto: un chaval que quiere ser matador tiene que tirar con lo que sea.</div>
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Manolito ya había ganado, con siete años, sus primeros duros -una libra esterlina, más bien- como torero. Se la arrojó, al grito de "torrero", un inglés que se quedó prendado con el garbo del chavea, que en el Baratillo y calles de alrededor amontonaba sus primeros partidarios, gentes del lugar que iban a verle trazar líneas imposibles, doblegar a la muerte, que se sentía, a pesar de no ser real, y dominar con pinturería al invisible toro, cálido y pegajoso, del aire sevillí. </div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-ECP6zuF1kV4/T_tD8LmYmuI/AAAAAAAADE8/jaVHssHWuL4/s1600/bienvenida.madrid.novillero..jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="http://1.bp.blogspot.com/-ECP6zuF1kV4/T_tD8LmYmuI/AAAAAAAADE8/jaVHssHWuL4/s400/bienvenida.madrid.novillero..jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Novillo de Pérez de la Concha en Madrid. 1905</td></tr>
</tbody></table>
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A Manolito ya no hay quien lo pare: antes de tirar los dientes de leche ya había toreado becerradas en Portugal y Francia. Aquí ya había formado, junto a Revertito, la <i>cuadrilla de los niños sevillanos. </i>Con los del castoreño debuta a los diecisiete. Once meses después se presenta como novillero en Madrid, con una novillada de Arribas Hermanos que toma veintisiete varas y despena nueve rocines. Aficionados y crítica entran por el aro: este Manuel Mejías Rapela va a ser gente en esto. </div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-G0KjgG6_zkA/T_tDpXupmSI/AAAAAAAADE0/I5_R1BgS1rE/s1600/bienvenida.sevilla.novillero.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="http://4.bp.blogspot.com/-G0KjgG6_zkA/T_tDpXupmSI/AAAAAAAADE0/I5_R1BgS1rE/s400/bienvenida.sevilla.novillero.jpg" width="382" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Novillo cuatreño de Miura en Sevilla. 1903</td></tr>
</tbody></table>
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Cuatro meses después, en su Sevilla, mata una novillada cuatreña (¡!) de Miura, mano a mano con Corchaíto. Cuando los veterinarios se percataron de la edad y el cuajo de los novillos, no dudaron en presentarla en los carteles como novillada cuatreña. Sin complejos. Tampoco era raro en la época. A nadie, fueran críticos, partidarios, detractores, compañeros o figuras, se les ocurrió tachar el asunto de desvergüenza o inmoralidad. Manolito, que creció sin el amparo de escuelas taurinas y taurinos sin escuela, no necesitó más preparación que la que le suministraba su infinita afición y descomunal valor. En Barcelona, todavía de novillero logró dos triunfos sonados: uno ante Lord Beresford, almirante de la escuadra inglesa que lo premió con cinco libras esterlinas, y el segundo, ante un novillo de Felipe Salas que mandó a dos varilargueros al hule. </div>
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No tardaría en llegar la alternativa...</div>
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-61z8BbEHL_I/T_tI7wEuUTI/AAAAAAAADFM/rxHLqKebVMo/s1600/Cartel-Bienvenida4.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="278" src="http://2.bp.blogspot.com/-61z8BbEHL_I/T_tI7wEuUTI/AAAAAAAADFM/rxHLqKebVMo/s400/Cartel-Bienvenida4.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Corrida de novillos de cuatro años cumplidos. Sin complejos.</td></tr>
</tbody></table>
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Será porque en la época no existía el típico paliza bloguero que sólo se afana en demostrar <i>científicamente</i>, con cuatro vídeos mal encaraos del youtube, que las figuras de antes eran una mentira y los toritos de mazapán, que hoy se torea mejor que nunca y sale el toro más bravo de siempre. O, quizás, porque en aquella época de transición que enlazó mi guerrismo y mi gallismo, en la que las figuras eran Machaquito y Bombita -que tuvieron sus claroscuros-, donde el Juli, con suerte, habría llegado a ser un buen mozo de espás sin distinción para pinchar ni cortar. O porque la crítica escribía e instruía de toros con estilo, verdad y valentía, con sus fobias y filias, pero con categoría. El caso es que no se muy bien el porqué, pero a pesar de las palabras de Julián, al niño Manolito, en esas "vergonzosas" novilladas, no le fue mal del todo. </div>
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Que yo sepa, Manuel Mejías Rapela, el Papa Negro, algo de futuro tuvo en esto de los toros, aunque yo cada día sé menos y la Historia de la Tauromaquia seguro que está equivocada, que antes no había villasusos ni mundotoros que enmendaran la plana a los <i>desviados</i> Cañabate o Corrochano.</div>
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Siguiendo la línea crítica del maestro de Velilla, tampoco hay que ser Aristóteles para entender que a la tauromaquia s.J. (según Julián) le hubiese ido mucho mejor, y no llegaría a nuestros días mendicando atenciones, si a Joselito el Gallo, Frascuelo, Guerrita o Belmonte les hubiera dado por zambullirse de lleno en el arte, si los empresarios hubiesen inventado antes la Carpa, si Rafael el Gallo tuviera tuiter y si todo torero que se precie huyera sistemáticamente de las ferias importantes y del toro con casta, poder, arrobas y trapío. </div>
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El futuro ya lo tenemos aquí, en el presente: se llama Badajoz, se llama Olivenza, se llama Cantalejo, se llama Brihuega, se llama Ronda, y sí que es una vergüenza. </div>
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Nota: imágenes de la <a href="http://larazonincorporea.blogspot.com.es/" target="_blank">Razón Incorpórea</a></div>
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<br /></div>Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-7268758365767726597.post-21264956024159816712012-06-08T09:30:00.000+02:002012-06-08T09:30:03.678+02:00El Oro de la Carpa<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-jyyO4H-JFvo/T9DmNLorQlI/AAAAAAAADEk/AND7wCGyikY/s1600/Talavante.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="265" src="http://1.bp.blogspot.com/-jyyO4H-JFvo/T9DmNLorQlI/AAAAAAAADEk/AND7wCGyikY/s400/Talavante.png" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://manonfotoblog.blogspot.com.es/" target="_blank">Juan Pelegrín</a></td></tr>
</tbody></table>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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Como me tengo por una persona que gusta ver de toros, sin complejos, pero con decencia, me perdí, con gran alegría, la Beneficencia 2012, que diría Gallardón. De igual modo he procedido con la gran mayoría de este San Isidro, que es una feria que tal y como está montada, interesa más bien poco, y justo es decir que no solo por la sopranesca empresa, que otear el desolador panorama de toreros y ganaderos aferrados a la gallina de los huevos de oro del arte ditirámbico y caersete los palos del sombrajo es todo un uno. Profesionales, como se dice ahora, como si hablásemos de fontaneros o gigolós, que se han convertido en pájaros de mal agüero para este aficionado cansado. </div>
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Sí que ví, con una sonrisilla mouriñesca, que es como la mueca de la Gioconda, pero en plan Harry el Ejecutor, la salida a hombros de Alejandro Talavante, laureado entre chonis sicópatas y canis castizos, hechos a la madrileña, como los callos de Casa Paco, y que, junto al toreo hermafrodita de Manzanares, es el contrabando artístico que están colando los sevillís en la capital del reino a través del AVE. </div>
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Sobre el Tala, que seguramente no pasaba tan mal rato en una plaza de toros desde que mataba los Adolfos, los mismos que le habían pedido dos orejitas, una por becerrote, saltaban y huroneaban, como una manada de leones jalándose a Bambi. Y uno no sabía si estaba viendo a un torero salir entre vítores por la Puerta Grande de las Ventas del Espíritu Santo o a una milicia de almonteños saltando la reja para sacar en procesión a la Blanca Paloma. </div>
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Fervor, trapicheo, paroxismo artístico, farándula, un espectáculo repelente, casi tan bochornoso como el que se produce tarde sí y tarde también dentro de la plaza, ya su plaza, plaza de artistas, que no de valientes, plaza de abortos juampedreros, raramente ya de Toros, y plaza para turistas, claveleros y analfabetos taurinos, con fortuna también de unos pocos benditos a los que -por lo menos para la simplona masa de público que nos subvenciona la Fiesta- de nada les vale que su afición, cimentada en la plaza a base de isidradas y domingos caniculares, beba de las fuentes de Chenel, Bienvenida o Esplá, ni que hayan echado los dientes de leche en el Batán, viendo los toros de Escudero Calvo, Isaías y Tulio Vázquez o Concha y Sierra. Aficionados de casta y reata que por mor de las corrientes vanguardistas, tan monótonas y nazis -buscan una raza superior de cretinos que solo piensen de una forma, sin rechistar y pasando por taquilla-, empezaron siendo tratados de talibanes, ya van por reventadores y lo siguiente será montarles un Guantánamo en el tendido Siete.</div>
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Son los de la Carpa, que se han creído que son cultura, así, porque sí. Porque un día invitan a una coplista que va y lo dice, y al otro, un escritor al que un negro le escribe los libros va y lo dice, y al siguiente uno que, borracho, hace veinte años, disertó sobre el milenarismo en la Primera, va y lo dice, y al día que hace cuatro, una muchacha que presentaba el Waku Waku, va y lo dice... y así, una larga y postiza pasarella de tertulias sintéticas y artificiales que intentan aferrar el toreo a su última gota de vida mientras el viejo aficionado abandona las plazas, aburrido y hastiado de tanto cantamañas.</div>
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La imagen que no dan los del Plus es la de esos canis, abandonando la Puerta de Madrid, por la calle de Alcalá para abajo, camino de uno de estos establecimientos donde se mercadea con el elemento químico número setenta y nueve de la tabla de elementos, vendiendo los jirones del Tala, que es el vil metal extraído de las minas culturales de la carpa, que es el oro de Moscú al que le escriben los revistosos y que el taurinismo olisquea como podencos en el coto. </div>
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Oro que será nuestra ruina.</div>
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<br /></div>Antonio Díazhttp://www.blogger.com/profile/01077611255163317167noreply@blogger.com11