domingo, 30 de mayo de 2010

El dia, con papel y boli

Mundotoro a las 00:00. Avalanchas, mayorales a hombros, decenas de orejas y una mano de rabos, publicidad de Corpas y Pinar, triunfadores en no sé dónde.., y por si las moscas, un seguro. Sólo le faltan bautizar este momento como la Edad de Oro del Toreo Mundial de la Historia.



Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. San Isidro. Última de feria. Toros del Marqués de Domecq para El Fundi, Rafaelillo y Javier Valverde.


Como no hay mal que cien años dure, la peor isidrada que se recuerda tiempo atrás acabó, afortunadamente. Se puso fin con eso a lo que llaman la semana torista, y que no es otra cosa que una campaña publicitaria que ni la de las burbujas Freixenet. Una excusa para seguir llenando la plaza con toreros malos, que me perdonen las escasísimas excepciones, con gentes que vienen al reclamo de las ganaderías del lado oscuro. En esta semana hemos visto torreones, cortijolivas, marqueses de elimina lo anterior o taberneros. Los miuras, vitorinos, prietos de la cal o los cebada, los habrán visto por televisión, en su residencia veraniega, matando moscas con el rabo, tumbados al relente. A los adolfos se la han dejado grabando y la verán cuando se bajen del camión. Se van a descojonar. Por un quitame allá esos kilos, se vuelven para los Alijares una tropa de cárdenos guapos de verdad. La romana de Las Ventas es como las armas de destrucción masiva en Irak, que nadie las ha visto pero se supone que estan ahí, escondidas, prestas a hacer el mal. Hemos visto en veintitantas tardes a sardinas pesar como ballenas, sin que nadie levante la voz. Ha habido culos de pollo vareados con más kilos en romana que la selección nacional japonesa de sumo (lo de los gordos que se dan sartenazos en calzoncillos). Vamos, que se ha pasado la mano, y si ha habido que redondear se ha redondeado. Pero cuando visita Adolfo la cosa cambia, el romanero se vuelve puntilloso, los veterinarios se ponen las gafas de ver de cerca y los de la comunidá suben al trastero y, del mismo baúl donde tienen secuestrada la vergüenza, sacan y desempolvan el Reglamento, que con los que vienen hoy se puede descargar la suerte y meter el pico de la letra pequeña. Con nocturnidad y alevosía llegaron los del Marqués de Domecq. El Reglamento volvió al baúl, el romanero al redondeo y a los veterinarios se les cansó la vista. Resultado: una corridita de toros para Colmenar de Oreja, Quintanar de la Orden o Huércal Overa.




Como no interesa hablar del fracaso de la mejor feria del mundo, de la condena a muerte segura a la que están sentenciando a la tauromaquia los mismos que se alimentan de ella como garrapatas, la noticia del día es que Julio Aparicio no para de preguntar, con papel y boli, por el giro que lleva la feria de San Isidro. Nos alegramos de que esté mejor, pero me pica la curiosidad por saber que le contarán a un tío que lleva unos cuántos dias sedado y medio grogui.


- Maestro, la feria regulaaaá, el viento que ha molestao mucho, y los toros que se han movío, pero no se han movío bien... Además, la plaza mu rara, la gente siempre a la contra, menos mal que estaba siempre el señó presidente pa poné freno a la sinrasón.


- Aparicio (con papiro y carboncillo): ¿Quién ha salido por la Puerta Grande?

- Maestro, por aqui nadie, la gente no estaba pa guasas. Pero Morante se sentó en una silla en Nimes con juanpedro. No veas como estuvo el tío, más arte no se pué tener.


- Aparicio (dándole a la muñeca): ¿con juanpedro y una silla? ¿ha estado hablando en alguna tertulia o algo? ¿han dado una conferencia sobre la estructura y policromía de los hados cuando se fusionan con el terrenal torero para terminar formando una aleación compuesta por tres quintales de gracia y finura y unos granitos de sal andaluza?


- No, no, maestro, que no me he explicao bien. Que se sentó a torear a un juanpedro en una silla. Ha salío en tos laos. En el mundotoro y en el burladero. Le dieron las dos orejas y el rabo, y le pidieron una pata, de la silla, claro.


- Aparicio (pensando en un teclado) ¿Y lo demás?


- Lo demás va perita, maestro. Pedaso de feria en Pamplona, en Bilbao lo mismo. En la feria de Córdoba Ponce y el Fandi siguen en figura; Perera y Talavante triunfadores en Cáceres; en Bilbao, con palhas Victor Mendes, retirado y con arrugas, les moja la oreja a los muchachos; las sustituciones de Tomás en Madrid son pa el Juli y Perera; y pa rematá, en la portada del mundotoro pone que se han cortao veintiséis orejas y cinco rabos...





De la tarde, poco que comentar, que el Fundi no luce con borregas; que Rafaelillo hizo lo que pudo, y que Javier Valverde se despidió como llegó: con poco brillo pero con dignidad.


viernes, 28 de mayo de 2010

Palhas y lilas

Carlos Casanova. Un torerazo haciendo el lila. Iván de Andrés.




Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. San Isidro. Vigésimosegunda de feria. Lleno. Toros de Palha y El Torreón para Jesús Millán, Fernando Robleño y Francisco Javier Corpas.



Llamar baile a lo que pasa en los corrales de Las Ventas es faltar al respeto y menospreciar artes bailongas tan serias como la polka, la conga o el reggaeton. Lo que se montan, a tenor de los hechos, los veterinarios, veedores, floritos, presidentes y demás profesionales de la Comunidad, es una botellona de no te menees. Culpa de la crisis, que ha dejado a Choperita con agujeros en los bolsillos, las partidas de botellas de Chivas o Glenfiddich, de las que deshollinan el pecho y limpian las tripas, han sido cambiadas por güisquis cuatreños de garrafón. Nos quedamos hoy a medio ver los Palhas, al igual que mañana, que nos cambian una gran corrida de Adolfo, con pocos kilos pero con un trapío fetén, por una que viaja en estos momentos del Marqués de... ¿lo adivinan?


Los Palhas, con los que los de la funeraria se frotan las manos, han venido terciaditos y anovillados, que no nos coge de sorpresa. Sin ser los animales fieros, terribles, asesinos e `intoreables para hacer el arte´ que pregonan las figuras, han tenido su punto de interés, culminado por un gran toro, el tercero, que se ha encargado de sepultar, a base de embestidas bravas, la carrera de Corpas. Los remiendos del Torreón, impecablemente presentados, se han acordado de su sangre Domecq y han derrochado nobleza a raudales, que no ha terminado de ser aprovechada del todo.



Antes de contar por encima lo que ha sido la tarde, me gustaría mentar, aunque se me revuelvan las entrañas, al tal Vicente Yestera, conocido popularmente por El Yesteras, subalterno, este sí que es un sub-, en la actualidad acomodado con érase un hombre a una patilla pegado. Padilla. En gran ejemplo de compañerismo y afición, ha tenido por oportuno tildar la gran actuación con los palos de Carlos Casanova, de torero con hígados y vergüenza, como la labor de `un lila´. Así está el tinglado visto por los mismos profesionales. Un tio que se juega la vida de veras, es un lila. Uno que da tres pasadas para poner medio par de banderillas es eficaz, pensando siempre en el matador. Lamentable.



El único que ha tenido que verselas con el lote de Palha ha sido el maño Jesús Millán, que bastante premio tiene con verse anunciado en ferias. Es un torero que nunca ha dicho nada. Más bien al contrario, nos debe a los aficionados algo, todavía escuece el recuerdo de esas corridas concurso dónde creía que el que concursaba era él. Su actuación hoy, grisácea, amontonado con el primero, con mucho trapazo suelto y poca claridad de ideas. Con el cuarto, el más bronco de la corrida, derrochó firmeza, que no es poco.



El tigre de San Fernando, menos felino que otras veces, ha cortado una oreja de escaso peso, pero que le ha de valer para seguir en la lucha. La labor orejil, de menos a más, viendo la botella medio vacía tenemos que decir que no supo ver el toro de un principio; viéndola medio llena se puede argumentar que lo entendió y lo ahormó conforme avanzó la faena. Terminó metido entre los cuernos del bicho, dando trozos de muletazo muy templaditos y meritorios. Se tiró a matar a ley, quedando la tizona pelín caída. La cosa no fue de oreja, lo que no quita que no tuviera su mérito. Al segundo Palha, aplaudido injustamente en el arrastre, lo mostró y enseñó al público, que no tardó en tomar parte por el toro, que no era gran cosa. Pasaba de un lado a otro, con la cabeza por las nubes, sin chispa de codicia. Sobraron los pitos al torero y los aplausos al inquilino.



Francisco José Corpas no tiene culpa ninguna de lo sucedido esta tarde. Ni puede ni sabe torear y de valor para ponérsela anda justito, por mucho que se hinque de rodillas enfrente de chiqueros. Un torero así nunca ha de pisar esta plaza, con este ganado menos. Choperita debe mirar menos por llenar su faltriquera y más por el aficionado y el prestigio de la plaza. Además, peca de incauto e insensato. Anunciando esta clase de toreros `baratos´lo único que va a conseguir es cargar algún día con un muerto en sus espaldas. Me acuerdo de ese Lancho empalhado. Si a Corpas lo ha dejado en evidencia un palha bravo, pero noble que sólo se comía la muleta, hay que plantearse que hubiera sido del sevillano si le hubiera tocado la alimaña. Carne de cañón. Tiempo de reflexionar para Corpas. Al banquillo.

jueves, 27 de mayo de 2010

El Santuario de Lourdes

`Estoy buscando al Fundi para brindarle un toro, ¿lo ha visto usted por aquí?´. Iván de Andrés.



Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. Feria de San Isidro. Vigésimoprimera corrida. Lleno. Toros de Javier Pérez Tabernero para El Fundi, Sergio Aguilar y Luis Bolívar.




Hasta diecisiete mamíferos bovinos, rumiantes, vertebrados, artiodáctilos, cavicórnidos, monodelfos, ungulados han hecho aparición por la misma puerta por donde a veces salen toros de lidia. Más que la feria de San Isidro parecía la cosa una feria ortopédica para lisiados. O el Santuario de Lourdes. Las mayores ovaciones de la tarde se los han llevado los de la ganadería de Florito, que no fueron precisamente los que más condición boyar tuvieron. De la ganadería titular, Pérez Tabernero, se devolvió el segundo, como se tuvo que devolver el primero, el cuarto fue un buen toro, aplaudido exageradamente en el arrastre, el tercero, el más atanasio, uno de los últimos, embistió con más genio que bravura, el resto para olvidar. Salieron, por orden de rotura, en segundo lugar, uno de Domínguez Camacho, bonito y bravo hasta que se abrió las manos; un Torrehandilla parecido a una de esas pinturas de Altamira y uno del Conde de Mayalde, que ni Botero lo hubiera pintado más cabezón. Lo de los sobreros es una vergüenza. Y lo de los titulares, también.




Un extraño, vestido de rosa y oro con cabos negros ha tenido el atrevimiento de venir a Madrid y anunciarse como el Fundi. No se veía tamaña falsificación desde que al chaparrito del Pardo le ponían dobles para inaugurar pantanos. Pero no nos la ha colado, el verdadero Fundi estaría en la finca del suegro tentando esos galafates tan impresentables, por grandes, con los que se entrena para venir a dar la cara a Madrid. El imitador, malo de solemnidad, se ha dejado ir el cuarto toro con las dos orejas puestas, después de plantearle -es una manera de hablar- una faena sin tón ni són. A tontas y locas. En los medios con la ventolina, muchos pases templados y mecánicos, sin decirnos nada el torero, y lo que es peor, sin decirselo tampoco al toro. Su primero fue un animal descastado y desgastado que tuvo que ser devuelto por tullido. Con los chiribolos de matar tampoco fue buena la imitación. O el plagiador mejora o va a ser menester que venga el auténtico.




El personaje de la tarde ha sido el picapedrero de Sergio Aguilar, de nombre Antonio Prieto, apunténlo, que ha repartido unas cuantas convidás con la puya a cual más devastadora para los lomos del animal. Se le fueron tres para atrás y al que se quedó, el segundo tetris ¿? le estuvo dando fiesta durante cuatro o cinco minutos. Con amigos como estos no te hacen falta enemigos, Aguilar. El mayalde se quedó paradote, no queda muy claro si por falta de casta o por falta de sangre que avivara su embestida, peligroso, buscando siempre el cuerpo del torero, que anduvo siempre ofreciéndole la muleta, el pecho y las femorales. No se puede hacer más con menos. Con el quinto, que no valía un real, volvió a presentar una faena digna, llena de verdad, con matices de torero bueno, pero que no pudo redondear por la falta de enemigo. En este caso me refiero al toro y no al picador. Con una gran estocada se despidió del abonado venteño hasta... ¿la sustitución de José Tomás?




A pesar de que lo pueda parecer, Bolívar no es gitano, y se nota en aquello de los buenos principios y los malos finales. Es la enésima vez que vemos al caleño empezar una faena en los medios, con distancia, con la zocata, dejándose venir el toro con alegría, para terminar dando pases como fuera uno de los mantas que torean en Prensas, Beneficencias y demás romerías. Mientras tuvo la pañosa con la derecha, no hubo problemas con el encastado tercero, es más, dió algún muletazo con buena colocación y disposición, muy acelerado también. En cuánto se la echó a la izquierda no hubo nada que hacer, salvando honrosas excepciones, el toreo al natural hoy sólo lo pueden hacer cuando se ha molido a capotazos; a cariocas; también se hacen unas pocas pasadas en falso con las banderillas; se empieza con la muleta con unos cuántos estatuarios o pases por alto que derrenguen el poder del toro y sigue la faena con cuatro series de derechazos que hayan terminado con cualquier signo de fortaleza y codicia que le quedara al animal. Entonces, y sólo entonces, se ponen a hacer posturitas amaneradas con la izquierda. Eso de parar, mandar, templar y cargar a un toro encastado con la zocata en los inicios es algo muy antiguo, que hay que modernizarse, y queda reservado sólo para el Cid, cuando las huelgas no se lo impidan.

miércoles, 26 de mayo de 2010

El retorno del besuqueador de Jerez

Pues ha vuelto porque lo ponen los mismos que colocan a Javier Conde, Picazo o Pedro, `El Capeíta´ .


Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. Isidrada. Vigésima de Feria. Lleno. Toros de Samuel Flores para Juan José Padilla, Luis Miguel Encabo e Iván García.




Será cosa de los hematócritos, que andan justitos de codicia; de los glóbulos rojos, que llevan medio metro de lengua fuera; de la hemoglobina, que acusa las querencias; o los glóbulos blancos, que han mutado a glóbulos artistas, el caso es que la sangre de los samueles está como está, tan baja de castita y de fuerzas que van a terminar por pedirlos Morante, Cayetano y El Juli para poner garapullos sobre tresillos isabelinos y mecedoras de la abuela. Toros bien presentados, algo vareados algunos, pero bien aviaos de lo suyo. El cuarto, que llegó algo más entero al último tercio, tuvo alguna posibilidad por el pitón izquierdo. Lo demás, nada de nada. En El Palomar tiene que haber muflones con más celo que los vacos cornalones que se han traído esta tarde.




El ciclón de Jérez, que venía en acto de constricción y penitencia, no ha sido peor que la mayoría de los que han pisado esta plaza en los últimos años, lo que tampoco es suficiente para encumbrarlo como torero de ferias. Tiene su público, que cada día se parece más al del coso venteño, y tiene su tauromaquia, más parecida al rodeo americano que al arte de Cúchares. Pero lo que no tiene, es que pisar el ruedo venteño, demasiado grande, y no me refiero a la medida geométrica, para una caricatura de torero. Sorteó, hoy sí, un primero medio inválido, muy protestado, debió de ser devuelto por el usía, que hoy tampoco estaba por la labor de defender a nadie que no sea la mano del amo. Su labor careció de importancia, con mucho pase suelto por allí, por aquí, ahora ayudándome con la simulada, ahora sin ella, a pelo; tan despegado que entre el samuel y el ciclón cabía su amigo Morante con la silla y el juanpedro. Con el cuarto, boyar y flojucho, dió algún muletazo por el lado izquierdo -torear al natural es otra cosa- templadito y relajado, casi parecía torero. Tres series, muy jadeadas por parte de la concurrencia, y un navajazo en los sótanos le valieron para que le pidieran una oreja que hubiera sido más polémica y recordada que el rabo de Palomo Linares.



El madrileño Encabo, que no es ciclón pero sí torero, al que le hemos visto en batallas duras, algunas perdidas, otras ganadas, siendo uno de los pocos lidiadores que quedan -o quedaban- en el escalafón, ha vuelto a dejar muchísimas dudas. Irreconocible. Y bien que le duele al aficionado que un coletudo de la dimensión que se le vislumbraba al madrileño se quede en agua de borrajas. Inseguro toda la tarde, con más sombras que luces, inoperante con las armas toricidas, siempre a merced de sus dos bueyes. En su descargo cabe decir que su lote no había por donde cogerlo, y que posiblemente, el quinto estaba reparado de la vista. Pero no deja de ser una excusa para un torero que tiene que recapacitar sobre su futuro. El año pasado se quedó en las cinco corridas. Nubes negras en el horizonte.



A Iván García le ha tocado el gordo, por amiguismo, taurinismo o lo que sea, nos lo quieren colocar como figura en ciernes. Una corrida en este país el año pasado y cinco entre México y Colombia, más el advenimiento para la causa del maestro Campuzano y ya tenemos otra futura promesa que no dejará, como César Jiménez o Tejela, de ser juguete roto, si es que llega a juguete. Es de ley decir que dio muchos pases pero en ninguno dijo nada, teniendo dos animales enfrente -no digo otra vez boyares y descastados por no volver a escribir lo mismo- que le hubieran permitido dar algunos lances más enjundiosos. No llegará a nada ni juntándolo con Mourinho.

martes, 25 de mayo de 2010

Los fuera de la ley


2 de Junio de 1904. Undécima de abono. El público baja, e invade el ruedo para impedir la lidia del primer toro. Todo tiene fin en este mundo, hasta la paciencia de los aficionados a los toros.




Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. San Isidro. Corrida de la Prensa. Lleno. Toros de La Quinta, Nuñez del Cuvillo, Domingo Hernández, Victoriano del Rio, El Ventorrillo y Toros de Cortés.





Estos señoritos que se visten de luces, se compran cortijos y yacen con nobles señoritas con tetas enfundadas en silicona o polietileno, cómo los cuvillos y demás, han tenido la osadía y desfachatez de faltar al respeto a la mayor afición del mundo, además de menospreciar y pervertir un arte que cuenta con más de tres siglos de historia. Trescientos y pico abriles que estos pollos, que suman entre los tres veintidós años de alternativa y la friolera de tres Puertas Grandes de Madrid, se quieren cargar, a vuelapluma, porque a fuerza de repetirles que son los nuevos gallitos del toreo se han subido a un trono del que no hay quien los baje. Y van ellos, tan valientes, tan honrados, con sus caras de sacacuartos y sus almas de ladrones y nos meten toda la mierda que han sido capaz de rebuscar sus cuatreros o veedores por la piel de buey. Por encargo, las paellas. Los toros, sorteados, como manda la ley y la razón.




El Juli ha vuelto a salir de Madrid, si es que alguna vez entró. Con mala cara toda la tarde, rumiando el desastre. No es fácil, ni mucho menos, camaleonizar el delito, son pocos los cacos a los que no les casteñetea el labio o le sudan las manos cuando les toca ser interrogados. Pues imagínense hoy como estaba Julián, a sabiendas de que casi cincuenta mil ojos y veinticinco mil gargantas estaban atentas, dispuestas a no seguir tragando, que bastante anchas se nos han quedado las tragaderas después de veintitantas tardes de burla. Trajo debajo del brazo, para callar bocas, un toro de La Quinta, un santacoloma, para intentar pulgar su culpa. No cuela. Un santacoloma al que se suministra dos medidos picotazos mosquiteros y que sale medio inválido. Algo no cuadra. O sí, estando el Juli de por medio. Con el vaco de Victoriano del Rio, al que no quiso que se le picara, no se complicó la vida y su faena se argumentó en unos cuantas tandas derechistas que terminaron de crispar al personal. Todavía hay quienes disculpan a Juli, poniéndolo como triunfador de la tarde. Julián siempre se va de rositas... Como dice un proverbio árabe: los buitres sacan provecho hasta de la peste.



Perera se trajo, entre otros que se volvieron a sus fincas con el rabo entre las patas, a un Cuvillo, de nombre Utrerete, un acierto, el nombre, y un Ventorrillo con el que se hartó de dar mantazos con un trapo rojo. El Cuvillo, mientras perdía las manos y camballeaba de un tercio a otro cantaba la coplilla: `a la iglesia no voy porque estoy cojo, y a la taberna, poquito a poco´. Hasta tres veces probó la arena: la primera porque resbaló, la segunda porque tropezó y la tercera para despejar las dudas. Con Perera tampoco las hay: es un mediocre.



¿Y Cayetano? Cayetano para lo único que tiene que pisar esta plaza es cuando haya tenis y eventos progres, dónde van los guapos de España a lucir el body. Otro al que le echaron para atrás unos cuántos en los corrales, trayéndose de remiendo un toro de Cortés que más bien parecía un cabro montés. Anteriormente se las vió con uno del segundo hierro de Garcigrade con el que dió la verdadera dimensión de su toreo. Según Manuel Caballero, el speaker del Plús, la faena careció de uniformidad y unión porque el toro no era `monorítmico´. Pues va a ser cuestión, a partir de ahora, de poner a esos toretes artistas a estudiar solfeo desde añojos. Todo sea por el bien de la tauromaquia.

lunes, 24 de mayo de 2010

Alberto Aguilar se gana Madrid a ley





Alberto Aguilar, Sant Martin de Crau, Camposyruedos



Sant Martin de Crau, pánico en el ruedo, Prieto de la Cal, imponentes, manso, poder, sentido, emoción, capotes por el suelo, tomar el olivo, desarmes, banderillas, cogidas, la vergüenza torera de Alberto Aguilar, picar, retorcidos, anacrónico, violentos, arrimón, justicarse, aviso, jugársela, recogidas, la inmensa vergüenza de Aguilar, miedo, angustia, la grandeza de la Fiesta, sangre, tus cojones Alberto, un toraco, un diablo, memorias, Valle del terror, justificación de la Fiesta, inesperado, raro, poder, el honor de Aguilar, arrastre, palmas y pitos al toro, más palmas, no a la vuelta al ruedo de un torero, enhorabuena, justificación, incomprensión. El toreo es grandeza.




Colocando, y digo bien, colocando, al toro en larga distancia para ir al caballo. Además, con torería.





Colocando los rehiletes en el balcón del Palha, que es mucho balcón.


Dos orejas a ley a un Palha de vuelta al ruedo. Pero lo que nos llega de Francia es la faena a cuatro patas de Morante a un lisiado. Porno del duro. Fotos: André Viard.




Corrida muy buena de Palha, bien presentada, con un muy buen toro, el quinto, bravo y vibrante en la muleta. Primero, segundo, tercero y sexto, nobles con transmisión. Cuarto, complicado. Un éxito.


El héroe del día, Alberto Aguilar, embarcó a sus dos adversarios en series largas, citando desde lejos, mostrando sus cualidades. Los banderilleó bien y mató de dos grandes estocadas. Su entusiasmo gustó al público vicois (gentilicio de Vic) y obtuvo así un gran éxito.


Pierre Vidal



La pasión de Alberto Aguilar por las galias, itinerario:


Mauguio, Pablo Mayoral
Istres, Cebada Gago
Céret, José Escolar
Beaucaire, López Gibaja
Beaucaire, Jaral de la Mira
Bayona, Miura
Dax, Victorino Martín





Tentando, y toreando, un toro de la ganadería de Miguel Reta. Mientras otros `tientan´ bodegueros entre amigos, otros se la ponen, como si fueran buenos, a ejemplares como este de la casta navarra. ¿Quién dijo que son imposibles de torear?





Comprensiblemente, conocida y desenmascarada la empresa que timonea la mejor plaza del mundo, a Sergio Aguilar se le sigue negando el pan y la sal en su propia casa. Ahora, por la desgracia del niño Aparicio, hay una plaza libre en la corrida del 4 de junio (Feria del Aniversario). En las manos de la empresa está el seguir escacharrando la Fiesta o el hacer, por fin, un poco de justicia y ofrecerle la confirmación de alternativa a Alberto Aguilar, que es torero para grandes ferias, será por eso que no tiene cabida en Madrid, su casa.

Gloria a un ganadero

Frijonero, ovacionado en el arrastre, primer triunfador de la feria. Iván de Andrés.




Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. San Isidro. Décimo octava de feria. Lleno. Toros de Cuadri para López Chaves, Salvador Cortés y David Mora.




La Fiesta se defiende, en Valdepeñas, Morón, Mataró o la Conchinchilla con algo tan apabullante como lógico: criando toros. Y eso es lo que hace Don Fernando Cuadri, al que no le hacen falta artificios de jaranero para honrar su oficio y colocar el toreo en el sitio que se merece. Seis cuadris serios, hondos, con cuajo, tela de guapos han salido para dar prestigio a Las Ventas, y a un hierro de leyenda. A Frijonero o Ribete, ambos ovacionados en el arrastre mientras las lágrimas regaban los ojos del ganadero, no le han hecho falta saltar al ruedo con barretinas en la testa, como tampoco se hubieran dejado humillar por un vividor sentado en una silla del Ikea para justificar nada. Con su trapío y su casta, ellos solitos se han encargado de presentar el mejor alegato posible en favor de La Fiesta. La lástima es que se han encontrado con unos señores -es un decir- que no estaban por la labor de defender nada, ni siquiera el futuro de su bolsillo. El encierro traído de Comeuñas ha colmado practicamente todo lo que puede pedir un aficionado: presentación; diferente condición de salida, unos con brío, rematando en tablas y otros manseando, poniendo en dificultades al torero, no saliendo vencidos; en el caballo han cumplido, sin más; en banderillas se han dejado más de costumbre y más de lo que pueda parecer -había bastantes hoy vestidos de mediocre y plata- y en el último tercio han ido a más, con eso que llaman `fondo del bueno´y que no es otra cosa que la nobleza de un toro bravo, que no bobo. Por poner un pero, las fuerzas siguen andando justas.


Un último apunte sobre el ganado: hemos visto embestir con codicia y nobleza a pavos de más de seiscientos kilos, con pitones que medran y levantan las tablas y con más remate que toda la isidrada junta. Ahora es cuando uno se acuerda de los de la UCTL, más conocidos como `los de la yerba´o cuando me vienen a la mente todos esos que enfundan toros como si fueran viejos sofás de sky. O los que llaman un toro bien hecho a una lagartija ibérica. Pura patraña.




Poco decidido, como desde hace ya algunas temporadas, está López Chaves, que ve como él solito se va cerrando puertas. ¡Con la de saliva que tuvo que tragar para abrirse unas pocas! Con el peor lote de la tarde, que siendo el peor tuvo mucho que torear, ha estado poco decidido, nunca terminó de verlo claro y terminó siendo desnudado, y denunciado, por la casta. Que es una especie de policia aduanera, con olfato perruno para detectar a los malos toreros. Por eso esta clase de ganaderías las torea -es otro decir- el pobre y el necesitado. Las figuras gustan de pasar la aduana por un agujero de la verja, donde no vigila esta policía y no existe el riesgo y la emoción. Ese socavón por el que se van de rositas las figuritas de porcelana más adelante pasará a conocerse como `fosa de los Domecq´en honor a la familia que se adueñó de la tauromaquia y que con ella la enterró.





A David Mora se le ha ido el toro de la Feria con sus dos orejas conforme llegó de la finca: con rabisaco en la derecha y despuntada la izquierda. No se puede venir a Madrid, a torear la gloriosa corrida de Cuadri, con la que si estás como tiene que estar un torero, te pone en órbita para los restos, a dar series de cinco-seis muletazos y dos de pecho. O a ponerte al hilo del pitón. Ya no es de ser mal torero, sino mal aficionado. Cualquiera sabe, y si no está en los libros, que no se puede abusar con tandas tan largas a este tipo de toros que se acaban pronto, o que se exige estar cruzado continuamente para que el toro embista. O a intentar, aunque no pudo, dar pases cambiados por la espalda, banderazos por las nubes, a una clase de toros que por arriba todo lo protestan. Son obviedades que pasan por alto la gran mayoría de los toreros, poco dados a estudiar encastes, mucho menos a conocerlos en profundidad. Con ese Frijonero se hartó de dar pases rectos, sin mando ni limpieza. En un par de series logró aproximarse al record Guiness del Fandi dando ocho muletazos seguidos, muestra de que no había dominio. No había nada. Llevando, o trayendo, al toro embebido en la pañosa hasta detrás de la cadera es imposible, literal y fisicamente, dar tanto muletazo. De ahí que antiguamente, cuando había maestros, tenían que rematar después del tercer o cuarto muletazo con el `obligado de pecho´. Obligados porque ya tenían el toro debajo.




Cada vez que me toca sufrir a Salvador Cortés pienso lo mismo: en esa familia se han equivocado de torero, el bueno es Luis Mariscal, el hermano. Da grima, y lástima, ver como un tio de casi dos metros, en toda la flor de la vida, empieza a descruzarse, a perder pasito a pasito hasta que sólo se ve toro en el plano. Éste no se ha cruzado porque no entienda el encaste, es que no se cruza nunca. Estoy por contarles que los semáforos los rodea, no vaya a ser que por cruzarlos le arrolle el tranvía. Se llevó el otro toro de la corrida, el coloraíto, ovacionado al saltar al ruedo, apuesto y lustroso, y al abandonarlo arrastrado por el tiro de mulillas, mientras al sevillano le pitaban los oídos.



sábado, 22 de mayo de 2010

Julio Aparicio, en el New York Post



Como cada vez que hay sangre de por medio, los yankees se acuerdan de nosotros. Ahora ha sido el New York Post el que se hace eco de la espeluznante cornada al niño Aparicio. Dejo el enlace de la página para el que se maneje con el inglés: H-olé!


Para el que se entienda con el inglés lo mismo que el Fandi con el toreo al natural, resumo diciendo que el artículo es amarillista, de un pésimo gusto, en dónde se cuenta que Opíparo, el siniestro jabonero, se vengó del toro (el cuvillo) al que Aparicio le había cortado las dos orejas un día antes. La estocada pescuecera sale al final de página, en dónde se propone una encuesta, muy simplista a los lectores: votar a favor del toro, porque le dio su merecido al matador o hacerlo a favor del torero, porque la tauromaquia es una parte de la cultura española. No se me escapa el inhábil juego de palabras de la portada: Hole significa agujero. El que lo firma se habrá roto los cuernos...

viernes, 21 de mayo de 2010

Se pararon los relojes y los toros

El Cid, sin trampas, pico ni cartón. CABRERA




Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. San Isidro. Décimo sexta de feria. Lleno. Toros de Juan Pedro Domecq, Gavira y Mari Carmen Camacho para Julio Aparicio, El Cid y Morante de la Puebla.




Nueve toros han saltado esta tarde al ruedo venteño, de esos nueve, seis de Juan Pedro, dos de Gavira y uno de Camacho. Impresentables casi todos, tapados por la cornamenta, pero muy escurridos de carnes, poco musculados y con expresiones papales. El quinto tris, de Mari Carmen Camacho es el toro más feo y peor presentado que se ha podido ver en tiempo por esta plaza. Los de Gavira, boyares medio inválidos. Los bodegueros, como siempre, al límite de fuerzas y nobles como Borbones, sólo se salva de la quema el sexto.




Julio Aparicio ha pasado en apenas veinticuatro horas de paladear las mieles del triunfo con un cuvillo de vuelta al ruedo, a llevarse el tabaco más gordo de su carrera. Una zancadilla alevosa, como las que repartía el Tarzán Migueli, ha dado con sus huesos en la arena. Una vez allí, reo de sus lagunas físicas, estaba condenado a merced del toro, que lo empaló por el guajerro como el gancho de un carnicero. Se mascó la tragedia. Antes, había saludado a la verónica con gusto y empaque al jabonero que lo mando al hule. Con la gente preocupada, en estado de conmoción, la corrida quedó en un mano a mano entre Morante, al que todos querían ver, y El Cid, el que estaba estorbando más que el jueves.




Después de dieciseis festejos, unos peores y otros aún peores; de ver con la plaza abarrotá a El Juli, Morante, Castella, Perera o Talavante, resulta que viene El Cid, que está muy visto, y realiza el mejor toreo, Rafaelillo aparte, de más de medio mes infumable. Si hasta le habían preparado una mani, que ya hay que ser retorcido, además de descastado, para abandonar tu localidad en el toro del único torero que durante años, con su gallardía, vergüenza y ciclópeo toreo, ha devuelto, con creces, el dinero y la ilusión al aficionado. El Cid ha sido, y sigue siendo, el único clavo ardiendo al que aferrarse en estos tiempos de uris gellers, artistas pétreos y quintaesenciadores quiméricos. Cuando se torea, se está y se vive, con la semilla de la verdad por delante, siempre termina florenciendo, pase lo que pase. Le cortó una oreja a ley al sexto, un juanpedro noble y colaborador, como no podía ser de otra manera, que le regaló veinte embestidas tan dulces, que resultaban pringosas, por el pitón derecho. Por el izquierdo reparaba y no pudo haber lucimiento, dejándonos con la miel a dos dedos de los labios. Oreja sin discusión. Antes, una voltereta fea del feo segundo lo había hecho entrar en una catarsis interna. El susto y la rabia produjeron en el saltillero un efecto rebote, una purga en lo más hondo de su orgullo que nos llevó a verlo en su versión más encastada, que no de toreo más puro. En el cuarto bis, otro mulo de Gavira, su obra careció de regularidad: un muletazo bueno, otro vulgar y en el remate, toro al suelo. Fue capaz de exprimir algún muletazo notable, pero con aquella cosa negra tan desaboría y tan inválida no había lugar al lucimiento. No lo dejaron salir a saludar, que hubiera sido lo justo, en una feria en la que saludan hasta los monosabios. Este puede, y va a ser, el punto de inflexión de la temporada del Cid.




Con más autobuses que un novillero y más viudas que un moribundo jeque árabe, llegaba Morante a Madrid, que por unas horas quisieron convertir en Jerez, Granada o El Puerto de Santa María, que es dónde los torillos le embisten al ruiseñor de la Puebla. Porque en Madrid, Pamplona (no Pamplona, no, que no quiere ir) o Bilbao el hombre tiene `mala suerte con los sorteos´. El caso es que cuando aparece Morante no sólo se detienen los relojes, sino que también se paran los toros. El falso profeta, al que todo le aplauden y con el que todo son óles (los de Morante son con acento en la ó) ha pasado con más pena que gloria por el puente de Las Ventas. Como aquellos profetas de hace dos mil años, los que hacían milagros y caminaban sobre las aguas, a Morante le han puesto delante un carrusel de inválidos de distinta cuna: un juanpedro, un gaviro y un camacho. A ninguno pudo resucitarlo, ni tampoco cuidarlo, que es la esencia de la lidia moderna. Al final se tuvo que quedar con el camacho, que era un novillejo que hizo torcer el gesto a Curro Vázquez en la barrera, y que no embestía con la bendecida clase que exige a los toros el artista de La Puebla. Los pocos óles con los que le regalaron los oídos sus partidarios fueron por un puñado de verónicas ultrasónicas y aceleradas. Hay que hacerlo así, porque no puedes volver el lunes a la oficina y decir que no has podido cantarle ni un óle a Morante, el de los pueblos. Tratarás de contar que bien vestido iba, con qué empaque le pegaba caladas al puro y la torería que desprendió al despedirse de la plaza. Pero de su toreo no podrás describir nada. A no ser que, como ya ocurrió hace dos milenios y pico, te inventes un evangelio sobre la vida y obra de un falso mesías.

jueves, 20 de mayo de 2010

Los hermanos adoptados de Bastonito

Imagen de los tiempos actuales: un torero derecheando de rodillas en Las Ventas y un Ibán que se presta y se deja desflorar sin decir ni mú. CABRERA




Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. San Isidro. Décimo quinto de feria. Casi lleno. Toros de Baltasar Ibán para Eugenio de Mora, Serafín Marín y Luis Bolívar.




Menudo desastre, y descaste, lo de Baltasar Ibán. Si Bastonito levantara la cabeza no daría crédito al nivel de boyantía y bobaliconería del que hacen gala sus hermanos. Es más, posiblemente ni reconocería a los suyos. Bien presentados en conjunto, pero cada vez menos reconocible la sangre Contreras, que es la que le dió un lugar de privilegio, merecidamente, a esta ganadería. Quitando el quinto, más en tipo, los demás son una macedonia donde predomina la linfa Domecq. Atontados, descastados y al límite de fuerzas. Pero antes de cargar tintas contra el ganadero hay que hacerse la pregunta de siempre, cuando esta porquería de empresa está de por medio: ¿es ésta la cabeza de camada? ¿no había toros más aptos en el Cortijo Wellington? ¿o son más de esas baratijas que compran por la piel de toro los Choperita? Estas preguntas caben, porque son notorios los triunfos y el resurgimiento de la casta y bravura de esta ganadería en los últimos años. Algo descuadra por ahí.




Venir a Madrid a dar circulares, para un lado y para otro, invertidos, creo que los llaman, a hincharse a dar derechazos de rodillas y dar varias tandas de dos mil muletazos y tres pases de pecho es mal negocio. Porque por mucho que se hayan empeñado los públicos, con la venia de los presidentes, en colmar los esportones de orejas a los pobres toreros, hay cosas que no tienen por donde cogerlas, como por ejemplo eso que se viste de luces y se anuncia en los carteles como Eugenio de Mora. Es uno de los numerosos castigos con los que Choperita flagela todos los años, con rigurosidad, al aficionado. El año que viene volveremos a tener la ración de mortadela del toledano.



El que llamó hoy la atención, porque torear no toreó, fue Serafín Marín. Primero porque hizo el paseíllo con la senyera y la barretina, en acto de, se supone, proclama a favor de los toros en Catalunya. Parte del público protestó inicialmente, pues no entendían la reivindicación del Sera. También es posible, que al verlo con la barretina, creyeran que era otro regalo de Chopera al abonado en forma de forcado. Total, ayer salió el caballito, hoy forcados y mañana.., mañana Morante y juanpedros. Que es el ciclo normal de una feria de pueblo, que es lo que viene siendo esto que está pasando estos dias por Madrid. A él le tocó el único ibán potable de la tarde, el segundo, y no pasó nada. Muletazos hacia las afueras, siempre en linea recta, vaciando la embestida del toro cuanto más lejos mejor. Algunos, que se hacen la ropa jirones con el destoreo bonito, el del arte, el pellizco y no sé cuántas tonterías más, equivocadamente, vienen llamando a eso hondura, o largura en el peor de los casos. El destierro del toro de los terrenos del torero, con ese toque desplazador hacia fuera, es una de las trampas más abyectas y más usadas del toreo moderno. Afanoso y vulgar, a partes iguales, al sublevado catalán se le ha ido de las manos un triunfo que le hace falta como el comer. Porque de seguir así, se habrán acabado los toros para él, en su tierra y fuera, por lo menos como torero. Con el quinto, que casi no se tenía en pie, no se dió coba y aligeró el triste pesar de la tarde. Ahora, carretera, barretina, senyera y manta a otro lado. Lo que vale para De Mora, Picazo, De Justo y tantos otros vale también para él: en Madrid deben de estar los mejores.




Bolívar, con el peor lote de la tarde ha estado bastante mejor que sus compañeros de faldas. Más centrado que en otras ocasiones, pero incapaz de dar el paso definitivo, de subirse a los toros y apostar de veras. Se quedó a medio camino, fue un querer y no poder. Empezar una faena con el cartucho de pescao con la zocata y acabarla dando series de medios derechazos zarrapastrosos es la demostración de que este torero, antes valeroso, se mueve en el alambre. En sus manos, y su corazón, está el volver, para ser un torero de ferias o ser destinado con los Sánchez Vara y cía. a la guerra de los plazas de pueblo donde salen los toros que no quieren las figuras para Madrid.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Todo vale, todo se aplaude

Esto bien vale una oreja. Así está el patio. CABRERA




Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. San Isidro. Décimo cuarta de feria. Lleno. Toros de Nuñez del Cuvillo para Curro Díaz, Miguel Ángel Perera y Alejandro Talavante.




¡Plasss! ¡Plasss! ¡Plasss! Todavía me duelen los oídos de oir a la gente aplaudir hasta el movimiento de una mosca. Que un subalterno pone un par de banderillas una miaja en condiciones, pues se aplaude. Que se hace un quite mitad chicotazos, mitad saltilleras que sale como Dios quiere, se aplaude. Si un torero mata de un bajonazo mortal, a aplaudir pues. Como también se premia con la música de las palmas a un picador por no picar. San Isidro se ha convertido en una verbena de barrio.



Hay que decir que no ha sido la peor corrida de Cuvillo que se ha visto por estos lares, que estaban mejor presentados que la costumbre de la casa y, que, como los frailes de ayer, se han ido algunos con las orejas tal y como las traían. Pero no se me emocionen, no dejan de ser un manantial de sosería e insustancialidad.



Abrió la parte seria del festejo Curro Díaz, ausente y bucólico hoy, muy por debajo de sus dos cuvillos. Da rabia y es penoso ver la inconsistencia y conformismo del artista, abandonado a su suerte y, de paso, toreando al aficionado. Uno va a los toros, por muchas cosas, pero sobre todo para ver tíos dispuestos y no almas en pena, cual currante en la cola del Inem. Nos debe una el linarense.




El discípulo de Cepeda también ha vuelto. En esta feria, que es la más mediocre que se recuerda en tiempo, resulta que todos vuelven. Luque, El Cid y ahora Perera. Siempre según el bigotudo del 3D, que es el que realmente hace los carteles. El caso es que por llevarse una voltereta fea en una colada del toro por el pitón izquierdo, y que por falta de oficio, no pudo esquivar ni enmendar, más unos cuántos trapazos encimistas sin mando alguno le han valido para cortar una orejita de la talanquera del pueblo de Madrid. Con el quinto, un inválido, que sería de triunfo de garabatillo en plaza de provincias, se puso pelmazo, instrumentando muletazos a diestro y siniestro, que no toreando, a sabiendas de que con un arrimón y una estocada efectista le podían pedir otra orejita que le abriera las puertas de la gloria. Cabe recordar que el año pasado Castella salió a hombros con materiales de la misma ganadería con dos faenitas que firmaría el mismísimo Pedrito Capea.




Y de Talavante podemos decir que no se acopló con un bendito de cuvillo, sorteado en tercer lugar. Por cada pase limpio que le daba surgían dos engachones. Y por cada enganchón, dos muletazos fuera de cacho. Y por cada muletazo fuera de cacho, dos manoletinas atropelladas. Y por cada manoletina, otros dos enganchones. Éste es el ciclo del destoreo, pulido hasta límites insospechosos por Talavante. Con el séptimo estuvo aseadito, con sus cositas y sus detallitos y todas las minucias acabadas en -ito o -ita, que tanto celebran los catedráticos del toro. Pero de toreo fundamental, nada de nada.

martes, 18 de mayo de 2010

El día del toro comercial

Con tanto abuso de pico lo raro de verdad es que algunos toros embistan. Éste, por ejemplo, ¿a qué embiste? ¿al aire? ¿quiere cornear al oxígeno? ¿de éso no tienen nada que decir los ecologistas? CABRERA





Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. San Isidro. Décimotercera de feria. Casi lleno. Toros de El Puerto de San Lorenzo para El Cid, Sebastien Castella y Rubén Pinar.



Si el 14 de Febrero es el de los enamorados; el 19 de marzo el del padre; el 2 de febrero el de la marmota; al 18 de mayo, por hoy, los quincalleros del Corte Inglés debían de bautizarlo como el día del toro comercial. Porque lo de esta tarde ha sido una corrida de toros como para salir encumbrado para el resto de tu vida. Bien presentados, con recorrido, nobles en conjunto y muy aptos para el toreo vanguardista que reclaman los públicos en estos tiempos. El sexto, buen toro, encastado en bravo. ¡Cómo está el toreo! Con estos toros, que sólo necesitaban un torero que se pusiera delante, porque tampoco se puede decir que se comían a nadie, no han sido capaces ni de dar una triste vuelta al ruedo. Hoy ganó el toro. Como ayer. Y como antes de ayer... En la época en la que menos vale y menos importa, sigue ganando el toro, lo cual habla, y no bien precisamente, de los coletudos del siglo XXI.



El Cid se vió nuevamente desbordado por la casta de sus antagonistas. Estuvo, otra vez, por debajo de sus dos oponentes. Con el que abría plaza se amilanó, no fue capaz de someterlo por bajo, que era lo que el animal, el más terciado de la tarde, requería. Trasteo lleno de enganchones en la rima y desajustes en el verso. Lo mejor, la firma. El cuarto, al que castigaron en exceso los varilargueros, llegó con transmisión al último tercio, embistiendo con un cortijo en cada pitón, y pidiendo un torero con los pies hundidos en la arena, muleta planchá al hocico y ganas de tirar la moneda al aire. Pero lo único que tuvo enfrente fue a un torero cristalino al que en cada muletazo que daba se podía apreciar, con absoluta claridad, una cruel guerra interna: el corazón contra la cabeza. El acto racional de querer quedarse quieto para triunfar contra el respingo instintivo para sobrevivir. Ésa es la titánica lucha interior del mejor torero de la década hoy, y no darle cuatro naturales a un dehesillo a un juanpedrillo. Se ha visto en batallas peores y salió vencedor, así, que vamos a no perderle la fé hasta el último muletazo del último toro que se ponga delante.






El salmonete sevillano ha dado un mitin con la muleta al segundo de la tarde. No se pueden dar más pases diciendo menos. Con la derecha, con la izquierda, esos menos, circulares, manoletinas, arrimones, banderazos por la espalda, todo un catálogo de baratijas y cuchufletas propias del repertorio de un titiritero chambetero. Pues con todo esto, si lo llega a matar estoy seguro le hubieran pedido el premio. Con el quinto, que era medio inválido, volvió a hacer gala de la suerte descargada, con el pico de un muletón que se dejaba siempre detrás, dando medios y cuartos de pase llenos de vulgaridad y fingimiento. Se llevó una fea voltereta haciendo el congrio, por despistado y dejar de atender al toro. Si este es el gallo francés, qué pestes tiene que echar el gallinero por encima de los Pirineos.




El delfín de Santiago López se ha vuelto a dejar casi todo el crédito que le había robado a algunos con el sexto de la tarde. Por ahora, el toro de la feria. Un pavo, de imponente estampa, que empujó y recargó en varas, y que puso en problemas, los de la casta, a más de uno. El galafate, desde el primer cite hasta que dobló, fue el ganador de la pelea, aunque más bien habría que decir entrevista, porque dos no se pelean si uno no quiere. Y Pinar, como siempre que hay casta de por medio, no quiso dar ese paso que lo hubiera encumbrado a los altares centrales, en forma de póster o lámina, del 6 toros 6. Para más inri, con el tercero, que era una santidad rucia, tampoco fue capaz de salpimentar el asunto. No puede ni con el bravo ni con el bobo. Otro que no tenía nada que hacer, y un día de repente, se le ocurrió ser torero, que para estos chavales de la generación Bollycao es como para los yanquis ser astronauta.


lunes, 17 de mayo de 2010

Correr es de cobardes

Resumen de la tarde. Chavales danzando y brincado por por todos lados y Domingo Navarro de niñera. Iván De Andrés.




Mañana por la mañana, pasado a más tardar, si los que mandan en el destoreo, tuvieran una décima parte de los redaños que les cantan los revistosos del puchero, saldría Roberto Domínguez y pediría, por favor, que Joaquín Moreno Silva aparte un lote de sus saltillos para Juli en la Beneficencia. Curro Vázquez podía exigirlos, para un mano a mano entre sus gallitos. El gallipavo de Castella, el místico de Galapagar o el minotauro de Chiva tendrían que salir a la palestra y decir: mato la camada. Los quiero en Bilbao y Pamplona, además de Zaragoza para terminar bien el año. Pero nada más lejos de la realidad: Morante, días atrás, y Manzanares hoy, se han borrado de Pamplona. Motivos: no entra en su planificación. Éstos, a los que le cantan falsos empaques y cochambrosas torerías, no son más que meros cuentistas, asociados al gremio de la farándula. Se me hace difícil, por no decir imposible, imaginar a Bombita, Belmonte o El Gallo escaquearse de una feria aludiendo a cuestiones de planificación. Sospechosamente, el plan que no entra en sus agendas es el del Toro íntegro, con sus pitones y todo.



Suelto la parrafada, porque hoy, como ayer, lo fácil es machacar a unos muchachos que tienen una similar idea, y concepto, que todas las figuras del escalafón, pero que por unos motivos u otros no les queda más remedio que ponerse delante de algo, toros encastados, que no saben ni lo que es. En tardes como esta, es cuando más me acuerdo de los que no están, de los consagrados por las turbas babilónicas y de los ahijados predilectos del taurinismo. Mi repulsa y menosprecio para todos ellos, que morirán ricos, matando nose cuantos mil toros, con centenares de rabos y decenas de indultos, pero que jamás podrán contar lo mismo que estos tres desdichados, que han tenido la mala suerte o la imprudencia de estar en el sitio y la hora equivocada. Esa desventura les ha costado sus carreras. Hoy su equipo de palmeros les pueden decir, con la tranquilidad de no equivocarse, que han dejado de ser toreros, si es que alguna vez lo fueron.




Lo malo de la ganadería de Don Joaquín Moreno Silva es que no tiene doce o quince toros para cada feria. Un par de festejos por ciclo, y el escalafón iba a aparecer limpio y reluciente, que no lo reconocería ni el que se encarga del duro trabajo, en el 6 Toros 6, de sumar las orejas que corta el Fandi o El Juli. Esta corrida hubiera dejado en evidencia a la cuasi totalidad del plantel de toreros. Pocos se hubieran salvado de la quema. Sin embargo, como los empresarios mandan, con el apoyo servil de los toreros, el que tiene un horizonte negro es Don Joaquín, al que todo ese taurinismo rancio y recalcitrante ya le ha puesto la X en la diana. Las primeras proclamas ya suenan por los altavoces taurinistas: corrida malíssssima, imposible hacer el toreo ¿?, eso no puede gustar a nadie... A todos ellos, que sólo escuchan la voz de su amo, hay que decirles, y bien alto, que las corridas duras, que no es lo mismo que malas, tienen su lidia y su toreo, y que le gustan a mucha más gente de la que se pueda pensar. Sólo cabe felicitar y apoyar al ganadero, que bien falta le hará.



Como todos hemos visto lo que ha pasado, y no es cuestión hacer más leña del arbol caído, vamos a decir que Paco Chaves no llega ni a ser pegapases (para serlo hay que pegarlos, y muchos). En el cuarto, se quitó del medio, dejó la lidia a un subalterno, pidió el cambio con dos pares de banderillas y con la muleta ni lo intentó. Menudo novillero. Matando es eficaz al cincuenta por ciento. Sólo se dejó vivo uno.


A Miguel Hidalgo, que se dejó ir un gran segundo novillo con las orejas puestas, se le aflojaron los machos con el quinto, al que se dejó vivo por solidaridad con Chaves. Si no me equivoco, está en 24 años, para 25 y sigue mostrandose verde como el agua clara. Espero que le abran los ojos y pueda rehacer su vida en otro campo laboral, ahora que aún es joven.



Antonio Rosales, que no sabe coger un capote, se llevó el lote de la tarde. Poco agradecido, al tercero lo destoreó, cometiendo la grave afrenta de no dignarse a coger la muleta con la izquiera ni una sola vez. ¡Ni una! Al sexto, que quiso morir en el centro del ruedo, y que se empleó, hasta que lo molieron, en dos varas criminales, tampoco quiso verlo e hizo como que lo toreaba.




domingo, 16 de mayo de 2010

Dios le da pan al que no tiene dientes

Lancho, horriblemente vestido, quitando por saltilleras. CABRERA





Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. San Isidro. Undécima de feria. Casi lleno. Toros de Los Bayones y José Luis Pereda para Gabriel Picazo, Emilio de Justo e Israel Lancho.



Los toros de los Bayones, tenían su parecido a los lechones segovianos que prepara Cándido. Tan buenos como pequeños. Los dos primeros, que no debieron pasar el reconocimiento veterinario, tampoco han sido protestados en el ruedo. Ya conocemos el gusto de la afición venteña por el torero `pobre´. Con ellos, se olvidan de la exigencia, se les aplaude todo, se les perdona aún más y se les regalan orejas si es menester, por el sencillo hecho de que las necesitan más que otros. Si estos toros les salen ayer a Juli o hace poco a El Cid, estariamos hablando de que son unos ladrones, unos sinvergüenzas y no sé que cuántas cosas más. El caso, es que asardinados, o guapos como el quinto, se han dejado una barbaridad. Por embestir, lo ha hecho hasta uno de Pereda, que ya es decir.




Gabriel Picazo, que yo creía que era el hombre del tiempo, ha demostrado con su toreo que las mayores cotas que puede alcanzar en esto es la de cortarle las orejas a algún inválido en la plaza de su pueblo. Se dejó ir a un primero, que era un bonsai, pero que tenía mucho que torear. Es la mediocridad vestida de torero, la vulgaridad personificada en alguien que se supone que tiene que venir a reventar o morir. En los pueblos se hubiera hartado a cortar orejas, sobre todo en estos sitios, en los que al lado del presidente tienen al contable, que por cada ciento y pico pases concede un trofeo. Con ese mismo baremo, el tal Picazo hoy hubiera cortado hasta una pata. A Madrid hay que venir con otra predisposición, con más claridad en la mente y menos nubes en la cabeza.




Emilio de Justo, al que hace justo un año le regalaron aquí una oreja, la del pobre que hablabamos antes, y al que nos querían meter por los ojos como el nuevo Pepito Arroyo, ha deambulado por el ruedo como un crucificado. Apurado con el capote, zote con la muleta e inofensivo con la espada. Sin alma, sin técnica, sin valor, ¿qué nos queda? Un torero que sospechamos que lo es porque paga el Régimen Especial Integrado a la Seguridad Social. Se dejó vivo a un toro que debió irse sin las pelúas, menudo cambio, sobre todo para el ganadero, canino de triunfos después de tantos años en listas negras y cuerdas flojas. Al quinto, un toro guapo, le enjaretó pases de todas las marcas en cantidad abusiva, sin pararse a pensar en que diez minutos haciendo el ridículo delante de veintitantas mil personas es una eternidad.



Israel Lancho, que no se ha molestado en disimular y ni se ha vestido de torero, ha estado a la altura de sus compañeros de parranda. La suerte de los brindis, la maneja bien, pero lo de llevar los toros toreados se ve que es cosa chunga para un tío de dos metros. Sin capacidad para templar o medir, sin conocimiento de las distancias, es difícil reconocerle una virtud: el tancredismo no deja de ser una suerte cómica.




Se guardó un minuto de silencio por cumplirse el nonagésimo aniversario de la muerte de Gallito en Talavera. Cabe preguntarse que pensará, allí donde esté, el más poderoso de los toreros que ha existido nunca, al ver a todos estos que también se llaman toreros, tirar capotes por los aires, revolcarse por los suelos, tropezar y rebozarse por el ruedo como croquetas por la embestida de unos cuántos mansos. Aunque su figura sigue estando viva en el recuerdo, su tauromaquía está más enterrada que nunca. Y así nos va...



A Joselito le ha matado un toro



Mausoléo en honor a Joselito.



INFORMACIÓN DE NUESTRO COMPAÑERO SR. CORROCHANO, ÚNICO REVISTERO MADRILEÑO ASISTENTE A LA CORRIDA. COMO OCURRIÓ LA COGIDA.


ABC, Edición Madrid, 17 Mayo 1920. Corrochano


Todo lo que ocurre me parece una pesadilla. Lo he visto y no lo creo. Me cuesta un esfuerzo horrible escribir: A Joselito le ha matado un toro. Pero es así, así ha ocurrido: a Joselito le ha matado un toro en Talavera de la Reina. Estoy bajo la terrible impresión de la tragedia. No quisiera ser el cronista a quién la fatalidad le reservó esta narración. Estoy entristecido, y sin embargo, tengo que escribir. Escribiré; sería mi sino: como el del pobre Joselito sería venir a morir aquí.


Lo que más me preocupa, lo que me obsesiona, es lo que hay de fatalidad en todo esto. Joselito, desde que supo que se organizaba una corrida en Talavera, no pensó nada más que en torearla. La empresa no quiso traerle, porque esta plaza, de poca cabida, no admite presupuestos caros. Un íntimo amigo suyo tomó el negocio a base de Joselito, y quedó Joselito contratado en Talavera. Entonces surgieron más dificultades. La Empresa de Madrid le reclamaba para ese día, llegó a intervenir la Dirección de Seguridad, y anunció que no dejaría a Joselito salir de Madrid. Este se obstinó en venir; ofreció nuevas fechas, buscó combinaciones, dió toda clase de facilidades para el nuevo abono, a cambio del favor de que le dejaran venir a Talavera. Y vino, y murio casi en el ruedo, pues entró en la enfermería con un colapso, del que no volvió.


Le ha matado el toro quinto; se llamaba Bailador, era negro, tenía cinco años, era muy chico, era corto de pitones y pesaba sólo 260 kilos; pertenecía a la ganadería de la viuda de Ortega, una cruza de Veragua y Santa Coloma.


La corrida se deslizaba alegre y animosa. Había un lleno imponente. Se le recibió a Gallito como reciben estos pueblos, con entusiasmo y gratitud; como se recibe al artista que hace el favor de ofrendarles su arte: dándose perfecta cuenta de su papel de favorecidos.


Gallito brindó animoso, y aún recuerdo el brindis, que fué una evocación: `Brindo por el presidente, por su distinguido acompañamiento y por el pueblo de Talavera, adonde tenía muchas ganas de torear, porque esta plaza la inauguró mi padre, por cuya memoria brindo también´.


COMO OCURRIÓ LA COGIDA


Salió el quinto toro, tan certero como suelen ser todos los toros cornicortos, y sin recargar, sin llegar apenas a los caballos pues fué el menos bravo, mató tantos como varas tomó. Joselito me indicó con el gesto que el toro no le gustaba, yo le contesté que a mí tampoco me agradaba... Uno de tantos comentarios mudos como Joselito y yo haciamos en las corridas. Más tarde le indiqué que el toro era burriciego, el me dijo que el toro había perdido la vista en los caballos. Y salió a matar. El toro se defendía y estaba bronco. José medio lo dominó con la muleta y el toro se fué a las tablas, cerca de mi barrera del 1. Oí perfectamente que le dijo al Cuco dos veces: `Quítate, Enrique, que está el toro contigo y por eso no toma la muleta´. El Cuco se cambió de lugar. Joselito lo sacaba con pases de tirón, muy trabajosamente, pues el toro apenas le embestía. José, que estaba muy cerca, dándole con la muleta en la cara, se retiró, y entonces el toro, acaso porque le viera mejor por el defecto de la vista ya apuntado, se le arrancó fuerte y pronto, inesperadamente, en un momento en el que el torero no hacía nada, sino que se disponía a hacer. A José, a quién indudablemente, había sorprendido el toro, no le dió tiempo de nada, ni de darle salida ni de quitarse de allí, a pesar de sus facultades. No hizo más que adelantarse la muleta para taparle y parar el golpe. El toro le cogió de lleno, le enganchó por el muslo derecho, y en el aire le dió una cornada seca y certera en el bajo vientre, como las que había dado a los caballos. Cayó José mortalmente herido, se contrajo, y el toro le derrotó en el suelo pero no lo recogió.


Cuando le incorporaron me miró con cara de angustía, y me señaló con la mano la ingle, al mismo tiempo que se recogía los intestinos, que le asomaban.


Al Cuco, que le llevaba a la enfermería, le dijo: `A Mascarell, que avisen a Mascarell ´. Y ya no hablo más, le dió el colapso.


Sus íntimos amigos Leandro Villar y Darío López salieron, sin perder un minuto, para Madrid en busca de los doctores Mascarell y Goyanes. Todo inútil. Apenas recorrerían unos minutos, ya su pobre amigo no tendría necesidad de la ciencia que iban a buscar.


A Sánchez Mejías le ocultaron la gravedad, y lidió el sexto toro, vengativo, descompuesto, haciendo tantas y temerarias cosas, que ya temíamos por el segundo percance.


Mientras tanto, en la enfermería, los médicos Sanguino, Ortega, Muñoz, Luque, Pajares, y no sé si alguno más, cuidaban de reaccionarle con suero, cafeína, alcanfor...; nada, todo inútil porque el pobre torero no reaccionaba. Sólo hubo un momento de esperanza, en que movió los brazos, para caer nuevamente en el sopor, y cuando su cuñado, Sánchez Mejías, muerto el último toro, entraba corriendo en la enfermería ya alarmado por el rumor de la plaza y el ir y venir de la gente por el callejón, expiraba Joselito, de schot traumático.


Yo le he visto muerto, le he visto y no lo creo. He visto como le quitaban del cuello un retrato de su madre y una medalla de la Virgen de la Esperanza, deformada por un toro en San Sebastián. Me parecía dormido. No puedo creer que esté muerto quien unos minutos antes era la alegría de esta plaza y el sueño de todos las Empresas. Me parece mentira que haya muerto quién llegó hace unas horas conmigo, y al montar en la estación en un coche, como esos que van en Madrid con bodas a la Bombilla, empezó a cantar alegremente y fué hasta el hotel gritando como un chico: `Viva la novia´. Me parece mentira, pero es la realidad, la trágica realidad: a Joselito le ha matado un toro y yo tengo que contarlo, que es otra dolorosa realidad. Porque lo terrible no es que a un torero le mate un toro, sino la manera, la forma, las circunstancias de este caso concreto. Con Joselito no ha muerto solamente un torero, sino la figura representativa del toreo, y quién sabe si la Fiesta misma.


Joselito, 1912 en Salamanca.

sábado, 15 de mayo de 2010

Las Ventas es una escombrera

Juli, pasándose el toro por el punto kilométrico 343. CABRERA



Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. Feria de San Isidro. Novena de feria. Día del patrón. Lleno. Toros de Garcigrande - Domingo Hernández para El Juli, Sebastien Castella y Daniel Luque.




Antiguamente era otra cosa, pero ahora, de tierras salmantinas vienen estos animales amodorrados, regordíos y tiernos que son los que le dan la fama al torero y la lana al ganadero. Sin trapío, con los pitones justitos, descastados, sin ningún interés para el aficionado, y lo que es casi peor, casi sin posibilidades para el torero. Definitivamente se les ha ido el asunto de la mano, una cosa es criar y sacar toros nobles, humilladores y toreables y otra cosa es que te empiecen a salir engendros boyares con los que no triunfaría ni Javier Conde en el Rocío.



El toreo está en ruinas, y Las Ventas es la mayor escombrera que existe. A fuerza de tanto terremoto y tanta sacudida, el aspecto de la tauromaquia es la viva imagen de Haití. Cualquier tarde es menester que Curro, Antoñete, Dámaso, Rincón y compañía vuelvan a echar un rato, y lidien un festival al beneficio de la reconstrucción de Las Ventas. De camino, les pueden explicar a sus coétaneos lo que es cargar la suerte, irse al pitón contrario o la dignidad del torero. Porque, éstos, los que se visten de luces y se hacen llamar toreros, no están ni para festivales. El uno, porque es un ladrón de carta blanca, sablista de circos; el francés, por tétrico imitador ojedista y Luque, por eso mismo, por luque, lo cual ya es bastante denigrante.



Abrió la corrida del día del patron Julián, que recibió al garcigrande con su verbigracia capotera: con capote no; capotón y a dar verónicas mecánicas, sin aire ni gracia ninguna. Supo poner orden en la lidia, lo cuál se agradece en estos tiempos de estampidas y anarquías en los primeros tercios. Pero en la muleta, volvió a aparecer el torero ruín de siempre, ése en el que sólo el primer muletazo de cada serie es auténtico, el segundo y los siguientes: la patita atrás, el compás abierto, el mentón al pecho, el gesto retorcido y el toro para afuera. Todo este conjunto de aspavientos, de composición del gesto y de contoneos pueriles son los que demandan ahora los públicos, tan iletrados, que son incapaces de ver y asimilar que si rascas debajo del maquillaje de la figura te encuentras a un triste y falso Cuasimodo. Faena basada en la mano derecha, que es la mano de los mediocres, dejando pasar al toro, sin llevarlo, al circular, cuatro y cinco y el de pecho, la gente rasgándose las vestiduras, como si en esta plaza no hubieran visto a El Cid, Rincón o Antoñete. Con la zurda, que es la de los dineros y los toreros, la cosa se diluyó, muchos enganchones, el toro, descaradamente, arrojado por la franela hacia la periferia, sin acople. Los entendidos, hablando del tornillazo, de la cara arriba, del genio, de las teclas del toro... pero a ninguno de éstos, que rebosan sabiduría taurómaca con sus amigos del Circulo de empresarios, o de periodistas, le ha dado por pensar que las teclas el que las toca es el torero y que la tauromaquia se inventó, o se descubrió, con el fin de dar soluciones a los problemas que tiene -tenía- el toro. Menos excusas para el torero y culpas para el toro. Afortunadamente, y me alegro, con el julipié no estuvo acertado y perdió una oreja que no se merecía de ninguna de las maneras. Con el cuarto, un toro feo y basto de hechuras, y a los que nos querían pintar como Belcebú, pero que no era más que otro popurrí de kilos, descaste y pitones romos, no se cortó y se puso en plan pegapasista, que es lo que era antes de rejuvencer diez años en este versión depurada que nos quieren vender muchos juntaletras. El caso es que Julián no tendrá otra oportunidad más fácil para salir por la Puerta de Madrid. Hoy era el dia, su dia.




Unos cuantos cascotes cayeron desdes los tendidos al ruedo después de acabar la faena de Castella al segundo. Forma parte del derrumbe de la plaza, que no terminó de cuajar porque el salmonete no sabe matar. Si lo hubiera hecho hubiera cortado la oreja más pequeña, más vergonzosa y más asquerosa de la historia del toreo. Qué temblores, y qué sudores, me entraron cuando después de dos desarmes consecutivos con la izquierda y tras machetear al toro y pegarle cuatro trapazos al- arrimón (que es como al alimón pero haciendo el ganso) la gente se rompía las manos a aplaudir. Quiero pensar que el abonado, el aficionado serio, ante la basura de feria programada se ha puesto a convidar a las amistades. Me niego a pensar que el nivel de afición ha caído tanto, en esta plaza, en tan pocos años. Con el quinto, manso y descastado como sus hermanos, se puso a dar pases, y fijate como serían, que no puedo hablar de ellos porque ya están olvidados. Como casi todo el toreo del gallipavo francés, ya se encuentra en la papelera de reciclaje de la mente de todos los aficionados.




Daniel Luque ha vuelto a cosechar dos silencios sepulcrales, y van, hablo de memoria, quince este año entre Madrid y Sevilla. ¡Si es que no tiene suerte con los sorteos el chaval! Su tarde, rotundamente mediocre, redondamente triste. Plano, inexpresivo, a ratos mecánico, más que mecánico daba la sensación de tener una tecla, que los toreros también las tienen, para torear en modo piloto automático. Lo mejor es que cada vez queda menos para quitarnoslo del medio, que vuelva a sus pueblos, a sus insultos y sus indultos y entre en competición con los suyos, que son los cordobeses, finitos, pinares y demás enjundiosos pegapasistas.

viernes, 14 de mayo de 2010

Todo lo que sube, baja

La sombra del Cid. CABRERA



Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. Novena de feria. Casi lleno. Toros de Alcurrucén, un sobrero, primero bis, de El Torreón, para Uceda Leal, El Cid y Miguel Tendero.




Los animales pertenecientes a los Hermanos Lozano, latifundistas del campo bravo, con cerca de 1700 vacas de vientre, con sus respectivas subvenciones, han sido propicios para el triunfo de los toreros. Lo cual, no quiere decir que hayan sido buenos, pues ya se sabe que hoy, con un cuarto de toro, en Madrid, la gente se hace la ropa jirones. De estos cuartos de toro, han salido tres, que con otra lidia y otra manera de meterles mano, hubieran sido orejeros. Mal presentados, escurridos de carnes, culos de pollo, disimulados por las perchas astifinas. Cabe recordar al aficionado, o al que va a la plaza, el concepto del desusado término del trapío: arrogancia, planta, fortaleza, tipo, finura, excelentes formas. Las guadañas del toro, son de vital importancia para darle seriedad al grave asunto, pero no dejan de ser una parte más. El toro, para que sea Toro, debe ser serio en su globalidad.



Ignacio Uceda Leal se ha propuesto flagelarnos con su toreo en esta feria. No se puede torear con menos ángel: la muleta puesta, el toro pasa, pierdo dos pasos; la muleta puesta, el toro pasa, pierdo dos pasos; y así, hasta la eternidad del aviso. No se dió coba con el inválido del Torreón y con el otro anduvo como alma sin pena, indolente y apático durante la lidia, su concurso en la feria ha dejado mucho que desear.




Hace un porrón de años, Isaac Newton, tras muchas observaciones, planteó una ley física la cual venía a decir que `todo lo que sube, baja´. El Cid está dispuesto a corroborarla con sus dudas, sus respingos en la cara del toro y su ceguera. Manuel Jesus, como Urdiales ayer, es torero que no sabe mentir, se le nota a la legua cuando está apurado o cuando no es capaz de poderle a toros con los que hace un par de años hubiera puesto la plaza boca abajo. En el segundo, con toda la plaza a favor, estuvo más aseadito, aunque se le escapó sin torear por el pitón derecho. En el quinto, que no era bravo pero si rabioso, no terminó de apostar, siendo incapaz de dejarle la muleta planchá en la cara como tantas veces lo hemos visto, en cada briosa embestida que le regala el lozano se le iba esfumando la posibilidad, tan deseada como improbable, de la Resurrección. Como quién más te quiere te hará llorar, el público, de forma excesiva, terminó ovacionando al toro en el arrastre y pitando al saltereño.




El sexto, que tampoco terminó de ser redondo, también se le fue sin torear al mozalbete manchego que ya va camino de ser otra eterna figura. Hay que reconocerle a Tendero, por lo menos, las ganas y disposición, pero eso no es suficiente para medirse al toro moderno, tan falto de ingredientes que muchos los tiene que poner el torero. Y ahí es donde le viene el problema: ni conoce terrenos, el encaste, por lo visto, tampoco lo ha estudiado mucho, los vericuetos de la lidia son todo secretos para él, y por si fuera poco, ni es artista ni quiere meterse en el barro con los luchadores. Está en el limbo de los toreros: donde transitan los que no tienen arte, tampoco cojones suficientes; por allí no pisan los que de vez en cuando tocan el cielo, tampoco los que hacen los paseíllos en los infiernos de Ceret, Cenicientos o Vic Fezensac. En este sitio, que puede ser cualquier pueblo de Guadalajara, Granada o Badajoz, el alcurrucén, el palmosillo, los dehesillos y todas esas porquerías te valen para hacerte rico, eso sí, a condición de cerrarte las puertas del cielo para siempre y las del infierno hasta que no te veas en las últimas.

jueves, 13 de mayo de 2010

Papá, ¿por qué vamos a los toros?

Un derechazo de Tejela que va camino de ser marca registrada (R). CABRERA




Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. San Isidro. Octava de feria. Casi lleno. Toros de Parladé para Diego Urdiales, Matías Tejela y José Manuel Más que toma la alternativa.



Tras el comunicado de ayer remitido por la Unión de Criadores de Toros de Lidia han sido ocho, de ocho, los toros de Parladé aprobados por los veterinarios. Magnífica, una vez más, la Unión como herramienta de presión. Los parladés, como sus hermanos los juanpedros, han resultado de un sopor insufrible. Recipientes vacunos vacíos de casta y ayunos de fuerzas. Tercero y cuarto, casi han llegado a ser esos medios toros con los que las figuras templan gaitas, detienen relojes y petrifican estampas. Pero, hoy, ni por esas, ya que los toros han estado por encima de los coletillas, que han dejado bastante que desear.





Al riojano Urdiales, al que estamos acostumbrados a ver con otro tipo de corridas, le cuesta lucir ante estos animales tan idiotizados y narcotizados por la sangre descastada que recorre sus venas. En su primero no tuvo opciones, después de que lo picaran en la penca del rabo, aún así, antes de que terminara por negarse a embestir le dió tiempo a firmar algún muletazo meritorio. Como hasta los mejores escribanos echan un borrón, hay que contar que al cuarto toro no lo vió, que el obediente bóvido embistió con empalago en doce o quince ocasiones y que Urdiales, esta vez mal, erró al llevarse la pañosa detrás en cada pase, en vez de dejarsela puesta. La cosa acabó alargándose más de lo deseado por las ganas de morirse que tenía el torezno, que con sus humilladas súplicas, no dejaba entrar a ley a Diego.





Tejela se ha dejado ir al toro más aprovechable de la tarde, el tercero, que le regaló un puñado de embestidas a los que el torero, como nos tiene acostumbrados, muleteó con decenas de derechazos tan eléctricos como el AVE. Si Morante es el encargado del tiempo, de parar los relojes, el Tejela es el ocupado de adelantarlos. El sentido del temple no existe para él, luego su concepto de toreo calza cojo de una pata. Con el quinto, más de lo mismo. Faena cargada de medios pases desbocados, sin ton ni son. Como es un torero que gusta, no sé a quién, pero gusta, este año otra vez aparece en las mejores ferias en carteles acomodados, mientras otros se buscan las lentejas como pueden.




Si este año no suben a Primera Betis, Celta o Salamanca, porque no se lo han ganado ni están preparados para la nueva categoría, ¿por qué Más puede tomar alternativa y recolocar su nombre en un sitio que no está hecho para él? Ha tomado otra de esas alternativas con fechas de caducidad. Las prisas por los dineros, por la fama y por salir de un escalafón que, en muchas ocasiones, se presenta más duro que el de sus mayores, hacen que cada vez sean más los jóvenes inexpertos que se tiran al monte, aunque sería más correcto decir que los arrojan sus sedientos apoderados. Con el peor lote anduvo vulgar, pesado, sin técnica ni oficio, le engancharon tropecientas mil veces la muleta, abusó del pico y nunca su colocación fue la cabal. El panorama que se le presenta, sin ninguna corrida firmada, es negro como el hollín.

miércoles, 12 de mayo de 2010

No al fraude de los señoritos a caballo

Portada hoy de la web de Las Ventas, la primera plaza del mundo. Un monumento al fraude.







Gregorio Moreno Pidal, toreando en puntas en la corrida de la Prensa del 26 de junio de 1976. Foto: Botán



Toro para rejones corrido en Málaga. Pepe Pastor.








martes, 11 de mayo de 2010

Que se mueran los feos


El sexto, feo como la foto del DNI de Molés. Por pegarse un arrimón ante esto y rozarle los cuernitos y las astitas, a Macías los tabloides lo colocan como el nuevo Diego Puerta. CABRERA




Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. San Isidro. Sexta de feria. Tres cuartos de plaza. Toros de Martelilla, Navalrosal y un sobrero de Domínguez Camacho. Miguel Abellán, César Jiménez y Arturo Macías que confirmaba alternativa.



A esta horas, las nueve y media más o menos, lo mejor que se puede contar de los Martelillas y sustitutos/remiendos/sobreros es que, aunque ya salieron medio catatónicos, baldados y ajumados, están todos en el desolladero, con las criadillas reventadas y extirpada la posibilidad de que semejantes engendros sigan multiplicandose como hongos por la piel de toro. Aburre escribir todas las tardes lo mismo, que son chicos, anovillados, sospechosos de pitones, inválidos y descastados. Todo esto, también culpa de la yerba. Para la semana próxima se barajan otras excusas. Saldrá Choperita, el chino González o cualquier taurinillo de los que pululan, y pican, por las entrañas de la plaza y dirán que los toros se derrumban por culpa de la nube de humo volcánica que atraviesa España, que para arreglar el grave asunto, necesitan una pequeña subvención de tres millones de euros. Y sin ningún rubor, mirándo fijamente al objetivo de la cámara, con voz firme dirán: `trabajamos las veinticuatro horas del día por el bien del aficionado´.



Para atrás, como los cangrejos, va este Arturo Macías, al que me vendieron, y casi lo consiguen, como el antihéroe, el que vendría desde el otro lado del charco a levantar las alfombras y dejar al descubierto las miserias de las figuras españolas. En Valencia, su debut en España, gustaron su coraje y ganas, que camuflaron su tremendismo y falta de acople. Se presentó en Sevilla, tras la cornada fallera, con los Palhas, a la gente le sonó a gesta mientras en su interior sentían pena por el incierto futuro de su salud. No se le miró con lupa. Pero de hoy no puede pasar, que te coja varias veces un martelilla haciendo el don tancredo no es toreo, ni es nada. A su descastado primero, lo lidió pesimamente, muchos capotazos para preparse los quites, que eran trapazos peores que éstos mismos capotazos de preparación. Vulgaridad, enganchones, un muestrario de pases sin mando, todo el toreo insustancial de adorno lo maneja a la perfección, pero el otro, el que hace rebosar de felicidad al aficionado, ni lo conoce ni se lo han presentado. El sexto, que los eruditos de los revistosos del puchero nos querían vender como el patito feo, porque `lo bueno lo llevaba por dentro´, ha quedado sólo en eso, en feo. Y el mexicano le realizó una faena a la altura de la guapura del torete. Fea, mala y rancia de solemnidad, con un arrimón final de mal gusto, colocándose eso que tenía el toro en la cabeza cerca de la chaquetilla, cosa que por lo mucho que aplaudía la gente, debe de ser cosa reservada para genios colosales. Si quiere desplantes toreros y angustiosos, que le pongan un video de Dámaso.



Miguel Abellán se tropezó con un lote impresentable y tampoco es que se estrujara la cabeza para que allí pasara algo, que al fin y al cabo, al que iba la gente a ver es al tal Cejas. Abellán, y muchos otros, cuentan, con amalgama, estar hambrientos de triunfos y sedientos en número de festejos y que éstas son sus oportunidades para sacar la cabeza. También meten entre medias esas frases que están muy bien para adornar, cual faena de Morante, tales como: `venía muy ilusionado´, `en esta ganadería suelen embestir´o `me queda la del Cortijillo el día cinco, y vengo muy ilusionado´(otra vez, además se pueden imaginar luego lo que pasa ese día). Si de verdad se ilusionan con ésto, una de dos: o tienen más moral que el Alcoyano o no son aficionados.




Cerraba el cartel César Jiménez, que vino a torear los martelillas y ha terminado deshaciéndose de un Navalrosal y el sobre-ro de la afamada ganadería de Hnos. Domínguez Camacho. Lo curioso, es que se cogió un rebote de aupa cuando haciéndole el quite a su toro Miguel Abellán no lo `cuidó´y se lo cargó de un chicotazo. ¿qué es lo que quería Jiménez? ¿Mantenerlo en la plaza a sabiendas de que era imposible lucimiento alguno? ¿No debería, acaso, casi que darle las gracias Abellán por darle otra oportunidad? Entonces, ¿a qué viene usted a Madrid, a cumplir con el expediente, a poner esto boca abajo, a cumplir con la boca o a poner bajo el expediente? Otro que debería de quedarse en casa, viéndolo y sufriéndolo por la tele.