domingo, 28 de febrero de 2010

Abusadores

Foto: Juan Pelegrín para LasVentas.com



Nada más salir el tercer toro, y sin saber que iba a salir un quinto que se le fue entero a Manzanares, decía Antonete, en otra época figura del toreo y ahora figura de los taurinos, que Perera y sus compañeros de terna estaban abusando mucho. Da la vida que la ministra Aído no estaba viendo la corrida, sino hubiera mandado detener a estos tres personajes por abusadores. O por malhechores, que también lo son. ¿a quién se creen que engañan cada vez que escupen sapos por la boca cuando se les cae uno de esos toretes que ellos mismos eligen? Lo de hoy, que estoy seguro será loado por muchos taurinos no es más que otro fraude, otra mueca en el revólver de Choperita.


A El Juli, doce años de alternativa, figurón del toreo, presidente de La Fundación Internacional que lleva su nombre, nuevo colonizador de América y recientemente enviudado por la pérdida de La Quinta en San Isidro van a tener que explicarle sus becados alumnos como se coge la muleta para dar un pase natural. Verlo coger el palo por la punta, como con asco, da naúseas. Es el riesgo de ser autodidacta, que a uno le da por sacar la vena artística y un día te levantas de la cama y mientras te pones el batín se te ocurre una suerte taurómaca: La Lopesina. En cambio, se resienten tus conocimientos sobre el pase natural o sobre la suerte suprema, maldito sea el julipié, que quedan sepultados en los titulares por palabras como poder, técnica, ambición o repertorio, que son términos que pueden ser vinculables a un boxeador, un lateral derecho o a un capador de gorrinos. El caso es que ese toreo mecánico y artificial le valió para cortar tres orejas y salir por la puerta grande, la puerta del pabellón, de servicio o lo que sea que haya en Vistalegre.


A Manzanares no le debe gustar la sangre, después de toda la porquería de cuvillos y domeses que nos hemos tragado en los últimos años, su primero, Camarero de nombre, ha sido el novillo menos picado en los últimos tiempos. Parecía un festival: poca sangre, poca casta y pocos cuernos. Lo mejor, y lo peor, llegaría con el quinto, buen toro, según el criterio actual, que se le escapó a medio torear. El toreo de Manzanares hijo es como los manjares de El Bulli : exquisitos los condimentos, pero escaso en lo fundamental. Su toreo al natural, tan despegado hizo bajar la nota de la faena, que volvió a subir tras un final colmado de torería. El alicantino es un privilegiado, un dechado de clase, como Ponce, con el que también comparte esa afición a dejar que entre toro y torero quepa un autobús. Acompañó a su amigo Julián a hombros.


Miguel Ángel Perera, que por su toreo también se podría llamar Miguel Ángel Ojeda, se llevó el peor lote o eso es lo que nos pareció. Porque estando Perera de por medio, no podemos afirmar con rotundidad nada sobre la condición del toro. Desde los primeros capotazos de recibo ya agobia y ahoga la embestida del animal, que sigue los trastos de torear como si estuviera en un tiovivo del Tívoli. Esa pierna descargada continuamente ya aburre, harta y cabrea. Es un fraude absoluto, ¿dónde queda el mando del torero? ¿tiene sentido ese pasa-toro en el que convierte sus faenas el discípulo de Cepeda? Al menos para mí no lo tiene, y por lo visto esta tarde, ya se le está terminando la bula al extremeño. Para ser una figura de ésto hay que demostrar mucho más y, sobre todo, aburrir bastante menos.



Mañana es un gran día: por fín se acaba la Feria de Invierno.

viernes, 26 de febrero de 2010

La tauromaquia del maestro Rincón


Foto: Portaltaurino.com



Lo primero es percibir el sentimiento del toro, el temblor de su cuerpo y los mensajes que manda… El toreo es cuestión de corazón y de alma… Si la inspiración es cosa del instante y según qué toro, la forma en que se manifiesta y expresa es cuestión de técnica, de normas precisas y concretas. Y según calcules las distancias y delimites los terrenos, el toro embestirá de una u otra forma… Cuando se torea con sentimiento, la muleta o el capote son prolongaciones del cuerpo con el mismo temblor y la misma temperatura.



La emoción es lo principal en el toreo y puede venir por una sublime belleza en la composición plástica de la figura o por la durísima pelea entre el toro y el torero… Y no hay nada comparable a ese momento en que, suavizada la brusquedad del toro y amortiguados sus instintos, le citas de lejos, lo ves venir y te pasa rozando el cuerpo, obediente a tu llamada. La plenitud del cite, es decir, la capacidad para atraer al toro es, sobre todo, cuestión de terrenos y de distancias. Es hallar… la distancia perfecta entre las astas del toro y el pecho del torero.



La emoción del toreo nace de lo incierto del desenlace de la lucha. Y es el resultado del sentimiento y de la técnica. Ésta no produce por sí sola ni emoción ni belleza, aunque sin ella tampoco es posible el toreo. Sin el conocimiento de las reglas de la lidia, sin esa sutilísima teoría de los terrenos y las distancias, el triunfo es un albur.




A la hora de la verdad y ante el toro, el torero se halla en una completa y absoluta soledad… Lo que realmente vale ante la cara de un toro es mi propia decisión. No es verdad que desde el callejón se vea todo con más claridad, ésta la da la percepción del peligro, el gesto más leve del animal, su latido.



Con la distancia tomada, el centro del universo es el torero y su muleta, la cual acaba por fascinar al toro. Hay que ponérsela a la distancia justa y de tal manera que ya no la pueda olvidar, que quede como embrujado. De frente, plana y a su alcance, pero sin que la pueda tocar. El torero, en esos instantes… ha modificado casi las leyes de la naturaleza, porque aquella fuerza sin control venía con ganas de echársele a los lomos, de seguir su camino quitando obstáculos a diestro y siniestro. Y ocurre que ahora es la muleta la que lo desplaza a él, la que le marca el camino.



A todos los toros se les puede torear. A unos, como enemigos; a otros, como a benéficos colaboradores. A aquéllos hay que dominarlos, poderlos a base de piernas y de brazos, pero sobre todo de piernas. Hay que saber exactamente por dónde pueden enviarte la cornada, la que se tratará de evitar con torería. Las cornadas no se esquivan, se encauzan; no se evitan huyendo, sino… llevando prendidos en la muleta los derrotes, los ojos y las intenciones del toro. Eso es torear: dar forma a unos impulsos, modelar la irracionalidad de una masa de músculos.



Javier Villán. César Rincón: De Madrid al cielo. Espasa-Calpe,1992


miércoles, 24 de febrero de 2010

Vida y muerte

Foto: David Cordero

Mueren las civilizaciones (III) vía Campos y ruedos


... Febrero de 2010. Atanasio ya está enterrado. Pablo Romero agoniza. Los Pedrajas se están ahogando poco a poco. Los Veragua tienen mala cara. Los Saltillo van sobreviviendo. La casta jijona es ya leyenda (y Montalvo va a exterminar sus últimos berrendos). La Casta Navarra aún recorre algo las calles de Aragón y Navarra. Concha y Sierra no es más que un museo. Y los Santa Coloma se autoregulan cada largo invierno que pasan. Nos quedarán pronto los nobles Ana Romero, educados para los diestros o los toros agradables de La Quinta, solicitados por El Juli (¡el gesto!) ¿una punta de Flor de Jara para rehacer la salsa? ¿y el resto? Sánchez Fabrés está con la respiración artificial, Sánchez Arjona se anticipó hace mucho tiempo comprando Domecq, los Dionisios apenas se pueden picar, Fraile es una sombra de sí mismo y Hernández Pla, irregular, pero con el toro-toro, muere en Febrero de 2010...

* Ayer quedó desmentida la desaparición de Hernández Plá*




Y los muecos toman vida...


El titán de Ubrique se recupera favorablemente del susto que se llevó, y junto a él la Campa, su apoderado y sus discípulos, al ser abordado de una manera despreciable e inmisericorde por un mueco asesino en Ambiciones. La casta, bravura y fiereza de la masa que contenía el mueco provocó las múltiples heridas y contusiones que imposibilitaron que el maestro Janeiro puediera reparecer en Vistalegre. Tanto va el cántaro a la fuente, que termina rompiéndose. En éste caso, cambien cántaro por toro y fuente por mueco. En algunos foros, es de suponer que partidarios del imán ubriqueño, se ha podido leer y escuchar eso de ``lesionado en una labor campera´´. Si los viejos mayorales levantaran la cabeza...


Ahora al parecer, también es duda para Castellón y su temporada, la del veinte aniversario de alternativa, se tambalea. La gallina de los huevos de oro, la de los carteles mediáticos, parece haberse agotado. No todo iban a ser malas noticias...




lunes, 22 de febrero de 2010

En el país de los ciegos el tuerto es el rey

Foto: Juan Pelegrín



Tercera de abono de la Feria de Invierno de los Carabancheles, el público acudió en más número que en la tarde anterior, es de suponer que la corrida de los nóveles es de más interés que la de los mediáticos. En cualquier caso fue más de lo mismo, la linfa que recorre las venas de estas cucarachas es un jugo descastado, blandengue, bobalicón y acobardado. Eso por dentro, porque por fuera eran regordíos, feotes, sin cara, alguno sospechoso de pitones, de esos a los que los taurinos de un tiempo a esta parte llaman ``bonitos´´ o ``de preciosas hechuras´´. Ya no saben que términos van a inventar para parchear la verdad y emperifollar el fraude.


Nos bombardean en todos los medios informativos pertenecientes al lobby de los magnates taurinos con los problemas que están teniendo en diferentes ganaderías, sobre todo de Andalucía Occidental, para rematar las corridas, ya que el ganado a causa de tanto agua no se alimenta como debe y empiezan a tener las pezuñas reblandencidas. O porque no van a toródromo y se mueven menos. El caso es que, ¡oh sorpresa!, en estos dos días de toros en Vistalegre varias sardinas de las que han salido por toriles o por los vestuarios del baloncesto (aún me cuesta saber si esto es un pabellón o una plaza de toros) han pesado 565, 572, 570. Una de dos, el romanero de Vistalegre tiene miopía y no ve bien los números o le echa mucha imaginación a su tarea. Creatividad que los empresarios le sabrán agradecer.


La tauromaquia ya no es lo que era, ni los toreros son aquellos seres mitológicos, mitad héroes mitad poetas. La mezcla de cojones y romanticismo era la fórmula que hacía reventar las entrañas de los más viejos aficionados y colapsar el corazón de las mozas
de la época. O al revés, ya no recuerdo. Ahora, en los tiempos del todo vale, y al precio que sea, se reparten alternativas como rosquillas. ¿Cómo Cortés, por mucha ambición que tenga, permite que el tal Pinar, tan inexperto, tan principiante como él, le dé la alternativa? ¿Importan las formas? Para muchos hoy día el fracaso no están en salir derrotado del albero, sino en llegar a los veintitantos sin cortijo, ganadería y un amable séquito detrás.



En el país de los ciegos el tuerto es el rey, reza un sabio refrán popular. El tuerto fue un muchacho madrileño, de nombre Javier Cortés, que recibió la alternativa de manos de Pinar, y que con tan sólo unas horas de matador, ya le podría explicar a éste lo que es dar un natural medio en condiciones. A Cortés se le adivinan cosas, un sentido del toreo clásico, de mano baja y una mano izquierda que será la que le dé los cuartos. Cuartos que, por otra parte, si no mejora le quitará la espada. Y el descabello. Alguién debería de decirle, o mejor dicho, él debería de saber ya, que no se puede dar una vuelta al ruedo después de utilizar once veces el verduguillo. Cuentan las crónicas y los que saben de ésto, que apuntado queda para San Isidro.



Los tuertos venían de Albacete, y forman algo así como el club de la comedia: Tendero trata de imitar a Manuel Caballero, y Pinar es un plagio descarado de El Juli más descarado, que ya es decir. Si por ellos pasa el futuro de la tauromaquia, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que el porvenir es incierto y nada halagüeño. Todos los tópicos que, según los aficionados cabales, ahora llamados talibanes, les quieran imputar son válidos: metieron pico, citaron fuera de cacho, pegapasistas, encimistas, vulgares y desesperantes por sus largas faenas fueron algunas de las credenciales que presentaron. Pero, pueden estar tranquilos, tendrán su hueco en San Isidro, Sevilla o cualquier sitio donde reíne el taurineo oficial; otros, como Luis Vílches, Leandro, José Luis Moreno, Aguilar o Urdiales, tendrán que ver cómo sus nombres aparecen casi siempre los últimos, si es que aparecen...












sábado, 20 de febrero de 2010

Todo al revés


Nueva cuadra de caballos, con los nuevos petos contemporáneos, fundada por el taurinismo oficial. Justo debajo, un negro zahíno de Algarra.




Todo al revés. Toreros sin torería, oficio, ni dignidad. Por no ser, hoy no han sido ni mediáticos, que es el valor que se les atribuye. Ni a los caballitos del domingo pasado ni a la fantochada de los famosos ha ido la gente, menos aún el aficionado. Que me perdone Leandro, buen torero que no está para despilfarrar contratos ni oportunidades y que tiene que soportar el quebranto y la vergüenza de verse anunciado con algunos lilas. Con algo más de suerte y destreza a la hora de matar pronto dejará las malas compañías.



Los toros de Algarra cumplieron de largo con las expectativas, no defraudaron. Se cayeron varios, feos, regordíos, ``este es de Sevilla´´ - decía Chenel -, todos recibieron su monodosis de puya, para la que según en la retransmisión del Pús han traído una cuadra con caballos más livianos, mejor domados y con petos más ligeros. ¿Y para qué? -pregunto yo- si el tercio de varas está proscristo y desterrado, si la tauromaquia actual, en todas sus dimensiones está confeccionada y encauzada para que el estilismo, el entretenimiento y la estética sean sus ejes en detrimento de la esencia, la emoción y la ética. Puestos a mejorar este triste espectáculo por el que han apostado definitivamente los taurinos, podrían hablar con Agatha Ruiz de la Prada o mejor aún, con Giorgio Armani, gran taurino desde que Cayetano le habla de toros entre las bambalinas en Milán o en la Cibeles, y diseñar unos petos confeccionados con piel de llama andina bañados con cristales de Swarovski y terminaciones en color rosa salmón. Así les quedaría mejor esa Fiesta que ellos buscan.


Otros sabrosos detalles de la tarde han sido ver como el público asistente, de gran sensibilidad, se alza en pie a aplaudir a El Cordobés cuando brinda su primer toro al presidente. Cómo pasan de pedir las orejas a no sacar al matador ni a saludar o hacen conato de aplaudir la muerte de un toro inválido. Sería por la pena que daba. También vimos volar un pitón hasta el callejón de la plaza al derrotar un algarra en el burladero. Éso ha sido lo más cerca que han tenido algunos los pitones en toda la tarde.


viernes, 19 de febrero de 2010

Corridas de toros. Juegos de los niños


Para quitarme el amargor de boca que me dejó el último post dedicado a los dibujos animados antitaurinos de La Primera, y antes de cambiar de tema y ponernos a sufrir con lo de Vistalegre, vamos a terminar con el tema educación de los niños y tauromaquia. Para ello transcribo un capítulo de un libro datado en 1876, titulado Juegos de niños en las escuelas y colegios, escrito por P. Santos Hernández y editado por Saturnino Calleja. Es un pequeño tratado que explica minuciosamente a los tutores y profesores como montar una corrida de toros para que jueguen y aprendan los chavales. Una joya. Estos libros hoy día estarían clasificados como pornografía. Eran otros tiempos...


PD: Atención al nivel de organización, ortodoxia y minuciosidad que exigen en el texto para montar una corrida de toros ``de mentira´´. Tienen más orden y respeto al reglamento y a las normas que muchos profesionales en la mayoría de las plazas. Si muchos de los que vivieron en aquella época levantaran la cabeza...




Corridas de toros



Si todas las diversiones extraordinarias causan a los niños gran placer, no son, ciertamente, las corridas de toros las que ocupan el último lugar. Pero para que resulte diversión ordenada y agradable digna de figurar en los concursos de juegos, es preciso organizarla de antemano con toda precisión.

Toros. Si hay local a propósito, algunas veces se celebran las corridas con algunos becerritos bravos, cuyos testarazos, en caso de algún descuido, no sean peligrosos. Lo más frecuente es que los mismos niños hagan de toros valiéndose para ello de algunos instrumentos especiales. Es de suma importancia elegir cuidadosamente los que han de acometer a los demás, porque de ellos depende casi todo el éxito. Conviene que sean niños fuertes y ágiles, y cuando se cansan, o a cada tercio de la corrida, se los releva del cargo para que no se fatiguen demasiado.

Para acometer se valen a veces de las cabezas de toro que se encuentran en los comercios hechas de cartón o de junquillo; pero como son tan frágiles, hay peligro de que se hagan pedazos al mejor tiempo. Por eso emplean con más frecuencia verdaderas astas de buey, que se encuentran fácilmente en todas partes. Las llevan en la mano, apoyadas en la cintura o fijas en un armazón de madera, a modo de casquete, que se meten por la cabeza y se apoyan en los hombros; pero estos dos métodos no se prestan para hacer con elegancia y arte las suertes de mayor interés.

especie de zancos

Una de las maneras mejores de hacer fácilmente el toro a propósito para esta clase de corridas, es la siguiente:

Se fijan las astas en los extremos a y a' de dos palos como los de los zancos, o algo más largos, que se unen con dos traviesas, r y s, a una distancia tal que pueda meterse entre ellos la cabeza para apoyarlos en los hombros. En el sitio correspondiente a la cruz del toro hay dos tablitas, n, dobladas en ángulo recto, en las cuales se apoyan las picas y se reciben las banderillas. (Algunas veces las traviesas se ponen en los puntos x y z, y entonces los palos se llevan apoyados en la cintura.) Cuando se quiere imitar el toro con más perfección, con listones de madera pendientes —229→ de la traviesa r se hace la cabeza; el cuello se imita con aros de madera clavados en los palos; el cuerpo, con aros mayores, o con una canasta vieja puesta boca abajo. Se cubre todo con tela de sacos ajustada y pintada; en la traviesa s, se pone una cola verdadera de buey, y resulta un aparato muy ligero, que se puede quitar y poner en un momento. A veces se ponen dentro dos niños, uno en cada extremo de los palos. Si se ensayan bien para acostumbrarse a correr y detenerse al mismo tiempo, el efecto es mucho más completo, porque, además de correr con cuatro patas, las vueltas no son tan rápidas y antinaturales como cuando es uno solo, y los diestros pueden más fácilmente ejecutar las suertes difíciles y arriesgadas.


Caballos y mulillas. Si hay toritos verdaderos, y aun cuando no los haya, para completar la fiesta son indispensables un par de jumentillos o jaquitas vivarachas. Las acometidas de los toros las hacen correr sin orden ni concierto por la plaza, gracias al miedo que ordinariamente llevan los improvisados picadores, y no es raro verlos rodar por el suelo entre los aplausos del público. Cuando los niños hacen de toros, al acometer cuiden de no ponerse al alcance de las herraduras.

También se emplean dos o tres jumentillos enjaezados con mucho primor para el arrastre de los toros y caballos muertos. A falta de ellos, se hace uso de los carros descritos en la página 207.

LA PLAZA.- La víspera o el día señalado para la corrida, los niños encargados de hacer el redondel o circo de la plaza marcan los límites con las estacas y cordeles de los juegos de escudos o con lo que tengan para este fin. Alrededor disponen las barreras, colocan los bancos, sillas y cajones para el complaciente público, y distribuyen con acierto y buen gusto las banderas y demás adornos.

LAS CUADRILLAS.- Un grupo de niños, elegidos por el señor Inspector, forman la empresa, a cuyo cargo corre, en primer lugar, disponer las picas, banderillas, espadas y demás cosas necesarias. Entre los niños más hábiles para cada oficio eligen después los picadores, banderilleros, peones y, sobre todo, los espadas suficientes para formar una o dos cuadrillas, según el número que haya, y los que han de representar los papeles secundarios de alguaciles, monosabios, timbaleros, etc. Mayor cuidado exige la elección de los niños que han de formar el toro, pues de ellos, como ya dijimos, depende casi todo el éxito de la fiesta.

Enterado cada cual de su oficio, los días que preceden a la corrida emplean con mucho gusto los recreos ensayando por grupos las diversas partes de ella. Estos ensayos son casi de absoluta necesidad para que se proceda con orden y cada uno cumpla lo que está a su cargo. Sobre todo, los que han de acometer, necesitan ensayar mucho el modo de hacerlo, acomodándose a los aparatos —230→ que emplean, para no deslucir las habilidades de sus compañeros. Para mayor ornato, los niños traen a veces las capas que tienen, y aun suele haberlas de intento para uso de toda la división.

EL ENCIERRO.- Por la mañana, después de Misa, se pasa el tiempo muy agradablemente haciendo el simulacro del encierro. En esta operación desempeñan el papel principal los cabestros para conducir seguramente los toros. Los niños juzgan indispensables en esta operación algunas latas para cencerros de los cabestros.

LA CORRIDA.- Los empresarios deben invitar con la presidencia, si se trata de una corrida bien organizada, ya sea a las personas invitadas, ya a los señores Inspectores o dignidades de las otras divisiones. Cuando no se procede con tanta formalidad, suele presidir algún niño de los que saben divertir a los demás, o de los que se han distinguido en otras ocasiones, como premio de su habilidad.

A una señal de la presidencia, la banda de música, o en su defecto el coro de mirlitones, ejecuta un alegre pasodoble; entre tanto, salen a caballo dos alguaciles a despejar el redondel. Salen del circo todos los que no toman parte, y no se permite bajar a él hasta que se haya enganchado para el arrastre el último toro. Despejada la plaza, salen las cuadrillas; a la cabeza van los espadas, y después, por su orden, los diestros, banderilleros, picadores a caballo, mozos de banderillas y de caballos, y, por último, las mulillas enjaezadas. Después de saludar a la presidencia, ocupan los puestos correspondientes, mientras el alguacil entrega la llave del chiquero.

Para quebrantar el vigor y agilidad de los toros, se divide la corrida en tres partes o tercios de suertes: picar, banderillear o parear y matar. Los encargados de cada una procuran herir al toro en la cruz solamente.

Suena el clarín, y sale el primero ostentando la divisa de la ganadería. Los peones, hostigándole con las capas, procuran llevarle hacia los picadores; éstos, frente a frente del toro, lo citan arrojándole a veces el sombrero, y cuando acomete, le clavan la pica en la cruz. Entre las suertes de pica hacen también los diestros algunas otras con el fin de parar los pies o cansar al toro, hasta que suena de nuevo el clarín y se retiran los picadores. Los banderilleros dejan entonces los capotes, cogen los rehiletes o banderillas, incitan al toro abriendo varias veces los brazos, se lanzan hacia él o esperan su acometida, y cuando baja la cabeza para dar la cornada, se las clavan en la cruz, procurando a la par salir ilesos de entre los cuernos. Ordinariamente se ponen tres pares; pero si es preciso quebrantar al toro, se le pone alguno más.

Puestas las banderillas, el clarín da la señal de muerte. El espada o matador coge en la izquierda el estoque y la muleta arrollada, va hacia la presidencia, y con la montera en la derecha brinda —231→ la muerte del bicho. Se dirige después al toro, y puesto frente a él con los pies juntos, desarrolla la muleta. Comienza entonces a darle con ella una serie de pases, unas veces por alto, otras por bajo, otras en redondo, hasta que se cuadre; esto es, hasta que se quede en posición natural con las patas juntas. Cuando lo ve cuadrado, se lanza a dar la estocada, bien sea avanzando hacia él o esperando su acometida, o combinando los dos movimientos a la par.

Aunque la estocada sea buena, ordinariamente el toro no muere en seguida. Para acelerar la muerte, si el toro está todavía en pie, el mismo matador lo descabella picándole con el estoque en la testuz; si está tendido en tierra, el puntillero le clava el cachete o puntilla. Al punto los acordes de la música llenan de nuevo los aires, y salen las mulillas para sacar fuera el toro y los caballos muertos. Con esto termina la lidia del primero; los demás se lidian de la misma manera.

Claro está que la mayor parte de las suertes no saldrán muy conformes con las reglas del arte taurino; pero muchas de esas infracciones son inevitables, dado el miedo y la poca habilidad de los diestros cuando torean becerros de carne y hueso, y la impropiedad de las acometidas cuando se corren cornúpetos artificiales. Sin embargo, eso mismo aumenta la algazara del público infantil, que, haciéndose cargo de las circunstancias, no es exigente ni descontentadizo, y prodiga con generosidad sus aplausos al menor conato de destreza que nota en sus compañeros.

jueves, 18 de febrero de 2010

Vamos a quejarnos. ¡¡Pásalo!!


Copio, pego y me adhiero a la campaña que inicia Raúl a través de los Toros en el siglo XXI para que todos los aficionados nos quejemos, y hagámos llegar nuestra voz a el defensor del espectadores de RTVE.



Iniciamos una queja desde aquí, y os pedimos que la divulguéis. Espero que se adhieran todos los blogs, aficionados, foros, redes sociales (facebook,tuenti...), profesionales taurinos y medios de comunicación que quieran.

No se puede permitir que TVE, la de todos, la que pagamos todos los españoles siga maltratando y ninguneando al segundo espectáculo de masas, y a una gran parte de la sociedad. Por ello, y después del último episodio de los dibujos animados antitaurinos, solicitamos que se adhiera a la queja en el siguiente cuestionario:
La Fecha de emisión es del día 14/02/2010. Dos apuntes:
1º ¿Sabía TVE cómo era éste capítulo?. Parece que sí. Ya que desde Vipoland son bastante claros con la sinopsis: Billy ayuda a ganar a Billy el toro contra el matador en una injusta corrida. (Capítulo 5).
Los responsables de TVE se van a reunir con la Mesa del Toro y Anoet. No estaría mal, que se encontraran, encima de la mesa, con miles de queja.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Apología del antitaurinismo en TVE



Gracias a Agustín Hervás y a Raúl, de los Toros en el Siglo XXI nos enteramos de la última golfada que le hacen a la Fiesta desde el ente público. El pasado 14 de Febrero, Día de los Enamorados, programaron unos inocentes dibujos animados cargados de moralina, falsedades y calumnias en contra de la Fiesta de los toros. Puedo llegar a entender, y respetar, a la persona que no le gusten las corridas, es más, a veces incluso les doy la razón cuando se ven determinadas canalladas por parte de los profesionales en algunos festejos. Pero, de ahí, a tener que aguntar el insulto y el escarnio en una televisión que pagamos todos: los aficionados a los toros, al fútbol, a la petanca, al punto de cruz o al encaje de bolillos, va un trecho. Y éste trecho, éste espacio, es el que marca las peligrosas aguas donde se mueve desde hace tiempo el gremio político. Respeto para todos los ciudadanos por igual. Sin excepciones y sin aislamientos.



Porque pienso que no sería justo que al levantarme esta mañana y mientras doy de desayunar a la infantería, dieran un espacio infantil en donde en un partido de fútbol matan a navajazos a un ultra; unos dibujos en los cuáles un cantante de rock muera por sobredosis; una obra de teatro que represente a un grupo de científicos locos y dementes o una pelicula de animación que tratara sobre lo yonkis que son los ciclistas. Sería de miserables.


Sólo espero una cosa, y es que la Mesa del Toro, Anoet, la Peña Cagancho, me da igual la que sea, tome medidas en el asunto y ponga una queja formal. Aquello de poner la otra mejilla está muy bien, pero era en otros tiempos en lo que había menos Judas que ahora. El video del perrito antitaurino volador, aqui debajo:



lunes, 15 de febrero de 2010

Emilio Oliva y ``Escudero´´




Plaza de toros de Bilbao, 21 Agosto de 1991, protagonistas ``Escudero´´ de Victorino Martín y Emilio Oliva hijo. Gran toro y gran torero, que lo lució a sabiendas de que podría quedar en evidencia ante el caudal de casta y el galope del de la A coronada. La faena no dejó indiferente a nadie. Unos vieron a un torero desbordado dando mantazos y otros, entre los que incluyo, vimos a un torero que quiso hacer las cosas bien, torear de manera clásica y lucir al toro. A veces logró muletazos muy puros y en otras ocasiones le ganaba la batalla y el sitio ``Escudero´´. En cualquier caso, máximos respetos para Emilio Oliva por su honradez y afición.


Así nos lo contó el maestro Joaquín Vidal en El País:


El toro de bandera fue el sexto. Flojito, apenas pudo soportar una vara y media, pero en el resto de los tercios se comportó con una boyantía excepcional. Emilio Oliva le pegó muchos pases, y pegar muchos pases no era lo que le estaba pidiendo a gritos (quizá deberiamos de decir mugidos, pero no mugió nunca jamás) el torito de bandera.

Únicamente muletas de arte habrían podido corresponder a la pastueña, dulce, maravillosa embestida del victorino. Una Curro- versión Romero o versión Vázquez, según hubiera salido la luna- un Pepe Luis - padre o hijo, igual habría dado para pasaportar el toreo a la gloria- ese señor Chenel, le llaman Antoñete, que estaba allí cerquita en el callejón, y no se perdía detalle, emergiendo desde el burladero; él, su pelo cano, su pitillo en la boca, su concierto de toses. Algunas otras muletas artísticas hubieran valido también. No muchas, claro. Pero cuando se crían en las dehesas un toro así, hay que llevarlo donde lo sepan torear, y si de eso no queda o la plaza ya está ocupada por los pegapases, se le deja en la dehesa, rodeado de vacas simpáticas, rubias y con los ojos azules, para que acabe sus días a gusto, bien servido y en paz y felicidad.


``Los buenos toros descubren a los malos toreros´´ dice el tópico taurino, y lo acontecido ayer en el moreno ruedo de Vista Alegre se confirma. Mucho habrá de hablar de ése desencuentro al atardecer de un día lluvioso en el que un torero se encontró con el toro de su vida y lo dejó pasar de largo; mucho se habrá de hablar sobre un toro de casta excepcional que partió de la dehesa buscando la muleta de un artista y acabó ferozmente abatido a bajonazos. El toro se llamaba Escudero. Un dato que no sirve ahora para nada, de acuerdo, pero algún día alguien lo necesitará para escribir la historia de aquel torito bueno, nacido en las dehesas extremeñas y muerto en Bilbao sin pena ni gloria.





En cambio, la labor de Emilio Oliva la vio de manera diferente José Luis SuárezGuanes en el ABC:



El sexto, de nombre ``Escudero´´ tenía un tranco, que se dice en el argot ganadero, extraordinario y representó un verdadero espectáculo verlo entrar una y otra vez a la muleta de Emilio Oliva. Fue un toro que quedó muy entero, que tomó una vara y que tomó una segunda mientras su matador- Emilio Oliva- había pedido el cambio. La faena de muleta encerró la belleza grandiosa de un toro arrancándose desde lejos pidiendo lucha, pelea, guerra a gritos. Se llamaba ``Escudero´´ y era un escudero que estaba siempre en la primera línea de combate: un toro para la añoranza, como tantos otros que que ha criado su dueño: como aquel ``Varatero´´, que inmortalizó Andrés Vázquez; como aquel ``Belador´´ que fue indultado en la última corrida de la prensa que organizó Vicente Zabala; como aquellos otros de la corrida del 1 de junio de 1982 en Madrid; como tantos otros en diversas plazas de España y Francia. Cuando fue arrastrado ``Escudero´´ la ovación fue unánime. Yo me acordé de ese Madrid que no puede ver sus toros preferidos, de esas Ventas que no pueden ovacionar tampoco el galope de tantos ``Escuderos´´que existen en la dehesa de la Moraleja. Victorino, ya no tienes por qué estar nervioso, es muy difícil que salga en la feria un toro como el que has soltado en último lugar.


Con ese sexto, de soberbio galopar, salió el de Chiclana con ganas desde que se abrió de capa. Hay que decir, y pronto, que no se le escapó el toro, que estuvo bien con él, dentro de ese estilo rápido de ``cargar las pilas de la electricidad´´, pero sin que se le pueda negar que aguantó aquella embestida que le venía hacía sí como un tren y que logró muletazos sobre ambas manos francamente buenos. La espada le privó del trofeo, y en el recuerdo quedará para siempre el trote, el galope prodigioso de un victorino que se llamó ``Escudero´´: un toro para la nostalgia en tiempos de ganado descastado.







jueves, 11 de febrero de 2010

Tortilla de Patatas sin huevos ni patatas


Las cartillas de racionamiento, vigentes hasta 1952, eran de tres clases dependiendo del poder adquisitivo. Aunque su contenido podía variar, con estas cartillas se tenía derecho a 125 gramos de carne, 1/4 litro de aceite, 250 gramos de pan negro, 100 gramos de arroz, 100 gramos de lentejas o garbanzos, un trozo de jabón y un huevo. Lógicamente la cantidad de comida era insuficiente y la gente tenía que buscarse la vida. Los gatos se degustaban por liebres (”dar gato por liebre”), patatas a lo pobre, patatas al Avión (patatas hervidas con laurel y un toque de colorante marca “el Avión”), leche aguada, guisos de castañas y bellotas, achicoria por café… Pero el más curioso de todos: “tortilla de patatas sin patatas ni huevos”





La parte blanca de las naranjas situada entre la cáscara y los gajos (no sé cómo se llama) se apartaba y se ponía en remojo a modo de patatas cortadas. Los huevos eran sustituidos por una mezcla formada por cuatro cucharadas de harina, diez de agua, una de bicarbonato, pimienta molida, aceite, sal y colorante para darle el tono de la yema.









Los abonos, casi tan antiguos como la misma tauromaquia, suelen ser de varias clases, según el poder adquisitivo del aficionado. El sol y la sombra se encargan de dividir la horizontalidad de la plaza en dos (a veces tres) partes bien definidas. Barrera, contrabarrera , tendido, grada o andanada son regiones que quiebran la derechura del coso alejando o acercando al espectador de los protagonistas. Aunque el núcleo de la obra sea el mismo, la percepción del contenido puede cambiar dependiendo del sector de la plaza donde se esté ubicado. Así, en multitud de ocasiones, en donde los que comparten sol y moscas ven a un toro bonito y un torero artista, los que llenan la sombra sólo ven un fraude mayúsculo con un impostor de por medio. Para ver las veces que todo el mundo está de acuerdo, habría que tirar de hemeroteca.



La falta de casta y bravura por la que atraviesan desde hace varios lustros la mayor parte de nuestras ganaderías hace que el toreo se haya convertido en algo así como la tortilla de patatas sin huevos ni patatas. La pobreza de emoción y bravura la suplen esos cocineros que se visten de luces con artimañas, posturas y modas. Así, ante la falta de acometividad, la fragilidad y la sumisión del animal, al matador le llegan los triunfos con faenas kilométricas repletas de Chicuelinas, Gaoneras, Manoletinas, Bernardinas o Estatuarios, ahora ya también Luquesinas y Lopesinas; saltos, cabriolas y regates balompédicos para los banderilleros; los picadores, la mayoría sordos, barrenan con ahínco paletillas mientras intentan descifrar si el jefe les grita ¡vale! o ¡dale !; los presidentes regalan más que los Reyes Magos; los veterinarios aprueban cualquier cosa que tenga cuernos, sea negro y diga ¡muuuú! y los aficionados a los toros somos los únicos a los que se les puede extorsionar y estafar una y mil veces, a sabiendas de que volveremos a repetir como buenos parroquianos sin rechistar y dando por bueno y normal el timo.


El resultado por fuera es el mismo, espectáculo de más de dos horas, seis veces mínimo se abren los chiqueros, baile de pañuelos, decenas de muletazos, unos cuantos espadazos, palmas, pitos, silencios, tres cuadrillas y tres toreros, un paseíllo... Pero en el interior el sabor no es el mismo de antaño, faltan ingredientes y hay demasiado aliño.




Fuentes: Los años del miedo, Juan Eslava Galán.
Blog Historias de la Historia

martes, 9 de febrero de 2010

Valdemorucho 2010

Foto: Iván de Andrés


Los de Peñajara, sospechosos de pitones, formaban una escalera de carne, con casi 100 kilos de diferencia entre el dulzón y empalagoso segundo y el cuarto, tan fofo y regordío que no podía ni moverse. Los demás, más de lo mismo: sin fuerzas, sin casta, pero colaboradores y noblotes en el último tercio. La gripe D(omecq) ha infectado hasta el tuétano a los últimos rincones libres del virus que le quedaban al enfermo.



Los de Antonio San Román, acarnerados, podridos de mansedumbre, alagartijados, feos, inválidos e indignos. Para más inri en algunos medios se ha podido leer la coletilla ``pero limpios de pitones´´, ¡faltaría más! Menuda porquería de ganado, ¿cómo puede llevar un torero la cabeza alta después de ser participe de semejante farándula? Aquel torero tomado como héroe deja paso a ese personaje mitad cupletista mitad tirititero que se dedica a poner posturitas ante animales criados y seleccionados para convertirse en cómplices del artista en vez de fieros contricantes del lidiador.



Algún destello torero de Curro Díaz y Leandro es lo único rescatable de la Feria. Bolívar no estuvo, o mejor dicho, está como bucólico, triste, ido, puede ser achacable al viaje América- Valdemorillo- América que le planearon ¡ay, los apoderados! Tendero y Abellán dejaron muestra de su estilo ``pegapasista´´ y de toreo lineal de siempre. Lo mejor que podría hacer por la afición y por la tauromaquia Alvarez es dejarlo, una retirada a tiempo es una victoria, es un chaval que ha toreado, con poca fortuna, corridas duras y que puede hacer valer esa experiencia para cambiar el oro por la plata. Sin acritud.



Ya tenemos la primera víctima de la temporada: la Feria de Valdemorillo.



domingo, 7 de febrero de 2010

Un decálogo taurino



Andrés Amorós, hoy domingo en ABC:

UN DECÁLOGO TAURINO


En su epílogo al libro de don Gregorio Corrochano «Qué es torear. (Introducción a la Tauromaquia de Joselito)», plantea don Emilio García Gómez una cuestión fundamental: la Tauromaquia es, por definición, un arte efímero. (Añado yo: igual que sucede con el teatro o la música en vivo, frente a otros productos «enlatados», reproducidos y reproducibles mecánicamente).


Por ello, no pueden dar cuenta completa de lo que ha sucedido en el ruedo ni la fotografía, ni el cine, ni el vídeo. Pasado el momento mágico, nos queda sólo - y ya es bastante- el recuerdo, con todas sus deformaciones sentimentales. Sin embargo, el escritor tiene la misión imposible pero necesaria de eternizar esa fugacidad con su palabra.


Aumenta el problema por la grave dificultad que supone simplemente «ver» lo que está sucediendo, en la realidad, y no cualquiera de los prejuicios con que solemos acudir a las Plazas. (Ya lo advirtió Hemingway, aunque a él, luego, en la práctica, también le cegara la pasión).


Es bueno, por supuesto que la Fiesta suscite amores y odios, no indiferencia. Pero también es peligroso para la cabal comprensión de este arte singularísimo. Así llega don Emilio, el insigne arabista, al meollo de la cuestión: «En la Plaza, las potencias del alma están tan enceladas con el espectáculo, que si el entusiasmo puede despachar telegramas urgentes al corazón, en cambio los ojos no pueden enviar placas bien impresionadas a la memoria».


El aficionado puede defender, con Pascal, las razones del corazón que la razón no comprende. Pero el escritor puede también reclamar, con Eugenio d´Ors, los sentires de la razón a los que el corazón no alcanza...


Si aceptamos todo ello, no parece inútil resumir en unas pocas frases, lo más claras y sencillas que sea posible, algunos preceptos básicos. El molde tradicional del decálogo - más descriptivo que normativo- puede servirnos para ello.


1- Como cualquier otro arte, la Tauromaquia supone una adhesión libre: a nadie se le puede imponer que aprecie la faena de un torero, igual que una sinfonía o un soneto. No todos los españoles son aficionados a los toros y sí lo son, y buenos, muchos extranjeros. La Fiesta es hoy universal, pero en todo el mundo se la ve como algo nacido en España (igual, por ejemplo, que el Renacimiento en Florencia o el jazz en Nueva Orleáns).

2 - Forma parte la Fiesta del patrimonio cultural de España - y de la Humanidad - en el ámbito inmaterial. Así se pretende ahora que lo reconozca la Unesco. Como cualquier manifestación artística, merece, por ello, respeto y protección.

3 - La Tauromaquia es la Fiesta del toro bravo: sin el toro, simplemente, no existiría. Como afirma Sáenz Egaña, el toro bravo es «la máxima aportación española a la zootecnia universal». Este hermosísimo animal no es «naturaleza» sino «cultura»: el fruto de un delicadísimo proceso de selección, una creación humana. La desaparición de la Fiesta supondría la extinción de este hermosísimo animal.

4- Posee la Fiesta un valor ecológico absolutamente indiscutible, ha permitido la conservación de una gran extensión de dehesas andaluzas, extremeñas, salmantinas: cerca de 400.000 hectáreas de tierras que no permiten otro cultivo se mantienen hoy gracias a la cría del ganado bravo. Según el estudio de Díaz, Campos y Pulido, es «el ecosistema español más apreciado y conocido en el mundo». Sin corridas de toros, surgirían grandes páramos y veríamos nacer nuevas colonias de chalets pareados o ciudades dormitorios.

5- La Tauromaquia ha sido siempre y sigue siendo hoy una Fiesta popular: del pueblo que somos todos. En ella participan libremente aficionados de todas las ideologías, clases sociales y niveles económicos. Resultaría facilísimo señalar nombres concretos que lo demuestran. Es absolutamente falso identificarla con una tendencia política castiza, reaccionaria y antieuropea.

6- Para el pueblo español, el torero es un verdadero héroe: uno de los pocos que quedan, en un mundo cada vez más prosaico. Realiza lo que ninguno de nosotros haríamos por todo el dinero del mundo: domina a una fiera terrible, creando belleza, y afronta con dignidad esa «hora de la verdad» que a todos nos ha de llegar: eso es, por ejemplo, lo que canta García Lorca en su «Llanto por Ignacio Sánchez Mejías».
7- Como fenómeno artístico y cultural, la Tauromaquia ha ido inexorablemente unida a la Historia de España: es fácil hablar de la Tauromaquia del romanticismo, del 98, del 27, de la guerra, del franquismo, de la democracia... La Fiesta refleja las circunstancias de cada momento histórico. Lo definió de modo tajante Ramón Pérez de Ayala: «En ninguna parte como en los toros cabe estudiar la psicología actual del pueblo español».

8- Como espectáculo popular que atrae a millones de espectadores, la Fiesta supone una importante actividad económica, crea muchos puestos de trabajo y genera muchos ingresos, directos o indirectos. Se suele hablar de cerca de 200.000 personas en empleos directos y de un volumen de dinero anual de unos 1.500 millones de euros. Sin ella, además, no cabe imaginar las Ferias y Fiestas de innumerables ciudades y pueblos de España, con una importantísima repercusión en el turismo. Su hipotética desaparición supondría un muy grave daño para nuestra economía.
9- El léxico taurino impregna nuestro lenguaje coloquial. No es una jerga profesional más - como la de los médicos o los abogados, por ejemplo- porque lo utilizan también los que no son aficionados a la Fiesta. Y lo más interesante, se usa, en sentido metafórico, en todas las esferas de la vida pública; sobre todo, en la política: ¿cuántas veces hemos oído que el Gobierno español debe coger por los cuernos el toro de la crisis cuya existencia negó? De este modo, el lenguaje taurino configura la forma de pensar de nuestro pueblo y es uno de los síntomas más claros de la actitud española ante la vida.

10- Como es bien sabido, la Fiesta ha suscitado infinidad de creaciones culturales de indudable categoría: poemas, novelas, comedias, ensayos, pinturas, esculturas, óperas, música sinfónica, flamenco, canciones populares, películas...
Nombres como Goya y Picasso, Hemingway y Orson Welles, Ortega y Alvarez de Miranda, Manuel Machado y Miguel Hernández, Pérez de Ayala y Tierno Galván, Gerardo Diego, Pemán y Agustín de Foxá... Con tales compañeros, no debemos sentir vergüenza sino proclamar con orgullo nuestra condición de aficionados.
Concluyo. En una fotografía de Cano se ve a dos personajes toreando, al alimón, una vaquilla. Cada uno sostiene el capote por un extremo. Uno de ellos es don José Ortega y Gasset; el otro, don Domingo Ortega. No cabe mejor símbolo de la unión de nuestra cultura con la Tauromaquia.

Alguien tan sensible como Federico García Lorca proclamó que la Tauromaquia es «la fiesta más culta que hay hoy en el mundo». En el mundo entero, se la ve como una de las señas de identidad de la cultura española.


Vivimos en «la piel de toro», en el centro del «ruedo ibérico». Y así queremos seguir viviendo.

viernes, 5 de febrero de 2010

Los carteles torcidos de Pagés





DOMINGO DE RESURRECCIÓN (4 de abril)

Toros de Daniel Ruiz para Morante de la Puebla, José María Manzanares y Miguel Ángel Perera.



FERIA DE ABRIL

- Viernes 9 de Abril. Novillos de Espartaco o El Serrano para Luis Miguel Casares, Juan Del Álamo y Esaú Fernández.

- Sábado 10 de Abril. Toros de José Luis Pereda para Salvador Vega, Miguel Ángel Delgado y Miguel Tendero.

- Domingo 11 de Abril. Toros de Fermín Bohórquez para Fermín Bohórquez, Hermoso de Mendoza y Diego Ventura.

- Lunes 12 de Abril. Toros de Palha para Serafín Marín, Arturo Macías e Iván Fandiño.

- Martes 13 de Abril. Toros de Conde de la Maza para Diego Urdiales, Oliva Soto y Antonio Nazaré.

- Miércoles 14 de Abril. Toros de El Torreón para Antonio Barrera, Salvador Cortés y Luis Bolívar.

- Jueves 15 de Abril. Toros de Victorino Martín para Antonio Ferrera, El Cid y César Jiménez.

- Viernes 16 de Abril. Toros de El Ventorrillo para El Juli, Sebastián Castella y Miguel Ángel Perera.

- Sábado 17 de Abril. Toros de Gavira para Morante de la Puebla, Alejandro Talavante y Daniel Luque.

- Domingo 18 de Abril. Toros de El Pilar para El Cid, Sebastián Castella y José María Manzanares.

- Lunes 19 de Abril. Toros de Jandilla para Julio Aparicio, Morante de la Puebla y Cayetano.

- Martes 20 de Abril. Toros del Puerto de San Lorenzo para Enrique Ponce, El Cid y Alejandro Talavante.

- Miércoles 21. Toros de Torrealta para El Juli, José María Manzanares y Daniel Luque.

- Jueves 22. Toros de Alcurrucén para Curro Díaz, Matías Tejela y Rubén Pinar.

- Viernes 23. Toros de Fuente Ymbro para Miguel Ángel Perera y Daniel Luque, mano a mano.

- Sábado 24. Toros de Torrestrella para El Cordobés, Rivera Ordóñez y El Fandi.

- Domingo 25. Toros de Murube para Antonio Domecq, Rui Fernandes, Andy Cartagena, Álvaro Montes, Sergio Galán y Leonardo Hernández.

- Domingo 25. Toros de Miura para El Fundi, Juan José Padilla y Rafaelillo.



Por mucho que nos vendan desde la empresa Pagés y adláteres taurinos la gran Feria de Abril que han programado, da la sensación de que el horrible cartel de Gordillo ha creado tendencia. Los creadores de la Feria han colocado, al igual que el famoso pintor sevillano, las piezas fuera de su sitio. Todo sea por el arte (y el parné). Lo único que encaja, y por que no queda otra, son las ganaderías encaste Domecq, que se las rifan las figuras como si fueran un apartamento multipropiedad en Benidorm. Como en el collage maestrante, falta toro y remate y sobran demasiadas cosas.


Pagés vuelve a tomar al aficionado por tonto, y dejando fuera a Juan Pedro y expulsando de la Feria a Zalduendo cree que va a poder eclipsar el deseo del aficionado a ver otro tipo de toro que no sea el prototipo gatuno de siempre. Es un escándalo que a Daniel Ruiz, después de lo del año pasado, no es que lo mantengan, sino que lo premian con el Domingo de Resurrección. Gavira, Jose Luis Pereda, El Torreón, Jandilla, Torrestrella, El Ventorrillo, aportan más de lo mismo. Lo del Conde de la Maza no se explica, hace años que no se ve embestir a uno por derecho. Que saliera un toro ``potable´´ el año pasado no debería ser argumento suficiente. El Pilar y Alcurrucén deben confirmar el buen momento, Miura y FuenteYmbro tienen sus partidarios y Victorino debe redimirse y volver a examinarse esta temporada, que se le puede hacer dura. El Puerto de San Lorenzo representará al cada vez más arrinconado encaste Atanasio. Hasta aquí, en materia ganadera, no se puede decir que haya habido sorpresas conociendo a Canorea y Valencia. Era de esperar.


El lío viene ahora, con los toreros. A Urdiales, además de ningunearlo y de meterlo el último, lo anuncian con una ganadería que, a priori, no tiene ninguna garantía de éxito. Cómo buitres carroñeros que son, han esperado a que el bueno de Diego estuviera lo suficientemente débil después de quedarse fuera de las ferias levantinas, para ofrecerle cualquier cosa y así quedar bien con los maestrantes, que le exigían al riojano . Pero no cuela. Su lugar estaba en la de Victorino, en el sitio de César Jiménez, que tampoco se sabe qué es lo que pinta en Abril en Sevilla. La corrida de los grises se la han cargado, ¿donde queda esa terna soñada por todos y anunciada en algún medio, compuesta por El Cid, Urdiales y Moreno?


El mexicano Arturo Macías ha tenido la vergüenza (o la necesidad) de venirse a España y así, de primeras, con el gañote seco, ponerse con la de Palha. Un trago. Menudo cambio, del toro pastueño de allí, de compartir plaza con José Tomás con el triunfo asegurado, a tener que pegarle bocados a lo que envíe Joao Folque, que tampoco podemos garantizar muy bien que será. Sería importante para La Fiesta que un torero mexicano diera un puñetazo en la mesa por fin. Serafín Marín es un torero respetable y Fandiño uno de la nueva hornada que huele a clasicismo y ortodoxia. Otro que también podría haber entrado con los grises y todos tan contentos.


De las figuras, resaltar el mano a mano de Luque y Perera, que no pedía nadie y que no viene a cuento, tras el fiasco del de Morante y El Cid hace un año. Manzanares, El Juli, Talavante o Castella es de suponer que con poco que le ayuden sus toros, tocarán pelo con facilidad. Son toreros que vienen con las faenas hechas ya de casa, pues saben perfectamente a lo que se enfrentan: con ellos no hay sitio para la improvisación. Y saben enredar con los públicos como ellos sólos.


De Morante esperamos mucho, aunque, como cada principio de temporada, es una incógnita, no sabemos que Morante toca ver este año. Con El Cid creo que han tenido la sensibilidad de darle en la Feria un lugar que ya no ocupa en el escalafón. Es un torero que ha dado mucho a La Fiesta en los últimos años como para desdeñarlo de buenas a primeras. Él sólo ha tirado durante años del carro, toreando de todo y en todos sitios, mientras José Tomás gozaba de su retirada.


A Ponce hay que colocarlo aparte, viene a una sola corrida, con una de sus ganaderías predilectas, El Puerto de San Lorenzo, en una de sus últimas apariciones, seguramente, en La Maestranza. Sevilla es Poncista, cómo pocos lugares. En mi casa no lo somos, desde luego. Las cuentas salen: ¿Habrá asalto al rabo?


Luego quedan toreros interesantes desubicados por ahí, en ternas raras: Curro Díaz, Bolívar, Oliva Soto y, con mucha suerte, Julio Aparicio podrán dejarnos detalles y ramalazos de su torería.


La de Miura volverá a calibrar las fuerzas de El Fundi y las ganas y el coraje de Rafaelillo. De Padilla, rejoneadores y mediáticos no pierdo el tiempo en escribir, la tauromaquia es otra cosa mucho más seria.






jueves, 4 de febrero de 2010

Rincón y Santanerito, Las Ventas, 21 Mayo 91

Foto: Botán



21 de Mayo de 1991, primera salida a hombros por la Puerta de Madrid de César Rincón. Iba a ser su primera batalla con un toro de Baltasar Ibán. Seguramente cuando esa noche se fue a la cama pensó que pocos toros más encastados que Santanerito le saldrían en Las Ventas. No se podía imaginar, ni él ni nadie, lo que le iba a salir por chiqueros el siete de junio del 94, a eso de las siete y media de la tarde. Así nos lo contó D. Joaquin Vidal la bella lucha de Rincón y Santanerito:



La apoteosis se le venía encima a César Rincón, y seguramente no se lo podía creer. El toro caía fulminado por efecto de una estocada mala, pero el éxito estaba conseguido, y ya flotaba César Rincón por entre las blancas nubes de la gloria. Le abrazaban las cuadrillas y el apoderado levitaba entre barreras con cara de querubín, mientras trepidaba el coso, el público en pie, rompiéndose las manos de aplaudir. Aquello debió de ser, para el torero, un sueño. Pero no era un sueño, era una realidad. Quizá una realidad mágica.

César Rincón había iniciado su ascensión a los cielos cuando se echó la muleta a la izquierda y el toro, un serio, fiero, encastado toro, pretendió arrebatársela pegando una arrancada temible. En aquel momento crucial se estaba dilucidando una cuestión de soberanía: o mandaba el torero, o mandaba el toro. Y el torero, en un instante de inspiración que quizá vaya a cambiar el rumbo de su vida, decidió tirar del toro hasta el centro del redondel, citarle allí de nuevo, y llevarle sometido en una tanda de naturales, que pusieron la plaza boca abajo y el toreo en la cumbre. Entonces se le entregó el toro y el triunfo ya fue suyo para siempre jamás.

Un triunfo que se produciría arrebatador. Quedaban lejos aquellas primeras tandas de derechazos, no muy seguras porque el toro pretendía imponer el poderío de su casta altiva. Quedaba lejísimos la interminable faena que aplicó al tercer toro, muy jaleada en algunos sectores de la plaza, pero también muy protestada en otros porque el toro era una birria. Todo aquello quedaba ya tan remoto que se perdía en el olvido y sólo permanencia la realidad mágica del momento presente; el toro dominado, el diestro dominador transformando en arte su pasión torera. Y el coso era un clamor...







Adiós a la autoridad

Fuente e imagen: Rosa Jiménez Cano


Esta mañana se apagó la vida de Salvador Valverde Parra. Para muchos, Salva "el del 7", o "el de la peca". Para mi, un defensor de la integridad del toro bravo, aficionado a tiempo completo. Si el día tuviera 25 horas, pasaría 26 pensando en toros. Su afición desmedida y defensa enérgica de la fiesta le llevó a ser objeto de una grave agresión cuyo origen nunca se desveló .

Cualquier visita a una ganadería se convertía en una colección de bromas rematadas con carcajada y recochineo. Salva siempre llevó un niño travieso dentro.

Su afición le llevó a tener abono joven en la andanada, vender coca-colas en el tendido y después defender el honor de Las Ventas con su clásico "¿a quién defiende la autoridad?", muchos vociferaron sin gracia ni conocimiento por pura imitación. De cuando en cuando, sus protestas llenas de sorna aparecían en las crónicas de Joaquín Vidal. Salvita, como muchos le llamaban, no faltó en el último adiós en la Almudena a uno de sus críticos de cabecera. El otro fue Navalón, con el que entabló entrañable amistad. (Para pesar de Mary, que aguantaba como podía las bromas sobre Joselito).

Una tertulia con él llegaba hasta la madrugada, con cuadernito de notas, discutiendo si el toro metía la cara así o hizo ascos al tercer encuentro en el caballo. Con cierta nostalgia hablaba de algo que apenas conoció, una plaza de Madrid en la que Juanito, El Lupas, El Ensabanao y El Ronquillo.


Destacó no sólo por ganarse la confianza, no tan pública, de varios ganaderos y toreros. Siempre, eso sí, que no se viera mucho, no fuese que incomodase al sistema eso de llevarse bien con el líder talibán del tendido 7.

Esta tauropatía le llevó a conocer el toro en el campo. Quiso guardar cada recuerdo y optó por la fotografía. Terminó exponiendo sus imágenes en varias plazas de toros. Pocos captaron el esplendor del toro bravo en el campo cómo él supo. Tulios, Palhas, Prietos de la Cal y cualquier reserva llena de raza, eran sus favoritos para retratar.

En su corazón se lleva dos ganaderías; la del Cura de Valverde, en la que ni se sabe los cables que echó a don Cesáreo, y la que efímeramente supo crear con reses de procedencia Fuente Ymbro, por casta que no sea. En esta labor, tan deseada por él hasta que la salud obligó a echar el freno, contó con los consejos de Adolfo Martín.

Descanse en paz un amigo que luchó sin descanso contra la enfermedad y cuyo recuerdo quedará por siempre en Las Ventas. Queda un hueco muy grande en el "Seven Up", como llamábamos de broma al tendido alto del 7.

Ps.: La capilla ardiente estará en el Tanatorio de Pozuelo a lo largo de esta mañana.

martes, 2 de febrero de 2010

Hablaron dos Señores



D. TOMÁS PRIETO DE LA CAL


Demando y tengo una única manera de ver la Fiesta Nacional, ver la tauromaquia y los toreros. Eso va en función de un animal único, como el toro bravo. Como ganadería única es la mía de Veragua. Reclamo ese romanticismo; esa tauromaquia; esa Fiesta Nacional; esos toreros; esas figuras que querían los toros fuertes, bravos de verdad, para las primeras plazas. Esa es la clave para la defensa de la Fiesta Nacional.



El indulto es muy bonito, muy romántico, pero en nuestra casa para la selección no nos cuenta tanto. Habría que poner unos baremos en los indultos. Es muy bonito, es el perdón de la vida de un toro, es maravilloso y yo soy favorable, pero con baremos conforme se utilizan en el campo. En una plaza de primera qué menos que vaya cuatro veces, en una plaza de segunda y de tercera tres, porque ¿con menos de tres varas cómo medimos la bravura?



Por mucha evolución que haya en el toro hay un punto que no se debe de sobrepasar. Y ese punto se ha sobrepasado por todos lados, en cuánto a falta de casta, falta de raza, en cuánto a criar un animal que no se parece en absoluto a un toro bravo.



Hoy día existe el toro bravo y otro animal que tiene las mismas características zootécnicas: cuatro patas, rabo, dos cuernos y que además tiene peligro de dar cornadas. Su selección ha ido al revés, no ha ido buscando la casta, la bravura o la fiereza. Ése animal en vez de dar respeto y miedo lo que da es lástima.




Manipular no es lo mismo que afeitar; ni tocar; ni afeitar, pero sigue siendo manipular. Es un daño a la morfología y a la moral del toro, por tanto, estamos totalmente en contra de que haya una evolución que, en teoría, tiene una sola razón, que es la económica.








D. FERNANDO CUADRI


La base de La Fiesta es el toro con interés y para que haya interés debe de haber casta. Que derive después en bravura o mansedumbre.., pero la casta da interés y es lo que debemos buscar los ganaderos .


La nobleza tiene que sustentarse sobre un fondo de casta. Por sí sola no existe. Un toro que simplemente es noble, es noble porque no es capaz de hacer otra cosa.


No es que no le demos importancia al tema económico. Es fundamental, pero no prioritario. La ganadería es la única empresa en la que la economía es una consecuencia, no un fin. Tu tienes que buscar un fin, que es que te salga el toro, y cuando te sale, tiene una consecuencia: que te lo pagan.




Desde este modesto blog, primero, presentarles todos los respetos y admiración a dos ganaderos con mayúsculas, defensores del toro bravo y de la autenticidad de la Fiesta. En segundo lugar, felicitar al equipo de El Albero de la Cope por su magnífico programa. Y es que da gusto ver como en un programa de radio el principal protagonista es el toro bravo y no los mendigos y limpiachaquetas que suelen postrarse ante el Fenicio en la cadena de la competencia.


Por si alguien aún no lo he escuchado, dejo el reproductor del programa debajo.










Fotos: Toros para todos