martes, 4 de octubre de 2011

Convergencia i Unió (del taurinismo)




Miuras. 1842. Al matadero. Marqués de Albaserrada. 1912. Moruchos. Pablo Romero. 1885. La necedad vestida de cárdeno. Esto, sin que se les caiga la cara de vergüenza, es lo que han escrito durante este verano tres de las eminencias taurinas más célebres del país. Moncholi, Javier Hernández y Carlos Ruíz Villasuso. Tres arquitectos de la fiesta moderna, madre de la corrida incruenta; tres monosabios al quite del empresario, ganadero o figura de turno; tres atúnes sin chispa de respeto por una Historia, la del toreo, que ha permitido que llegue con salud, poca, el arte que les da el pan de sus hijos; tres actitudes irresponsables y antitaurinas; tres futuros cargos de CiU.

Hablábamos aquí hace unos días, cuando el entierro de Barcelona, de la necesidad de "que la crítica actúe con honestidad, que cada tarde, desde el cero, pongan en la balanza el valor y oficio de unos, y la bravura y trapío de otros. Y que lo cuenten, que expliquen el toreo, que lleguen dónde el resto de la sociedad, más analfataurina que nunca, jamás podrá llegar por sí sola." Visto lo visto, toda una utopía. Con los Adolfos, esas viudas catalanas que lloraban por la mala dicha de la Monumental, cuya muerte se da por buena si en el entierro ha cantao por bulerías la Tomasa, ha vuelto a renacer toda la mala casta, moruchera de verdad, de algunos críticos que escriben desde el más despreciable resentimiento hacía según que ganaderías. Esta vez le ha tocado a Adolfo Martín, como era de esperar con un tío que, sencilla y llanamente, cría el Toro. Antes Miura. Los viejos Pablorromeros de Partido de Resina también se llevaron lo suyo. Los herederos del Duque de Veragua, de Prieto de la Cal, fueron "nacionalizados" como juampedros, que hay que tener mala leche. Los de Escolar, triunfadores en San Isidro, fueron tratados de ladrones. Los portugueses de Palha, de hermafroditas. Y así, con un largo etcétera de hierros de leyenda, emblemas del aficionado, garantía de autenticidad de la Tauromaquia. Escrito está en las hemerotecas recientes de los portales taurinos, para los descreídos que no lo quieran ver.

Todos estos, a los que se les llena la boca de ecologismo, tanto que parece se van a atragantar con su propia bilis, que apostillan una y otra vez como loros que el futuro pasa por la unión, como si la unión en este mundo de chalados fuera posible, sólo son capaces de unirse para hacer daño a la figura vital e insustituible de la Fiesta: el Toro. Si dependiese de ellos, los Alijares, Cortijo de Arenales, Partido de Resina, Zahariche, la Ruiza, Comeuñas, Valdetiétar, Dehesa de Frías, las Tiesas o la Zorrera sí que estarían llenas de moruchos, de charoleses, de ibéricos, hasta de cabras piyoyas; si estuviesen en sus manos, que en cierto modo están, los guapos habitantes de esas fincas míticas desaparecerían para siempre. Por moruchos.


Pensar así si es de buenos aficionados. Yo me quedo con los malos, los del autobús. Por encastaos.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

¿No podrían unirse estas ganaderías emblemáticas en una Asociación y así hacer frente común ante el actual sistema?.
Me consta que donde actualmente pertenecen mandan los intereses del monoencaste en perjuicio de muchas de ellas.
Jose Luis

Afición corucha dijo...

Que buena entrada amigo, totalmente contigo

Diego Cervera Garcia dijo...

muy buena entrada,¡si señor! yo quizas no me treveria a poner una entrada a sí, y no por falta de ganas....
en fin, en total acuerdo con usted al 100 x 100.

Enrique Píriz dijo...

Que una ganadería sea antigua y hasta legendaria, no implica que hoy siga siendo buena. Y eso sucede en las empresas, en las instituciones...y hasta en las mejores familias. Habría miles de ejemplos de marcas, apellidos...que fueron referentes en una época y hoy son poco o nada.
Las causas de esta situción, serían prolijas de explicar, pero las tres ganaderías citadas, no están para tirar cohetes.
Por otra parte, pienso que esas frases (que saca Vd. de contexto)se referían al comportamiento de una corrida concreta.

Óscar dijo...

Enrique, yo lo que he entendido no es tanto defender ganaderías por su antigüedad, el mensaje va mucho más allá: hay un casta de críticos taurinos que debería tener procedencia periodística (verbigracia: independiente, objetiva,generalista, no parcial) y no como los que aquí se mencionan. No he visto escrito todavía que alguna de las ganaderías amables para estos periodistas haya pegado algún petardazo (y los ha habido, todos los sabemos) pero sí quedan balas para descerrajar a cuatro ganaderos marginales que no aceptan ni el sobre ni la palmadita.
Esto que digo lo sabemos todos, no es una quimera, es una realidad.

Gran post, Antonio. Como siempre, creando opinión y generando debate, como debe ser.

Salud y suerte.

Oscar dijo...

No se trata de que sean frases referidas a una corrida concreta o no. Decir eso obvio.

Lo que resulta menos obvio, es darse cuenta de la sutil doble vara de medir que se emplea de manera sistemática: Si un Victorino un Adolfo o un Cuadri (o la corrida entera) sale mala, esto se pregona, se exagera, se lanza a los cuatro vientos y se sugiere el matadero no ya para la ganadería sino para todas las que lleven ese encaste, como si fuese la única corrida mala de toda la temporada.

Si por el contrario, a un torito mocho de, pongamos, Nuñez del Cubillo, le da por embestir tres veces de manera bobalicona, con la condición innegociable de no poner en riesgo la vida de nadie, aunque haya salido cobardemente suelto de un único encuentro con el caballo, se le ensalza, se pregona la calidad infinita de esa ganadería y el talento del ganadero y se habla del mismo como si hubiese sido el mismisimo inventor del toro de lidia.

Y eso por no mencionar cuando dicen de mandar encastes legendarios al matadero. Habría que lavarles la boca con jabón después de decir ese tipo de cosas.

Los Miuras no andan bien, eso es evidente, pero se trata de un encaste único, una leyenda viva, un patrimonio zoológico irreemplazable. Ante eso, lo razonable es poner los medios para recuperarlos y no proponer su aniquilación

¿Acaso a alguien se le ocurriría que con un Goya deteriorado lo que hay que hacer no es restaurarlo sino tirarlo a la basura?. Mejor no preguntemos a Moncholi, que lo mismo nos llevamos un susto.

Anónimo dijo...

Apúntame Antonio, si queda sitio
Un saludo
Pgmacias

Bebe Chico dijo...

Tendríamos que mirar en la hemerotecacuando se dió en Barcelona la última corrida de toros de verdad, para cpmprender la decadencia de esa plaza y el abandono del público.
Enhorabuena por la entrada.

lesaqueño dijo...

extraordinaria entrada, y totalmente de acuerdo.
por cierto acabo de venir de veterinarios taurinos de andalucia donde se habla de los encastes y sus clasificaciones. enlaza a la perfeccion con tu entrada.
solo dos cosas, para el entierro, prefiero unos tarantos del maestro mairena, asi todas esas "viudas catalanas" -perfecto el termino-, tendran la lagrima mas facil, la buleria es muy bullanguera para esos momentos de dolor e impotencia.
a los periodistas taurinos ya hace mucho tiempo que no les escucho, me importan una higa, no soy su publico.
lo que se esta haciendo con muchas ganaderias no tiene nombre. TANTO COMO LA PROPIA TUROMAQUIA, DEBERIAN SER PATRIMONIO NACIONAL E INCLUSO DE LA HUMANIDAD LOS DISTINTOS ENCASTES DEL TORO DE LIDIA. NO SIGO
EN ESPAÑA HEMOS DILAPIDADO A MUCHOS ANIMALES Y A SUS RAZAS. TAMPOCO SIGO.
SIEMPRE HEMOS SIDO UN DESASTRE EN ESTO.

gracias antonio, eres un as.
salu2 del saltillo pequeño