No vamos a redundar en lo mismo de siempre, en el vendedor de brebajes crecepelo que está hecho, en que el toro le importa un pimiento, que ahí están Valencia y Nimes para dar fé de ello, en lo cursi y amanerado de su discurso, emponzoñado en hacer del toreo y, lo que es peor, del Toro, una cursilería para snobs que con el tiempo no será sostenible en esta sociedad -no es tolerable el dolor, la tortura y la muerte pública de un animal para el mero divertimento de la masa si no hay unos mínimos, en cuanto al Toro y su lidia-.
Le deseamos, implorándonos a los dioses si es menester, la derrota. Porque su victoria es nuestra ruina.
1 comentario:
¿Tu crees que se la adjudicarán? Yo no lo veo factible. Todavía hay un sentimiento patriotero en todo esto. Saludos.
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