sábado, 2 de octubre de 2010

Naturalidad Mora

Puerta Grande con media docena de naturales. Iván de Andrés.



Madrid. Plaza de Toros de Las Ventas. Feria de Otoño. Tercera de ciclo. Tres cuartos de plaza. Toros de Torrealta, y un sobrero -tercero bis- de Martín Lorca para Juan Mora, Curro Díaz y Morenito de Aranda.



Por órdenes del rey Alfonso VIII de Castilla reza en el escudo de Plasencia el lema, que vino a darle nombre a la ciudad, ``Ut Placeat Deo et hominibus´´, que en el lenguaje de fulanos como Cervantes o Quevedo viene a significar `para que plazca a Dios y a los hombres´´. Nacido, crecido y venido de la tierra placentina, y con el fin de honrar la leyenda de su pueblo, hizo el paseillo Juan Mora, perdón, Don Juan Mora, uno de los últimos supervivientes de la gloriosa estirpe de la torería añeja. 


El bueno de Juan volvía una vez más a su casa, al único sitio tal vez en dónde su cátedra es valorada como lo que es: la maestría de un matador de toros bravos. Casi cincuentón, achaparrado, vestido en torero, corbatin negro sobriedad, traje con pinta de desgastado, aliviado de oro, sin petulantes bordados, las tela livianas, el estoque en la mano y la vergüenza por montera. Pura torería. Anhelo de tiempos que inequivocadamente fueron mejores.




Nos recetó, como buen doctor de la tauromaquia que es, dos faenas llenas de verdad, pureza y clasicismo.  Basadas ambas en la naturalidad, el toreo fluido como una cascada de arte capaz de emborrachar veinte mil almas y la inteligencia del que conoce todas las suertes, terrenos y rincones del toreo. Veinte pases, algunos majestuosos, otros bellamente imperfectos, naturales desmayados, con las plantas asentadas en la arena, con la derecha templado y parsimonioso, con esos pases de pecho verticales tan de la casa, un ramillete de remates digno de los mejores, y la manera cabal de salirse de la suerte al finalizar las series, despidiéndose del toro como la pareja de enamorados que se dicen adiós en la estación del ferrocarril. Todo ello coronado con dos grandes estocadas, fabricadas y asestadas nada más salir del último remate de la tanda, como antaño. Tres orejas, para muchos excesivas, pero que carecen de todo valor, tardes como esta no se pueden medir, contabilizar ni premiar numericamente. Estas faenas van directamente al recuerdo, al cajón de las cosas buenas de esta Fiesta que merecen la pena. 




A Curro Díaz lo hemos visto en dos versiones: la mala, la del mediopegapasismo, y la más seria, la de jugarse la pelleja con un bicho descastado cruzandose al pitón contrario, metiendose en la cuna, para sacar muletazos sueltos, pero limpios y bellos. Un cañonazo con la espada le valió para que le pidieran una oreja minoritariamente, que Muñoz Infante concedió. Tampoco es que me estorbe. La ejecución de la estocada por sí sola la valía.




El mejor toreo de la tarde lo ha realizado Moreno de Aranda, en el sexto, al natural, respetando todas las normas ortodoxas, cargando la suerte, toreando con profundidad y templanza, llevándolo siempre embebido en la franela. Le hubieran dado las dos orejas de matar bien, pero como lo hizo de bajonazo infame se tuvo que conformar con una. Lo que se convierte, indudablemente, en un error clamoroso del usía, que si es menester, debe incumplir las leyes, por mucha mayoría de moqueros que haya, para salvaguardar el caché de la exigencia de Madrid. Oreja tras bajonazo, no. Si usted ha toreado como los ángeles, dé dos vueltas al ruedo si es necesario, pero de tocar pelo ni hablar.






Los toros, Torrealtas de los que hemos hablado poco, resultaron colaboradores, anónimos en el caballo, descastados y noblones en lineas generales. No dieron problemas. Seis de esos mal llamados medios-toros que han tenido la suerte de ser clientes de tres toreros con muchas cosas que decir. Y bien que se las dijeron, cada uno con su lenguaje.





5 comentarios:

Javier García Nieto dijo...

Los naturales de Mora bien: verticales y compuestos; pero de uno en uno, con muchos pies y a veces al hilo, como algún otro torero ha hecho recientemente, igual de vertical y compuesto ante un mismo tipo de toro, y se le ha criticado. Es de agradecer el gesto de llevar el estoque de acero durante toda la faena. Totalmente de acuerdo con que el mejor toreo lo ha hecho Morenito de Aranda, pero quizá, sólo quizá, a éste, sin llegar a tumbarse como hace el Juli, le ha faltado algo de verticalidad. Los remates (sobre todo un cambio de mano) han sido de foto, para relamerse.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Antonio:
Después de lo Mora no me canso de leer lo que ha hecho en Madrid. Pero por una vez y sin que sirva de precedente, no acabo de estar de acuerdo en lo de Morenito, que me gustó mucho, pero le falta esa naturalidad de la que hablabas de Juan Mora, que en no más de diez o doce muletazos nos enseñó lo que es torear. Aunque tampococreo que sean comparables uno y otro. Disfrutemos de lo visto.
Un saludo

Juan Arolas dijo...

Hay toreros, que como en el flamenco van fuera de compás pero con un aroma personal muy torero. "Vivan las líneas oblícuas, gritaba un palmero, y cuando le pregunté qué quería decir, me dijo: pues eso, las que que son díficil de medir, las que van a su aire". Dejemos las escuadras y los cartabones para los catedráticos. Ayer Madrid fué otra cosa, gracias a Dios.

Antonio Díaz dijo...

Cada uno saca sus propias conclusiones de la tarde de ayer, a unos le gustó más Mora, a otros Moreno, pero por lo menos nos fuimos todos contentos como unas castañuelas.


Javier, no tengo explicación para saber por qué a Mora, Aparicio o Curro Díaz, por ejemplo, les pasamos las cosas por las que a otros les abroncamos. Yo, como dice Arolas más abajo, tiendo a ir a los toros con escuadra y cartabón, no entiendo una faena en la que la colocación no sea casi perfecta, pero cuando llegan estos toreros, se me olvida todo, me transforman, será por aquello de la magia, el arte, las musas... Pero son dos o tres, no son más.

Resumiendo, que a las faenas de Mora se le pueden encontrar fácilmente multitud de errores, pero es que fue tan bello y tan emocionante...


A mi si que me gustó Morenito de Aranda, a diferencia de Mora, tiró más lineas, toreó quizás con más verdad, porque, todo hay que decirlo, en esos pases tan bellos y estético de Mora no hay mando ni dominio, es más pasa-toro. Morenito lo llevó toreado en todo momento, quizás, por ponerle un pero, retorció demasiado el gesto para hacer más largo el muletazo, lo que le restó naturalidad. Los reamtes, de cartel. A mí es un torero que me gusta de verdad, aunque llevas mucha razón en que en muchas tardes se va al lado oscuro.


Juan Arolas -tienes nombre de torero, o de poeta- el toreo de Juan Mora fue tan bello porque no tiene explicación ninguna, surge de la inspiración de un genio. Con estos así, al carajo con los cartabones. Lo cuentas bien en Las Luciernagas. Y bien Curro, ¡eh!, que se que eres Currista como yo.


Saludos (hoy con gran sonrisa en la boca)

ivan de vargas dijo...

Muy buena la corrida. Muy bien Mora, muy bien Morenito, y tampoco estuvo muy lejos de ellos Curro Díaz, para lo que hace otras veces.

Esos toros con otros toreros se van sin que les corten nada.

No sé si habéis visto lo de esta tarde en canalsur, pero me parece a mi o cada vez afeitan más los cuernos en algunos sitios??