Ésta es de Oro, aunque nadie la ha pedido y por supuesto, nadie la recordará. Irá a parar a una vidriera o estantería de una de las múltiples casas y propiedades que posee Rivera Ordoñez. De aquí a unos años, harto de que nadie caiga en los méritos que hizo su dueño para tenerla, éste la llevará a alguna rifa benéfica para quedar bien, la paseará por algún plató de Telecinco o directamente la llevará al trastero donde se pasará la eternidad entre telarañas y polvo.
Ésta otra, no es de oro, es de otra aleación, es de un metal noble y dúctil a la vez que rebelde y soñador, es el metal con el que se forjan toreros de leyenda como Esplá. A diferencia de la otra, ésta no cojera polvo en ningún trastero ni será olvidada por su portador y por los que lo amamos. Siempre la mostrará recordandonos y recordándose día a día que una tarde, en una plaza de toros de Francia que nunca pisarán los galardonados con medallas de oro, estuvo a punto de perder la vida por defender y hacer aquello en lo que creía.
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1 comentario:
Extraordinario. Enhorabuena por este artículo.
Un saludo.
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