Así lo explicaba Rafael El Gallo:
``Supóngase usted que tiene en brazos un niño de pocos meses y oye decir que hay un fuego.., pues usted sale corriendo, después de apretar al crío contra su pecho. Si entra en la casa un ladrón y, encañonándole, le pide al chico, usted se lo mete debajo de la chaqueta y trata de defenderse, pidiendo socorro de paso. Pero si oye decir: ¡Que viene un toro!, entonces lo primero que hace es arrojar al suelo a la criatura, para poder correr con más desembarazo...´´
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