jueves, 25 de noviembre de 2010

Manzanillas antitaurinas y otras malas yerbas



No sé si mi paisano Migué, que los únicos cuernos que está acostumbrado a ver son los de sus cabras alpujarreñas y los de los políticos cuando suben a inaugurar alguna infraestructura, de éstas de chapa y metal, que son como un ovni y que instalan para los móviles y la tedeté, en medio de la paz de Sierra Nevada, se habrá enterado de que en otras alpujarras -en árabe al Busherat (al bugscharra), `tierra de pastos´-, igual de frías, igual de fascinantes, como son las charras, han gaseado una de las especies endémicas que estaban en peligro de extinción. Son éstos, términos que le son familiares, junto al de fauna local, flora protegida, delito medioambiental y algunos latinajos con los que nombraban a la manzanilla -no La Gitana, la otra, la de las diarreas- y bajo los que los de la toga vacilaban de erudición a un pobre pastor que si bien de letras va justo, de vergüenza va sobrado. 

A Miguel, mientras estaba con sus cabras en Capileira, no se le ocurrió otra cosa que coger un manojo de manzanilla -190 gramos, dirían en el juicio los tésnicos- , para los males de estómago de sus dos retoños. Tres individuos, agentes medioambientales, enseguida lo abordaron, pues como se ve, Migué era un peligro público, y le ordenaron, que para eso son cancerberos de la justicia, que abriera inmediatamente el morral y  sacara el alijo. Lo llevaron delante de un juez, le negaron un abogado, cosa que no está bien, el libro gordo de la Constitución lo dice, y le abrieron un proceso que ni el de Burgos. El fiscal, que esa es otra, un joven que estudió Derecho hasta viejo para terminar queriendo enchironar a un cabrero, que era un señor tan insobornable y honrado como ignorante e iletrado, le pidió dos años y tres meses de cárcel. 


Ahora la manzanilla, tan redicha y protegida ella, se queda huérfana de estómagos agradecidos, de clientes con categoría, de sorbos con empaque, de gargareo con gracia, en definitva, de todas esas figuras del metatoreo que la suelen tomar, en dosis para elefante, cuando pasan -de visita, por supuesto- por San Pedro de Rozados, y se chocan, así, de repente y sin estar acostumbrados, con esos Patasblancas que ellos ven como Cuernosgrandes

Era mano de santo, Migué, ahora lo entenderás, sé que lo entenderás, aunque tu abogado para que no te enchironaran tuviera que decir en tu defensa que eras un paleto ignorante -`hombre de escasa formación intelectual e incapaz de distinguir la manzanilla´, en el lenguaje de los tésnicos-. 

El que escacharra los relojes, que no para de documentarse con imágenes antiguas, y al que, ¡me cachís!, también se le rompe el deuvedé cuando llega al video de los Barciales, Miuras o Palhas; el Mesías, amiguito de todos los huerfanitos del mundo, hijos de Idílico incluidos; el importante, al que ahora le han dado unos cuántos premios porque se atreve con más encastes, ¡pobre Diego Puerta mío, que cualquier día me lo comparan contigo!; al adonis de los perfumes con olor a nube de verano rondeña; o al de la leyenda del Minotauro que mató cuatro mil y pico cabras -de las tuyas no Migué, que las tuyas están íntegras y sanas, de tanto comer manzanilla- todos ellos, Migué, echaban mano a la yerba que tu torturaste, Migué, de la indigestión y la cagalera que les entraba cuando veían esos toros, guapos y galanes, que no se caían, que te miraban como diciendo `saca el trapo que quiero lío´, con espíritu de francotirador, capaz de perdonarte la vida a cientos de metros de distancia y edificio por medio. 

Pero estáte tranquilo, amigo, que de aquí a unos años vas a poder coger manzanilla tan tranquilamente. Que están en ello, ya lo estarás viendo, ¡ah, no! que en la tedeté no dan toros. Pues te cuento, el toreo dicen que hoy es mejor que antes, que somos unos exagerados. Y no digo yo que no sea así. Además de ser mejor, dicen, que el toreo es más regular, gracias al toro que sale por chiqueros. No puedo estar más de acuerdo, Migué, gracias a la clase de toros que salen cada tarde a las plaza tenemos una regularidad muy regular: cada seis meses, puntualmente, desaparece un encaste.

Y ya habrás visto lo que pasa si desaparece un encaste: que desaparece una diarrea a los que mandan en esto. Y si desaparecen la cagaleras, Migué, sobrará toda la manzanilla del mundo, hasta la de Sierra Nevada, Migué. Así que como la familia es lo primero, y tus dos vástagos lo que más te importan, estarás deseando volver a cargar el morral de yerba sin parecer un camello. Ya ves cual es tu solución, que se pierdan los toros, como se perdieron los mamús. Rezarás para que esa Administración que te persiguió a tí como los nazis a los judíos, siga dejando que sigan perdiéndose tesoros genéticos como los Patasblancas.


Sabes, Migué, en el fondo no sóis tan distintos. A tí y a los que gobiernan, me refiero. Tu acabaste con un patrimonio único en Sierra Nevada, lo quieras o no. Ellos, han mandado aniquilar  los Sánchez Cobaleda, como lo harán con los Coquilla. 

¿Sabes dónde está la diferencia, Migué? En que a ti te pidieron cárcel y te quitaron media vida, y a ellos los puedes ver codeándose con los de su mismo género en la barrera de La Glorieta o La Maestranza, por ejemplo, conspirando para arreglarse la vida. 

3 comentarios:

Enrique Martín dijo...

Antonio:
Estos desahogados que irrumpen en la sensatez como un burro en una cacharrería, se adjudican la responsabilidad de salvarnos de esos peligrosos pastores que cogen un ramito de manzanilla para los retortijones y que se empeñan en salvarnos del peligro de un toro cuyo único delito es ser único, bello como pocos y que a los guapos torerillos les juntaban las amigdalas con los testimonios de su hombría, así en un abrir y cerrar de ojos, sólo con que le oyeran bufar. Seguro que no había otra salida, seguro que no había tratamiento sanitario para el problema que Europa veía en esta ganadería, igual que pasa con ellos, que por mucho que avance la ciencia no hay cura ni para su estupidez, ni para su mala baba, ni para que nos libren de ellos.
Un saludo

Anónimo dijo...

Una infamia es lo que ocurre aquí. Desaparece un encaste, con más distancia genética con el resto de razas de lidia que entre las subespecies bovinas europeas (Javier Cañón dixit). Los antis no dicen nada (cuánto me acuerdo de Antonio Burgos y su artículo "un Pablorromero no es una almeja chocha"). En mundochoto ni lo mencionan. Y algún caradura se atreve a decir que las "figuras" están consternadísimas. Dudo mucho que ninguno de los que cito antes haya pasado la noche que he pasado yo, o cualquier aficionado amante de los toros (amante de verdad, claro).

Luis Miguel.

Xavier González Fisher dijo...

Imagínate lo que hubiera pasado, sí en lugar de una inocente manzanilla, hubiera sido algun "vegetal" de esos que "obnubilan el pensamiento"...