martes, 27 de diciembre de 2011

Ruiz Miguel apunta a los sanfermines


Paco Ruiz Miguel, a pesar del daño que autoinfringe a su imagen con el micrófono, como torero sigue estando presente en los altares del aficionado. Todo esto a pesar de que ahora son tiempos en los que el toreo se quiere equiparar con deportes verbeneros y espectáculos de masas, como si fuese otra bufonada de esas que salen en el Marca o el Hola y cuya reunión de cabales, como un triste cafe gijón de nuevo cuño, son el Punto Pelota y la Noria

Son muchas las ocasiones en que pretenden, mediante la fría y ambigua estadística, hacernos comulgar con ruedas de molino, hablándonos del espléndido fulanito, capaz de cortarle tres orejas a un toro, como escuché anoche al ganadero de Palla en uno de esos reportajes multidifundidos del Plus; son otras las veces en las que nos piden que nos descubramos ante las decenas de indultos de un matador que es maestro en la virtud hispánica de no cumplir con su obligación; y, por estos días dan el Premio Paquiro, al acontecimiento taurino del año que, como no puede ser de otra manera, es una efeméride más cercana a los focos, la purpurina y las lentejuelas que a los pitones, la arena y el miedo.

Pues aquí está este Ruiz Miguel, con sus números redondos, para que el que no haya estudiao no tenga que darle muchas vueltas al caletre ni se gaste los cuartos en calculadoras científicas: cien corridas, cien, de Miura. Que se dice pronto. Con este dato no haría falta decir nada más. Aunque siempre es bueno recordar, para aquellos que no se sacan de la boca el "hoy se torea mejor que nunca", sus cinco tardes consecutivas en Bilbao, amén de las ochenta y seis corridas de Victorino Martín y casi cuarenta de Pablo Romero que pasaportó con sufrimiento y gloria.

El hombre, que ha toreado algún festival en los últimos años y alguna corrida de escaso fuste -y gran expectación-, con poco toro, pero gran maestría, anda empatado con Rafael González, Machaquito, como matador que más veces ha paseado la coleta por Pamplona. Lleva con esa espinita clavada muchos años, se ve con fuerza, ganas e ilusión y no va a haber quien lo pare. Si no lo ha habido ya, en los próximos días va a haber un ofrecimiento a la Meca para matar este mismo año un festejo en San Fermín. Hay rumores, que yo no me termino de creer, que dicen que por ahí podría venir el porqué de las corridas de Torreherberos y de Juan Pedro. Los hay más osados todavía, que anuncian que el cartel en el que debuta la casa jiennense estará compuesto por Ruiz Miguel, Cid y otro. Eso es mucho adelantar pues lo primero es saber si la Meca está por la labor...

Ver al veterano Ruiz Miguel en diciembre con la misma ilusión que un niño que estrena zapatos por ir a Pamplona, mientras la mayoría absoluta del jédiez ya tiene clarito que a los sanfermines, ni locos, da la medida real de la taleguilla de los toreros de antes y los de ahora.




4 comentarios:

Oscar dijo...

Si la vuelta del gran maestro es para dar nuevamente lecciones de torería y valor, bienvenida sea. Ahora bien, si vamos a presenciar como un mito viviente se arrastra por el ruedo como una sombra de lo que fue, mejor que se quede en casa

kaparra dijo...

Permitame señor Oscar continuar con lo suyo. Si el Señor Ruiz miguel tiene el capricho y yo me tengo que tragar dos corridas que me la fuaff,a precio de buaaaa que espanto, Que se quede en su casa y deje espacio a quien convenga. Lo que me faltaba por oir. Y Ruiz Miguel hera san dios y bien merecido pero esto a mi me toca los bemoles.
un saludo

Anónimo dijo...

Pues seguimos con vueltas, digo esto porque LOS TOROS VOLVERAN A CATALUÑA, según pude escuchar anoche en una cadena de televisión catalana, pero de una forma "adulterada" quieren hacerlo como en Portugal, sin darle muerte al toro. Quien va a salir beneficiado de esta comparsa, todos menos el aficionado. ¿Qué opinan ustedes?.

Miguel Ángel Muñoz

kaparra dijo...

Oiga segnor diaz,aca abajo en el africa subsajariana no hay santos inocentes pero me ha entrao la duda con este escrito,no se que pensar,pero si es tal, cai como un ciruelungo maduro.
Un saludo.