martes, 24 de agosto de 2010

Moranterías de Leandro

Castella, con los piés -y el alma- hundida en la arena. Juan Carlos Terroso


Plaza de Toros de Vistalegre. Bilbao. Corridas Generales. Cuarta del ciclo. Lleno. Toros del Tajo y La Reina para Morante de la Puebla, Sebastien Castella y Leandro.


Buena corrida de los toros de Joselito, con la gran pega del lamentable y fraudulento estado de los pitones de varos animales. La mitad de lío, la otra parte, para estar bastante mejor con ella. Cumplieron sin nota en varas, dónde el público ovacionó incomprensiblemente a un picador por rejonear. Dos corridas interesantes del Tajo y La Reina, lo cual no es mal inicio para empezar a lavar su deteriorada imagen de ganadería fraudulenta.


Morante, oh sorpresa, se ha llevado el inválido de una feria donde no suelen salir lisiados. El presidente Matías, el yerno que toda madre quisiera tener, desbarró gravemente, primero en los corrales al aceptar al juvenil animal, y después manteniéndolo en el ruedo, después de varias caidas y pérdida de las manos. No se dió coba el ruiseñor de La Puebla y entre pitos fusiló al burí, que ante la avalancha carnicera del torero no hizo por defenderse. Descaste total. Con el cuarto, más toro, una media verónica de la casa y cuatro pinturerías varias, rematadas con más adornos que un jarrón de porcelana china y tenemos el faenón que mañana cantarán todas las críticas. Por debajo de sus dos oponentes, como siempre que se sale de los juanpedros, los murubitos o los gaviras.



No se merece Francia que un pegapases como Castella sea su abanderado taurino. Mediocre hasta decir basta, todo lo reduce a un falso valor, el de quedarse quieto y blanco como un fraile, y tratar de aprovecharse como se pueda de las vueltas que dan los toros alrededor de Fray Sebastian. El cuerpo humano tiene unas cien mil millones de neuronas, de las cuales el gabacho no tiene ni una preparada o estudiada para entender el toreo. Tiene una faena, hecha en casa y perfeccionada, hasta la imperfección, a base de recrearla todas las tardes durante los últimos años. Así, entre dudas y mantazos se dejó ir, con sus dos orejas, a un toro que pedía como un descosido, una muleta al hocico y un torero dispuesto. Con el quinto, que se movía pero no embestía, hizo del barullo y del engachón su credo, y del pico su religión. Se lo quitó de en medio como pudo, harto de toro y de público, que lo abroncó con todo merecimiento.


De Leandro, que sustituía a Cayetano, podemos rescatar de su segunda faena todos los remates, los pases de pecho y el toreo accesorio. Con la derecha endosó al noble tajero unas series ligadas, templadas y encajadas, llenas de gusto, pero vacías de mando y dominio. Cuando se la echó la pañosa a la zurda, la cosa cambió de registro, bajando la nota de la faena gracias a un par de series desajustadas, dónde el cornúpeta era mecánicamente despedido hacia las afueras y la colocación brillaba por su ausencia. Esto, en el sexto, de triunfo, pero que no pedía papeles. Antes hubo de vérselas con un tercero codicioso, con su punta de genio, por ende espinoso para el coletudo. También es de ley decir que tenía las defensas mutiladas, hechas un cristo. No lo vió, o simplemente no pudo verlo, porque torear, o sencillamente estar bien, delante de fieras encastadas es algo reservado para muy pocos. Para Leandro Marcos por lo visto hoy, no.

3 comentarios:

José dijo...

Matar es bello, es arte. El toro ha nacido para que le mate un diestro con honor, no hay otra alternativa.

Que sufra o no eso es lo mismo, no es nuestro pariente.

¡Vivan los toros!

Enrique Martín dijo...

Antonio:
Lo de Morante es una pena, pero parece que ya no tiene vuelta atrás. Eso sí, lo que hace lo hqce como nadie y hasta nos podrá entusiasmar. a mí el primero, pero te queda ese regusto amargo de que no te llena, te falta algo, es un sí, pero no, que no te permite disfrutarlo; sobre todo porque no te lo acabas de creer y eso no es buena cosa.
Monsieur Castela va de místico, de sensible y es un "pesao". No puede ser que haga siempre la misma faena, como muy bien dices. Y así años tras año. No habrá quien le diga que ya cansa, bueno, que cansa desde hace mucho.
Y Leandro si lo ves en una foto, igual cuela, pero si lo ves en movimiento, no tiene quien lo pase.
A propósito, estamos siempre tan liados con estas cosas nuestras del toro, el pico y todo ese, que no he sido capaz de felicitarte por tu número uno de los blogs taurinoa, aunque no sé si tiene más valor aún como blog cultural. A mi me parece un blog en el que cabe de todo, sobre todo porque no tiene límites porque... Hasta el rabo todo es toro. Enhorabuena.

Antonio Díaz dijo...

José, ¡viva los toros! Y a los que no les gusten, que les den.


Enrique, por eso mismo que cuentas hay que críticar con dureza a Morante. Porque es un torero que puede y sabe torear como pocos, lo tiene en su mano pero hace tiempo que desistió. Con otros, que por mucho que lo intenten no serán capaces de tener el arte que tiene éste, sólo nos queda respetarlos, como se les va a criticar, si dan todo lo que tienen, no guardan nada. Morante se guarda todo, es un fraude, como José Tomás. Con ellos se siente uno como un cornudo, con lo que disfruté y amé su toreo, y ahora nos defraudan de esa manera.

Por cierto, tengo un perro labrador con tres años que se llama Morante. Entonces me gustaba, no es que toreara Miuras ni Palhas pero se le veía con cosas más normalitas... Y sin tanto toreo-fotocopia como ahora.


Lo del blog es lo de menos, suena a escalafón, a número de corridas, a recuenta de orejas, a Fandi y El Juli. El triunfo de Hasta el Rabo Todo es Toro está en la cantidad de gente tranquila y educada que entra, sin tener que estar de acuerdo con lo que se dice, a hablar de toros.



Saludos