jueves, 17 de junio de 2010

No solo de cuernos vive el hombre: Capitulo I La Furia Española, Cachucho y Casillas






A la hora poco taurina de las cuatro de la tarde la afición interrumpía la siesta para ponerse delante del televisor, a disfrutar y a lucir, por fin, después de tantas tardes de avisos, broncas, almohadillazos y pajarracas, de una buena faena del combinado nacional. Sólo cabía esperarse de la Furia Española una salida veragüeña por los chiqueros surafricanos, al toque de vuvuzuelas y timbales, mientras los suizos, que eran la víctima perfecta, capeaban, y nunca mejor dicho, el temporal. Nada hacía presagiar que hicieran suya la capacidad de orden, lidia y mando en plaza, pues sabido es por todos, que los suizos, cual morantes, de vérselas con toros en puntas, ni idea, en cambio, son unos lumbreras con todo lo que tenga que ver con el tiempo y los relojes. Prestos los relojeros a derrotar y hundir todo lo que huela a español, han terminado por cargarse añejos elementos del refranero popular. Eso de que hasta el más tonto te hace un reloj, a partir de hoy va directo al basurero de refranes prescritos, donde se pudren `no hay quinto malo´o`a quién madruga Dios le ayuda´, entre otros. Los de la industria relojera, de tontos, ni un pelo.


Belauste. Capitán de la Furia Roja.



Un mismo día, 16 de junio, de hace más de cientotreinta años, el toro Cachucho, del Duque de Veragua, recibía diecisiete puyazos, despenando ocho jacos, bajo la lidia de Lagartijo, primer Califa del toreo. Esta país empezaba a conocerse por la furia de sus toros y la valentía de sus espadas. A medio camino, en las Olimpiadas de Amberes de 1920, el vasco, sí, un vasco, miembro del PNV, Belausteguigoitia, alías Belauste, capitán de la selección española por entonces, fué el `fundador´con un gol tirando de casta, de la Furia Española. Mundial de 2010, fuera nos siguen viendo como esa furia, de la que poco queda, representada por la imagen de un negro, pavoroso y fiero toro (se nota que no van a la plaza a ver los jaboneritos de Cuvillo). Casillas, el capitán barbudo, que gobierna desde su minarete de 2,44 x 7,32, con su desconfiante sonrisa de no haber roto nunca un plato, es el héroe de esta generación, rebosada y bendecida por la técnica, la suficiencia y la maña. Once Julis a los que no les ha ido mal la cosa por los pueblos, contra los Polonias, Liechtensteins o Macedonias, han cortado orejas y rabos a mansalva. Feria de Suráfrica 2010: su momento, el de demostrar que todo lo cosechado no es agua de borrajas. Después del suizidio el cortijo está un poco más lejos, pero aún es visible. Sólo es cuestión de volver la vista atrás, a Cachucho, a Baleauste; al sudor, a la garra, al orgullo, que deben der ser las tres patas fundamentales de aquel que aspire ser campeón. Para empezar, no estaría mal que Casillas cogiése el Reglamento de la FIFA y constate que, dentro de su propia área, el portero puede coger el balón con las manos.





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