La faena de Robleño a un torazo berrendo de Valdellán muchos la vivimos a través de la pantalla, en una grabación casera, lo que la vistió de acontecimiento histórico, como cuando Neil Armstrong pisó la Luna. La herramienta tecnológica, aplicación la llaman, es el Periscope y es el telegrama de los millenial. O el Netflix de los pobres, según se quiera mirar. Y resulta rejuvenecedor a la vez que degradante comprobar como uno, con su cabeza llena de tópicos, filias, obsesiones, con los veinte mil tiros pegaos en esto de los toros, envenenado por el narcótico del escepticismo y con un evangelio de mantras tatuado en las entrañas de la afición, aún es capaz de saltar del sillón, con las pupilas dilatadas bajo el shock del momento, invadido por la histeria como quinceañera con las hormonas desbocadas, cuando un hombre que contratan en una plaza de toros para torear toros se pone a torear toros y torea muy bien a uno de esos toros.
Los periodistas de la ingle han pervertido el lenguaje taurino convirtiendo las críticas en la peor secuela de la tarde misma, patentando una serie de eufemismos que bordan primorosamente para camaleonizar el fraude, pan nuestro de cada día, el tocomocho de cada tarde, el timo de la estampita de cada feria, tras palabras rimbombantes y titulares estratosféricos que los oídos agradecidos del sistema sin duda saben recompensar. Adiestran al lector en esa tauromaquia cuyos autores intelectuales son los mismos que la revientan desde dentro, una tauromaquia que es una casquería de soplapolleces, de detalles insustanciales, de figuras heroícas que matan ositos de peluche y de mangutas que expolian el rito en nombre de un arte falsario. El resultado: si las faenas no son un kamasutra muletero, cuando no hay gesticulación ni afloran los excesos, cuando la sobriedad inunda la escena y la liturgia sepulta al folklore parece que no ha pasado nada cuando resulta que, voilá, ha pasado todo.
El domingo Robleño se puso a torear. Y toreó.
Vaya que si toreó.
El domingo Robleño se puso a torear. Y toreó.
Vaya que si toreó.
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