martes, 28 de febrero de 2012

Hacia un monoencaste de aficionados
















François Bruschet, en Campos y Ruedos, nos contó que los toros de Don Cesareo, el cura de Valverde, ya no pastarán más en tierras charras. Un francés se los lleva para la Camarga. Mientras Salamanca, cuna del toro bravo, se empobrece a ritmo somalí, los franceses taurinamente nos siguen dando sopas con honda: en 2012 nos roban un hierro mítico y no nos librarán de ninguna corrida de Cuvillo. El próximo movimiento gabacho que se espera es la creación de unos guiñoles del jédiez jodiendo la marrana como dios manda.


















En Encastes Bravos nos muestran la antepenúltima camada de Sánchez Cobaleda que, como todos recordamos, mandáse hace unos meses las vacas de vientre y sementales al matadero. Para este año tiene ocho o nueve corridas, destinadas a festejos de rejones de poca monta, pues el monoencaste Murube impide que los patas blancas sean del agrado de los caballeros más afamados.


Cuando uno habla, aunque a veces parece que escupe lenguas de fuego, contra el encaste Domecq, no lo hace por simple necedad, ni porque los que disfrutamos de un tipo de toro, faena y torero distintos a los prototipos actuales -excesiva nobleza, arte a espuertas y artistazos del copón bendito-, fuésemos maletillas en Atapuerca. No creo que haya aficionado que tenga remilgos para alabar el hierro que críe toros con casta, poder y trapío, proceda de donde proceda. El problema es mucho más profundo que el manido "es lo que está embistiendo y permitiendo el triunfo" o el escasamente meditado "es que representa la mayoría de la cabaña brava"; ni siquiera es consecuencia del sempiterno enfrentamiento entre toristas y toreristas. La triste realidad es que si la sociedad está destaurinizada, el gran público que asiste a los cosos se está analfataurinizando. Exceptuando cuatro o cinco lugares, Madrid, Zaragoza; y Valencia, Pamplona, Bilbao y Sevilla en menor medida; el toro que sale en las ferias del resto de la piel de toro una tarde tras otra es parecido, y no vamos a meternos en el charco de si peor o mejor. Negro, normalito de pitones -siendo magnánimos-, anovillado, bajo, blando de patas, lleno de buenas intenciones y colaborador.

Así, si el lector viniera con servidor a una de las muchas placitas, sobre todo de por aquí abajo, donde llevan años y años sin ver un pitón que no sea Domecq, o en ferias en las que el noventa por ciento de sus toros lidiados en los últimos diez o doce años han sido de un mismo encaste, corroboraría con tristeza la ignorancia, que es decadencia, de los asistentes. Que si el toro marrón claro; el de los cuernos pa'rriba, si es que se los ha doblao contra el comedero; el de los lunares blancos, si es hijo de vaca lechera; ese que sale de chiqueros cabreao, porque se tira bufando, como un político rencoroso, a las capas; el que va más de dos veces al caballo, si es porque se conocen de la finca; el tobillero, que ya está toreado; aquel que con su mansedumbre dificulta la lidia, si es porque viene de familia de las vacas locas... y asi, un montón de gaches que hunden al taurino más pintao.

La crítica al monoencaste Domecq no es tirria de una banda de aficionados rencorosos, simplemente es el celo que una parte de apasionados profesan hacía un animal único. Despectivamente llamados toristas, como si el ídolo del torerista no necesitase de un toro para levantar las fiebres adolescentes en el tendido y el Diez Minutos.

La variedad de castas, capas, hechuras, encornaduras, comportamiento -salida de toriles, caballo, banderillas y muleta- debería de ser la base de los conocimientos de todo aquel que quiera ver de toros. Conocimientos que, con tanto bicho parecido, nos están negando a costa de dar a conocer una tauromaquia pobre que está favoreciendo la creación de un encaste de taurinos ricos y egoístas: los monomillonarios.


 

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Óle por el post, por fin alguien sensato...

V. Sánchez López dijo...

Bien Antonio, bien!! Genial!!

Anónimo dijo...

Me parece muy acertado el análisis que haces, y que desgraciadamente describe la realidad.

Gracias

Julio.

Enrique Martín dijo...

Antonio:
Ahora mismo el aficionado, que todo lo traga, está mejor informado que nunca, pero peor formado que nunca. Esta es mi opinión, seguro que habrá quien no la comparta.

Antonio Díaz dijo...

Enrique, el otro día lo comentábamos por ahí: el aficionado de hoy está más instruido, dispone de más información y medios para cultivar su pasión. Pero es más "artificial". El de antes, mucho más embrutecido, si se me permite la palabra, basaba su afición sobre la experiencia en el tendido y el campo. Y no puede ser lo mismo, nunca.

Un saludo a todos y gracias por pasarse por aquí, señores.

Patxi Arrizabalaga dijo...

Atinados comentarios que dan la justa medida de lo que ocurre, y diferencian más sur francés con sur español.
De acuerdo con Enrique y contigo en la falta de formación de la gente. La información existe, pero esa teoría no tiene base cumplida, apenas, en los tendidos, y el campo, cada vez está más lejos, para un mundo de urbanitas consumidores. La verdad está en el origen. La única verdad es el burel recién parido en la dehesa. Desde el crotal hasta la plaza, el humano está en todo, y no digo que sea malo. El problema es que hemos banalizado un rito sacro más que trimilenario, convirtiéndolo en una vulgar fiesta estética, en la mayoría de los casos. Y para eso no hace falta casta ni pitones, solo un compañero colaborador, que sea negro, de cuatro patas, y que parezca un toro.

Costillares dijo...

Hoy hay mucha diferencia, años luz entre el aficionado y el publico, en relación a los que hablais hoy hay mas información disponible, no por ello conocida, y desde luego el publico esta peor formado, y no es eso lo malo, lo peor es que aquel publico de antaño, queria verdad y hoy vivimos un tiempo de apariencias, esto podemos llevarlo a casi cualquier faceta de la vida, hoy el exito no se busca en el esfuerzo constante sino en el pelotazo puntual.

Antonio Díaz dijo...

Exacto Patxi, y ahora tanto que se habla de llegar a la sociedad, en vez de ampararse tanto en la tontería del twitter, los derechos de imagen y toda la sarta de banalidades que afloran de esas mentes tan vanguardistas, podrían fomentar ese origen: vamos a llevar jóvenes al campo, a organizar en todos los pueblos posibles capeas, si no hay pasta, organizar festejos más económicos, novilladas, corridas a quince o veinte euros. En fin, se pueden hacer mil cosas. Por ejemplo, aunque hay ciertas aspectos que no me gustan (bichos despuntados para rejones), el certamen de Atarfe está llevando familias enteras al mundo del toro que no tenian afición, a diez euros la entrada. Echan su domingo, pasan un buen día y cuando se anuncia otro festejo, muchos vuelven a ir, queriendo o no ya tienen metido el gusanillo. Ojalá y hubiera más casos así.


Domingo, tu dices que hay mucha diferencia entre el aficionado y el público, claro que sí. De aquí a unos años, pocos, tendrás que expresar la afirmación con el verbo "había". Lamentablemente, por todos estos asuntos, el nivel del aficionado se va asemejando más al del público. Y no me refiero a un aficionado ya hecho, cocido, veterano de los toros, sino a las nuevas generaciones, que han mamado la filosofía de una tauromaquia bastante conrrupta. El público de hoy, por simple que parezca, es el aficionado de mañana, cuya afición será mejor o peor, no me meto en eso, no soy nadie para decirlo, pero si, a todas luces, incompleta, porque solo conocen una parte pequeñita del toreo.


Saludos y perdonarme el rollazo, pero este es un tema muy importante para mí, que sufro mucho viendo como los zagales de mi quinta pasan de los toros (en muchos casos, con razón).

PD: Patxi, ya solo faltan tres días para el tercer escalón. San Fermín está ahí mismo.

Paco Montesinos dijo...

Ese público festivalero se enfanda con el grupito de aficionados que protestan, reclaman y destapan las mentiras que se producen dentro y fuera del ruedo, les aguamos la tarde y la fiesta ellos han ido a divertirse, aplaudir, beber y cachondearse, nunca se les puede ocurrir ir a los toros a emocionarse que es a lo que van unos cuantos 'integristas'.

Saludos Antonio, muy buen post.

lesaqueño dijo...

dios santo que tristeza, leer eso de los condesos del cura.
Abrazos a los gabachos del sur, se lo merecen. Que buenos aficionados son,
Y MAS ESPAÑOLES QUE MUCHOS, MANDA
.......Y.......

QUE SEAN LOS FRANCESES QUIENES MAS VALOR DAN A UNA DE NUESTRAS MANIFESTACIONES CULTURALES MAS GENUINAS.
YO ME BORRO, ESTE YA ES UN PAIS LLENO DE IMBECILES.
CUALQUIER DIA NOS QUITAN HASTA LOS APELLIDOS.
Salamanca como un solar y nadie hace nada.
Llevamos muchos años invadidos por todos los ordenes y lo peor, NO HACEMOS NADA. ¿
Funciona medianamente bien algo en este pais?