jueves, 31 de diciembre de 2009

Hartos de 2009



Abres cualquier periódico o revista y te encuentras en todos lo mismo, cojeen del lado que cojeen: listas y más listas con lo mejor de 2009, ya sea en cuanto a literatura, fútbol, música o avances científicos. Algunos van más lejos aún, no se sabe si por ignorantes o atolondrados pero las hacen de lo mejor de la década cuando aún faltan 366 días para que acabe.

Los medios deportivos llenan sus páginas con los éxitos del Barca, de Gasol, de Contador o de Nadal. Los campos siguen llenándose, cada vez hay más televisiones de pago y los públicos disfrutan sin ningun rubor de sus héroes. Los críticos literarios debaten si el mejor libro del año es Anatomía de un instante o si lo merece Muñoz Molina con su nueva obra. También discuten sobre si los autores extranjeros este año han ganado la mano a los españoles. Benditas polémicas. El panorama musical cada día es más amplio, está más abierto a diferentes estilos y tendencias que en otros tiempos no tendrían cabida. Además, los avances de la nueva era tienden muchas facilidades para los que empiezan, que no necesitan grandes mecenas ni grandes estudios de grabación para sacar la cabeza. Intentaron prohibir las descargas de música por la red y lo único que lograron es una gran movilización en contra de la prohibición, que mantiene un pulso con gobernantes y jueces.


Todas estas artes avanzan junto a la sociedad, que valora a sus protagonistas y los toma como referentes. También pasa al contrario: la literatura, la música, el fútbol se valen de la sociedad para mejorar y llegar a más gente. Este acto simbiótico hace que sea posible ver con total normalidad a un hincha del Barca con una camisola de Iniesta berrear mientras pasea por la Ciudad Condal. Haga la prueba y póngase ústed una con motivos taurinos y grite y vocifere un poco por Las Ramblas. Como poco lo tomarán por loco.

Con la posible prohibición, la acotación de internet y el tema de las descargas ilegales se ha conseguido una unión en los medios y en diferentes grupos que, por ejemplo, no había conseguido la tregua de ETA. Es más, se han organizado bien y han conseguido algo dificil: ser escuchados por la clase política. Nosotros, en cambio, tenemos algunas asociaciones las cuales van cada una por su lado y en las que no confiamos ciegamente. Ahora mismo no nos recibiría ni Hugo Chávez. Eso por no hablar de la cantidad de jóvenes, con talento o sin él, que pueden llegar a cumplir su sueño sin trabas económicas ni oscuros personajes detrás. Existen grandes escuelas de arte dramático llenas de alumnos y multitud de estudios de grabación modestos al alcance de cualquier presupuesto. Aquí ya sabemos la cantidad de guita que hay que poner para que te den una oportunidad. Sin pasta y sin padrino no eres nadie.

Nuestra lista de lo mejor del año estaría casi vacía. Sólo nos podemos llevar a la boca el sabor de Morante, la torería de Esplá y el recuerdo en fotografías y letras de lo que pasa en Francia: de vez en cuando llegaba alguna buena nueva esperanzadora alertándonos de que habían visto un toro bravo.


Acabo ya deseando a todos que el año entrante sea mejor en todos los aspectos. Tambien podría ser peor, es una seria posibilidad. Pero lo que tiene que quedar claro a los taurinos (en el peor sentido de la palabra) y a los que están consiguiendo acabar con La Fiesta, es que aún somos muchos los aficionados serios, que no nos engañais y que vamos a luchar contra vosotros con más fuerza que contra los pobres animalistas antitaurinos. ¡¡¡Estamos hartos!!!


FELIZ AÑO NUEVO



martes, 29 de diciembre de 2009

Cuando el arte es morirte de frío




``después de encandilar a los tendidos tras haber cortado una oreja a su primer enemigo, ofreció en el segundo de su lote, de nombre "Faraón", de la ganadería de Parladé, un muestrario de elegancia, majestuosidad e inspiración que quintaesenciaron el arte del toreo e inundaron la plaza de fascinante belleza´´



Ésto podría ser parte de una vieja crónica donde se describe una de esas grandes faenas de Antoñete, una tarde de toreo majestuoso de Antonio Ordoñez o la visita de las musas durante un eterno cuartito de hora a Curro Romero. Pero no, esto es parte del acta redactado por el Museo del Toro de Valladolid, que acaba de otorgar el Trofeo al Arte a Cayetano Rivera Ordoñez, por su faena a un cachorrito de Parladé el pasado diez de Septiembre. Pues nada, desear que Cayetano siga ``quintaesenciando´´ por todas esas importantes plazas que pisa, como Baza, Getafe, Marbella, Granada, Palencia o Puertollano. Servidor, y unos cuantos más a los que nos tachan de insensibles, sanguinarios y neanderthales, nos tendremos que ``conformar´´ con la poca maestría de El Fundi, el poco arte de Urdiales y la nula torería de Frascuelo.







lunes, 28 de diciembre de 2009

Paquirrín tomará la alternativa en Ronda




La que será noticia del año está apunto de saltar a los ruedos, y nunca mejor dicho. Ni el mano a mano entre JT y Ponce en Barcelona, ni la ILP catalana, ni las corridas de JT en Madrid y Bilbao podrán hacerle sombra. Y es que, si nadie lo remedia, Kiko Rivera Pantoja, alías ``Paquirrín´´ tomará la alternativa en Ronda en una fecha tan señalada como es el 30 de Febrero. La decisión la ha tomado tras varios meses en los cuáles se mezclaban dudas y ansías por partes iguales y en donde el sevillano ha estado tentando cientos de vacas de diferentes ganaderías como Miura, Victorino, Palha o Escolar. En estos tentaderos siempre ha estado bien asesorado por sus hermanos Cayetano y Francisco, que como expertos lidiadores y conocedores de estos encastes, le han contado y transmitido todos los secretos del arte de Cúchares. Y si no funcionaban los consejos de sus dos valientes valedores, ahí siempre estaba el tío Curro Vázquez, con su equipo de campo bien preparado con mueco, serrucho y farmacia veterinaria. El resultado de estos entrenamientos fue un éxito, dicen del muchacho que es un torero del barroco, que aportará luz a este mundo de tinieblas.

La temporada ya la tiene configurada, no serán más de treinta paseíllos los que haga. La mayoría los hará con sus hermanos, en lo que las empresas llamarán ``El Tridente Dinástico´´ y que vendrá a ser algo tan grande y revolucionario como los ``Galácticos´´ del Madrid de Florentino o aquella saga de rejoneadores que llamaban `` Los cuatro jinetes del apoteosis´´. Será la revolución que buscan muchos para salvar la tauromaquía. A partir de ahora, el mundo del toro estará en primer lugar en prensa y televisión.

Su alternativa en Ronda será televisada por Canal Sur gracias al permiso dado por Cayetano, que donará sus emolumentos a la ADED (Asociación de Damnificados por el Encaste Domecq). La idea que se tiene en mente es que sea un corrida concurso. Con toros de Miura, Cuadri, Dolores Aguirre, Victorino, Moreno Silva y Prieto de la Cal. De sobrero llevarán un toro, con casi seis años y más de 700 kilos perteneciente al hierro de Palha. Curro Vázquez ha filtrado que debido a tan importante fecha, Rivera Ordoñez tiene pensado regalar el sobrero. Pero no aventuremos nada, son sólo rumores. Paquirrín, que desea ser uno de los que tengan peso en el escalafón se ha rodeado de subalternos que le harán su objetivo más fácil: sus hombres de confianza serán el Tomate de Jerez y el Formidable hijo. Que tengan suerte y nosotros salud para contarlo.

sábado, 26 de diciembre de 2009

La Fiesta: ecología, pasión y muerte



Artículo de Francis Wolff en La Razón


La Fiesta: ecología, pasión y muerte


Un día, un periodista me preguntó si la corrida era de derechas o de izquierdas. Había motivos para dudar: en Francia hay tantos aficionados de izquierdas como de derechas. Y la defensa de la tauromaquia es el único punto común político entre los cincuenta municipios que se han movilizado para que la UNESCO reconozca la Fiesta como patrimonio inmaterial de la humanidad.
Yo respondí: «No más que la ópera, el flamenco, o el ciclismo, los toros no son de derechas o de izquierdas. Sin embargo, hay partidos ecologistas que deberían reconocer en la Fiesta sus propios valores. Por desgracia, estos partidos suelen estar teñidos de una ideología animalista muy poco ecológica, y llenos de militantes que ignoran la realidad de la vida del toro en el campo y de su muerte en el ruedo».
Ecosistema único
Los defensores de la corrida sí dirigen un combate ecologista. Primero, defienden una de las últimas formas de ganadería extensiva que existen en Europa, en la que cada animal dispone de entre una y tres hectáreas de territorio. Acabad con la corrida, y muchas de esas tierras hoy reservadas al toro de lidia se destinarán a una agricultura intensiva o industrial. Defienden un ecosistema único, la dehesa, que es una verdadera reserva de fauna y flora a imagen de los grandes parques naturales protegidos. También defienden la biodiversidad. El toro bravo constituye una variedad única de toro salvaje preservada gracias a las grandes ganaderías, y que quedaría condenada al matadero si se acabara con la Fiesta.
Es un caso único de ganadería que respeta casi todas las exigencias de la vida salvaje del animal (territorio, alimentación, etc) precisamente porque es necesario, en vista del futuro combate, preservar su instinto natural de agresividad y de desconfianza hacia todo intruso, en particular el hombre. El toro de combate es el único animal doméstico que para satisfacer las finalidades humanas para las que ha sido criado necesita que no se le domestique. Ha de ser criado lo más «naturalmente» posible – pues de no ser así, su combate en la arena sería imposible y la corrida perdería su sentido-.
Condena del animal
¿Existe espectáculo o arte más ecológico que la Fiesta? Seguramente no. Pero resulta que muchos ecologistas «olvidan» sus valores para adoptar valores animalistas opuestos. Defender la biodiversidad, el equilibrio de las especies y de los ecosistemas no tiene nada que ver con el hecho de ocuparse del destino individual de tal animal. No se puede salvar la especie «leopardo» y preocuparse del sino individual de las gacelas. Hay que elegir. Para salvar el toro de lidia como especie, hay que sacrificar algunos ejemplares destinados a la arena más que al matadero. Resulta paradójico que para salvar a unos ejemplares haya que condenar toda la especie, tornada inútil, al matadero. Pero ¿no podemos compadecernos de la suerte de los animales? Por supuesto. Debemos devolver a nuestros perros y gatos el afecto que nos profesan; una especie de contrato moral afectivo nos une a estos animales de compañía, y claro que resulta cruel pegar a su perro o inmoral abandonarle en el área de servicio de una autopista. Con los animales domésticos, tenemos otro tipo de contrato moral: nos dan lana, cuero o carne, a cambio de nuestra protección, una alimentación adaptada y condiciones de vida decentes. Resulta cruel criarles masivamente y reducirles a máquinas de carne. ¿Y con los toros bravos? Otro tipo de contrato nos une a ellos: respetar su bravura mientras viven y hasta en la muerte. Por tanto, es moral criarlos de acuerdo a su naturaleza brava (libre, insumisa y rebelde) y sacrificarlos en un combate que les da sentido, importancia, gravedad; un cara a cara que respeta su naturaleza brava, y durante el cual el hombre arriesga su propia vida a la altura del respeto que éste tiene por la vida de su adversario. ¿No es eso más moral que la contención forzada y el sórdido silencio de un matadero?
Que no guste la corrida por una cuestión de sensibilidad personal, es comprensible: todas las sensibilidades son respetables. A quienes lo ignoran todo sobre la corrida, las condiciones de vida o de muerte del toro, la ética del combate y su estética, a todos los que se imaginan un espectáculo cruel y sanguinario, sólo hay que aconsejarles que visiten algunas ganaderías o asistan a algunas tardes heroicas y grandiosas. Verán la comunión espiritual que rodea a este espectáculo desgarrador y sublime. Y si prefieren mantenerse alejados de los toros y conservar sus prejuicios, son libres, a condición de que su ignorancia no les haga intolerantes con quienes no piensan ni sienten como ellos. Pero que algunos se atrevan a calificar de «tortura» el peligroso enfrentamiento del ruedo, donde el hombre arriesga su vida en cada instante, eso es una cuestión de mala fe. Es un insulto a todos los torturados de la tierra. Es querer invertir el sentido de las palabras: torturar es, sin correr ningún peligro, hacer sufrir a un adversario al que se ha dejado indefenso, mientras que lidiar un toro, consiste en que el animal pueda en todo momento atacar libremente a su oponente al que puede herir en cada instante, un animal cuya bravura y peligro se acrecientan según transcurre el combate.
Si fuera un buey, no dejaría de huir (y eso sí sería tortura) y entonces no habría corrida; si el toro fuera realmente torturado, huiría en lugar de redoblar esfuerzos y seguir luchando. Hablar de tortura para referirse a la corrida es atacar a todas esas actividades, sin embargo bien pacíficas, que implican la muerte de un animal, como la pesca con caña. ¿Se puede llamar torturadores a esos pescadores domingueros? ¡Los aficionados no disfrutan con las heridas del animal! Admiran la inteligencia del hombre, la bravura del animal, el valor de los combatientes, la transformación de una fuerza bruta en obra humana.
Los autoproclamados defensores de los animales, que se arrogan el monopolio de la moral y de los buenos sentimientos, como si nosotros, los aficionados, fuéramos insensibles e inmorales, todos esos animalistas, se compadecen quizá de los sufrimientos de algunos, pero ¿quieren de verdad a los animales por lo que son, lo que hacen y lo que encarnan? ¿Aceptan la animalidad en toda su diversidad o lo que quieren es reducirla al fantasma de amables animalillos de dibujos animados de Walt Disney? Quien ama a los toros sabe que para ellos el peor de los males es el estrés que conlleva el confinamiento más que el «dolor», anestesiado por el combate y transformado en combatividad: el soldado –¡o el torero!– olvida sus heridas en el ardor de la batalla, son absorbidas por la acción y transformadas en actos.
Sinceridad
Seamos generosos y supongamos que todo el mundo es sincero, tanto los aficionados como los antitaurinos. Admitamos que todos aman al toro y quieren defenderlo. Unos ven en él un héroe que lucha, los otros una víctima a la que se mata. Pero eso sería imposible, tanto para unos como para otros, sin una dosis de identificación. Tratemos entonces de responder con franqueza. ¿Qué preferiríamos si nos tuviéramos que poner «en el lugar» del animal? ¿Una vida de buey de campo encadenado que se acaba pasivamente en el matadero o una vida de toro en libertad que se prolonga en veinte minutos de combate valiente? Quizá algunos duden… Si dudáis, no denigréis a quienes prefieren la vida y la lucha del toro bravo, a quienes piensan que su suerte es una de las más envidiables de todas las especies animales que el hombre se ha apropiado para satisfacer sus fines y que pueblan su imaginación. No sentenciéis a muerte la corrida ni los toros de combate, respetad a quienes los aman.


*Catedrático de Filosofía de la Universidad de París

viernes, 25 de diciembre de 2009

Lo que sé sobre toros y toreros




Lo que sé sobre toros y toreros


ARTURO PÉREZ-REVERTE | XLSemanal | 4 de Mayo de 2008


Hace cosa de un mes, por una de esas emboscadas que a veces te montan los amigos, anduve metido en pregones y otros fastos taurinos sevillanos. Fue agradable, como lo es todo en esa ciudad extraordinaria; y quedé agradecido a la gente de la Maestranza, amable y acogedora. Pero todo tiene sus daños colaterales. Ayer recibí una carta desde una ciudad donde cada año, en fiestas, matan a un toro a cuchilladas por las calles, preguntándome con mucha retranca cómo alguien que se manifiesta contrario a la muerte de los animales en general, y a la de los toros en particular, habla a favor del asunto. También me preguntan, de paso, cuánto trinqué por envainármela. Y como resulta que hoy no tengo nada mejor que contarles, voy a explicárselo al remitente. Con su permiso.

En primer lugar, yo nunca cobro por conferencias ni cosas así; considérenlo una chulería como otra cualquiera. Las pocas veces que largo en público suelo hacerlo gratis, por la cara. Y lo de Sevilla no fue una excepción. En cuanto a lo de los toros, diré aquí lo que dije allí: de la materia sé muy poco, o lo justo. En España, afirmar que uno sabe de toros es fácil. Basta la barra de un bar y un par de cañas. Sostenerlo resulta más complejo. Sostenerlo ante la gente de la Maestranza habría sido una arrogancia idiota. Yo de lo único que sé es de lo que sabe cualquiera que se fije: animales bravos y hombres valientes. El arte se lo dejo a los expertos. De las palabras bravura y valor, sin embargo, puede hablar todo el mundo, o casi. De eso fue de lo que hablé en Sevilla. Sobre todo, del niño que iba a los toros de la mano de su abuelo, en un tiempo en que los psicoterapeutas, psicopedagogos y psicodemagogos todavía no se habían hecho amos de la educación infantil. Cuando los Reyes Magos, que entonces eran reyes sin complejos, aún no se la cogían con papel de fumar y dejaban pistolas de vaquero, soldaditos de plástico, caballos de cartón y espadas. Hasta trajes de torero, ponían a veces.

Aquel niño, como digo, se llenó los ojos y la memoria con el espectáculo del albero, ampliando el territorio de los libros que por aquel tiempo devoraba con pasión desaforada: la soledad del héroe, el torero y su enemigo en el centro del ruedo. De la mano del abuelo, el niño aprendió allí algunas cosas útiles sobre el coraje y la cobardía, sobre la dignidad del hombre que se atreve y la del animal que lucha hasta el fin. Toreros impasibles con la muerte a tres centímetros de la femoral. Toreros descompuestos que se libraban con infames bajonazos. Hombres heridos o maltrechos que se ajustaban el corbatín mirando hacia la nada antes de entrar a matar, o a morir, con la naturalidad de quien entra en un bar y pide un vaso de vino. Toros indultados por su bravura, aún con la cabeza erguida, firmes sobre sus patas, como gladiadores preguntándose si aún tenían que seguir luchando.

Así, el niño aprendió a mirar. A ver cosas que de otro modo no habría visto. A valorar pronto ciertas palabras –valor, maneras, temple, dignidad, vergüenza torera, vida y muerte– como algo natural, consustancial a la existencia de hombres y animales. Hombres enfrentados al miedo, animales peligrosos que traían cortijos en los lomos o mutilación, fracaso, miseria y olvido en los pitones. El ser humano peleando, como desde hace siglos lo hace, por afán de gloria, por hambre, por dinero, por vergüenza. Por reputación.

Pero ojo. No todo fue admirable. También recuerdo las charlotadas, por ejemplo. Ignoro si todavía se celebran esos ruines espectáculos: payasos en el ruedo, enanos con traje de luces, torillos atormentados entre carcajadas infames de un público estúpido, irrespetuoso y cobarde. Nada recuerdo allí de mágico, ni de educativo. Quizá por eso, igual que hoy aprecio y respeto las corridas de toros, detesto con toda mi alma las sueltas de vaquillas, los toros embolados, de fuego, de la Vega o de donde sean, las fiestas populares donde un animal indefenso es torturado por la chusma que se ceba en él. Los toros no nacen para morir así. Nacen para morir matando, si pueden; no para verse atormentados, acuchillados por una turba de borrachos impunes. Un toro nace para pelear con la fuerza de su casta y su bravura, dando a todos, incluso a quien lo mata, una lección de vida y de coraje. Por eso es necesario que mueran toreros, de vez en cuando. Es la prueba, el contraste de ley. Si la muerte no jugase la partida de modo equitativo, el espectáculo taurino sería sólo un espectáculo; no el rito trágico y fascinante que permite al observador atento asomarse a los misterios extremos de la vida. Sólo eso justifica la muerte de un animal tan noble y hermoso. Ahí está, a mi juicio, la diferencia. Lo demás es folklore bestial, y es carnicería.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

La botica taurina

Vamos a tomarnos estos días con un poco más de humor en el tema taurino, aunque hay mucho que comentar: afeitados, la noticia de la no desaparición de los Atanasios, líos políticos o compadreos propios de estas fechas. A continuación os dejo un vídeo del medicamento que llevamos muchos años tomando en todos los estamentos taurinos, aficionados incluidos. Espero y deseo que tras verle las orejas al lobo catalán dejemos todos estos fármacos y nos pongamos a trabajar en el resurgimiento de la fiesta. Disfruten estos días.




lunes, 21 de diciembre de 2009

Felices fiestas

Foto original: Camposyruedos


Deseo, de corazón, que paseis unas Felices Fiestas, que seáis capaz de desconectar de esta vorágine informativa durante unos días y disfruteis en compañia de vuestras familias y amigos, que al fin y al cabo, son el verdadero leitmotiv de nuestras vidas.
Espero que el nuevo año venga cargado de ilusiones, fuerzas y salúd para lidiar con lo que venga, ya sea un pavo de Palha llamado crisis; un Miura desmochado llamado política o un acobardado Juanpedro llamado enfermedad. El 2010, con la ``pata p'alante´´.

domingo, 20 de diciembre de 2009

¡Abran la puerta, policia!

Foto: El president Montilla en una barrera de la Monumental de Barcelona, 2006. Arcadi Espada


Querido J:

El 12 de septiembre de 1813 un parlamento decidió por vez primera en España sobre las corridas de toros. Fue el de las Cortes de Cádiz. Había dos hombres. Uno era murciano. El otro catalán. Don Simón López. Don Antonio de Capmany. El catalán, culto, ilustrado y acaso por esto del que dijeron rápidamente que no era un buen catalán, defendía las corridas. Ya lo había hecho ante adversarios de más fuste, como Jovellanos. Las defendía porque, a su entender las corridas de toros eran una expresión del carácter nacional. Las actas de las Cortes de Cádiz correspondientes al día se han perdido, pero hay un valioso artículo de Beatriz Badorrey que reconstruye en lo que puede la polémica, y que voy a seguir ahora. Sobre todo por lo que respecta a las razones del diputado López. Lee: «El rufian, la ramera, el idolatra, el comediante, el lidiador ó torero, el luchador ó espadachín, el aguacil de teatros, el flautero, ó guitarrista, ó lirista, ó baylarin, el sodomita, el libertino y licencioso, el charlatan, bujon, ó histrión, el encantador y agorero, el que vive como gentil, el que frecuenta los espectáculos teatrales, las venaciones, ó toros, carreras, luchas, etc. ó dexen esto, ó no sean admitidos al bautismo, dice S. Clemente 1º» En efecto: los toros, como toda la compaña, eran obra del diablo. Y los curas, como el diputado López, contra ellos se alzaban.

Los curas de hoy también son diputados y también piensan, muchos de ellos, que los toros son del diablo. Yo, amigo mío, no puedo defraudarlos. Los toros son pecado. Comprendo que los taurinos, por razones estratégicas, obvien este asunto en su defensa. Comprendo que la obviase mi querido Capmany, que no sabía por dónde salirse de ilustrado que era. Pero es la defensa. No hay otra. Yo voy poco a los toros. Y últimamente sólo voy a ver a José Tomás. Esa monodosis es vista con suspicacia por algunos taurinos: no creen que así se comporte un taurino pata negra. Este tipo de tipos que se suspicarían de que uno sólo leyese a Montaigne, Orwell o Simenon, e insistiesen mientras enarbolan libros de Zafón: «¡A ti no te gusta leer!». Yo voy a ver torear a José Tomás por el placer. Creo que por la misma razón, básicamente, que el pueblo romano iba a ver cómo luchaban los gladiadores. Por las mismas razones que me levantaba de madrugada para ver morir a Cassius Clay en los brazos de Frazier. Por lo mismo que el escritor Juan Abreu saca un trocito de sushi de las ingles de una mujer tendida, atada y farcida y luego se lo come, el tío. Es el placer, sólo.

Los placeres son fáciles de estropear. No estoy seguro de que en el origen de toda fortuna anide un gusano. Pero en el núcleo del placer el gusano arrastra siempre sus anillos. ¿Cómo comerte el hígado del pato que ha sufrido? ¿Cómo se puede ser tan blindadamente feliz cenando por 200 euros, con la cantidad de niños sin pan! ¿Cómo no reconocer que en el fondo del aprecio desmedido por algún objeto artístico (un cuadro, un iPhone blanco) está la evidencia de que poca gente lo tiene, esa maldad profunda? ¿Cómo someterse a un masaje, incluso sin final feliz, cuando el tumbado se pone en la piel del que está de pie, sudando! Nadie piensa en el toro cuando está José Tomás ahí abajo, eso es todo. Cualquier placer observado es inmoral. Mira si no el Simón, antecedente del cura Puigcercós: el sodomita, el guitarrista, el que vive como gentil.

Se dirá: la puta, el boxeador deciden por sí mismos, a diferencia del toro. Oh, déjame detenerme un instante en este argumento. Naturalmente que el toro no decide; por eso es toro y nosotros hombres. El que dice que el toro no decide es que está viendo abajo un hombre banderilleado. No, no es el toro, claro: son unos hombres enfrente de otros hombres. A unos les ofende la sangre y a otros no. Como si quisieran prohibir las morcillas. Un legítimo y bronco combate moral entre hombres. Es decir, no entre hombres y morcillas. La corrida de toros sucede en un ámbito privado. En este sentido el recinto no se diferencia de la Cueva del Sado. Se trata de pagar la entrada. Pero el que sea un ámbito privado no exime de la intervención pública. Si en vez de toros se lidiaran hombres, la autoridad intervendría. Es legítimo y es lo que están pidiendo al parlamento: que la autoridad intervenga.

¿Esta petición es mayoritaria en la sociedad catalana? La cuestión no es si a la mayoría le gustan los toros. Tampoco a la mayoría le gusta el rugby ni el sushi de ingles. La cuestión es si la mayoría decide que hay que entrar en esa habitación privada, porque allí se están cometiendo atrocidades. Es una cuestión muy distinta. Si matar a un toro exige el derecho de intervención de lo público en lo privado, muchas otras habitaciones catalanas habrán de soportar la entrada de las fuerzas de seguridad. Yo comprendo que haya a quien le moleste lo que está pasando en el albero. Ahora bien: ¿hay un consenso cierto en la sociedad catalana para entrar en esa habitación y disolver a los presentes? Lo dudo. Dudo que el nivel ético de esta sociedad haya llegado a este punto. Porque llegado a este punto, foies, putas y boxeadores deberán ser automáticamente examinados. La ética es inexorablemente transversal.

Lo sería, claro. Lo sería si a esas incertidumbres morales innegables que tiene la corrida no se le añadiera el empujón necesario para que el toro sobresalga una cabeza entre el libertino, el comediante y el espadachín de los nuevos curatos. Bien, ya lo sabes, a qué cargar la suerte. El nacionalismo quiere acabar con los toros porque es un irrevocable símbolo de España. Un símbolo nacional como justamente decía el catalán Capmany. Los toros no tienen ninguna importancia práctica: unas docenas de animales muertos cada verano, cuatro perversos que disfrutamos de ellos, un negocio delicado, una afición tranquila que ya no quema conventos después de la corrida… Los toros sólo tienen importancia simbólica. Los toros son España. Y España es este desgarro inacabable, como los toros igualmente pasional. ¿Alguien puede entender seriamente que haya independentistas en Cataluña, un lugar técnicamente independiente desde hace años? Nadie puede entenderlo. Organizar encuestas independentistas y prohibir las corridas de los toros obedece a la misma tremenda españolidad de Cataluña. La necesidad persecutoria del otro. Este tira y afloja permanente que es el auténtico ser de España.

Desde aquí te digo amigo mío, hoy que apretaron otra tuerca.

Sigue con salud.

A.

Si algún día Cataluña fuera independiente y gobernaran sin rienda los curatos, al día siguiente el tira y afloja habría continuado. En dirección contraria y empezando por el restablecimiento de la fiesta brava.



Escrito por Arcadi Espada

sábado, 19 de diciembre de 2009

Disparates

Marta Jimeno

Copio y pego el artículo del blog Veterinarios Taurinos de Andalucia. Al parecer la lideresa del PACMA (Partido Antitaurino contra el maltrato animal), Marta Jimeno, ha pedido que sean expedientados los veterinarios que sostengan el discurso de que el toro no sufre en la plaza o en los festejos populares.

"Esto es denunciable y habría que pedir a ese veterinario que se retire el título y no pueda ejercer como tal. Estamos pensando ir a instancias superiores, como comités científicos internacionales porque es como si un médico de Senegal opera a sus pacientes sin anestesia y dice que no sufren y gritan y se retuercen porque es un acto reflejo. El comité científico médico internacional le metería un puro´´.



Lo primero que habría que decir a la señora Jimeno, que además de ``política´´ es veterinaria, es que existen diferentes estudios y exámenes debidamente contrastados en los que se documentan los diferentes estados fisiológicos y psicológicos del toro durante la lidia. Escrito está y sostener lo contrario sin aportar pruebas sí que es de irresponsables. Lo que tiene que hacer es si tanto le gusta el toro,es ponerse y hacer un estudio fundamentado en el que muestre el dolor, la angustia, el sufrimiento y la tortura, por usar su fanática jerga, a la que es sometido el toro durante la corrida.


Después podríamos seguir por exigirle respeto, si es que conoce la palabra, por los que otrora fueron compañeros de facultad, ahora colegas de profesión. Porque muchos de estos compañeros taurinos que usted aborrece, se tiran largas temporadas en las dehesas, con los pies llenos de barro y las manos manchadas de sangre, mientras usted busca un acomodo en un butacón del Parlamento donde pueda llenar el zurrón y rasparse la vida padre. Para eso, señora mía, no hubiera hecho falta que se hiciera veterinaria, con ser sastre, o modista en su caso, de un hábil dirigente le hubiera bastado y sobrado.


Actitudes fascistoides como éstas se vienen repitiendo en los últimos días con demasiada frecuencia, e independientemente del debate taurómaco,a lo que estamos asisitiendo es a la parte más negra y podrida de un país que cada día se resquebraja más gracias a la insolidaridad y egoísmo de sus ciudadanos. Consentida en último momento por unos políticos que están a nuestra altura, o sea, ni a una cuarta.



Con el cauce actual que lleva este río del disparate mañana espero levantarme con un comunicado de la Asociación de Fotógrafos Profesionales de España censurando a Juan Pelegrín y a Canito por fotografiar a Morante dando una verónica. La Asociación Española de Cirujanos pedirá que le retiren el titulo a Ramón Vila por salvar a unos cuantos asesinos y a Giorgio Armani lo vetarán en la Pasarela Cibeles por vestir a un toricida.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Un espectáculo en mano de mediocres

La tauromaquia no está en decadencia. Es el espectáculo taurino, obsoleto, anodino, aburrido, decadente y manipulado, el que tiene encendida la luz roja desde hace años.

Cuando el Parlamento catalán vote hoy si continúa adelante la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) sobre la desaparición de las corridas de toros en Cataluña, los diputados no estarán decidiendo la abolición de la tauromaquia, porque no puede desaparecer un sentimiento, un chispazo de luz, un arrebato instantáneo... La genialidad, la armonía, la inteligencia... la belleza y el arte, en suma, no saben de leyes.

Pero es justo reconocer que la iniciativa catalana ha convulsionado el panorama taurino. Gente de la cultura, de la intelectualidad, de la política de aquí y de más allá de los Pirineos clama al cielo contra lo que considera un atentado a la libertad y una grave pérdida para el patrimonio histórico y cultural de Cataluña. Y han aflorado los miedos porque los antitaurinos catalanes amenazan con trasladar su iniciativa al resto de las comunidades.

¿Cuál será el futuro de la fiesta si triunfa la moción? ¿Será verdad que esa decisión puede ser el principio del fin? ¿Podremos respirar tranquilos si es rechazada?

Que no cunda el pánico. No parece que el porvenir del espectáculo taurino esté en juego por lo que hoy se dilucide en el Parlamento catalán. Por el contrario, la fiesta depende de ella misma más que de todas las discusiones políticas posibles.

Además, la polémica sobre la fiesta de los toros es tan antigua como la propia tauromaquia. Papas y reyes la prohibieron y la autorizaron; intelectuales de todas las épocas se han dividido entre amantes y enemigos, y, por lo visto, la discusión sigue hoy encendida. Algo debe de tener el agua cuando la bendicen. Algún interés despertará esta fiesta cuando se mantiene en el tiempo y es objeto de una disputa permanente. Porque es indiscutible que está intrínsecamente unida a la historia de este país -no se entiende el siglo XX sin el protagonismo de los toros- y ha embelesado a las almas más sensibles.

Es lícito, por tanto, que unas personas se manifiesten contrarias a la fiesta y defiendan su desaparición; como debe ser respetable que otras se conmuevan ante un animal bravo y un héroe artista. Quizá, por eso, no tiene sentido la prohibición; porque debe prevalecer la libertad de elección antes que aceptar la hipocresía de perseguir los toros como una forma de lavar conciencias mientras se acepta callada y pasivamente las muchas lacras que sufre la humanidad.

¿Qué pasará si triunfa la ILP en el Parlamento catalán? Nada. Mejor dicho: se dará carta de naturaleza a una realidad, cual es que en Cataluña no hay afición a los toros, a pesar de los manifiestos que firman y de las vestiduras que ahora se rasgan muchos que no han pisado jamás la plaza de Barcelona. Motivo de otra reflexión será el análisis de este desapego, pero la ILP llega al Parlamento porque encontró un caldo de cultivo propicio en la sociedad catalana.

¿Qué ocurrirá si se desestima la propuesta ciudadana? Pues nada. Y ése es el problema; que los taurinos pensarán que han ganado una batalla, y todo seguirá igual.

Es el espectáculo el que está enfermo entre la desidia de todos sus protagonistas. No interesa a los políticos, acomplejados ante Europa y los grupos ecologistas; no interesa a los toreros, auténticos enemigos del toro bravo y encastado; no interesa a la Unión de Criadores de Toros de Lidia, que ha permitido la desnaturalización del elemento fundamental del espectáculo... Si el problema es que la fiesta de los toros no interesa a nadie... Si el problema es que todos los que de ella viven han permitido que la decadencia se haya instalado en su seno con grave peligro de que la enfermedad sea irreversible. Si el problema es que parece que todo el que se acerca al negocio taurino lo hace con el único objetivo de ganar dinero rápido...

El enemigo está en casa; son los taurinos los que se sirven de la fiesta para sus intereses. Ellos, con la colaboración necesaria de las autoridades, son los culpables de que un animal fiero y poderoso sea hoy una masa informe y moribunda que rueda por los suelos. Ellos son los responsables de que el aficionado huya de las plazas, cansado de tanto fraude y aburrimiento.

Ojalá la ILP catalana sirviera de revulsivo para afrontar los problemas de la fiesta. Pero no será así. Gane o pierda la propuesta, la fiesta seguirá desangrándose.

Por cierto, José Tomás y la plaza de Sevilla no han alcanzado un acuerdo para que el torero actúe en la Maestranza el próximo año. ¿Motivo? El maldito parné.

Ayer, en estas mismas páginas, una frase de Domingo Dominguín reflejaba a la perfección la realidad: un espectáculo brillante en manos de mediocres. Pues, eso...



Antonio Lorca, en El País

jueves, 17 de diciembre de 2009

Busque, compare y compre


Los compasivos abolicionistas



El venerable Lama Thubten Wangchen, discípulo de Prou y enérgico defensor de la causa abolicionista. Hace todo lo que está en su divina mano para poner fin a las matanzas de toros en Catalunya. Huyó en su día del Tibet tras la invasión de su pueblo por parte del gobierno chino. Ahora es Director de la Casa del Tibet en Catalunya. Lamentable ver como éste acomodado ser de la divinidad lucha más por algo que no entiende, como los toros, que por los que llevan su misma sangre tibetana.

Marisol Galdón, unas de las marimacho por excelencia del panorama televisivo. Una persona que, como todos sabemos, es un referente cultural y filosófico en nuestro país. Una de las pocas cosas buenas de ser andaluz y tener Canal Sur es que no sufrimos la invasión en nuestros hogares de este tipo de elementos pseudo-modernistas que comen de TV3.

Pamela Anderson, ex-vigilante de la playa y miembra, como diría la ministra, de Prou. Unas de las mentes más pre-claras de la cultura americana. Con sus atributos podría dar de mamar a más de media ganadería de Cuvillo, que ya es decir.

Olvido Gara, o Alaska, es considerada un icono homosexual en los años de la movida. Esa movida en las que nuestros jovenes caían como chinches fumigados por la droga, el Sida o la Hepatitis. Los niños, guiados por tótems como Alaska, dejaron de jugar al toro para jugar con el jaco y cambiaron el estoque por la jeringuilla. Ahora, esta misma descerebrada tiene la desfachatez de llamar a personas de bien salvajes, retrógrados y asesinos, como poco.



Los abyectos aficionados





Salvador Dalí, Moreno Villa, Luis Buñuel, Federico García Lorca y José Antonio Rubio Sacristán. La raíz cultural de un lugar con fecha de caducidad llamado España.


El poeta Miguel Hernández.

Francisco de Goya, pintor español.


Orson Welles, genio, a secas.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Un debate de ultratumba



Es probable que la pintoresca votación que se celebrará en el Parlamento catalán no se entienda sin algunos de los rasgos primordiales de la política catalana, ese territorio mítico donde caben toda suerte de delirios.

En Babia. El Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) acostumbra flotar en casi todas las controversias con una actitud que guarda cierto parangón con las formas perplejas y compasivas del observador internacional. Ya puede someterse a votación la independencia de Cataluña, la potestad de rotular en castellano o una ILP antitaurina. En todos los casos, y antes que proyectar una mínima elaboración discursiva, el PSC se afana en justificar las iniciativas ajenas por descabelladas que éstas sean. Bajo la óptica socialista, cualquier mascarada resulta respetable, legítima, digna de consideración, representativa de “una parte” de los catalanes… Esa brecha de naturaleza absentista (cuando no incendiaria) es la que ha propiciado la consulta masiva del 13D o, por ir más lejos (en cualquiera de los extravíos semánticas que contiene ese “lejos”), el estruendo declarativo “Barcelona antitaurina”.

La voss del pueblo. Iniciativa per Catalunya-Verds (ICV) no concibe el Gobierno de las instituciones sin promover cada tanto una consulta popular. Incapacitado para gobernar sin necesidad de erigirse en efervescente opositor (incluso de sí mismo), ICV se ha movilizado para jalear todos y cada uno de los aquelarres identitarios que se han celebrado en Cataluña. En el caso de la propuesta abolicionista, para la que ha solicitado el voto a favor, el ardor nacionalista aparece camuflado por un animalismo bárbaro, que ignora de cabo a rabo la liturgia taurina.

La puntita. Convergència i Unió sigue arrimada al principio que anima sus pasos desde los tiempos del peix al cove. Así, su vinculación con lo real es siempre secundaria en relación con la consigna política que, convenientemente administrada, le brindará la posibilidad de seguir manufacturando chantajes. En el caso de la ILP, Artur Mas ha llamado a filas en torno al laissez faire para, en abril, apretarle las clavijas al Estado.

Arena española. Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ha porfiado en la prohibición sin el menor embozo ecologista. No en vano, algunos de sus alcaldes tarraconenses han votado contra la prohibición de los corre-bous, una práctica que, ésta sí, no presenta síntomas de inoculación del virus españolista.

Sin remate. Ni el discurso de Ciutadans (C’S) ni el del Partido Popular (PP) han calado en la ciudadanía hasta el punto de levantar algo semejante a una sospecha. El tétrico paisaje que resulta del intento de amoldar el gusto de la ciudadanía a los caprichos del nacionalismo merecía algo más que una enmienda. Merecía un debate monumental.


Por Pepe Albert de Paco

martes, 15 de diciembre de 2009

Libertad de veto


La próxima semana se vota el primer trámite de la ley que puede prohibir las tardes de toros en Cataluña. La decisión final no se conocerá, probablemente, hasta la primavera, pero esta votación de la semana próxima será muy indicativa. Alrededor de la votación hay muchas cuestiones de interés. Una, fundamental, es esta hipocresía flagrante de la libertad de voto a la que CiU y Psoe se han acogido. Sus diputados no estarán obligados a votar en razón de lo que dictamine la dirección del partido. Un modo interesante de eludir la única responsabilidad que cuenta en la política española, que es la responsabilidad de la marca. Tanto si el resultado es favorable a los defensores de los animales y a los perseguidores de los españoles, como si es contrario, convergentes y socialistas no sólo salvarán el alma sino la cartera. ¿Quién podrá pedirles cuentas, cuando han dado a los hombres la libertad de separarse de la marca? En los parlamentos dirigistas, como los españoles, la libertad de voto se ha convertido en un excepcional sistema de disimulo. Así, cuando a don José Montilla le interpelen por el resultado de la votación siempre podrá contestar: «No ha sido cosa del PSC, sino de los socialistas!» La práctica tiene, por último, una solemne ventaja: puede uno presumir en público de la libertad de voto mientras por dentro, y en conversaciones privadas, aprieta el dogal.

Me gustaría que el lector no viera en lo que antecede nada más que una meditación técnica. El fondo del asunto me trae sin cuidado. Yo voy a los toros y gusto de ellos como el que va de putas. O sea, sin presumir. Más bien como el adicto a un vicio poco confesable. Peco. Me gusta. No quiero bendición ninguna. Si no puedo ir a ver a José Tomas en Barcelona iré a verle a Madrid o al Puerto. O a Ceret, que tocan Els Segadors antes de que la corrida empiece. ¡Me importará a mí lo que hagan o dejen de hacer en la ciudad de los doce Apóstoles!

Sólo que me jode el retintín.


Arcadi Espada, en Interviú

lunes, 14 de diciembre de 2009

Morir con honra


Sería absolutamente incoherente que el parlamento regional no votara en contra de las corridas. Perdería todo sentido el trabajo de tantos años elaborando, día a día, la versión de una España de tradiciones bárbaras, una España tosca e intolerante, frente a la pacífica región de la sensatez, el entendimiento y la modernidad. No iban a desaprovechar una ocasión tan vistosa para poner una pizca más de distancia.

Sin embargo, debemos reconocer que se les ha servido en bandeja esta nueva ocasión que les permite exhibir diferencias. Hacía muchos años que, en Barcelona, la afición a la tauromaquia había decrecido considerablemente. La realidad implacable de La Monumental era la de una plaza sin público (si exceptuamos el fenómeno Tomás, marcado en parte por el incentivo esnob). Descifrar las razones de la decadencia es relativamente sencillo. Hay que aludir necesariamente a un empresario instalado en la inercia que, durante varias décadas, ha demostrado su incapacidad por hacer frente a la situación creada al finalizar la dictadura. Ésta fue la circunstancia que aprovecharon los afectados por el virus étnico para purificar la región de aquellas cosas que, según su mollera, no pertenecían a la improvisada ortodoxia regional del momento. La irradiación de sus ardores revanchistas consiguió que también los toros se convirtieran en un fenómeno anacrónico, con cierto tufo del pasado franquista. En definitiva: asistir a una lidia no era algo culto, ni correcto, ni mucho menos del país.

Hoy, no tiene ningún sentido encararse ante la irreversible realidad. Por un lado, estamos ante una nueva oportunidad para la política de limpieza étnica en su versión de chicha y nabo. Por el otro, se trata de una actividad ruinosa por falta de clientela. Visto el panorama, es mucho mejor que la decisión del parlamento sea prohibir los toros, así por lo menos finalizarán con honra. Nada sería tan lamentable para los aficionados como dejarnos exhibiendo la decadencia. Por mi parte, además de Madrid, me quedan Nimes y Arles para no tener que soportar las gansadas del régimen. De nuevo, la libertad está en Francia. ¡Como si el tiempo no hubiera pasado!


Por Albert Boadella

domingo, 13 de diciembre de 2009

El taco



Mucho se lleva hablando y mal, por supuesto, en los últimos años sobre Taurodelta, Simón Casas, Serolo, Romero Leal y demás empresarios carentes de escrúpulos para afanar al prójimo. Canorea y Valencia, o Pagés, tanto monta, monta tanto, se han ido de rositas en muchas ocasiones. Demasiadas. La bendita afición maestrante demuestra su sevillanía en eso en que los sevillanos son insuperables: en acoger y tratar al huésped como a un sultán. Doy fe, yo fui uno de esos sultanes. Pero como decía Lola Flores a Juncal: ``el huésped y la pesca al tercer día apesta´´. Algunos gorrones apestan más que otros. El eau de Pagés tiene un fuerte olor a alcantarilla mezclado con bilis. Insuperable.

José Tomás cumplirá los diez años sin demostrar su categoría en Sevilla. ¿ Sería posible en otra época ser una figura del toreo sin torear diez años en La Maestranza? Hoy sabemos que sí. Antes, imposible. Una vez más no llegaron a un acuerdo, aunque estuvieron más cerca que nunca. El maldito parné, nuevamente, sirvió de excusa a Pagés para volverlo a dejar fuera de La Maestranza.

Uno no se explica cómo Pagés no puede ni aproximarse a lo que pagan en otras ciudades igual o menos importantes en el panorama taurino. Más raro aún si cabe es que a una ganadería de moda y solicitada como la de Cuvillo tampoco se le puede apoquinar lo que en otros lares. Algo falla. Peor todavía se ponen las cosas si pensamos que La Maestranza es uno de los cosos más caros, si no el que más. Algo no cuadra.

Lo que no cuadra es la empresa, que no es capaz de ver más allá de su nariz. Demuestran además de poco respeto por el aficionado una gran limitación empresarial. Limitación porque el encartelar a José Tomás, aún suponiendo pérdidas esa tarde, daría un caché al abono sevillano que no tendrá de otra manera. Y serviría para calmar los ánimos. Los pintores compran pinceles, los alfareros gastan en arcillas, los teatros son alquilados por comediantes y los dentistas emplean en negatoscopios. Invertir. Esa es la maldita palabra que estos onássis taurinos no tienen en su diccionario. A éstos lo único que les interesa es lo mismo que el facha que interpreta el de Los Morancos. Montarse en el taco.



viernes, 11 de diciembre de 2009

Involución

Foto: Conchita Vilella


Resulta inquietante ver como la especie humana desde hace algunos siglos ha entrado en una constante involución. Frutos de este retroceso evolutivo son las numerosas taras biológicas y genéticas que arrastra consigo el hombre, salvadas en gran proporción en el último minuto por avances científicos y tecnológicos.

Frutos también son el salvaje y déspota tratamiento que le damos desde los tiempos de Adán y Eva al planeta Tierra y a los miles de millones de seres vivos que en él habitan. Apretamos el gatillo sin ningún rubor sentenciando a muerte al Tigre Dientes de Sable, el Tilacino (tigre de Tasmania), el Pájaro Carpintero Imperial o nuestro Bucardo, esa cabra montesa ibérica, cuyo último ejemplar feneció ya entrando en el 2000. En estos casos se dice que no se pudo hacer nada, que son avatares del destino y de la malicia e imbecilidad del homínido, y todos tan contentos. A otra cosa mariposa.

Ahora salta a las desnutridas portadas de muchos medios una noticia tan interesante como veraz. Han encontrado junto al mar Rojo un cráneo de un toro. Sí, un toro, no un Cuvillo. Tampoco es un animal que podría haber sido en la escala evolutiva el antecendente del toro actual, como lo puede ser el mamut con el elefante, no. Hablan de un toro ``moderno´´, según los científicos un animal con cuernos abiertos, dirigidos hacia afuera y apuntando hacia delante, con dos metros de pitones. Un pavo. Un tío. ``Bos buiaensis´´ es su nombre.

Datos y más datos de estos Colones del siglo XXI aseguran que el hombre y el toro nacieron y convivieron juntos en el este de África hace más de 2,5 millones de años. Casi ná. Luego acabarían dispersándose paralelamente por todo el globo. Hasta llegar a la involución de ambas especies: los unos, los de dos patas, echando al ruedo especímenes como Hitler, Franco, Bush, Risto Mejide o Pilar Rahola; los otros, los pielesnegras, llevando de por vida el tatuaje a fuego candente de Juan Pedro Domecq, Zalduendo o La Campana, por ejemplo. Esta unión, que fue creada por la naturaleza sin aficionados, empresarios, ganaderos o toreros por medio (que se enteren los antis) están apunto de hacerla añicos unos seres poco evolucionados, tan tercos como ignorantes, que curiosamente, creen que defienden a esta misma naturaleza creadora. Esa que unió al toro y al hombre no en un ruedo, ni en una dehesa de Salamanca, sino en un lugar que albergaba condiones ambientales óptimas para la supervivencia de la especies. Pero ahora a la especie a la que nos toca sobrevivir es a nosotros, los últimos aficionados (?)...



Tarragona, 10 dic (EFE).- Un investigador del Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), con sede en Tarragona, ha hallado en África los restos fósiles del cráneo de un toro de un millón de años, el más antiguo del mundo y que sitúa el origen de los toros modernos en ese continente.
Según ha informado hoy el IPHES en un comunicado, se trata de "una pieza espectacular" que, una vez reconstruida, ha permitido observar que los cuernos del animal medían dos metros, dirigidos hacia fuera y finalmente ligeramente apuntados hacia delante y hacia arriba, mucho más grandes que los de los más grandes toros de lidia actuales.
El cráneo de toro, prácticamente completo, ha sido localizado por el paleontólogo Bienvenido Martínez-Navarro, profesor de investigación del IPHES, en el yacimiento paleoantropológico de Buia en Eritrea, junto al mar Rojo, donde fue encontrado un cráneo humano de un millón de años en 1995.
Este hallazgo ha permitido describir una nueva especie de toro, denominada 'Bos buiaensis' -tomando el nombre de la localidad donde fue hallado- y, al mismo tiempo, ha servido para confirmar que homínidos y toros se originaron en el este de África hace 2,5 millones de años y luego se dispersaron en paralelo fuera de ese continente.
El descubrimiento se describe en un artículo recientemente publicado en la prestigiosa revista Quaternary International por Bienvenido Martínez-Navarro.
El investigador ha destacado que la estructura craneal del toro, aunque presenta algunos rasgos primitivos de sus ancestros -los correspondientes al linaje de los grandes bovinos llamados Pelorovis, conocidos en la literatura científica como los búfalos de Olduvai-, presenta, en general, una anatomía como "la de un toro moderno".
En este sentido, los restos fósiles localizados muestran que el animal tenía "un cráneo robusto en comparación con sus antecesores, adaptado a una dieta pastadora, y habitante de espacios abiertos, ya que con su cornamenta difícilmente podría moverse en ambientes forestados", ha señalado Martínez-Navarro.
El cráneo de toro fue encontrado fragmentado en diversos pedazos, algunos de ellos todavía 'in situ', mientras se realizaba una prospección en el área de Buia en el año 2003.

Fuente: EFE


jueves, 10 de diciembre de 2009

Buenas nuevas



GRACIAS por vuestra sensibilidad, apoyo y solidaridad, porque con ello habéis conseguido que me tiemble el pulso y se me enturbien los ojos con la lagrima contenida a la hora de firmar la solicitud de VACÍO SANITARIO para las vacas de COQUILLA.

Vosotros y sólo vosotros vais a ser la causa por la que la única rama original que hoy existe de las 4 en que se dividió la ganadería de Coquilla no desaparezca también.

Afortunadamente habeis entendido que el toro de lidia antes que grande y cornalón lo que tiene que ser es bravo.
Dado vuestro manifiesto interés me creo en la obligación de explicar las razones que me han llevado a tomar soluciones tan radicales:

Desde el año 1973 en que me hice cargo de la ganadería, hemos conseguido sobrevivir a la moda del toro grande con un toro pequeño, a la manía del toro cornalón con un toro cornicorto, a la imposición del toro tranquilo con el toro fiero, y a reconocimientos veterinarios que miden el toro con un único patrón, olvidando las peculiaridades de cada encaste; pero el que me obliguen a sacrificar una vaca con 16 años y 32 veces saneada, madre de 2 sementales y un toro de vuelta al ruedo, eso ha sido la gota que ha hecho derramar el vaso.

A partir de ahora os habéis convertido en ganaderos sin quererlo y en el futuro cada vez que salga al ruedo un toro de Coquilla, aunque sea en una novillada sin caballos, algo de él os pertenece, pues al final, sois vosotros los que habéis conseguido que siga existiendo, y por eso la familia Sánchez Fabrés os estará eternamente agradecidos.

Vamos a seguir, aún sabiendo que es inútil luchar contra el sistema, porque al encaste de Coquilla al igual que al olmo de MACHADO hendido y partido por el rayo algunas hojas verdes de esperanza le han salido.

Juan Sánchez Fabrés


Vía Campos y Ruedos

martes, 8 de diciembre de 2009

Esplá, sin pelos en la lengua

Foto: El País.com

A continuación dejo el vídeo de la comentada entrevista de Esplá en Tendido Cero. He visto que por ahí algunos se han hecho las ropas jirones, tirándole al Maestro a herir como lo hizo aquella bestia de Ceret. De todo lo han llamado. Particularmente, en casi todo estoy de acuerdo. Es más, algunas de las afirmaciones tienen mucha tela que cortar. ¿Está la plenitud física del toro ( que no en trapío ) entre los tres y cuatro años? ¿Por qué en las novilladas se ven utreros que exigen lidia y sapiencia y en las corridas de toros se ven cinqueños que parecen jubilatas del Inserso? Admiro al Maestro, pero cuando se acusa sacar punta a los pitones hay que dar nombres, no se puede meter a todos los ganaderos en el mismo saco. Aunque la mayoría lo estén.

Algunas de las perlas de Esplá:

El toro de antes lo llamabas una vez y te embestía diez veces seguidas, el de ahora lo llamas diez veces y te embiste una.

El toro de entonces no te permitía salirte de sus terrenos. El ``dale sitio´´ de antes era para que el torero volviera a recuperar el terreno que el toro le iba ganando. Ahora, el ``dale sitio´´ es para darle al toro el placer de recuperarse, de tomar aire.

El toro ha perdido su animalidad. El toro de antes era más natural, más animal, necesitaba conocer sus querencias y ello te exigía tener siempre en la cabeza qué terrenos pisar, dónde hacer las suertes, dónde buscar el toro, dónde encontrar al toro...

Es preocupante que en un espectáculo donde reina la emoción cuantifique la carne.

Sacarles punta a los cuernos de los toros se ha convertido en la acción más aplaudida de este nuevo concepto del toreo.

Se dice que les pinchan (a los toros) No es normal ver en encastes, que jamás lo han hecho, unos problemas con la vista que dices: ``esto no es normal, esto no es una tara genética´´.

El encaste Domecq está todo justificado porque es lo que está satisfaciendo el mercado.

Casi todos los toros a los que ponen fundas llevan las caras altas. Es un toro al que han manejado por arriba y lo han enseñado a defenderse por arriba.

Ahora la plenitud del toro está entre los tres y cuatro años. Esto se puede ver en las novilladas, donde se mueven más, insisten en las arrancadas y se defienden menos que a partir de los cuatro años.





viernes, 4 de diciembre de 2009

El nuevo Emperador



Valentia Edetanorum vuelve a tener emperador, como en los primeros siglos de nuestra era. La tradición de Emperadores locos, dementes, megalómanos y ávaros continuará a partir de MMX.

Nerón, al que la ciudad de Roma no le gustaba como estaba edificada, decidió prenderle fuego y reconstruirla a su gusto. El sitio donde decidió iniciar los incendios fue el Circus Maximus, lugar donde tenían lugar los mejores espectáculos con atletas, gladiadores y feroces bestias. Las llamas devoraron aquel majestuoso y simbólico coso. Las luchas, la sangre, los triunfos, las derrotas, y por qué no decirlo, los indultos a los gladiadores que se ganaban la vida en la arena frente a indómitas fieras, todo eso y más acabó con la tiranía de un emperador tan perturbado como caprichoso.


Calígula no le anduvo a la zaga a Nerón. Como muchos otros emperadores, alguno francés con nombre español triunfador en estos días, cambió su nombre real, Cayo Julio César Germánico, por otro con más gracia. Como no creía en sistemas ni en las instituciones, se pasó por el forro de la túnica las opiniones de sus allegados y nombró Cónsul de Bitinia a su caballo Incitatus. Se proclamó a sí mismo Dios, siendo frecuente verlo vestido de Venus, Apolo o de Hércules. Cuentan que terminó pervirtiendo y prostituyendo todo lo que tenía a su lado, Senadores incluídos. Hasta que hartos, le dieron una estocada en todo lo alto.

Ahora es Simeón Casae el nuevo Emperador de Valentia. Según él y su círculo pretoriano, se convierten en el segundo grupo en importancia del Imperio Taurino. Los valentianos ya pueden echarse a temblar, en su Circo Romano no volverán a ver gladiadores de primer nivel, tendrán que conformarse con los últimos y mediocres esclavos del escalafón. Y de ver a El Mesías que se vayan olvidando, antes buscarán mil maneras de ultrajarlo y vilipendiarlo para terminar crucificándolo. Las alimañas que en la antigüedad se alimentaban con la sangre de los lidiadores serán trocadas por gatos callejeros y cabras enanas. Total, al Emperador le vale lo mismo para atestar el Circo y llenarse los bolsillos de denarios y sestercios de oro.


Molés y Benlloch serán los Poncio Pilatos del proyecto, los que dirigiran la tropa desde palacio y los que se lavarán las manos cuando las cosas se tuerzan. Buscando palanganas están. Por eso, son preferibles los ingenuos pero nobles consejos del caballo de Calígula que las oportunistas y nocivas ayudas del Fenicio.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Toros, barbarie y política


Vamos a llegar un punto en los que los aficionados a los toros no vamos a poder abrir un periódico, ver televisión ni leer libros de determinados autores. Ésto lo digo porque estoy leyendo ``La noche de los tiempos´´ obra de Antonio Muñoz Molina. Tan gran escritor como gran antitaurino. He pasado de las cien páginas y aunque el libro está bien, digamos que desprende un tufillo a anti que da repelús. Difamaciones sobre Lorca o Bergamín, por taurinos y halagos a Juan Ramon Jiménez por antitaurino. Además de numerosas menciones negativas a la fiesta de los toros, que por otro lado no vienen a cuento en la novela. Pero bueno, lo de la literatura abolicionista lo dejaremos para otro post.

Lo que copio aquí debajo es un artículo publicado días atrás en la edición valenciana de El País y en el que Pérez Benlloch se despacha a gusto contra los taurinos, llegando incluso al insulto. No sé que dirán al respecto esos famosos libros de estilo a los que apelan los medios cuando les viene en gana. Una pena lo de El País, está ya peor que Público.

Toros, barbarie y política

``Se cumple ahora un año del último informe o pronunciamiento crítico del Consell Valencià de Cultura sobre los festejos taurinos populares que se celebran en el marco de esta Comunidad. Con éste u otro motivo, tan discreta entidad renueva ahora su embate contra esos ominosos espectáculos que se plasman en su doble variante de bou embolat y bous al carrer, diferentes únicamente por la dosis de crueldad que exhiben sus protagonistas y que se inflige a la bestezuela. En esta ocasión, la docta instancia consultiva propone la supresión de la modalidad más cruenta -la primera de las citadas- y sólo la limitación de la segunda, en atención al arraigo de estas prácticas en casi todas nuestras comarcas.

Un arraigo evidente, como delatan los miles de festejos -¿5.000, 6.000?- que cada año se celebran a lo largo y ancho del país (valenciano, decimos), patrocinados a menudo por el dinero público, así como la nutrida afición que los alienta, jugándose su integridad física y, en ocasiones, dejándose la vida en el lance. Emoción, delirio e irracionalidad a espuertas, algo que, en el colmo de la estupidez, se pretende camuflar mediante el recurso a la tradición y al llamado patrimonio inmaterial, como si la barbarie mereciese algún estatuto protector, como si el maltratato despiadado que se inflige a los animales pudiese justificarse en nombre de los derechos lúdicos del estamento más descerebrado de la sociedad.

Ya se desprende de lo dicho que estamos rompiendo una lanza en favor del toro o torete, la víctima indefensa y sacrificada con abuso por mor o perversa fidelidad a unas costumbres más o menos arcaicas que nos lastran colectivamente en la incivilidad. Sus partidarios tan solo son capaces de alegar en su descargo el mucho tiempo en que se vienen celebrando estas encerronas y cuánto se divierte el vecindario, que ni es todo ni el más avisado. Ni siquiera pueden aducir el mérito de la tauromaquia, el arte, el duelo a muerte con igualdad aparente de armas, el respeto a la fiera. En los bous prima el vilipendio con que se trata la escarnecida bestia.

Nos consta que esta es una batalla que viene de lejos y aún se prolongará muchos años, aunque ya se atisba un horizonte, que no es otro que Europa. Nuestros políticos de centro y derecha -los hegemónicos- seguirán pasteleando con este asunto mientras crean que la taurofilia les produce votos. El consejero de Gobernación, Serafín Castellano, se ha apresurado a declarar que continuará amparando estos festejos. Faltaría más. Pragmatismo llaman a esa figura que linda con el cinismo. En este asunto, la izquierda, la fetén digo, con las excepciones de rigor por aquello de la españolía, siempre lo ha tenido claro: las fiestas con el toro por víctima son reaccionarias. Confiemos en que la racionalidad y el espíritu que nos sopla de allende de los Pirineos acaben sin contemplaciones con todas estas salvajadas que posiblemente no cuentan siquiera con el aval mayoritario de los vecindarios, por más bulla que promuevan los pirados o desalmados que las defienden
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