Fernando Domingo-Aldama |
Aunque el premio Beraia de Oro fue para Morante de la Puebla, sin duda podía haberlo compartido con
Diego Urdiales, que sin cortar orejas se va de estas Corridas Generales de Bilbao dejando sobre el negro ruedo de Vista Alegre lo más meritorio en conjunto. Desde luego ayer realizó una faena muy importante al quinto toro, al que plantó cara con torería y un valor auténtico y al que toreó con la verdad por delante.
La buena noticia de la muy seria y codiciosa corrida de Victorino nos debe alegrar a quienes creemos en el toro encastado como un fundamento escencial de la fiesta. Que Victorino vuelva por sus fueros es imprescindible para el momento actual del toreo, pero si además existan matadores de toros como Diego Urdiales, que ofrecen el pecho por delante, que se ponen en el terreno de la verdad, que van desgranando los derechazos y los naturales en una pelea a cara de perro ante con la codicia encastada del toro, supone que la tauromaquia de siemprte sigue vigente.
La fatalidad quiso que Urdiales fallara en los dos primeros intentos con la espada porque una faena tan maciza merecía, cuando menos, esa oreja de ley que casi tenía cortada. Sin embargo las orejas fueron para un buen Luis Bolívar que lució con honrada actitud al gran toro lidiado en tercer lugar y otra oreja para Padilla que mató de una gran estocada al cuarto, otro victorino de calidad.
1 comentario:
Más o menos de acuerdo con lo que dice de Urdiales.
En total desacuerdo con el toro de Bolivar, una inmunda rata. Cariavacado, chiquito y nervioso.
El matador parecía zurdo, más de treinta naturales, la mayoría enganchando la muleta.
Faena ramplona ante un choto,que no sabemos porqué no se rechazó en los corrales semejante porquería.
Saludos
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