jueves, 7 de julio de 2011

La hora de Esaú

Chapu Apaolaza










Dos orejas cortó en Sevilla, una de cada toro, el día de su alternativa en la Maestranza. Orejas de paisanaje, tan baratas como cariñosas, trofeos que, aunque poco valiosos para el aficionado, sí deberían de haber tenido peso en los despachos. A este muchacho de Camas el taurinismo le ha "premiado" con un mes de INEM, sin vestirse de chispas, por cada oreja cortada en la Feria de Abril. Lejos queda eso de "Madrid da y quita", mucho menos aún Sevilla, que navega a la deriva, y no la del Guadalquivir precisamente. Ahora el dicho podría ser "el taurino soborna y trinca", y así nos va. A todos, menos a las familias de negreros que han esclavizado el toreo en las últimas décadas.

Esaú es -aún- un torero basto y bullidor a la par que valiente y fresco. Salvando las distancias en su concepto de toreo, me recuerda a aquel matador mexicano que parece perdido, el Payo, que sin saber muy bien porqué, tenía un gran poder de atracción con el público. A Esaú le pasa lo mismo, tiene una facilidad innata para conectar con los tendidos que debe aprovechar. Otros dicen que le parece a Jesulín, mal negocio. Espero que lo digan por el desparpajo, el acento y las hechuras. Pero al reciente doctor y a su mentor, Corbacho, no sólo les vale con el llanto y el quejío, pues hay ciertas cosas a mejorar, es necesario pulir la técnica y  enmendar ostensiblemente su colocación, girar el timón de su toreo hacia un territorio más clásico. Mimbres para eso hay. Y ganas, también.


Su hora llega dentro de un ratito...

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