domingo, 15 de mayo de 2011
Fandiño, serio aspirante a figura
A la hora de empezar la corrida llovía a mares y nadie daba un céntimo por su celebración. Ni tan siquiera se examinó el estado del ruedo, ante la sorpresa general, y el paseillo se inció como si allí no cayera una gota. La gente se empapó durante buena parte de la lidia sin que a nadie le importara. Lo mejor habría sido aplazar esta corrida ya que la empresa dispone de dos fechas libres entre San Isidro y Aniversario, los días 3 y 4 de junio. Y no creo que Uceda, Fandiño y Tendero tengan toros en esas fechas. En todo caso el respeto al público es lo primero y en este caso se pasó por encima, a pesar de la incomodidad de soportar un aguacero durante más de media corrida.
El comienzo de la lluviosa tarde en la plaza de Madrid no pudo, sin embargo, ser más prometedor, con dos toros perfectos para el toreo y que tuvieron desigual tratamiento por parte de los correspondientes espadas. Uceda Leal, que encabezaba la terna y que sustituia a Leandro, se encontró con un toro ideal, la ocasión soñada para ratificar la oreja cortada el viernes a otro buen toro, el de Juan Pedro Domecq. Eso se llama suerte. Nada menos que llevarse dos toros de calidad en Madrid y en dos tardes consecutivas. Parecía que Uceda encontraba al fin el camino para enderezar su carrera.
El toro de Montecillo embestía con nobleza y temple. Uceda Leal quiso torear con reposo, pero confundió la templanza con la monotonía y la rutina.A la faena le faltó ritmo, le faltó nervio y no conectó de verdad con los tendidos. A pesar de la estocada mortal apenas hubo petición de oreja y Uceda se conformó con saludar desde el tercio, un parco premio después de haber tropezado con un toro para ratificarse en Madrid.
El cuarto, mansote y bronco ya no le permitió virguerias. Uceda no quiso aceptar la pelea en la querencia del toro y se empeñó en torear en los medios a pesar de que el animal pronto se volvía a tablas.
La otra cara de la moneda la ofreció Iván Fandiño que también sustituía, en este caso a Curro díaz y vaya si aprovechó la ocasión. Muy prontó se apercibió de la gran clase del toro y sin dudarlo se decantó por un toreo muy ligado y templado. Me quedo con una tanda soberbia de naturales, bajando la mano y ligando con armonía. una faena medida y precisa donde siempre estuvo colocado en el sitio noble sin ventajas. Observen quienes no lo entienden como se hace el toreo sin necesidad de ventajismos. El final de la faena tuvo un punto de emoción en unas bernardinas apretadísimas para rematar con un precioso muletazo sobre la mano izquierda. Se perfiló en corto y dejó un estoconazo y cortó una oreja de ley.
Tenía medio abierta ya la puerta grande pero el quinto toro tuvo la fuerza mínima para mantener la vertical. Fandiño recurrió al pegarse un sobo con el toro para justificarse. Allí no había nada más que hacer.
Miguel Tendero se llevó un lote manso y deslucido, especialmente su primer toro. El sexto se movía. El muchacho no le encontró el sitio a la embestida con la cara alta y en vez de pelearsese resignó como si tuviera cien corridas firmadas. Con ese carácter no pasará de un segundón más.
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