El heterodoxo Juan José Padilla cambia este año los miuras por los victorinos. Torero peleón, polémico y jaranero. Su tauromaquia se resume en contentar y entusiasmar al público al precio que sea, aunque en honor a la verdad hay que decir que en los últimos tiempos, sin perder ese germen un tanto cordobesista, se ha asentado como torero capaz de templar y mandar. Lástima que todo el respeto que se gana por anunciarse con lo que se anuncia lo pierda con su antitorería.
Manuel Jesús el Cid, viene con toda la tropa, con el Boni, Alcalareño y Pirri a pié y el Lolo y Bernal sobre las cuatro patas. Lo normal es que salga uno de los toros de la feria. La suerte, ya se sabe. Se preveé que la lidia, esa ciencia exacta denostada por los profesionales, se pase a eso del segundo y quinto toro. El diestro de Salteras tendrá que pasar su enésimo examen, por lo del supuesto mal momento que atraviesa, y eso, que dicen. Algunos le esperan con la escopeta cargada.
Y Salvador Cortés, que pasó inédito, por el mal material, se entiende, el martes de Dolores, está ante su última oportunidad en esta feria. Mandón y poderoso, no exento de capacidad para templar, es torero que siempre apetece ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario