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sábado, 8 de mayo de 2010

Fábula de Pedro y el toro

Perico, el Capea moviendo el esqueleto. Iván de Andrés





Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. Feria de San Isidro. Tercera de feria. Tres cuartos. Toros de Bañuelos y Osborne para Uceda Leal, El Capea y Javier Cortés, que confirma alternativa.



Los toros de Bañuelos, que son famosos por la temperatura de su hábitat y no por sus embestidas, ganado de tercera, hemofílicos, les pinchaban un poco y les daba por sangrar y desmayarse. No son aptos como donantes. Una birria que hace honor a la feria que han programado esta gente, los de Timodelta, que hace días contaban que `si no pasa nada extraño´van a pedir la prórroga, como si estuvieran esperando para hacer la mili... Completaron el festejo dos toros de Osborne que hacían honor a sus parientes de las carreteras: se movieron lo mismo.




¡Que viene el toro! ¡Que viene el toro! Llegará un día a que Pedrito nadie le creerá. Demasiadas tardes avisando los amigos de la familia: los Molés, Chenel y compañía, de que a Perico lo han visto perseguido por un Toro. Muchos triunfos oscuros e invisibles en las Américas, mejor dicho, en las portátiles y empalizadas de los pueblos de las américas. El pobre pastorcillo, cuidador de borregos, que soñaba con ser una figura de campanillas como su padre, va a tener que conformarse con salir en el Cossío y degradarse en largas giras por los pueblos de la piel de toro cual vedette setentera del blanco y negro. Quizás existirá el momento, en el que se junten todos los astros del Universo; que millones de personas crucen los dedos a la vez; que destierren el amarillo de la escala cromática y que eliminen del calendario todos los días trece; entonces, y sólo entonces, Pedrito podrá, no ya hacer la faena del toro blanco de Antoñete, sino dar algún natural meritorio, como algunos de los que dan los chavales de catorce años que acuden a des-aprender el toreo en la escuela taurina. Cuando ocurra toda esta coyuntura, a Perico le pasará como en la fábula y nadie le creerá, por llevarse toda la vida mintiendo en una profesión que es la más verdadera. A tiempo está de aprender la lección, dejar de engañar, coger los bártulos y volverse a casita, que es de dónde nunca debió haber salido.



Uceda, que confirmó el doctorado a Javier Cortés, no tuvo opciones con un lote inválido. A su primero le dio finiquito con una estocada perfecta. Que no sólo de la prontitud y sanguinolencia con la que muere el toro vive el hombre. La lentitud y templanza con la que entra a matar, como contaba el búfalo a Juncal: más despacio que el Paso del Cachorro y esa manera tan torera de salir de la suerte, andando, sin huidas, con la muleta en la mano y la seguridad del que sabe que su oficio no tiene secretos para él. Con el cuarto, un marmolillo, estuvo pesado a sabiendas de que nada podía hacer. Quitando la gran rúbrica, Uceda ha dejado mucho que desear: a su primero lo lidió pésimamente, sin gran interés, lo cual no es de recibo en un maestro de su categoría, y al cuarto se le picó como si Madrid fuera un pueblo.



Javier Cortés se debate entre dos aguas. La cristalina y pura, del manantial de la ortodoxia, y la clorada embotellada, de las explotaciones taurinas. Quiere, y lo logra a veces, colocarse bien, cargar la suerte y mandar en el toro, pero lo estropea todo con esos toques bruscos y desplazadores periféricos. Suyos fueron los dos toros más potables de la corrida, en el primero, dulzón como él solo, no termino de cuajar la cosa y se le fue con una oreja de más. Con el sexto firmó algún natural estimable y terminó entrando a matar echándose encima del toro para ir a la moda: tener una foto de una cogida en la suerte suprema.




jueves, 15 de octubre de 2009

El mal bajío de Acelerado

Foto: Burladero.com


Plaza de toros de La Misericordia. Feria del Pilar. Octava de abono. Media entrada. Toros de Antonio Bañuelos y dos sobreros de Antonio Palla. José Luis Moreno, Ferrera y Urdiales.


Empezaba la tarde con ambiente raro, tal y como se había quedado el día anterior. Había run run en los corrillos de aficionados con la dichosa polémica con los presidentes. De lo que se duda es de que haya señorío para respetar un minuto de silencio. Algunos aplaudían, otros callaban a los que aplaudían y algunos despistados se preguntaban que quién había muerto. No creo yo que sea tan difícil permanecer escrupulosamente callado durante sesenta segundos. Todo ello en recuerdo del maestro Juan Posada, descanse en paz. Los toros de Antonio Bañuelos, muy serios, desiguales de romana y de juego, tuvieron mala suerte en el sorteo pues al mejor lote les tocó en suerte Antonio Ferrera. Una pena, en otras manos se hubieran desorejado los dos pavos. Por que eran eso, dos pavos. El resto de la corrida tuvo sus momentos interesantes con algún mansito y un sexto cegato con buenas condiciones. Salieron dos sobreros de Antonio Palla que hicieron honor a su procedencia Jandilla, siendo igual de inválidos y mansos que sus parientes andaluces.


Abría plaza José Luis Moreno, que entra ya en las grandes ferias poco a poco, espero que no desaproveche la ocasión. Quizás sea la última. El caso es que entre pitos y flautas no terminamos de ver al diestro cordobés. Su primero, el peor de los de Bañuelos no dio opción ninguna, imposible que hubiera lucimiento. Pero si que hubo fue un torero ortodoxo, clásico, de los que siempre cargan la suerte e intentan mandar en el toro. Más o menos brillante, pero siempre fiel a un estilo reconocible y grato para el aficionado. El segundo de su lote fue un manso de carreta, con el que Moreno tuvo que inventarse una faena con el trasero del toro pegado a las tablas. Algún muletazo más que digno dio. Con la espada, regular. Moreno sigue puntuando.

Ferrera se llevó el lote de la feria, y lo que debió ser un triunfo rotundo, con cuatro orejas y dos grandiosas faenas, se quedó en agua de borrajas. Que difícil es ser ganadero, cuatro o cinco años criando y seleccionando estos bichos y luego el futuro de tu ganadería está en las manos de Ferrera... Para echarse a temblar. Ferrera estuvo bullidor, saltarín y simpático, condiciones que pueden ser de un torero, o de un canguro australiano, por ejemplo. A su primero se lo dejó crudito en varas , cosa que se agradece, llegando el toro al último tercio con muchísima transmisión y emoción. Se quería comer la muleta. Qué pena que Ferrera fuera fiel a sí mismo e instrumentara dos mil muletazos para las afueras, metiendo pico y echándose encima de un toro que embestía galopando en la distancia larga. La gran estocada le vale una oreja. Otra se le va al desolladero. Petición de vuelta para el toro y el presidente, una vez más fantástico, desoye la petición y niega lo que habría sido un exagerado premio.En el quinto de la tarde más de lo mismo. Encimista, ventajista y sin ningún plan ni estructura en su faena. Pega un bajonazo infame y las mulillas se vuelven a llevar arrastando otras dos orejas. Y los del Plus a lo suyo: ``que gran final de temporada está haciendo Ferrera...´´

A Urdiales lo miró un ciego hoy, y nunca mejor dicho. Le echaron para atrás un precioso toro, parece que estaba descordinado, otros dicen que era ``mal andado´´, el caso es que los dos sobreros de Palla que salieron en su lugar fueron las baratijas que se esperaban. Toros de saldo que llevan recorrida media España de corral en corral. El primero que mató fue más manso que Florito, perdón, que los bueyes de Florito quería decir. El sexto de la tarde tuvo tanta clase como falta de vista. Aún así vimos el lado más oscuro de Urdiales, que instrumentó una faena basada en la mano derecha y con muletazos tan despegados como los de Manzanares el otro día. El caso es que Diego tiene excusa, por ahora. Todo lo malo se pega.

Mañana, por fin llega el plato fuerte. Dolores Aguirre y Robleño. ¡Mucha suerte, Fernando!