Ayer me hacía gracia algún tuitero que elogiaba la independencia y el desprecio al dinero que habían tenido Juli, Morante, Perera y Cayetano, que han renunciado a una jartá de millones por no anunciarse en Fallas. Quizás sea verdad, y éstos mártires del jediez, que se han empeñado en parecer una banda de trincones, en realidad forman una ONG de la Somalia en que ellos mismos han convertido la tauromaquia. Entonces habrá que pedirles perdón.
Entretanto se aclara si son héroes o villanos, las cifras que nos llegan son diáfanas y creíbles, por lo menos mientras el silenzio stampa del grupo de figuras no finalice y hagan un esfuerzo por dotar de claridad este asunto. Según Pedro Javier Cáceres, son 240.000 euros lo que Simón Casas ha pagado a ASM por el paquete de figuras. Teo y Mazas, en Clarín, subían la cifra hasta los 280.000 euros, casi los cincuenta millones de las nostálgicas pesetas. Esto estaba tratado así, toreara César Jiménez un toro de Capea, o Enrique Ponce los cuarenta y ocho bichos del ciclo. El mensaje era claro: vendían un sólo producto que redundaba en la unión de los más famosos toreros, que son una piña.
Casas ha cerrado a contrarreloj sólo seis, dejando a los cuatro citados más arriba fuera. Existen varias teorías conspirativas sobre la ausencia. La más obvia es que son los llevados por casas independientes, que no regentan plazas, ni están abocados a negociar con otros cromos. Los que defienden esta conjetura ponen a los empresarios como los malos de la película y sostienen que la del productor francés es la primera de las muchas zancadillas que se va a encontrar la facción independiente del jédiez. La realidad difiere bastante, hay que decir que el jédiez en realidad es el jéuno, el padre de el Juli, que es el torero que más empecinamiento está demostrando en defender sus derechos de imagen aunque sea a costa de atacar los derechos de los aficionados, en este caso, de los abonados valencianos. A tal punto está llegando la cosa que éste puede ser el último año de Roberto Domínguez como apoderado del madrileño, harto del contínuo mangoneo por parte del progenitor en la carrera del diestro. Por ahora, sólo han sido capaz de seguirle en el paro obrero los pupilos de Curro Vázquez, Morante, que aún puede permitirse el lujo de perderse Fallas, en la negociación de Sevilla habrá que medir su implicación, y Cayetano, que no puede interesar a nadie. Por lo menos como torero. La baja de Perera se puede entender desde la postura del empresario de ahorrar costes con matadores más jóvenes, y baratos. Al extremeño si quiere torear en los sitios importantes más adelante no le va a quedar otra que tragar.
Ésta es la situación del jédiez, la de ruptura interna, como es lógico, pues nadie puede creer que Fandi o Morante, por ejemplo, compartan intereses, ni que su imagen sea y valga lo mismo. Es una unión con fecha de caducidad porque, independientemente de lobbys empresariales, va contra natura.
Pero, a lo que íbamos, a la cuadratura de las cuentas de la primera feria importante del año, esos 280.000 euros que ingresa ASM en nombre de, por y para el grupo, cuando sólo "trabajará" algo más de la mitad de sus componentes. La duda requiere, a pesar del oscurantismo informativo, rápida respuesta: ¿ese dinero va repartido para todos? ¿o va para los seis anunciados? ¿Pillarán cacho sin pisar tierras levantinas los Juli, Perera, y Curro Vázquez boys? ¿Que pasaría si hipotéticamente en Pamplona solo se anuncia uno de ellos? ¿Ganaría cerca de ochenta o noventa millones de pesetas sumando caché y derechos globales de imagen? ¿o torearía para que cobren también los ausentes? ¿estamos ante una nueva etapa del toreo, en la que se puede cobrar sin torear? ¿o estamos en un marco en el que a pesar de una crisis se pueden batir todos los récords en cuanto a dinero ganado por las figuras?
Éstos son los del jédiez, los de la tabarra del "por amor al arte."