"...Se ha dado recientemente el caso de que un grupo de escolares de Roquetas de Mar han sido llevados de excursión a visitar un tentadero, y que los solícitos gestores del negocio han tenido a bien enseñarles, entre otras lindezas, cómo se banderillea a una vaquilla, se la arrincona en los ángulos del coso o se la fatiga hasta entrar a matar. Lo lamentable del espectáculo va más allá de la controversia sobre si el toreo es o no cultura o si debe prohibirse o no su celebración entre personas bien nacidas. Incluso los defensores a ultranza de este tipo de sangrías reconocerán que un niño de ocho, nueve o diez años aún no está preparado (si es que lo está alguna vez) para presenciar el ejercicio de la crueldad gratuita contra un animal que no puede defenderse. ¿Dan boquerones en vinagre a los bebés de seis meses para que se acostumbren a toda clase de comidas? ¿Se proyecta pornografía a los adolescentes para revelarles los secretos de la procreación? Ya no se trata sólo de que la llamada fiesta constituya un acto repugnante de acoso y degüello a un congénere animal (porque hay muchos toros más humanos que los que los miran desde las gradas, y muchas personas con cuernos): se trata de los efectos colaterales que una tal educación puede obrar en el alma de los más pequeños..."
Vómito completo AQUÍ
Congénere: Del mismo género, de un mismo origen o de la propia derivación.
ResponderEliminar¿Qué se puede comentar de un tipo que desconoce su propio género y origen? ¿Qué lecciones puede dar?
No se.Me cansan estos sopla....
Que cosas hacen los maestros de hoy en día. Qué barbaridad más bárbara. Yo prefiero que lleven a mis hijos a una granja a ver cabras enlatadas y conejos en un cajón, que podrán vivir una larga vida encerrados. Y yo voy ayer y me llevo a mi hija a los toros. Y encima le gusta. ¿Qué estoy haciendo con mis descendientes? ¿Y si le gustan los toros a mis hijos y a mis nietos? ¿Qué harán? Pues al paso que vamos, verlos en el vídeo del abuelito tarado que pintaba toreros y toros.
ResponderEliminar¡Antonio no hay remedio!