jueves, 10 de febrero de 2011

Aquí hay gato encerrado (nunca mejor dicho)




Lo cuenta bien en el Mundo de anteayer Zabala de la Serna: algo huele a podrido en los últimos triunfos de las figuras europeas en la México. Ponce, Castella, Juli y Perera han logrado sus conquistas con el mismo material que se llevan los párvulos de la tómbola del pueblo: con el torito de regalo. 

Indultos, el de Castella, -del morito que donó, se entiende-; rabos, el de Guapetón, que se llevó el July; la enésima renovación de Ponce como consentido de la México, sin dar un paso atrás: no dudó en regalar el ¡noveno! de la tarde. O ya de la noche; y lo último, la ofrenda de Perera, que falló a espadas y perdió los máximos trofeos del peludo obsequio.

Esta compra-venta de triunfos hace años que en España, a Dios gracias, está prohibida.

Al aficionado mexicano, solo decirle que no se lleve a engaños: los sobreros de regalo no son más que las limosnas de unos privilegiados que creen estar por encima del bien y del mal.



1 comentario:

  1. Absolutamente de acuerdo con lo que propone tu entrada. Me disculparás que no publique aquí mayor comentario, pero reservo "mis perdigones" para una próxima entrada en La Aldea que abordaré este asunto entre otras cuestiones relacionadas con la "plaza de talanqueras más grande del mundo", que espero encontrarás de interés.

    Un abrazo.

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