viernes, 31 de diciembre de 2010

Ya se marcha el dos mil diez





Hoy es el día más feliz del año. Por ser el último. Adiós a este caníbal y bárbaro dos mil diez. Que se vaya a la mierda, a la tumba de los tiempos, con sus trescientos sesenta y cinco días, todos ellos, de soles enterrados bajo las tinieblas. De eneros permanentes y de veranos que no llegaron. De árboles con la hoja siempre caída, de capullos que no florecen -me refiero a los florales, los de carne y hueso, salen como setas-. Ni un rayo perdido, ni un triste boceto de arcoiris, ni una sóla fecha por la que esta añada haya podido presumir de calor. Tormentas y más tormentas; rayos y truenos; granizadas y chuzos de punta; paisajes grises, dehesas invisibles y la tauromaquia, la única, la elemental, con gabardina en lugar de chaquetilla, a esperar que amaine el temporal, mientras los que viven de ella, a su costa, han estado mirando estos doce meses como el que oye llover. Sería por eso, porque nos llovía de lo lindo.



Por aquello de que barrer y meter bajo la alfombra -junto a la "anticuada y trasnochada" crítica taurina- todas las miserias de la Fiesta es la manera de defender el toreo -según los dictámenes de la crítica moderna-, tendríamos que decir que se nos fueron al paraíso de los valientes unos cuántos toreros muy queridos; que los recuerdos de unos toros con gran historia se fundirán en nuestra memoria como estampas viejas de la Lidia; o que la democracia se tornó en dictadura para sesgar las libertades de civiles honrados, íntegros, que no defraudan a Hacienda y además, son buenos cristianos.

El caso es que en este puto año se ha muerto Adrián, después de una dura lucha, justo cuando empezaba a doblarse por bajo y poderle a la desgracia. El Pimpi también. Nos dejó helados. Por inesperado, y por jodido que resulta pensar que un tío que días antes, en Vic Fezènsac, montado a caballo, se dejaba venir de lejos un mortero de seiscientos kilos, con gran componente armamentístico en la testa, diga de hacer lo que hizo. Son cosas que asustan y enrrabian a partes iguales. Juan Luis Rivas, con sólo diecinueve años, se quedó en el asfalto, que es el segundo material geológico, tras el albero, que más vidas toreras se ha cobrado. 

José Tomás, El Goy, Luis Mariscal y Jesús Márquez le han dado esquinazo a la parca en el último suspiro, que es el primero antes de la última exhalación. A los capillitas sólo les queda rezar; a los ateos, confiar en la medicina y en el hombre, para que todos ellos puedan volver para seguir jugando a la ruleta rusa con el toro. En especial, Tomás, que para bien o para mal, es el único torero que transciende, con buena propaganda para el toreo, más allá del ámbito taurino.

Los encastes se siguen perdiendo. Ganaderías bravas acaban en el matadero y, lo que es la vida, ganaderías que crían algo parecido al morucho carnicero lidian cientos de animales en los anfiteatros españoles. Ahora han sufrido esta esquizofrenia taurómaca las casas de Sánchez Cobaleda, Trifino Vegas o Atanasio. El año que viene, y si no al otro, estaremos escribiendo de que son los Hernández Plá, los toros de Fernando Palha, los Coquillas de Sánchez Fabrés o cualquier otra ganadería que no sea del agrado del que cobra.


La Cataluña taurina también esta si no muerta, si condenada oficialmente. Tiene que ver con muchas cosas, que básicamente son dos: una, de la avaricia del taurino, que no ha querido, ni sabido seguir sembrando de afición una región tan rica taurinamente como la catalana. Y segunda, que viene de la referida más arriba, la de los encastes. El encaste español cada día es peor recibido entre las figuras del Parlament. La suma de ignorancia -cultural y taurina- del pueblo más intereses políticos ha sido la que ha dado resultado tan malo.

Pero las pérdidas van mucho más allá. Directamente al más allá. Salva, desde el tendido más alto que hay, se estará ciscando en los muertos de más de uno, de los de la autoridad, y de fuera de ella. Luís Díaz de Lezana se fue dejando un buen legado, que ha recaído en buenas manos. Se marchó también Antonio Haro, al que no conocí, pero que coloco aquí, porque en la tierra de uno no es que estemos sobrados de buenos aficionados, y me consta que Antonio fue un buen ejemplo para muchos. Tampoco podré seguir hablando de toros, aunque una noche soñé que lo hacía, con mi compadre Migué. Ya lo haremos, cuando vaya yo pa'rriba. No me compres almohadilla ni me guardes sitio por ahora, compadre. Que prisa no tengo, aunque te hecho de menos.
 


¡Qué sí..! ¡Qué sí..! ¡Qué sí..! Que sí que me acuerdo de lo de Morante y la Silla, del Juli en Abril, de Mora en otoño, los indultos a la no indultada Barcelona. 


Pero es que esos rayos de luz que, por cierto, quitando lo de Juan Mora, todo lo demás es iluminación artificial, no sirven para poner el dos mil diez como año brillante, ni para que irradie optimismo en el que hace el paseíllo mañana. 


En unas horas suenan clarines y timbales. Adiós maldito año, que en paz revientes. 



 
Feliz Año nuevo
 
 
 

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Toros (y fundas) para Sevilla






Sevilla tiene ganaderías para su feria. La empresa Pagés ha confeccionado un elenco ganadero conforme los gustos taurinos de los últimos tiempos. Con poco toro y mucho nombre. Se ha lucido. Leánlo en el sentido que mejor le interese a su subconsciente clavelero. Miura, Victorino, Dolores Aguirre, Conde de la Maza, Fuenteymbro, Daniel Ruiz, Jandilla, Ventorrillo, Carmen Segovia, Alcurrucén, Nuñez del Cuvillo, Torreherberos-Torrehandilla, El Pilar y Garcigrande. 



Catorce ganaderías, de las cuáles nueve son encaste Domecq y una encaste Nuñez. Diez de las "güenas". Se da la casualidad -o causalidad- de que de estas catorce, ¡diez! enfundan y manipulan sus toros. ¿Cuáles son esas diez? Las anteriormente citadas. Las cuatro que no enfundan -todavía- son las llamadas toristas -por mucha lumbrera evangelista del taurinismo, pellorativamente- Miura, Victorino, Conde de la Maza y Dolores Aguirre. 


Bienhechores de la Fiesta vestidos de babieca y oro, niños de Fuentevelilla, ruiseñores de la Puebla, cipreses pétreos, en vuestras manos está la tauromaquia. Ustedes dirán, señores: reservamos las entradas para verlos con toros que han nacido, crecido y vivido como toros, o van a seguir luchando por matar esos bichos de jerezana alcurnia que una semana antes de ser muertos a estoque en la Maestranza siguen con la cabeza llena de plásticos y peuvecés, como si fueran chirimbolos de fontanería.

Como ante el progreso dicen que no se puede luchar y no se le pueden poner puertas al campo, en actitud no de aficionado, sino de cliente que paga por un producto, me gustaría pedir una cosa. Sólo una: que se me informe sobre lo que voy a consumir, igual que el Danone de fresa en la etiqueta te dice que lleva fresas, pero también acidulantes, conservantes y no se cuántas porquerías más, quiero que se me informe en el cartel, de que la ganadería que se anuncia esa tarde, y a la que me va a costar ver un jornal de mi trabajo, les pone fundas a sus toros. De una forma análoga al rejoneo. ¿Por qué no?

 

martes, 28 de diciembre de 2010

Hoy también es 28 de Diciembre






El retorno de Jezulín. El cartel sevillano de Gordillo -el pintor, no el bético, que pinta bastante mejor-. Mosterín y Martelilla, tanto monta monta tanto. Mileuristas, Fernando Pereira Palha, toros de leyenda a mil euros cabeza. Mil de ida y mil de vuelta, kilómetros que le esperan al aficionado que quiera ver la Fiesta en luna llena: un reglamento, los tres tercios y un matador con la ayuda de tres peones y dos caballistas, dispuesto a verselas con un toro con dos puntas. El Juli triunfador absoluto de la temporada. Juli, Morante y Ponce, tarde de gallos con los Miuras, viéndolos por televisión en el hall del Meliá Colón. Modestos que con cero corridas en su esportón se las tienen que ver en San Isidro con Palhas. Figuras que vienen a Madrid con los toros debajo del brazo. El Capea, como Pancho Villa en México. Los cuvillos de las Fallas -veáse el ensabanao del artista-. El Cordobés y Rivera Ordoñez "torean" en la Maestranza. La encerrona -y la bocaza- de Luque. El lila de Yesteras. La huelga al Cid. Los excelentísimos veterinarios de las Ventas. Los Adolfos, esos becerrotes cárdenos sin trapío; camadas de Juan Pedros que cumplen con los requerimientos mínimos que estipula el reglamento para los cosos designados como de primera categoría, aunque sean una mierda con cuernos. Los que se cortan la coleta y al día siguiente se la dejan larga. Un taurino, en el verano: "se creerán los gilipollas de la ILP que con unas cuántas firmas van a poder prohibir los toros..." Comisarios de policia que le roban orejas al Juli. Eurovisión, la OTI, y la Corrida de la Prensa. Otro taurino: "en el toreo se está moviendo algo, estamos más unidos". El Parlament prohíbe las corridas de toros. Serafín Marín recibe, más sólo que la una, la noticia a pecho descubierto, en el tendido del hemiciclo. La silla de Morante y la Mesa del Toro. La zalduendada de Bilbao. La zalduendada de Sevilla. La finca de Zalduendo, en general. La portada de Aplausos. El toreo ya es cultura -antes no-. El gé siete, que dió lugar al gé diez y luego al gé veinte, para dejar al aficionado con cara de gí... El extraño caso de Juan Mora, quince años sin torear a pesar de que, por lo visto después de otoño, todo el mundo lo adoraba. Pues anda que si te llegan a odiar, Juanito... El Albero, se finí. En Mundotoro y Burladero está la verdad y el rigor -mortis- de la Fiesta. Indultos como ladillas. Encastes que se mueren para los que no hay pañuelo verde. La amnesia taúrica del PP...



¿Es que son pocos? ¿Más días de los inocentes, aún? Pero si vivimos en un 28 de Diciembre constante..
 

domingo, 26 de diciembre de 2010

Uno de los nuestros VII: Hdros. de Cebada Gago

Foto: Koldo Larrea




La arraigada divisa gaditana de Cebada Gago, cuyos ejemplares pastan en la finca "La Zorrera" de Medina Sidonia, se encuentra dirigida actualmente por los hermanos Salvador y José Javier García siempre bajo la atenta mirada de un padre, el entrañable Salvador García Cebada, que ve con orgullo como sus hijos dan continuidad a aquello que él forjó durante tantos años. Este viejo y sabio ganadero con mayúsculas Salvador García Cebada nació en Paterna de la Rivera, allá por el año 1918, cuando él que escribe esta reseña o mas bien este homenaje, no estaba ni tan siquiera pensado, "pues no quedaba para ello". Así que si dicen que "el diablo sabe mas por viejo que por diablo", cuantas vivencias, cuantos abatares de la vida han de haber en la cabeza de este hombre de campo, que ademas es ambas cosas. Y digo ambas cosas por que sinó como se explica que sea el artífice de la cría de estos astados, los "que piden el carne", los que "no permiten la duda", si señor ganadero para crear esto, algo de diablo debe de tener, lo que ha creado usted es un encaste propio, un encaste con eso, con casta, los conocidos "Cebaítas" toros para toreros con poder, para rodadores con corazón, toros emblema de la integridad, en fin toros encastados, que al fin y al cabo es lo que desea el aficionado al toro, en la plaza, en la calle y en cualquier rincón del mundo.

La andadura como tal de esta ganadería comenzó allá por los años 1960, cuando D. José Cebada Gago, adquirió el antiguo hierro de Cristina de la Maza, el hierro de la C invertida y la M, que aun perdura en los cuartos traseros de los astados de esta divisa gaditana, así como una sesentena de vacas de D. Carlos Núñez. Posteriormente a la muerte de Don José, esta pasó a nombre de sus herederos y fue cuando D. Salvador García Cebada tomó la dirección de la ganadería, aumentandola con ejemplares de Jandilla y de su gran amigo Alvaro Domecq.

Desde entonces la ganadería de Cebada Gago, se hizo un hueco en el elenco ganadero de mas "alto caché" del planeta taurino, siendo esta una de las mas cotizadas por las figuras del toreo de aquel entonces. Sin embargo tras la importante cornada sestada por un certero "Cebaíta" al diestro Niño de la Capea, en la Real Maestranza de Sevilla, comenzo a ser rehuida por los toreros mas cotizados del escalafón, pasando a ser catalogada como una ganadería de corte torista o tambien llamadas "del aficionado".

Así que diga usted "Cebada Gago", en las calles de La Vila-vella, El Puig, Puçol, Onda, Burriana, ... y las plazas de Pamplona, Nimes, Sevilla, Vic-Fézensac, Santander o por supuesto en el Puerto de Santa María y le contestarán: casta, bravura e integridad.


Info extraída de Finca la Calderona




viernes, 24 de diciembre de 2010

Adiós a El Albero




El Albero, programa de la COPE, oasis de verdadera información taurina durante muchos años, desaparece. La radio de los curas ha decidido suprimir el programa de la parrilla, para darle cabida a algo "tan arrinconado y falto de información" como el fútbol.  Ver para creer. 

La oscuridad informativa en cualquier sociedad suele ser el primer paso hacia la ignorancia y el desarrollo de las tiranías. Huelga decir que en materia taurina, con la pérdida de la pluralidad informativa, triunfan los mismos villanos: en primer lugar, los movimientos antitaurinos; después, los antis que tenemos dentro, que se ven con las manos libres para elucubrar teorías y hacer y deshacer a su antojo.


En definitiva, una pésima noticia -otra más- que viene a sustentar la idea que tenemos muchos de que nada ha cambiado. Por lo menos, para mejor.


Ánimos a Sixto Naranjo y Pilar Abad, que intentarán hacer lo que puedan, y les dejen, en la web de la COPE y servicios informativos de la cadena.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Boceto ferias Año I en Cultura (Nada ha cambiado)


** Madrid**

Corridas de toros: 

Nuñez del Cuvillo (3), Victoriano del Rio (2), Alcurrucén (2), Puerto de San Lorenzo (2), El Ventorrillo, El Montecillo, José Escolar, Toros de Cortés, Los Bayones, Garcigrande, El Vellosino, Javier Pérez Tabernero, Las Ramblas, Palha, Cuadri, Partido de Resina, Marqués de Domecq, Martelilla, Adelaida Rodríguez, Valdefresno.


Novilladas: 

Flor de Jara, Pío Tabernero, Pedraza de Yeltes, Ventorrillo, Montalvo, Antonio Palla, Marqués de Domecq, Sepúlveda y mano a mano entre Coquillas de Fabrés y coquillas de Sánchez Arjona.

Bajas: El Pilar, Dolores Aguirre, Fuenteymbro. 
Dudas: Victorino, Conde de la Corte, Torrestrella.


** Sevilla**


Nuñez del Cuvillo, Miura, Victorino Martín, Dolores Aguirre, Conde de la Maza, El Pilar (2), Torrealta, El Ventorrilo, Torrestrella, Daniel Ruiz, Garcigrande, La Quinta, El Tajo y la Reina, Marqués de Domecq, Alcurrucén.



** Bilbao**


Victorino Martín, Miura, Alcurrucén, El Pilar, Nuñez del Cuvillo, Fuenteymbro, Jandilla, Victoriano del Rio, Ventorrillo. 



** Pamplona**


Miura, Victoriano del Río, Cebada Gago, Torrestrella, Dolores Aguirre, Nuñez del Cuvillo, El Pilar y FuenteYmbro.



** Zaragoza**


Corrida concurso: El Tajo y la Reina, Concha y Sierra, Partido de Resina, Juan Luis Fraile, Adolfo Martín, Adelaida Rodriguez.

Novilladas de primavera: 

Concha y Sierra, Los Maños, Hnos. Lozano, Rio Grande. 


Feria del Pilar:

Prieto de la Cal, Cuadri, Cuvillo, Los Bayones, Alcurrucén, Fuenteymbro, Ana Romero, Antonio Bañuelos, El Torreón, el Ventorrillo y Jandilla.



** Cèret**

Corridas:

Couto de Fornilhos (Tamarón) y José Escolar (Saltillo-Albaserrada)

Novilladas:

Moreno Silva (Saltillo) e Irmaos Días (Casta portuguesa, Norberto Pedroso)





** Vic Fèzensac **



Corrida concurso: Flor de Jara, Fuenteymbro, Partido de Resina, Cuadri, Coimbra, Victorino Martín.


Corridas de toros:


José Escolar, Alcurrucén, Dolores Aguirre, Fuenteymbro, Palha.


Novilladas:


Fuenteymbro, Moreno Silva.





**Orthez**


Aurelio Hernando, Dolores Aguirre.




**Alés**


Hoyo de la Gitana, Baltasar Ibán.




** Dax **




Dolores Aguirre, Victorino Martín, La Quinta, El Pilar, Ana Romero, Victoriano del Rio y Nuñez del Cuvillo.




Nota: ¿Ya se le acabaron a los taurinos las lágrimas por la desaparición de encastes? ¿El año que viene cuando desaparezcan otras tres o cuatro ganaderías también la culpa a los veterinarios de la Junta? ¿Tanto trabajo -que no dinero- cuesta en Madrid, por ejemplo, traer seis toros de Fernando Palha, Miura, Prieto de la Cal o Barcial?


martes, 21 de diciembre de 2010

La culpa, de la yerba



Por las rutas del toro. Arse y Azpi


Empezábamos el curso taurino, allá por febrerillo el loco, con los Choperitas en los carabancheles, en esa Feria de Invierno que parecía el Botellón de la Primavera, con unos toritos de Algarra, Garcigrande y Zalduendo despanzurrándose por los suelos, y con las que serían señas de identidad de la temporada: corrida tan chotuna como gloriosa de Cuvillo, Morante "desgraciaíto" en el sorteo, pero triunfando con el sota, caballo y rey del toreo morantiano: el medio pase, el trincherazo y el molinete. También a El Juli los alguacilillos le injertaron tres orejas en las palmas de las manos, injertos que no se podó en toda la temporada. De cómo toreó, ni me acuerdo. Aquí, tan temprano, ya se escucharon las primeras voces de la temporada, cargantes en asilvestrada sabiduría: `la culpa es de la yerba´.

Marzo, Simón Casas se estrenaba en las Fallas, y para ganarse el levante español, como si fuera Napoleón, no dudó en usar la pólvora y mimetizar la feria taurina con el ambiente festivo de la calle: fue un petardo.

Abril y Sevilla, sin José Tomás ni Cuvillo, aliados en los frentes de Olivenza, Granada, Linares o Castellón, sucumben ante el poderío industrial y el toreo mecanografiado del Juli. Los jandillas, fuenteymbros, gaviros o ventorrillos campan a sus anchas, con la lasciva inmunidad que otorga el silencio de la Maestranza. Para los palhas, victorinos o miuras ese silencio es otro ruidoso cantar. El gitanito Oliva Soto se cobra viejas deudas de sangre y triunfa con los condesos.     

Mayo, San Isidro, Madrid, Las Ventas, la finca de los Choperitas. La nada más absoluta. Líos en corrales. Romanas trucadas. Baile de veterinarios. Treinta tardes de toros, treinta cátedras de destoreo. Un grupo de controladores le montan una huelga al Cid. Privilegios de consentidos burgueses. La Corrida de la Prensa, pues eso mismo, una corrida como le gusta a los que la escriben y la cantan. Sálvesen de la deshonra las coletillas de Rafaelillo, Curro Díaz, Robleño, Macías o Abellán. Hierros como Cuadri, Dolores Aguirre, Moreno Silva, los Bayones o el Cortijillo bien que merecieron la pena. Gloria a las cuadrillas. El toreo se engalanó de plata.

7 de Julio, San Fermin, Iruña, el toro -y el vaso- grande. Tanta jarana no hay hígado que la aguante. La Feria del Toro-Toro se convierte en la del Modesto-Modesto. Manzanares, Morante, Ponce, Cayetano, todos fuera, por motivos de planificación, cuando es sabido que la vergüenza no entiende de planes ni de agendas. Sí acude el Juli, con su media naranja, los jandillas, que, ¡lo que es la vida!, son los toros con menos trapío y fuerzas del ciclo pamplonika. A su manera, pero estuvo, como en todas las ferias de la temporada.

Agosto, las Corridas Generales de Bilbao. Arenas cenicientas; aficionados con conocimientos. La Aste Nagusia sigue siendo un oasis, aunque cada vez más pírrico, dentro del desierto de toro en que se ha convertido la vieja Iberia. Vimos una corrida de Alcurrucén como pocas; saltaron al ruedo seis de la A coronada que fueron media docena de obras de ingeniería copyright de la madre naturaleza -en estrecha colaboración con otro ingeniero con gorrilla, el cateto de Galapagar-; Joselito lidió como ganadero una corrida no sabríamos decir si afeitada, manipulada o enfundada, el caso es que parecían murubes para rejoneo; unos cuantos zalduendos recorrieron España de sur a norte para vergüenza de la tauromaquia -hasta la de los modernos, que ya sería grave el asunto-; los escolares nos dejaron, como los malos amantes, los que van por el mundo con la bragueta abierta y sin viagra, a medias, bastante chafados. Sí que hubo tres tíos que honraron el oficio: Rafaelillo, Diego Urdiales y Sergio Aguilar. Mención especial a el Cid, que con una corrida de toros pavorosa estuvo más que digno; a los que le achacan que no cargó la suerte hay que decirles que tampoco descargó la vergüenza. Tenía que estar con los grises y ahí estuvo, sin excusas.  


Llegábamos a octubre con la lengua fuera, sin aire en los pulmones, exhaustos como el Cachorro sevillano, flagelados por esta gazapona afición que por mucho que uno quiera cuadrar para entrarla a matar, siempre te persigue, siempre te tapa su muerte, hasta que te dan los tres avisos y el que termina en los corrales apuntillado eres tú. O lo que es peor, en el tendido el año próximo. Decíamos, octubre, La Pilarica, Coso de Pignatelli, también regentado por los Choperita, como en Vistalegre, ocho meses después de aquella Feria de Invierno, y casi llegando al invierno siguiente, saltan en Zaragoza, moruchos de Montalvo, Juan Manuel Criado o Valdefresno, que se caen como moscas, igual que sus parientes de sangre chochona, aquellos que se lidiaron en la carnavalada de febrero. Los antiguos Pablo Romero, guapos como ellos solos, nos enamoran con su galantería, pero su nómina de bravura no nos convence como para llevarnos al altar. Los cuvillos, en plan gira de los Rolling Stones, cosechan un nuevo triunfo gracias al playback que sus toretes hacen de la bravura. ¿El Juli? Bien, gracias.


Nueve meses, un parto, de toros mendigando la muerte por las plazas de España, con sobreros viajando más que el baúl de la Piquer; zalduendos  pasando más reconomientos que los quintos en la mili; y la proliferación del descaste y la blandura de sesos hasta en las ramas más selectas del torismo. Mil y pico, o dos mil -¡qué se yo!- festejos en los que se ha venido repitiendo lo mismo: ausencia de las dos terceras partes de la lidia; el uso del duende y el salero como merchandising de venta en gasolineras; el sacrificio de la exigencia en pos del arte quincallero; y el definitivo advenimiento al mundo de los vivos de la oreja como verdadero eje de la Fiesta. `Nada tiene importancia si no hay oreja´. 

Y el año acaba con algunos mensajes, si no apocalípticos, sí reveladores, que nos dibujan un futuro encorsetado en un terno de tinieblas y oro. Indultan ilegalmente dos novillos en un par de festivales, uno es de Garcigrande, el otro de Fuenteymbro -encaste vitivinícola-. En eso que van al matadero los patasblancas de Sánchez Cobaleda y los santacolomas de Trifino Vegas. Dos por dos. El Fandi y Enrique Ponce lidiaron dos toros afeitados -no lo digo yo, lo dice la Ley- de Torrestrella y Victoriano del Rio -del encaste de siempre-. El Califa y José Ignacio Ramos, expertos en las duras, con los encastes de casi nunca, se retiran. O medio los echan. Otro cuatro. Mientras tanto, en Dólar, Granada, se da uno de esos festivales de aúpa, con bichos con mala baba, de esos que son los patitos feos de cada casa. Y a eso que va un novillo y manda a tres tíos al hospital. Uno de ellos, el Ruso, banderillero que se sabe de memoria el número de azulejos que hay en las paredes de la enfermería de las Ventas, es sacado a gañafones, trallazos de metralla brava, de un burladero sin poder hacer nada. Le revientan el muslo. Será por aquello del equilibrio del Universo,  que se da la circunstancia de que unos cuantos miles de kilómetros más allá, diez o doce, en las tierras en dónde se produce la contradicción en la cual no existe el toro pero sigue habiendo corridas, se ha armado la de Dios es Cristo, con motivo del enésimo robo a un figurón de la torerimaquia. A tal punto de obsesión ha llegado el afán resultadista de muchos, que ya no se sabe si se pelean por orejas, rabos, escapularios de oro o bacinillas de hojalata. (Más) Malos síntomas, para acabar el año. El nuevo no tiene pinta de empezar mejor.




Conforme voy terminando de escribir este real y descorazonador -aunque algunos nieguen la mayor- memorándum del dos mil diez taurino, y sin olvidarme -colocando aparte, en el tarro donde van las esencias- de la genuina tarde de Juan Mora, ni del gran número de toreros que rozaron la muerte, con Tomás a la cabeza -tampoco me olvido de Adrián, que se nos fue- a servidor no le queda otra que darle la razón a los que echaban pestes en contra de la hierba. 


La culpa es de la yerba. Y del camello que trapichea en los tendidos con las pipas y las pepsicolas. Por no traficar con ella. Porque la única manera de entender y poder consumir lo que acontece en el ruedo es ésa: fumar un poco de ella.

 

domingo, 19 de diciembre de 2010

Uno de los nuestros VI: Conde de la Corte (Los Condesos)

Toropinión









ORÍGENES


El encaste creado por el Conde de la Corte deriva de la ganadería fundada por la marquesa viuda de Tamarón, que durante los años 1911 y 1912 compró a Fernando Parladé dos camadas de becerras y tres sementales ("Mochuelo", "Alpargatero" y "Serranito"), poniendo la vacada bajo la dirección de su hijo, Ramón Mora Figueroa, que pasa por ser uno de los mejores ganaderos del siglo XX.

En 1920 la ganadería fue adquirida por Agustín Mendoza y Montero, Conde de la Corte, que incrementó aún más su prestigio y la mantuvo en primera línea durante las cuatro décadas que la disfrutó. Durante este dilatado periodo realizó una selección muy severa merced a la cual cosechó innumerables triunfos en las plazas más importantes y convirtió su divisa en un auténtico vivero de bravura, vendiendo vacas y sementales a numerosos ganaderos de España, Portugal y América, al tiempo que definió un tipo de toro muy característico por su morfología y su comportamiento durante la lidia.

Desde 1964 la ganadería se encuentra en poder de los herederos del Conde de la Corte, que pudieron mantener su prestigio durante la década de los sesenta. Posteriormente la ganadería ha sufrido una serie de problemas, principalmente derivados de una generalizada falta de fuerza en los productos, así como de una mayor desigualdad, que la han apartado de la mayoría de las grandes ferias donde antes era impensable su ausencia.

EL PROTOTIPO DEL ENCASTE DEL CONDE DE LA CORTE

Los toros del Conde de la Corte son ejemplares de talla media, perfiles predominantemente rectos y que por lo común alcanzan pesos superiores a la media de la raza, debidos a la amplitud de su caja y a su tamaño más que a su conformación desde el punto de vista cárnico, que no es la más adecuada.

Presentan espectaculares encornaduras, son finos de cabos y característicamente aleonados como la mayoría de los prototipos entroncados en la línea Parladé, siendo su aspecto un poco basto en conjunto.

La cabeza es generalmente alargada, ancha de sienes y de morro igualmente amplío. Los ojos son grandes y las encornaduras anchas de cuna, muy finas y que alcanzan gran desarrollo (astifinos y cornalones). Predominan los ejemplares astiblancos, mientras que la dirección seguida por las defensas es muy variable predominando los corniveletos y cornidelanteros y dándose también toros cornivueltos, corniabiertos y hasta playeros. De igual forma no son extraños los ejemplares bizcos de cuerna.

El cuello es largo, con el morrillo poco prominente, abundante papada y badana (badanudos). El tronco es considerablemente largo y con mayor desarrollo de su parte anterior (aleonado), que contrasta con un tercio posterior poco desarrollado, anguloso y caído . La línea dorso-lumbar suele aparecer un poco ensillada, la ventral es abultada y las extremidades largas y finas. La cola es larga y de grosor considerable, finalizando en un borlón abundantemente poblado.

Las pintas predominantes en este encaste son las negras. También se dan las castañas y coloradas, mientras que las cárdenas son mucho menos abundantes. Los accidentales más característicos son el salpicado, el burraco y el girón, dándose también el gargantillo, el llorón o zarco, el listón, el bragado, el meano, el rebarbo y el coliblanco. El chorreado en morcillo puede aparecer ocasionalmente, mientras que en los ejemplares colorados abundan el ojo de perdiz y el bocidorado.

LAS VACAS DEL ENCASTE DEL CONDE DE LA CORTE


Las hembras del encaste del Conde de la Corte son por lo común de talla grande, largas y angulosas.

Su cabeza es alargada, con perfil recto, ojos grandes y vivaces, y encornaduras extremadamente finas y muy desarrolladas, que suelen dirigirse hacia arriba (corniveletas y cornivueltas). También se dan cornidelanteras, capachas y playeras.

El cuello y el tronco son largos. La línea dorso-lumbar aparece ensillada con bastante frecuencia y la grupa angulosa, mientras que el vientre suele resultar un poco abultado. Las extremidades son largas, las ubres de tamaño medio y la cola considerablemente larga.

EL COMPORTAMIENTO DEL ENCASTE DEL CONDE DE LA CORTE


Durante décadas la ganadería del Conde de la Corte ha sido considerada como el paradigma de la bravura. Ejemplares de trapío espectacular, muy al gusto de los aficionados y con encornaduras impresionantes, realizaban magníficas peleas durante el tercio de varas y llegaban a la muleta manteniendo su bravura, a la que unían emoción y también nobleza. A estas virtudes se unía otra muy importante, la regularidad, ya que en cada festejo salían al ruedo un porcentaje muy elevado de toros buenos.

De esta forma han propiciado los éxitos de las principales figuras del toreo en las plazas más importantes, contando entre los favoritos de dos diestros tan destacados como fueron "Manolete" y Antonio Ordóñez. Desde los años treinta hasta finales de la década de los sesenta, el hierro del Conde de la Corte ha sido considerado por muchos como el más importante de la ganadería brava española. Luego, la escasez de fuerza instalada en la ganadería ha supuesto un periodo de regresión del que aún no ha logrado salir. 
Además, en estos últimos tiempos han perdido su regularidad característica y ahora el prototipo del toro extraordinario, tan común en los años cincuenta y sesenta, surge de forma esporádica y siempre como individualidad.

No obstante, el caudal genético del encaste del Conde de la Corte sigue manteniéndose y no se puede perder la esperanza de que vuelva a resurgir en cualquier momento. Independientemente de esto la realidad es que la ganadería del Conde de la Corte ha servido de base para la creación del mayor número de ganaderías que existen en la actualidad, propiciando la creación de los dos encastes más difundidos en estos momentos, los de Domecq y Atanasio Fernández.



Info: Prototipos raciales del toro de lidia. Ministerio de Agricultura.





sábado, 18 de diciembre de 2010

Enrique y Granada








ENRIQUE Y GRANADA

 
 
Ese compás que se juega la vida,
esa agujeta pinchando el vacío,
esas falsetas hurgando en la herida,
esa liturgia del escalofrío.

Esa arrogancia que pide disculpa,
ese sentarse para estar erguido,
ese balido ancestral de la pulpa
del corazón de un melón desnutrido.

Esa revolución de la amargura,
ese carámbano de pez espada,
ese tratado de la desmesura.

Esa estrellita malacostumbrada,
ese Morente sin dique ni hartura,
ese palique entre Enrique y Granada.



 
Joaquin Sabina
 
 
 

jueves, 16 de diciembre de 2010

Estado del toreo -por contarlo de alguna manera-



Nos enterábamos a media mañana, a través del periodista Pablo G. Mancha, del afeitado de un par de toros corridos en la última feria riojana de San Mateo. Estos toros -hacemos un gran ejercicio de cristianismo llamando a esas masas negruzcas tan benévolamente- corresponden a las ganaderías -por llamarlas de algun modo- de Torrestrella y Victoriano del Rio. Su lidia -por designar lo que se hace con las masas de forma simple- correspondió, respectivamente, al torero banderillero -por describir su actividad de cierto modo- Fandila y al figurón -investido así por muchos a los que les importa poco lo que pase con las masas negras - Enrique Ponce.


Se da la casualidad -por explicar tan fortuito hecho de manera comprensiva- de que en estas dos ganaderías, emblema del encaste Domecq - todas las masas negras lo son-, ya se colocan fundas y se da buena ración de mueco, vergüenza y tormento a sus toretes. Circunstancia que, al parecer, no será suficiente -adjetivo que a su vez nunca llega a ser suficiente- para que los maestros -algunos declarados así por públicos y medios, otros autonombrados por ellos mismos- se encuentren cómodos delante de los cuernos -se llama así a la parte biológica que se echa de menos cuando uno ve una masa perteneciente al encaste negro- de la bestia.  

El caso es que echando un vistazo a los medios de comunicación taurinos -cada uno de su padre y de su madre, pero todos huérfanos de credibilidad- a estas horas (21:23) la noticia no aparece por ningun lado -será por eso, porque ya estas cosas no son noticia-. 

Así, en Aplausos la cosa está que arde, pues vemos en portada, y bien clarito, que Belén lo tiene crudo, y va a tener que remontarle dos goles en campo contrario a Arruga. Con lo duros que son los maños en casa. Burladero saca a pasear su lado más solidario, precisamente hoy. Si es que el que nace bueno, nace bueno. Sin embargo, en Mundotoro lo han bordado: Enrique Ponce da el cante. 


Lo triste de verdad es que el día en el que a un Cuadri se le astille un pitón en Ejea de los Caballeros con un Sánchez Vara delante, saldrá publicado hasta en el BOE. Y se declarará el Estado de Alarma.


Y es que las figuras no se conforman con afeitar pitones, también tienen que darle un repaso con la escofina a las informaciones.



miércoles, 15 de diciembre de 2010

De la montera de Curro al aguinaldo del Fino




Es tradición nuestra, reconocida mundialmente, tan arraigada a nuestra alma lazarillesca como la de arrojar cabras - de las payoyas, no de las cuvillas- del campanario o sacar al santo en procesión, la de cargarle el muerto al primer menda que se pone a tiro. El bueno de Manuel Summers hubiera tenido a bien llamar a este arte encasquetomaquia, disciplina artística cuyos cánones se enseñan en la barra del bar. Los maestros trileros, que lucen las cicatrices que dejan los miuras que hay en el talego, entre caña y caña, las enseñan la mar de bien: parar un gachó; templar gaitas con él; cargarle el muerto; y mandarlo por tabaco. A por un cartón de Nobel, a Suecia, por ejemplo.  

De un tiempo a esta parte el antitaurinismo ha calado, como un gotero de suero fisiológico -y ecológico-, en el colodrillo del aficionado. Hasta en el del más cabal. La gente que acude al tendido empieza a avergonzarse de los toros. Lo que debiera ser motivo de orgullo se ha convertido en causa de bochorno. La emoción de un domingo de toros la sienten como el indencente viernes noche en el Plus, se creen indignos por obscenos y terminan renegando del género, como los aficionados al cine equis. "Arte" que nadie ve, pero que curiosamente lleva en la parrilla del Canal Plus desde que el Michael Robinson ése dijo de aprender a hablar castellano. Las grandes tertulias van desapareciendo en favor de la charla entre confidentes. Dos aficionados que se cobijan en el rincón de cualquier establecimiento, ya tenga una cabeza de toro colgada o una foto firmada con una choni del Gran Hermano, a hablar del toreo de zutanito o fulanito. Hablando de naturales y estocadas parecen dos de esos delincuentes - el Cheli y el Patillas- que hablan de sus tejemanejes en un bis a bis carcelario. En un país en el que se habla públicamente de cuántas veces un guardia civil se la ha metido a la vecina del quinto, no puede dar vergüenza hablar de toros. Hay que hacerlo, y que nos oigan bien alto. Esta afición nuestra, a diferencia de otras, implica una servidumbre, unas obligaciones, con pagar y pedir no basta. Es obligación del aficionado llevarlo con dignidad y decoro, que la torería no es virtud sólo de toreros, no tiene que ver con una fecha y una alternativa, sino con la pasión y respeto hacia una manera de entender la vida. Más dignidad.

Y es que a uno, que nació en momento equivocado, entre el "poderío" de Espartaco y la patita atrás del Capea antiguo, lo llena de coraje ver como señores que han visto torear a Antoñete, Ordoñez, Bienvenida o Paco Camino, son incapaces de ponerse en el sitio. Son esos que achantan la muí cuando un fulano hace del taburete del bar su atril y comienza a vomitar ecologismos del todo a cien o los que agachan la cabeza cuando ponen en televisión la imagen de un toro vomitando sangre tras una estocada rinconera. 


El activismo taurino de estas personas -y de algunas otras- se ha quedado anclado en la afirmación constante de las bondades de los Picasso, Goya, Serrat o Lorca. Hace meses, escudaban su afición tras los capotazos poncistas de uno que se ha hecho multimillonario a base de pegarle puntapiés a una pelota; días después bajo las canciones y desplantes televisivos de un argentino que por lo que se ve vende bastantes discos. Ahora le ha tocado a Vargas Llosa, flamante premio Nobel de Literatura, famoso al a limón por hacerse una foto con la montera de Curro en una habitación de un hotel de Estocolmo. 


A servidor la única montera que le hace falta es la que cae boca abajo, cuando Rafaelillo nos brinda a veinticinco mil personas y a mí la muerte de un Miura; me sobra con la felicidad que me embarga cuando veo un toro ir cinco veces al caballo, perdiendo vida y ganando bravura; me siento honrado cuando un matador paga con su sangre el precio de mi entrada; disfruto una eternidad el cachetazo, elegante y fugaz, de un buen puntillero; la media estocada en la misma cruz me lleva, sin pagar peajes ni chismes del tiempo, a la verdad que otorga el blanco y negro; los toros despanzurrándose por el piso me hacen sacar lo peor de mi, que también es otra parte interesante de uno mismo, y por la cual las facultades están llenas de futuros psicólogos; y el toreo al natural, cuando acusa naturalidad, me traslada al Renacimiento, a Florencia, a un Miguel Ángel trazando lineas, dándole al volumen de dos masas antagonistas formas inmortales de belleza. 



Todo lo demás sobra, porque es mentira.




Y si no, habría que someter a un tercer grado a cualquier Lars Erik Svensson que te encuentres paseando por Estocolmo, y que se haya interesado por los toros tras ver un premio Nobel con montera. Lo más seguro es que haya bicheado por la red, y que se haya ido a alguno de los dos portales de información taurina, a ver de qué va ese rollo. Se habrá tropezado con un video de un animal, más chico de lo que allí arriba se pensaban que era un toro, bastante más endeble que uno de sus renos -para reno de Santa Claus no valdría-, y al que después de torturarlo y darle paseos detrás de un trapo durante veinte minutos, justo cuando el pobrecito está para morirse y perder de vista a los pesaos del trapo, va y le salvan la vida. Además, el tío que más leña le dió vuelve el día siguiente a visitarlo al corral, que ya hay que tener mala fé. 





El Fino, en el Patio de Cuadrillas.







Arjona





Pero el momento cumbre, ése en el que habrá apuntado en la lista de la compra las cerillas para después hacer una hoguera con las novelas de Vargas Llosa, habrá llegado cuando haya visto en una plaza de talanqueras como le perdonan la vida a otro torito faldero. Se habrá dando cuenta, que los suecos chanelan más de lo que la gente piensa, que esto es una guasa. Que tiene que ser una broma, conociendo como conoce de los veranos en Mallorca, lo cachondos que somos los españoles. Que no puede ser que a un tío que va vestido como esos que piden el aguinaldo el dia de año nuevo a las ocho de la mañana puedan llamarlo artista. Ni que le ofrezcan cobijo en el Ministerio de Cultura. Tampoco entederá porque los jovenes quieren ser como él. 

Después de recapacitar un rato, por fin lo habrá entendido: esto de la Tauromaquia es una novela. Y de las malas.

lunes, 13 de diciembre de 2010

sábado, 11 de diciembre de 2010

Uno de los nuestros V: San Martín - Hernández Plá

Juan Pelegrín



Antecedentes históricos: 


La forma en 1944 don José María Hernández Pla con vacas y sementales de don Bernardo Escudero Bueno procedentes de Albaserrada. En 1955 pasa a sus herederos que añaden un semental de Samuel Hermanos. En 1957, uno de los tres lotes en que se divide la ganadería, pasa a su hija doña Teresa Hernández Cabazón, la cual la vende en 1959 a don Gabriel Hernández Pla que añade un lote de vacas y un semental de don Samuel Flores. En 1968 adquirió un lote de vacas y un semental de doña Francisca Sancho, viuda de Arribas, y ese mismo año, por fallecimiento de don Gabriel, pasa a anunciarse a nombre de sus herederos. En 1969 eliminan todo lo anterior y adquieren un lote de vacas y un semental de don Joaquín Buendía. En 1974 se sustituye el hierro por el que había tenido su abuelo don Esteban Hernández. En 2000 la ganadería es adquirida por la sociedad “Horsebull, S.L” que, conservando hierro, señal y divisa, la anuncia “Hernández Pla” conservando la misma procedencia. En 2008 anuncia "Hernández Pla-San Martín" y añade todas las reses de la antigua ganadería "San Martín", de D. José Chafick Hamdam.


Procedencia actual:


Conde de Santa Coloma-D. Joaquín Buendía Peña, Conde de Santa Coloma-D. Graciliano Pérez Tabernero, Conde de Santa Coloma-D. Francisco Sánchez ('Coquilla'), Marqués de Saltillo y 'Vega Villar'.


Nota: Hoy nos enterábamos de que esta ganadería ha sido vendida a los hermanos Alberto Manuel, Oscar y Amadeo Hornos Valiente, que se quedan con la totalidad de la vacada, el hierro y la divisa. 





 

 

viernes, 10 de diciembre de 2010

XV












Y llegó José Tomás
Joaquin Vidal
El País, 28-Mayo-97





Y llegó José Tomás... Llegó José Tomás se echó la muleta a la izquierda y acabó con el cuadro.Quiere decirse que se terminó la presente historia. La hegemonía de los pegapases y sus derechazos pasó a mejor vida. De momento, pues el público actual, ya se sabe. Pero la esencia y la hondura del toreo verdadero quedaron plasmados, para que se sepa cómo es; para quien lo quiera mejorar ... si puede.

El toreo no ha muerto ... El toreo es tal cual lo realizó José Tomás. en el puro platillo del ruedo de Las Ventas. Apenas se había doblado con el toro sacándolo a los medios, ya tenía la muleta en la izquierda, ya estaba toreando al natural. Primero fueron dos tandas en la modalidad del unipase; o sea, sin ligar. Mal asunto cuando los toreros renuncian a la ligazón de las suertes. Aplaudía el público, sí, mas eran los aplausos rutinarios que se han venido oyendo durante toda la feria.

En las tandas siguientes, sin embargo, José Tomás se cruzó con el toro, cargó la suerte, ligó los pases y, tal como lo hacía, iba provocando una conmoción que acabó en delirio. La fiesta emergía de sus cenizas y, al manifestarse en plenitud, se obraba de nuevo en ella la magia de salirse del tiempo y de entrar en otra galaxia. Renacían sensaciones que parecían perdidas: cuando las suertes se ejecutan con hondura y se interpretan con sentimiento, el arte de torear adquiere caracteres de grandeza.Tres tandas ligadas y abrochadas a los pases de pecho desgranó José Tomás, como quien borda. Cambió la. espada y volvió a ceñir naturales, ahora desde la verticalidad, la quietud, la majeza y el temple. Y cobró un estoconazo a ley volcándose sobre el morrillo.

Ni una vez tomó la muleta con la derecha. En plena época del derechazo, la izquierda: he ahíla lección, el ejemplo y el símbolo. Hubo de llegar José Tomás para que alguien recordara cómo se hace el toreo y pusiera en la cumbre el arte de torear. Litri abanderó la antítesis del toreo en dos versiones: la desastrada que desarrolló en el primer toro, la adocenada y ventajista que aplicó al cuarto, por cierto el mejor de una corrida que dio juego nobilísimo y pastueño. Empalmar pases con la técnica de la noria, descargar la suerte, meter el pico, embarcar desde la lejanía: vaya formas y vaya modos los de Litri.

Se notaba demasiado la diferencia; chirriaban estridentes esas mostrencas triquiñuelas propias de los pegapases, paradigma de la tauromaquia moderna, plana, grosera y aburrida. Hacerse presente con semejante bagaje de vulgaridades constituía una ofensa a la fiesta verdadera, que sólo unos minutos antes había conocido la gloria.
Toreó Julio Aparicio, no muy bien, aunque sin las inhibiciones de otras veces: vamos progresando. No se fajaba, dejaba cortos los pases y, no obstante, se le veía animoso y, entre desplantes, aun tuvo ocasión de intercalar algún muletazo de irreprochable torería.Esto ocurrió en el segundo toro pues al quinto, un inválido absoluto, lastimoso e intolerable, torearlo resultaba imposible.

El sobrero que salió sexto estaba inválido también y debió ser devuelto al corral no sólo por imperativo reglamentario sino porque había un torero en plaza; entraba en liza José Tomás, brindarle la oportunidad de que volviera a interpretar con hondura el toreo era su derecho y era asimismo el deseo vehemente de un público expectante y apasionado. La faena, en definitiva, hubo de reducirse a esbozos y un conjunto de trincherillas y ayudados que la dieron brillante rúbrica.

El triunfo del torero era incuestionable pero en el clamor que le acompañó cuando salía a hombros por la puerta grande se celebraba algo más: se celebraba la recuperación del toreo eterno, el reencuentro feliz con la grandeza del arte de torear. Llegó José Tomás; y, desde entonces, tienen un antes y un después la feria y la fiesta.







*Carta abierta de Tico Medina a José Tomás, días después de su triunfal regreso a Las Ventas.