ENRIQUE Y GRANADA
Ese compás que se juega la vida,
esa agujeta pinchando el vacío,
esas falsetas hurgando en la herida,
esa liturgia del escalofrío.
Esa arrogancia que pide disculpa,
ese sentarse para estar erguido,
ese balido ancestral de la pulpa
del corazón de un melón desnutrido.
Esa revolución de la amargura,
ese carámbano de pez espada,
ese tratado de la desmesura.
Esa estrellita malacostumbrada,
ese Morente sin dique ni hartura,
ese palique entre Enrique y Granada.
esa agujeta pinchando el vacío,
esas falsetas hurgando en la herida,
esa liturgia del escalofrío.
Esa arrogancia que pide disculpa,
ese sentarse para estar erguido,
ese balido ancestral de la pulpa
del corazón de un melón desnutrido.
Esa revolución de la amargura,
ese carámbano de pez espada,
ese tratado de la desmesura.
Esa estrellita malacostumbrada,
ese Morente sin dique ni hartura,
ese palique entre Enrique y Granada.
Joaquin Sabina
A Morente
ResponderEliminarCalles estrechas huérfanas de arte,
patios granadinos en silente,
vacías cuevas del Sacromonte,
casas encaladas con crespón negro de muerte.
Guitarra que desgarra
desde el alma gitana,
un quejío en San Nicolás
llorando a tu soñada Alhambra.
Duelo en el Cerro de Palomares,
rebosan de lagrimas los aljibes,
en el Albaicín lloran sus moradores
al mas grande de sus cantaores.
Yo tengo mejor recuerdo de Enrique en la grada del diez (sol).Por cierto, por coincidencia estaba junto a Antonio Haro, no fueron juntos aunque, eran amigos.
ResponderEliminarSaludos.
Antonio:
ResponderEliminarEsperaba tu homenaje al maestro Morente y me quiero sumar a este que tú le haces desde tu blog.
Un saludo
Genial. Granada se ha quedado huerfana. El Albaicin se ha quedado huerfano. El sacromonte se ha quedado huerfano. Y a todos los que nos gusta lo bueno... nos hemos quedado un poco huerfanos tambien.
ResponderEliminarUn saludo Antonio.