jueves, 29 de abril de 2010

Héroes y figuras II

Viene de aquí, Héroes y Figuras




Vinilo, de la ganadería de Bernardo Quirós, lidiado por El Juli en México DF el 31 de Enero en su esperada vuelta al coso de Insurgentes.



Este es Bocinero, de la ganadería de García Marchante, que se lidiará este 9 de mayo en la plaza `torista´de Pegalajar, oasis en Andalucia. Será corrido en una novillada SIN picadores por los novilleros Antonio David, Álvaro Pérez y Juan Reyes.




martes, 27 de abril de 2010

La sangre como ofrenda de un rito




Sin complejos. `La realidad suele ser tan dura que la gente intenta maquillarla, aunque sea un poco´. Edward R. Murrow. (Gracias Sol y Moscas)




El toreo, por mucho que se empeñen muchos, no es cuestión baladí. Todavía quedan hombres, con todos sus atributos, que son capaces de jugarse la vida, con total naturalidad, por respeto a una filosofía existencial. Estos mortales, matadores de toros bravos, ambos una especie en extinción, son las últimas gotas que quedan del reducto de la denostada y casi extinta condición humana. Visceralidad y armonía; afán de superviviencia e inmortalidad; miedos y pesadillas; cainismo y lascivia; ilusiones y pesimismo; amores y espantos; la soberbia y el decoro. En fin, esas tantas cosas que hoy se van perdiendo en pos de una falsa y acartonada realidad que nos transpotará a un mundo donde reine la hipocresia y el fanatismo de unos cuantos que serán ejército.



Estos días uno de estos magníficos hombres, ha rendido pleitesía con su sangre a los de su misma especie: los que fueron, los que son y los que serán. Porque guste o no, y aunque a veces el colectivo lo olvide, es parte y trato de esta liturgia que alguna vez gane la bestia. Si me permiten, hasta veo algo de justicia poética en ello. El arte de la tauromaquia no sería nada sin Joselito El Gallo, Manolete, Pepe Hillo, Paquiro, Manuel Granero o Ignacio Sánchez Mejías, por citar a algunos de los más ilustres toricidas a los que sesgaron sus vidas las astas de un toro. Pero el legado que nos llega a nuestros días: la emoción, el peligro de muerte, la importancia de lo que sucede en el ruedo, la envidia o la exacerbación hacia el héroe, no hubiera sido capaz de cruzar ese gran oceáno que son los nueve siglos, ya casi el milenio, de los que goza la tauromaquia, sin Bailor, Islero, Barbudo, Rumbón, Pocapena o Granadino, que convirtieron a unos valerosos hombres de carne y hueso, en mitos condenados a perpetuidad en el recuerdo de una cultura. De la misma manera, esa sangre torera valió para darle inmortalidad eterna a la mayor de las artes, al oficio más íntegro y a la ciencia más inexacta, que jamás ha existido y existirá.



Dicho esto, cabe aclarar que la cornada o el percance no justifica nada, ni a nadie. El fin es dominar la embestida de un incierto y salvaje animal y no buscar un triunfo ante las masas a base de derramar sangre y morbo. No se es mejor torero porque te cojan los toros, es más, es probable que seas peor que muchos. Hay que hacer hincapié en esto porque estos días, mientras a José Tomás lo mantenían con vida un enjambre de tubos, por aquí hemos tenido que oir y asistir a un rosario de memeces, fariseísmos y simplezas varias. Qué si quería morir como su ídolo Manolete, qué si no tiene apego a la vida, qué si es tan especial que tiene una sangre poco común... Otros, algunos profesionales del medio, que estaban preparando los especiales sobre la Feria de Abril afilando el cuchillo para derrocar al místico y poner en su poltrona a El Juli, han cambiado en unas horas y, con lágrimas de cocodrilo, han pasado a escribir sandeces como que se encontraba en el momento más maduro de su carrera, que si es el torero más importante de los últimos cincuenta años (esto es bueno, porque los hay que en cuestión de días te dicen que Ponce es la mayor de las figuras de los últimos veinte años, con lo que hay un solapamiento de tiempo cuando menos raro. Lo mismo es que Morante detuvo el reloj durante treinta años) Ni que decir tiene que han vuelto a salir a a luz todas esas expresiones con las que gustan adorar al místico: revolucionario, rebelde, misticismo, héroe, leyenda y mártir.


Pero la realidad, por mucho que una cornada pretenda cambiarla es bien distinta. Cabe decir que para parecerse a Manolete hace falta algo más que quedarse quieto como el palo de una escoba y sentir amor por México. Al monstruo lo cogió un miura alternando con dos figuras como Gitanillo de Triana y Luis Miguel Dominguín. Otros no se verán en esas. Tampoco mentimos si afirmamos que para ser una figura del toreo, en el mes de Abril es obligación la comparecencia, varias tardes, en La Maestranza. Dar la cara. Nada más lejos de la realidad, la cogida le ha venido a más de 9000 kms de la capital andaluza, repartiéndo becas a unos muchachos, que por lo visto en los medios, esperaban a Tomás como los soldados españoles enviados a la Guerra del Golfo aguardaban a Marta Sánchez. El sitio. Tomás pisa el sitio, ni más ni menos, que pisan Julio Aparicio, Javier Conde, Manolo Sánchez, Finito de Córdoba y demás toreros malos que actúan con él. No me vale de nada que me digan que carga la suerte y da el medio pecho a borregas de Cuvillo o tullidos de la familia Domecq. El verdadero sitio es el que han pisado, por ejemplo, este domingo con los Miuras Rafaelillo y Fundi. O Alberto Aguilar en Francia. Suena a reiterativo, pero es lo que hay. No se puede pretende entrar en la historia a base de cuidar y mimar cuvillos.



Resumiendo, que es gerundio, lo que quiero decir es que las cornadas sólo son eso, cornadas. Y lo natural es que los toros las den. Por ello no hay que perder la objetividad por mucho que uno sea partidario de éste o del otro. Cómo tampoco es normal que una plaza entera quede en estado de shock cuando un caballo es corneado por un toro de rejones. Véase Zaragoza. ¿qué se esperan cuando van a la plaza? ¿que el caballo le tire bocados y el torete le devuelva besos? Existe una peligrosa corriente de neo aficionados que no saben o no quieren saber que en una corrida de toros hay algo siempre asegurado y que es consustancial al espectáculo: el dolor, la sangre, las carnes sajadas, sufrimientos y sacrificios. Eso es la Fiesta, y no esa cosa limpia, pulcra y aséptica que nos quieren vender muchos vende humos.




Desde aquí, deseamos una pronta recuperación de José Tomás, que no me cabe la menor duda, va a volver a torear en poco tiempo. Y nosotros, que lo veamos.






domingo, 25 de abril de 2010

De Paula se meterá a cura, pero no lidiará un miura



Sevilla. Plaza de toros de la Maestranza. Feria de Abril. Decimosexta de feria. Lleno. Toros de Miura para El Fundi, Juan José Padilla y Rafaelillo.



La Miurada, sin llegar a defraudar, podemos afirmar que ha estado muy justa en cuanto a todo. Desarrollaron peligro sin ser alimañas; el Miura, serio y hondo de la casa tampoco lo hemos visto; también ha salido algún tullido y otro noblote que no hacen honor al apellido. Pero lo que hoy ha pisado del albero es simple y llanamente, por raro que ya parezca, el Toro. Hubo que echar mano de un sobrero, grande como él solo, del Conde de la Maza, descastado y fiero, al que nos quedamos sin ver porque su matador mandó que lo fusilaran a los del castoreño.



El Fundi, que hacía su presentación en la temporada, como quién dice, estuvo en Maestro toda la tarde, con los deberes y obligaciones que ello conlleva. Cabe recordar que maestro no es aquel que cosecha triunfos rimbombantes, se encartela cerca de un centener de veces por temporada o es un virtuoso en esa mentira disfrazada de santidad que es la técnica. Un maestro es aquel que puede enseñar un oficio.Y sobre el magisterio taurómaco, el Fundi sientra cátedra. Son pocos en el escalafón los que pueden decir lo mismo. Pudo cortar una justísima oreja de no ser por el error a espadas en el cuarto. A base de sobar en la primera parte de la faena y consentirle al animal acabó metiéndolo en el canasto. Enorme el orgullo que tiene, conocedor de lo que significa ser torero. Empieza el trasteo por el lado derecho: el toro, hoy sí, por ahí no quería. Guasa. Se queda corto, se revuelve en un santiamén y no se lo lleva por delante de milagro. Cambia de mano, con la zurda, cruzandóse siempre y de uno en uno, con las femorales por delante, se reveló contra todo el taurinismo militante con dos series al natural tan puras como imperfectas. Porque la pureza, en contra de lo que piensan muchos, no va unida a la estética; sino al poder, al mando del torero sobre la acometida del toro, que si es Toro de verdad, nunca puede ser pulcra. La embestida perfecta, que es la misma muerte de la Fiesta, es la que regalan los toritos que todos tenemos en mente. Cómo es un hombre, y esto va de hombres gallardos que tienen algo que demostrar todos los días, se volvió a echar la muleta a la derecha y se obró el milagro de los panes y los peces. Por dónde no había toro empezó a haberlo tras una faena de otro tiempo, en los mismos medios por cierto. Esa es la verdadera grandeza del toreo: dominar y vencer las dificultades que tiene un toro, sea más grande o más terciado; berrendo en colorao o negro listón; astigordo o cornalón. He querido recrearme en este aspecto, para compararlo con una de las faenas de El Juli y otra de Manzanares, en las que con el torito sumiso no fueron capaces de hacerlo embestir por dónde el toro no quería ir. Harto de que defiendan a voz en grito esas faenas en las que a la más mínima desisten de torear por donde el toro `no va´. ¿Dónde está la gracia entonces? Torear por donde el toro se deja es como ligar en un club de carretera con cincuenta euros en la cartera.



Padilla, que debería de estar encartelado ayer con el Cordobés y compañía, ha dejado escapar, o mejor dicho, no ha querido ver un buen toro del Conde de la Maza. Era el sobrero, con más de 600 kilos, descastado, con genio y transmisión. Masacrado en varas, directamente. El segundo puyazo, duro y largo, casi en la penca del rabo. Tampoco quiso banderillearlo y con la muleta estuvo más rato enseñando al público las dificultades del toro que intentando combatirlas. Cuenten lo que cuenten los revistosos del puchero, el toro con otra lidia y con menos saña del picador hubiera sido otro en la muleta. No pasaba y se defendía por la cantidad de sangre que había perdido, no porque fuera su condición, aunque de últimas ya se rajó. Un torero tiene que querer cortarle las orejas lo mismo a un manso que a un barrabás. Creo, con la seguridad de estar equivocado, que el toro era importante. Nos quedamos con la incógnita del que hubiera pasado si hubiera tenido un torero delante.




Rafaelillo, que es el Obama de los toreros, estuvo tan fiero como siempre durante toda la tarde. Hay que tener mucha vergüenza, de la buena, para ponerte con la izquierda echando la pata pa'lante como si estuvieras en un tentadero, de estos con mariscada, que organizan los nuevos ricos que se compran ganaderías como yo compro palillos mondadientes. La del sexto era labor con premio, de no ser porque se pasó de faena y terminó pasando las de Caín para mandar al burel al desolladero. A estos toros, como a casi todos los que lo son de verdad, no se les puede estar un cuarto de hora tocando las narices, porque te lo hacen pagar bien caro. Estuvo echo un tío, tragando paquete a sabiendas de que esa era la única manera de salir con dignidad no ya del envite con el Miura, sino con la leal competencia con El Fundi. Porque esa es otra, no es lo mismo compartir cartel con el fuenlabreño, que te puede dejar desnudo, a hacerlo con los condes y finitos. Como tampoco será lo mismo que vean tus nietos colgados en tu cortijo las cabezas de un miura, un pablorromero o un cuadri a que vean las de un juanpedro o un cuvillo, que por necesitar, hasta necesitan una alcayata más pequeña.









sábado, 24 de abril de 2010

La Parodia Nacional

El sector duro de la Maestranza. Maurice Berho




Sevilla. Plazas de toros de la Maestranza. Feria de Abril. Decimosexta de feria. Toros de Torrestrella, un sobrero, quinto bis, de Toros de la Plata. El Cordobés, Rivera Ordoñez y El Fandi.



No se ha conocido punto más bajo en una ganadería: que coloquen tus toros encartelados con un chufla, un famoso y un esquiador, el día en que los tendidos se llenan de marujas sedientas del famoso y famosos hambrientos de marujas que le den gloria. Como la riverista Duquesa de Alba, que podría estar perfectamente afiliada en ambas categorías. Habla por sí solo, y deja a la altura del betún, que tu mejor mamífero vertebrado rumiante, a toro no llegaba, se llame Cabrito y le toque en suerte al Cordobés. Son señales bíblicas que le están indicando el camino, miguita a miguita de pán, hasta el matadero. En esta vida hay cosas que no tienen arreglo y una de ellas es la tauromaquia. Salió un sobrero de Sobreros de la Plata, con tipo diferente al de Ponce y comportamiento mular parecido. Menuda ganadería, con lo mala que es seguro que no tardan en anunciarla en Las Ventas.




El Cordobés, la máxima figura del agro-toreo, es un personaje que, junto a otros, los hay hasta que cortan orejas en Madrid, ponen en evidencia a todos aquellos que defienden la categoría de un torero por el número de plazas que llena. Las Ventas, con sus 23978 localidades, se ha visto inundada por los miles de fans de Miguel Bosé o los miles de aficionados al zumo de cebada que asistieron a la Feria de la Cerveza, que es la feria más seria que organiza Taurodelta. Y ni a Miguel Bosé ni a ilustres beodos como Ernesto de Hannover o Enrique San Francisco los consideramos figuras del toreo.




A Francisco Rivera Ordoñez, ¡cómo se puede torear tan mal con esos lustrosos apellidos!, se le mueren los toros de aburrimiento. Eso sí que es una tortura, y no una cuarta de puya metida en el lomo. Cuando lo mejor que le dicen a un torero después de quince años de alternativa es `guapo´es como para echarse a temblar. Lagarto, lagarto. Cómo si el toreo fuera una cosa cuantitativa y no cualitativa, va añandiendo suertes en ese gran capazo que es el fondo de su sabiduría. Además de banderillero realiza faenas de pastor. O de perro pastor. Lo de intentar meter al corral el borrego que le echaron para atrás es faena digna de cualquier perro ovejero alemán. Será cosa de que los alemanes son más fiables, el caso es que Pachi Rivera no pudo meterlo en chiqueros y tuvo que salir, con parsimonia y tranquilidad, el cabestrero con su tropa. Con ese sobrero, propiedad del millonario Pedro Trapote, pasó un quinario para matarlo. Toda una parádoja: matar a un muerto. Y casi se lo deja vivo. Otro de los misterios del toreo. Pues ni así. El único toro que deja estar tranquilo al torero medallista es el toro estofado.




Fandila, ¿será porque se parece a Atila?, que así es como lo llaman algunos taurinos, esos que lo ensalzan hasta límites sospechosos e insospechados, ha vuelto a mostrar el amplio catálogo de trampas del que hace gala. A las ya consabidas cabriolas, chicotazos capoteros varios y a la picaresca sonrisa con la que termina haciéndose el amo del ruedo y del palco (no se puede pedir un cambio de tercio en la primera vara, cómo tampoco se pueden poner las banderillas que a uno le venga en gana) hay que sumar sus dificultades para ponerse mono con un toro diferente. Cualquier cosa que no embista en la muleta con la docilidad y nobleza habituales en las tardes del granadino, termina poniéndolo en evidencia. Me da la risa floja cuando lo escucho quejarse, con total descaro e ignominia, del cabeceo del toro. Pero Fandila, ¿con que quieres que peguen las cornadas, con el bálano? Los toros cabecean porque antiguamente tenían cuernos en la cabeza, y de ahí esa fea costumbre.

Luque y los silencios




Me he negado a ver la pantomima de ayer, en acto de solidaridad con José Luis Moreno, Luis Vilches, Sergio Aguilar, Luis Miguel Encabo, Fernando Robleño, Joselillo, Eduardo Gallo, Ignacio Uceda Leal, Morenito de Aranda y tantos que ven los toros por la tele, cuando a Luque le han puesto veinte toros, con sus cuarenta orejas servidas en bandeja de plata, como la cabeza de Juan el Bautista. Los taurinos, esos que nos venden a El Juli como Joselito el Gallo, querían despacharnos a Luque como el nuevo Diego Puerta. Trece silencios, como trece soles, este año entre Madrid y Sevilla no es mala marca para el joven que estaba llamado a ser el gallo que espoleara a los más viejos del corral.

jueves, 22 de abril de 2010

Dos cromos repetidos

¿Quién es El Juli y quién es Pinar?




Solución: tenemos que esperar a los resultados de las pruebas de ADN.



Sevilla. Plaza de toros de La Maestranza. Feria de Abril. Decimocuarta de feria. Tres cuartos de plaza. Toros de Alcurrucén para Curro Díaz, Matías Tejela y Rubén Pinar.



Toros, lo que se dicen toros, no ha saltado ninguno al ruedo de la Maestranza esta tarde. Hubo alguno que se le pareció, ya saben, en eso de tener dos cuernos, dos orejas, un rabo, pelajes distintos al negro, buenas hechuras y todo eso que compone lo que los taurinos llaman un toro bonito. En este caso el adjetivo calificativo bonito es sinónimo de gatuno. Mansos descastados, varios antes de rajarse regalaron unas cuentas embestidas que mal que bien aprovecharon hasta cierto punto. El tercero, manso durante toda la lidia, se dejó mancillar con la muleta. En general, otro punto negro para el empresario que compra esta basura y el presidente que lo tolera.




Se esperaba, o yo por lo menos, un triunfo sincero de Curro Díaz, uno de esos toreros que son capaces de aunar el mal llamado arte con la emoción en una misma obra. Ha demostrado varias veces que es capaz de hacerlo, sin tener que echar mano a números baratos de arcanista del tiempo. Primero torero, y después, si se puede, artista. A su primero, un torete impresentable, que no tardó en rajarse, le dió un puñado de muletazos sueltos, con empaque, sin encontrar respuesta en el público. Si los cuatro detalles del linarense, tampoco conviene exagerar ya que no fueron más, los hubiera realizado el niño de Manzanares la plaza de pone boca abajo hablando de la bragueta que tienen los artistas para enfrentarse al manso incierto. Pero es Curro Díaz, que a estas alturas de la película, igual que a Fundi, Urdiales, Rafaelillo, José Luis Moreno y algun otro, tiene que saber que no le van a regalar nada. Es más, le tocará luchar contra vientos, mareas y tramas supercamorristas para que no le roben más de lo debido y necesario. Es el destino del torero sobrio. El cuarto no le dió opción, por mucho que se empeñen en decir lo contrario algunos gacetilleros que llevan quince días con la incapacidad permanente, que debería de remunerarles Zapatero, para ser críticos con algún torero. Y hoy, les da por poner la mansada y bazofia de corrida por las nubes. El día de los mulos de Gavira, tan descastados como estos, todo fueron flores para Morante, el hombre del tiempo. Será por eso que ha vuelto a salir el sol.



Tejela tampoco tuvo demasiadas opciones con el lote, mas hay que sumar en su debe los mismos errores de siempre: toreo periférico, pico y muleta retrasada. Así no se puede torear ni a una monja, por bendita y huérfana que sea. Otro de los que son incapaces de salir del sistema de siempre: dos, tres tandas con la derecha; me la cambio a la zurda: una para justificarme; dos si el animal es un dulce relleno de nobleza; tres si a la gente se le va la cabeza y por lo que sea, soy capaz de formar hoy un sindiós. Y vaya si son capaces de liarlo, uno cada cuatro o cinco años, si hay suerte. Pero hoy no tocaba.



Rubén Pinar es la mejor falsificación, realizada por un genio de la misma como Santiago Martín, que existe hoy día de El Juli. Es emotivo ver como los que vienen arreando por detrás aprenden de sus ídolos. Se te estremece el cuerpo al ver a ese Pinar descargando la suerte, abriendo el compás y llevándolos tan lejos del cuerpo, allí donde si te tiran una cornada no hay peligro, y además, sale bonito el derrote en la foto. Mañana, cualquiera que abra el periódico y vea que ha dado una vuelta al ruedo después de siete descabellos pensará que ha toreado como Antoñete con el toro blanco. En el sexto, que no valía nada, hizo una faena de pueblo, sacó toda la artillería en la solanera, que supo agradecérselo con una des-merecida ovación que no merecía su des-toreo.



miércoles, 21 de abril de 2010

Una hermosa crítica

El Cid, con la bella paradoja del triunfo y la muerte postrado a sus piés. ARJONA



Sevilla. Plaza de toros de La Maestranza. Feria de Abril. Decimotercera de feria. Lleno. Toros del Puerto de San Lorenzo y un sobrero, cuarto bis, de Toros de la Plata. Enrique Ponce, El Cid, Alejandro Talavante.



El minotauro de Chiva, el mejor torero de la historia por pundonor, inteligencia, maestría y mil cosas más que ni los más grandes conocían, ha demostrado esta tarde, mientras un arcoiris de preciosas hechuras nacía en la Giralda y moría, con la boca cerrada, en el sevillano Parque de María Luisa, que como artista no tiene parangón. Ni los dedos armónicos de Picasso, los fandangos de Manolo Caracol o los delicados versos de Lope de Vega podrían hacer sombra al genio vestido de torero que por nombre calza uno de dinastía de reyes, Enrique, y apellido de conquistador, Ponce. A cuatro toros ha tenido que recibir con su habitual gracia capotera, pues dos de manera incomprensible los ha echado para atrás el ussía, para enfado de nuestro valiente poeta. Los dos sobreros, de fea lámina, los hay miuras más pequeños, sólo han permitido exhibir su magnánime capacidad lidiadora, convirtiendo cualquier intento de huida o de testarazo del animal en un soneto de libre rima e indefinida composición que han erizado los vellos de las doce mil almas maestrantes que se hallaban con el corazón en un puño. Ante la dificultad que presentaba el cuarto galafate de la tarde para ser estoqueado honrando a Costillares o Paquiro, supo sobreponerse y descabelló acertadamente, rodilla en tierra, como si le estuviera presentado sus respetos a la Macarena, con toda la gracia del mundo. Otra tarde cumbre, y van...



Manuel Jesús El Cid, en su segundo, no hay quinto malo, ha rozado la perfección ante un animal encastado en bravo, que acudió en varas al rocín como sólo saben ir los toros que honran y bañan con su sangre el ruedo perfectamente apolíneo de la Maestranza. Pinturero, dispuesto, el son de la música que le marcó el toro en su sedosa muleta hizo albergar esperanzas en la definitiva resurrección del Cid y en su eterno advenimiento al mundo de la tauromaquía. Con la zocata, dicen que la mano de los dineros, pero también de la guasa, su toreo se pareció a una de esas flores tan delicadas, que cuanto más la manoseas más se marchita. Con un espadazo tremendo digno del héroe castellano al que le hurtó tan insigne apodo, se despidió de esta feria. Se llevó el cariño de su casa, que es el que más cuesta conseguir, en una emotiva y clamorosa vuelta al ruedo.



De lila y oro, como aquella tarde en la que nos hipnotizó a todos con un cambio de mano que fue más grande que un paseo por la Alhambra, venía el extremeño, pero sevillano de adopción, Alejandro Talavante. Absorve el temple cadencioso al que somete ya no al toro, sino a todo el que tiene por fortuna poder compartir el espacio vital de tan aúreo escultor. Ver una obra de Talavante en la Maestranza es asistir al nacimiento de un dulce sentimiento perpetuo que cohabitará, de por vida, en el espíritu del bienaventurado que pueda dar con las asentaderas en la ancestral suavidad del templo taurino de Sevilla, de Andalucía, y por ende, del orbe taurino. Alejandro ha esculpido el toreo esta tarde cómo sólo los más grandes lo hubieran hecho: quieto como una esfinge, con la profundidad del oceáno Atlántico, donde desemboca el río que lleva en su sangre esencia de media Andalucía y con el mando del almirante Cristobal Colón, descubridor de América, enterrado en la Catedral de Sevilla, cómo no. No me puedo despedir, hasta mañana, sin recordar una frase que no paraba de repetirse entre mis vecinos en la sombra: ¡Qué lujazo de feria, mi arma!



** *Esta es la crónica, servil, pelota, carente de escrúpulos y de certezas, que hubiera firmado el catedrático de ABC y que no es más que otro burdo censor de todo lo que no se asemeje a sus ideas, doctrinas o intereses. Hay que tener muy poca vergüenza, torera en este caso, para pregonar un manifiesto cuyo leitmotiv es la libertad para ir a los toros y después no dejar hablar de toros a los que no estén de acuerdo con tu punto de vista. Eso se llama hipocresía, señor Amorós.


Los blogs, comentarios y artículos que se pueden leer a aficionados de verdad como Fabad, Bastonito, Lupimón, FranmMartín, Xavier González Fisher, Enrique Martín, Solymoscas, Malagueto y tantos otros (seria interminable la lista) y que tanto algunos se empeñan en enterrar, son los que únicamente sostienen el nivel de exigencia, verdad y autenticidad en la Fiesta. Por eso toda unión es poca para luchar contra el fraude, la estafa y la mentira, por mucho que las camuflen detrás de soberbios currículums, trajes para la ocasión y gafas de intelectual. Valgan para luchar contra ello todas las horas, y el gran esfuerzo que supone a veces mantener un blog.***














martes, 20 de abril de 2010

Una sardina de la Costa Brava

Ese torito... Arjona



Esa patita... Matito

Esa muletita... Matito

Esas dos orejitas... Matito



Según la Real Academia de la Lengua Española:

Zurcidor: adj. que zurce.
Zurcir: tr. coloq. Combinar varias mentiras para dar apariencia de verdad a lo que se relata.


Sevilla. Plaza de toros de La Maestranza. Feria de Abril. Duodécima de feria. Lleno de no hay billetes. Toros de Torrealta para El Juli, José Mari Manzanares y Daniel Luque.


Hoy, que tengo uno de esos días, me he puesto melancólico y me han venido a la mente, en recuerdo relampagueante, Bastonito y César Rincón. Después de leer los diferentes portales, fue Joaquín Vidal el que tiñó de gloria mis recuerdos. Don Joaquín comenzaba así su relato sobre aquella tarde que guardamos todos los aficionados en la retina:

Salió un toro de casta brava a eso de las siete y media de la tarde, y eran las tantas de la madrugada cuando aún discutía la afición si mereció la vuelta al ruedo que le dieron las mulillas...



Como el destino y una puta enfermedad no quisieron dejar que Vidal siguiera sentando cátedra, tapando bocas y alimentado de conocimientos al sediento aficionado; haciendo desde aquí un ejercicio de imaginación y osadía, reponemos el inicio de aquella crónica, en versión sevillana 2.0:



Salió una sardina de la Costa Brava a eso de las ocho menos diez de la tarde, apenas veinte minutos después, y durante el pasar de un minuto, la sabia afición sevillana pasó de pedir el indulto, a escatimarle la vuelta al ruedo para despedirlo con una ovación calurosa. Después, hasta las tantas de la madrugada, a fardar al real de la feria con lo bien que está Don Julián y los vestidos bien bordados que lleva el niño de Manzanares...




El protagonista de la feria, hablando desde el lado que no interesa a casi nadie, el de los toros, ya tiene nombre y fecha de caducidad: Zurcidor, 20-Abril-2010. Un gatito de angora, con los pitones acunados, pasaba los 48o kilos y tenía cinco años y medio. En otros tiempos, este ejemplar pariente de micifuz, hace algunos meses se hubiera lidiado en alguna novillada anunciado como desecho de tienta y defectuoso. Pero eran otros tiempos, ahora con esa presentación te lo ponen en Sevilla, en farolillos y con dos monstruos de la gatunomaquia.



Hablar de El Juli, o de tantos otros que repiten la misma faena las decenas de tardes de las decenas de años que se tiran haciendo como que torean, ya cansa. Es repetir siempre lo mismo, por mucho que los revistosos del puchero hablen de evolución o cambio. El de Velilla sigue siendo el mismo de siempre. En lo que llevamos de feria, han salido tres toros, muy poca cosa ellos, que necesitaban una báscula de precisión para pesarlos. Cuatro cientos y pico kilos, pesándolos con alegría. ¿Adivinan a quién le han valido dos de esos tres para entrar en los anales del toreo? Mientras tanto se preparan la cruz y los clavos para cruxifixionar a unos cuantos porque crían toros que son peligrosos. A otros, los lapidarán por no poderles. Mientras tanto, a El Juli nos lo quieren vender como la resurrección de Joselito El Gallo. Cómo no sea de Joselito, el Niño Ruiseñor...



Tengo que pedir disculpas anticipadas porque no he podido ver la faena, de mucha bragueta cuentan las viudas de Manzanares, del alicantino al quinto de la tarde. Después de la deshonra a Zurcidor, negándole el derecho a volver a la finca, mi televisor empezó a emitir unos sonidos raros: gruñidos dejaban sitio a bufidos de otro mundo. Opté por apagarla directamente a sabiendas de que nada bueno me iba a perder, y con la duda me quedé si el extraño fenómeno de los ruidos se deben a la nube de humo volcánica o a los berridos que pegaba el papanatas de Manuel Caballero pidiendo indultos como fantas de limón.



De Luque, sólo comentar lo ya resabido, cada corrida que pasa le quedan dos toros menos de aquellos diecinueve que le hacían falta para ser figura. Si le gusta apostar, que lo haga hasta el final, y una vez pasada la taurina cuentra atrás, se corte la coleta y deje andar por las plazas a los pocos que quedan que saben de ésto.










lunes, 19 de abril de 2010

Morante, el de los pueblos

Así son los toros que lidia, y con los que emociona, Morante en plazas de primera. ARJONA



Sevilla. Plaza de toros de La Maestranza. Feria de Abril. Undécima de feria. Lleno. Toros de Jandilla, Vegahermosa y un sobrero de Javier Molina. Julio Aparicio, Morante de la Puebla y Cayetano.



Una cochinada en toda regla ha resultado ser el encierro enviado a la feria sevillana por Don Borja Domecq, de los Domecq de toda la vida. Esos mismos lechones hubieran sido protestados en cualquier portátil. Pero la noble afición hispalense sabe que tragar con esta bazofia es el tributo a pagar por ver contonearse a los artistas de la patraña. Apedreado el presidente Teja, los taurinos ya tienen el presidente que buscaban. Ése que aprueba todo, que sabe mirar para otro lado cuando no hay que molestar. A éste no le pedirán la dimisión, si acaso, que le pongan una poltrona más cómoda en el palco, no vayan a resentirse sus regias posaderas. Los de Vegahermosa salieron débiles, mal presentados y miaja tontainas. Los de Jandilla, inválidos, anovillados y lelos. Si formara cincuenta hierros diferentes Borjita, cincuenta ganaderías que habría que mandar al matarife. Uno se partió el pitón por la cepa, el otro por la punta, otro no tenía y a otros se les habían hecho un afeitado a navaja. ¿Donde está la Unión de abonados? ¿Por qué no piden las pruebas de afeitado? ¿Porqué no se protesta en Sevilla? Salió un sobrero de Javier Molina que era igualito que la vaca viejuna que hicimos como que toreamos en mi despedida de soltero. ¿Podré entonces yo, torear en La Maestranza? ¿Y que los titulares digan que es un órdago a la grande?



Julio Aparicio se esta poniendo las botas en ese papel inventado por las figuras de la tauromaquia moderna: el telonero. Y cumple su función: no molestar, procurar no triunfar más que el compañero mecenas que te mete en el ajo y si es posible, pegar un petardo para que tu padrino venga como redentor y salve la tarde. Lo de no molestar y el petardo lo ha bordado. Lo otro ya no estaba en su mano.



Morante, el de los pueblos, ha tenido la mala fortuna, como casi siempre, qué casualidad, de llevarse los inválidos, los que se parten los pitones, los que salen por chiqueros como gatos por un callejón del Barrio de Pescadería. Se ha convertido en la eterna promesa, esa que va a reventar en la próxima feria, que en el siguiente festejo va a tener mejor suerte en el sorteo o en el que en el segundo de su lote va a arrear. Y ese futuro inmediato nunca llega. Ni llega el toro, ni las Puertas Grandes de Madrid, ni las del Principe, ni llega a ningún lado. Para ser torero es condición indispensable vérselas con un toro. Y me da que Morante todavía no ha llegado a esa lección. Resumiendo, que la faena al quinto toro, ése que era como la vaca que ríe, la firma Sánchez Vara en Guadalajara y nadie dice nada. Cómo la firma es del que lleva el tropel de querubínes detrás, la cosa adquiere tintes celestiales.



De Cayetano, el del hermano medallista como Paquito Fernández Ochoa, lo mejor que se puede decir es que no estuvo peor que Aparicio. Pechó, y tampoco es casualidad, con el lote más enratonado de la tarde, ni para el estofado. Jandillas puros. La mezcla, una cataplasma. Salió ovacionado de sus dos faenas, porque aquí en Sevilla se quiere a to er mundo.








domingo, 18 de abril de 2010

Cuatro años criando toros para esto

El ganadero Moisés Fraile, damnificado y víctima de la impericia de las figuras. Opinionytoros



Sevilla. Plaza de toros de La Maestranza. Feria de Abril. Décima de feria. Lleno. Toros de El Pilar para El Cid, Sebastien Castella y José Mari Manzanares.



Somos más pardillos e inocentes que el 28 de Diciembre. Nos pasamos la vida pidiendo y exigiendo el toro, y cuando sale algo que no es idéntico, pero sí aproximado, chocamos de frente con la cruda realidad. Casi nunca hay toro, y cuando lo hay, jamás hay torero. La desigual y encastada corrida procendente de tierras charras ofreció un bazar de oportunidades a los profesionales. Se debieron desorejar varios, a otros debieron tratarlos mejor. La incógnita es si tienen los recursos y la maestría suficientes. Les molesta el que calamochea, el que se mete por adentro, el que lleva la carita a media altura, el que humilla porque se cae, el que mira porque te desconcierta, el que no te mira porque no tiene fijeza, el ancho de sienes porque no te cabe en la muleta, el cornidelantero porque es más certero, y así, hasta llegar al único engendro en el que se reunen sus caprichos de figura: el torito guapo del Fary. Lo de hoy ha sido una lástima, un desperdicio. Por eso le gusta a la figurita de turno medirse a los tiros de bueyes de Gavira, el producto porcino de Juan Pedro o la borreguez de los Cuvillos, para que después los revisteros del puchero le doren la píldora rezando sus crónicas: `estuvo por encima de su lote´.


El Cid actualmente no puede con ningún tipo de toro. Para mas inri tampoco le ayuda su cuadrilla, de la que sólo se salva El Boni. Uno ya no sabe si lidian así de mal aposta para acabar con el burel y que no de problemas o es porque el titubeo del titular se ha contagiado al resto del equipo. El primero fue un manso, pésimamente tratado, con el que se fue a toriles a dar pases indignos de su categoría como torero y de la alcurnia de la plaza. De manera no tan sorprendente a esta altura del ciclo, sonaron algunos olés y acabaron ovacionando al torero. Con el cuarto, el petardo, se descompuso de salida con el capote, flojo de muelles y de arrestos, un buen toro de Moisés Fraile se puede decir que le ha dejado con media estocada en toda la yema. Le va a ser muy difícil remontar, a no ser que le eche una mano su amigo, el aficionado Capello, especialista en remontadas y jamón. Cabe decir que el animal se llevó dos orejas al desolladero para enfado y tristeza del ganadero.



Cada vez que torea Castella hay algo que se puede dar por hecho: la corrida va a durar más que Lo que el viento se llevó. Pesado a más no poder, que manera de dar pases, tomando por mías las palabras aquel calvo morenito que comentaba el fútbol en la Sexta, es el torero del tiqui-taca. Fue desnudado por el buen quinto, que se empleó en el caballo, descabalgando la montura y que fue lidiado más para la galería que para domeñar su bravura. No puede ser que en un quite se den diez o doce chicuelinas. Como tampoco debe el buen subalterno Curro Molina ordenar dar tres o cuatro capotazos al que brega para que le coloque el toro en el sitio preciso buscando su medalla personal. El caso es que Castella, una vez vió que no tenía eco en la grada su trasteo con el boyante animal hizo de su capa un sayo y se metió encima de los pitones a hacer el péndulo, circulares y demás baratijas. Le dieron una oreja, como por darle algo. Otro que era de lío y que se fue sin torear.



Manzanares, de haber estado acertado con el estoque, podría haber salido por la Puerta del Príncipe con un toreo de la misma dimensión que el de El Juli. Con el tercero, mansito, da muletazos muy templados con la diestra, en el hueco que deja entre toro y torero cabe la banda de música, con el gordo que sopla el trombón incluido. Cuando la coge con la zocata, oh sorpresa, es desarmado. Vuelve a la derecha, a lo seguro, y con cuatro detallitos pintureros de esos con los que se rompen la camisa los sevillitas termina calentado a la gente. Pinchó y adios oreja. Con el que cerraba plaza, no es que no cargara la suerte; tampoco es que la retrase; es que directamente torea de canto. Su colocación es parecida a la de uno de estos chavales que circulan por las aceras en monopatín. Otra vez repite faena, derechazos templados, acompañando la embestida noble del cornúpeta. Sin mando. Cuando la coge con la izquierda no lo ve. De nuevo se va a por lo mezquino y fácil. Aún pinchando y sin dar un natural le terminan pidiendo el doble trofeo. Inaudito.









sábado, 17 de abril de 2010

Sangre aguada

Souvenirs de Morante. Detallitos. ARJONA



Sevilla. Plaza de toros de La Maestranza. Feria de Abril. Novena de feria. Lleno. Toros de Gavira para Morante de la Puebla, Alejandro Talavante y Daniel Luque.



Lo mejor que podría haber hecho el ganadero Salvador Gavira por el pueblo de Sevilla y su feria es mandar la ganadería al matadero y servir las carnes estofadas en las casetas altruistamente. Algunos se los ibamos a agradecer. Desiguales de presentación, algunos terciados, otros montados, caballunos. Con horchata en la sangre; la casta desaparecida; la fiereza quebrantada; la emoción canjeada por la bullanga. Carpinteros, mansos buscando tablas casi todos. El segundo fue el único que casi llega a ser un medio toro. Casi.



El verdadero peligro de la Fiesta no reside en esos toros, ya casi extintos como el bucardo, que crían los ganaderos malvados, esos que tiran cornadas y quieren coger al torero. Se encuentra en el falso profeta, artista pueril, áquel como Morante y tantos otros, que creen que estan por encima del bien y del mal, los fuera de la ley. Al más mínimo inconveniente: media verónica, un desplante, un molinete y a otra cosa mariposa. Para qué ni siquiera intentarlo, si tenemos un ejército de palmeros detrás dispuestos a jalear lo que sea. Así ha deambulado el compositor de La Puebla por el ruedo maestrante. Sin lidia, sin ideas, mucho trapazo suelto y ambición, la justita.



Muy querido en esta plaza, Alejandro Talavante ha desperciado la ocasión ante un público benévolo, de cortarle la oreja a su primero. La cantidad de mantazos que le han pegado entre él y su cuadrilla durante los primeros tercios han sepultado cualquier opción al triunfo. Si es vital una buena lidia al toro bravo encastado, con el inválido es imprescindible. A estos toros que están en la UVI no se les debe ni de mirar mal, que también se caen por el mal de ojo. Hasta cuarenta capotazos le han pegado antes de entrar al caballo. Con el quinto estuvo unos minutos jugando al pilla pilla. Con una furgoneta cargada de apoderados y compadres más unos cuantos autobuses de partidarios no hay nadie que le diga que si un manso quiere guerra en chiqueros allí hay que dársela. Sonaron pasodobles en sus dos faenas mezclados con olés cortitos, de saldo, con el toreo periférico y desahogado del que presume el extremeño.



Luque en el tercero bis, el titular fue devuelto pues padecía lumbago, se hartó a dar trapazos por todos los sitios de la plaza. Otro sin mando, sin capacidad de saber qué es lo que se hace con un manso. En el sexto, que tenía casi seis hierbas y aspecto de novillo, anduvo aperreado detrás del toro. Lo mejor lo hizo con el capote, con el que estuvo pinturero.

viernes, 16 de abril de 2010

TOREAR es otra cosa

`Cargando la suerte se lleva menos al toro que abriendo el compás que se le lleva más lejos´ Paco Camino. Es fácil, sin cargar la suerte no hay mando, sin mando no hay toreo. ARJONA




Sevilla. Plaza de toros de La Maestranza. Feria de Abril. Octava de feria. Lleno. Toros del Ventorrillo para el Juli, Sebastien Castella y Perera.



Los toros de Fidel San Román, ideales para la elaboración de faenas confortables, un seguro de vida para la figura de turno. Bobalicones, pacifistas, cómplices con los que se visten de luces. Bien presentados y astifinos muchos, otros más feucos. El desorejado era chiquitito y pesaba menos que la oreja de Pedrito el Capea de Madrid. Alguno se fue sin torear, caso de ejemplares de Perera y Castella. Que compiten en rivalidad, enemistad y vulgaridad.



El Juli se ha convertido en la figura más significativa de la etapa más oscura y tenebrosa de la tauromaquia. Máximo representante del antitoreo, ése en el que el toro es lo de menos y dónde importa más las formas que el fondo. Porque el Juli esta tarde ha hecho de todo menos torear. Parar, templar, cargar y mandar son los cuatro mandamientos del toreo de muleta. Para Julián, y por ende a sus numerosas fotocopias, los preceptos son otros: cuidar, descargar, alargar y ligar. Es penoso ver como el público es capaz de jalear un natural, por muy templado que sea, con la pierna izquierda retrasada, esquivando el peligro y regateando al toro. El Messi del toreo. En su primero, bien el presidente, además de destorear, muy ligado todo eso sí, cometió una tropelía mayúscula. El julipié elevado al cubo. Como un verdugo con el condenado a la guillotina, le arrojó sin ningún pudor la muleta a la cara, encapuchando al animal, negándole, rotunda y mezquinamente, el derecho de defender su vida. Un asesinato en toda regla. Con su segundo, el de las dos orejitas, un bichejo que no llegaba a los 450 kilos, siguió con su máster en destoreo, antitoreo e infratoreo. Todo chabacano, populista, barato, rematado con una serie de circulares pueblerinos. Parecía que torezno y torero estaban metidos en una rotonda. Otro julipié, en éste no le hizo falta encaperuzar al toro, y Puerta del Principe. Si el presidente no da las dos orejas no lo encuentra luego ni Paco Lobatón. Sacó los dos trapitos blancos a la vez, cómo pidiendo perdón. Pelillos a la mar, que le diría después a Julián.




El francés, no es nada sin un toro que no transmita algo de peligro, porque cuando lo que le salen son bóvidos cuadrípedos disminuidos física y psicológicamente, se convierte en un sosainas. Le faltan muchas cosas, algunas que se suponen que con afición se aprenden, como el conocimiento de los terrenos dónde se deben torear determinados tipos de toros. A su primero por ejemplo, lo enseñó por toda la plaza: empiezo aquí, me voy allí y lo mató allá enfrente. Es un detalle por su parte presentarselo a todo el público. Un sindiós. Cuando hay que salir de la faena monocorde nos cuesta más. En su quinto, que se dejaba trajinar sin decir ni mú, estuvo pesado, aburrido, sin ideas. Terminó aburriendo al personal que ya había elegido su héroe para la tarde.



Se habla mucho de la cuesta abajo del Cid, pero por los motivos que sea. está pasando de puntillas por la cofradía del taurinismo la menopausía taurina avanzada en la que se encuentra Perera. A aquel que le valían todos los medios toros, hoy ya ni le valen los borregos. Los otros, los de verdad no lo sabemos porque no quiere verlos. Ya ni encimismo, ni ojedismo, ni la mano de Cepeda. Nada, no queda nada. Un edificio derrumbado tras la encerrona otoñal en Madrid.



Nota: Ayer, en Sevilla, se la liaron a cuatro aficionados a los que le dió por ejercer su derecho a la libertad en manera de protesta en una plaza de toros con un pañuelo verde. El motivo: eso no es de Sevilla. Aquí no se protesta ni se dan voces. Hoy, el presidente, con buen criterio, no concede la segunda oreja en el primero del Juli, y el público, ése que no grita y es de Sevilla, le lía la pajarraca con todo tipo de insultos e improperios. Cosas veredes, amigo Sancho...


PD: Que conste, que a mi me parece que tienen el mismo derecho los unos a protestar un toro que los otros al presidente. Lo que no vale es el cainismo.




jueves, 15 de abril de 2010

Adiós al torismo

Nuevo espectáculo circense en banderillas. `El par sin cabeza´o `El par de la tortuga´. ARJONA



Sevilla. Plaza de toros de La Maestranza. Feria de Abril. Séptima de feria. Casi lleno. Toros de Victorino Martín para Antonio Ferrera, el Cid y César Jiménez.


Afilando están, el cuchillo, esos representantes del torerismo, que saben de qué color llevaba la pañoleta su torero el día que se cumplían diecisiete años de la faena a un toro bravo en Burgos, pero que de toros no saben, ni quieren saber. Tampoco les importa, son los mismos que piensan, y lo cuentan en la tertulia, que un toro listón es el más inteligente de la camada. Si Joao Folque dejó ayer tocado el titulo del `torismo´, hoy los victorinos lo han terminado de hundir. A ver como explicas tú, que siempre se te ha llenado la boca hablando de casta, bravura y trapío, que las peores corridas presentadas de lo que va de ciclo son las toristas. Salvando lo del Conde de la Maza. El sobrero era de plaza de tercera, otros muy en el tipo pero asardinados. Bonitos, enanos, que parece ser que son los que gustan en Sevilla. Lo del toro bonito y armónico ya cansa. Supongo que a los abonados de la Maestranza, que pagan religiosamente más que en cualquier otra feria de primera, y sin rechistar, preferirán un pitón astifino a uno escobillado, un toro musculado a otro con el culo de un pollo del Pryca y un toro que parezco eso, y no la cabra de la legión. No debería de ser tan difícil. Victorino se debe a sí mismo una reflexión profunda. Por mucho que se niegue, hay cruces, el comportamiento y el fenotipo lo cantan. Hoy han salido dos que por tipo, eran de todo menos victorinos.


Antonio Ferrera ha mutado algo en banderillas, del número circense de la mujer barbuda ha pasado al contoneo tipo Joaquín Cortés. Sigue siendo la misma porquería, por muchos recortes y trompicazos que se pegue delante de los bureles. Con la muleta es la nada. El abismo. Mucho pico, pierna descargada, hueco, sin mando ni temple. Con gente así la tauromaquia es un mundo condenado a la extinción.



En vías de extinción está el Cid. Da pena verle. No para de zapatillerar, de ir de aquí para allá, incapaz de gobernar la lidia, mucho menos al animal. Un torero que estará condenado a retirarse si no se obra el milagro, y en lo que queda de feria de Abril y Madrid, es capaz de levantar el vuelo. ¿falta de ilusión? ¿miedo? ¿demasiado rico ya como para ponerse en el sitio? Con su primero, ni se puso. Con el otro, le obligaron a quitarse. Los públicos empiezan a no comulgar con el saltareño.



Decía la afición que César Jiménez no pintaba nada en Sevilla y no les faltaba razón. Por mucho que sus clubs de fan, al estilo Cristiano Ronaldo, lo veneren como al dios Baco, no deja de ser un torero insustancial, patán con el capote, trolero con la muleta, inválido para la lidia. Se sustenta en las no sé cuántas puertas grandes de no sé donde de las que no se acuerda nadie. Mientras tanto, Aguilar, Robleño, Moreno, Calvo y alguno, torero de verdad de oficio, lo ven como nosotros, por la tele.


Mañana empieza la pasarela de figuras. Miedo me da.





miércoles, 14 de abril de 2010

Medianías

Un torero en La Maestranza. ARJONA



Sevilla. Plaza de toros de La Maestranza. Feria de Abril. Sexta de feria. Más de media entrada. Toros de El Torreón para Antonio Barrera, Luís Bolívar y Salvador Cortés.




Es más fácil encontrar una aguja en un pajar que un torero que sobresalga como ganadero. El caso de César Rincón no podía ser menos, y su torreones han dejado mucho que desear. Sospechosos de pitones, bien sea por acción (afeitado) o preparación (manipulado). La suerte de varas, inexistente. El primero de Bolívar, almibarado, blando para no molestar y noble para ponerse bonito. Según los preceptos del toreo modernista, toro de lío. Los demás dejaron estar a los toreros, que por lo general no demostraron estar a la poca altura del ganado. Salió un sobrero del Conde de la Maza que derrochó más peligro y poder que los otros cinco juntos.



Antonio Barrera, que se encontraba de duelo por la muerte de su progenitor, ha tenido la gallardía, la torería y el orgullo de vestirse de luces para honrar su apellido, su profesión y a sus compañeros. La lástima para el sevillano es que no tuvo opciones. El primero fue un mulo por el que había que apostar, para ganar poco eso sí, y no lo hizo. Cuando toreaba al hilo se tiraba al pecho, cuando se cruzaba, la tomaba mejor. No lo vio o no quiso verlo. El sobrero del Conde de la Maza, un marrajo, no le permitió nada más que demostrar su voluntad. Es de agradecer que viendo que el toro no tenía posibilidades, lo mostrara brevemente con la derecha, con la zocata, se doblara con él y entrara a matar. Cómo ha sido siempre.



Luís Bolívar, ya la temporada pasada, se tiró desde un avión sin paracaídas. Cada día tiene el abismo más cerca. El torero macho que se medía con Palhas de los buenos, Cuadris, Victorinos, y además les podía, es cosa del pasado. Medroso, sin sitio, circula por el limbo de los toreros: poco virtuoso para danzar con el gato comercial, escaso de brío para batirse en duelo con la casta brava. Su primero se llevó las orejas al desolladero, y con el otro, tuvo menos vergüenza que un gato en una matanza. No se molestó ni en quedar bien. Se libró de la bronca porque estaba en la Maestranza, y aquí sólo le pitan al clarinero cuando descabella una nota.



Tela de vulgar es Salvador Cortés, que se fué a portagayola dos veces y que no fue capaz de dar dos naturales. Bullidor, toreando al hilo, pesado, monótono, en su esportón lleva todo un catálogo de trampas y morralla que para cortar orejas en pueblos le será de gran utilidad. Gloria a su hermano, el torero, este sí, Luís Mariscal, que puso dos pares de banderillas como no se había visto tiempo atrás.



Mañana, la resurrección del Cid. Y de Victorino.

Palha mear y no echar ni gota

Esto puede ser cualquier cosa menos un Palha. Hasta un borreguito de los que torea Morante. Foto: ARJONA



Sevilla. Plaza de toros de La Maestranza. Feria de Abril. Quinta de abono. Más de media plaza. Toros de Palha para Serafín Marín, Arturo Macías e Iván Fandiño.



Joao Folque de Mendoça, una vez más, ha vuelto a tomar el pelo al aficionado. Lo que hoy ha traido a Sevilla es una escalera de carnes escurridas, pitones con olor a jabón, toretes feucos, zancudos, culos de pollo. La presentación de la corrida era un homenaje encubierto al cartel - collage de Gordillo. La cabeza de muchos, el culo de Juan Pedro, el pelaje de don Álvaro y la casta de tantas ganaderías morucheras comerciales sobre las que escupe sapos el moruchero portugues. Por la boca muere el pez.



Hoy hemos visto, durante el primero, una buena suerte de varas, la lidia ha existido por unos momentos, se ha colocado al toro frente al caballo según los cánones, y el varilarguero ha oficiado con torería. No es casualidad que esto ocurra en un toro de Serafín Marín. Al César lo que es del César. Siempre mostraré gratitud ante este tipo de toreros que no sólo miran su ombligo, también el del aficionado. Lamentablemente es lo único, que no es poco, que se puede contar positivamente del torero de la barretina. En su primero, que tampoco es que tuviera opciones, se vió un tanto dubitativo, falto de ideas. El segundo de su lote fue el más noblón de la tarde, se dejó pero la poca expresividad del catalán acabó por aburrir a público y burel.



El cuate éste, tan descarado como pazguato, al que aquí en España, los medios del movimiento pro-místicismo galapagueño, nos habían pintado como el palmero del Mesías. Nada más lejos de la realidad. Se presenta así, como el que no quiere la cosa, en La Maestranza, con la de Palha, quitó por gaoneras, igual de mal, que su edecán en la gira americana con sus cuvillos, xajays, o lo que sea. La próxima vez que se vean las caras en Aguascalientes, el DF o Lima, el manito podrá contarle de primera mano como es el albero de la Maestranza o como la mirada de un Palha te corrompe y te descompone por dentro como hacen los buitres con la carroña. Como en Valencia, sólo se puede destacar su ambición, viene con la hierba en la boca, siendo figura en su tierra, pero figura al fin y al cabo, merece todo mi respeto. Por lo menos por ahora. Dos corridas, dos hules.



Fandiño estuvo digno, en profesional, toda la tarde. Voló bien el capote y dejó un par de medias verónicas de sello clásico. En el sexto, corrió demasiado, no me gustó verle a merced del toro. Torear sobre los pies, castigar los costados, poderle al toro, son cosas que llevan inventadas más tiempo que la rueda y que, según parece, están casi perdidas. Todo lo que no sea parar relojes y cursilerías por el estilo está mal visto por los partidarios del arte. A Fandiño apetece volver a verle.




lunes, 12 de abril de 2010

¡Eureka! ¡Emoción en la Maestranza!

Los compadres de Oliva Soto, avezados estudiantes de técnicas de merchandising y marketing. Autobuses también saben llenar.




Sevilla. Plaza de toros de La Maestranza. Feria de Abril. Cuarta de abono. Media plaza larga. Toros del Conde de la Maza para Diego Urdiales, Oliva Soto y Antonio Nazaré.


La corrida de toros del Conde de la Maza ha sido más que interesante. Bien presentados la mayoría, aunque vimos alguno terciado y sospechoso de pitones. Tirando a mansitos, encastados, ásperos para el torero, cosa bendita para el aficionado. Lo que ha salido por chiqueros que en otros tiempos hubiera sido una vulgaridad, hoy es una bombona de oxígeno, de emoción, para los que nos gusta algo más profundo que el toreo camelo del artista.



Se presentaba Urdiales en La Maestranza, y en el de la presentación parece que le ha pesado. Sin ser un toro nada claro, y sin posibilidades, ha estado mucho más bisoño que otras veces. No se le ha visto con la claridad y desenvoltura que es normal en él. Cobró una voltereta un tanto ingenua. En el cuarto se desquitó, y de qué manera, perfecto en la colocación y el cite, saca muletazos limpios y cuajados de donde no los hay. Otra de esas faenas toreras que se inventa el riojano y que le deben de valer para continuar con la evangelización del taurineo. Tarde o temprano, Urdiales tendrá que ocupar el lugar que de verdad se merece y que ha conseguido en tardes con sabor a hiel. Vuelta al ruedo de ley.


A Morante le ha salido rival en su reino. El gitanito Oliva Soto, según el taurineo, ha estado a un tris de abrir la Puerta del Principe. Le regalaron la primera oreja, no por la faena, donde la emoción encubrió la falta de colocación, sino por el mal uso de la espada. Para tocar pelo debería de ser condición indispensable matar bien. No fue el caso. En el quinto, el toro de la tarde, el más ``moderno´´ de la corrida, y que se marchó aplaudido incomprensiblemente por el respetable, estuvo bien con la derecha, un tanto acelerado si acaso. Con la izquierda no hubo entendimiento. Por aquí me cuentan que le hubieran pedido las dos orejas, cosa que hubiera sido un agravio y un desfase impropio de la categoría de esta plaza. No me importaría volver a ver a Oliva Soto, pero de ahí a que hayamos visto a Belmonte va un rato...



El que no asomó toda la tarde fue Antonio Nazaré, que ni se acopló, ni se esforzó, ni terminó de apostar con el peor lote. Como ya apuntaba de novillero, es otro pegapases más. Como Salvador Vega anteayer, y otros tantos que vendrán después, otro rellena carteles.



Nota 1: Desmonterarse en Sevilla está barato, barato. Es un tocomocho.

Nota 2: Al taurineo no le ha gustado la corrida, como era de esperar. Mario Juárez en Burladero: ``desigual, desagradablemente ofensiva ¿? y mala corrida del Conde de la Maza...´´

sábado, 10 de abril de 2010

Tendero no es Costillares

Foto: Plazadetorosdelamaestranza.com



Sevilla. Plaza de toros de La Maestranza. Feria de Abril. Segunda de abono. Un cuarto de entrada. Toros de José Luis Pereda/La Dehesilla para Salvador Vega, Miguel Ángel Delgado y Miguel Tendero.


No se esperaba más de una ganadería, que como en el menú del bar Manolo, tiene por ingredientes la gaseosa Nuñez y el morapio Domecq. Cualquier atisbo de bravura, fiereza y emoción es mera casualidad. Inocentones y facilones para el torero. Y hasta donde no llega la genética, llega el serrucho para limar asperezas.



Salvador Vega es de esos toreros rellena ferias de los que no hablan los empresarios cuando dejan fuera a la figura de turno por cuatro gordas. Dejó algún lance estimable a la verónica, que tal y como está el nivel capotero de la mitad del escalafón ya es bastante. Sorteó dos mansitos, al primero, con un vendaval en el albero, se lo sacó a los medios, tirando de conocimientos... Perfilero y pegapasista con su dos bureles, no tuvo el detalle de matarlos rápido y dejar de aburrirnos. Otro que se suma al clan de las faenas del cuarto de hora.




Miguel Ángel Delgado, casi tan nuevo como los novilleros de ayer, va para torero artista, en el sentido peyorativo de un término que dudo que tenga un sentido elogioso. Nos crecen artistas como malas hierbas mientras empieza a ser raro ver a un tío matar por arriba, colocar bien el toro en el caballo o hacer un quite a la verónica. Con el manso (otro) que salió en segundo lugar estuvo inteligente, atacándole hasta donde se dejó el mulo, que tiraba más coces que cornadas. En el quinto, por supuesto que hay quinto malo, se llevó una cornada por andar soñoliento delante del animal.



Miguel Tendero estuvo bien de verdad con un tercero que eran tan canijo como incierto. Vio faena en dónde parecía que no la había. En su haber algunos muletazos con la derecha bajando la mano. Al natural, como es natural en estos toreros de autoescuela, la faena bajó. Como anduvo en pinchauvas perdió una oreja. Con la espada tiene un cacao monumental. Perdió el sitio tras el grave percance de Albacete y ahora para recuperarlo se quiere apuntar al julipié. Le tira la muleta a los ojos al bicho, en vez de a las pezuñas, como hace Julián, pero con resultado diferente. Y es que hasta para hacer trampas hay que tener talento. En el que cerraba plaza, que tampoco dió opciones, estuvo voluntarioso logrando trazar algún muletazo decente. Al julipié, nuevo recital.




Mañana, cuarta de abono, caballitos. Descansamos.

viernes, 9 de abril de 2010

Si estos son nuestra esperanza......


La tauromaquia, presa y encarcelada por los mismos que se aprovechan de ella para satisfacer sus agradecidos estómagos.



Sevilla. Plaza de toros de La Maestranza. Feria de Abril. Primera de abono. Un cuarto de entrada. Novillos de Espartaco para Luis Miguel Casares, Cristian Escribano y Esaú Fernández.



La novillada de Espartaco, un taco. Chiquitita, bonita, seis ratitas presumidas hechas a medida para el concepto de toreo sarasa que exhibe el 99 por ciento de los novilleros. Pero ni con esas. Algunos se fueron con las orejas puestas. El cuarto fue para armarle un lio. Otros tres se han ido sin torear. Mal asunto.



Luis Miguel Casares, que tiene la suerte de ser hijo de taurino y estar bien relacionado, es la prueba palpable de la decrepitud en la que se encuentra el escalafón novilleril. El año pasado fue el líder y este ya lo hemos visto lucir palmito en las mejores plazas y las ferias más importantes. Las pocas apreturas que tienen esta clase novilleros mantenidos se notan en su toreo: desahogado, estéril e insustancial. La calma chicha con la que se toman los fracasos; esa dejadez impropia de un novillero, propia de un funcionario; la falta de amor propio; la escasez de honrilla; esa indiferencia poco y mal disimulada cuando la plaza entera rompe a aplaudir al novillo que te acaba de dejar en evidencia. Son gestos que delatan al impostor. A Casares no hace falta someterlo a la máquina de la verdad. Es transparente como el agua. Huele a toreo sin toro, naturales sin naturalidad, temple sin mando y valentía sin riesgo. Hoy se le fue un triunfo gordo cuando su segundo espartaco se llevó al desolladero las dos orejas puestas y cuatro o cinco tandas de naturales que no encontraron torero. Pero al hijo de Justo Benítez le preocupa poco, siendo menos que nada se vestirá más tardes de torero que tíos como Robleño, Encabo o Aguilar.



Cristian Escribano ha protagonizado lo mejor de la tarde, pero sin llegar a redondear nada. Se agradecen sus buenas intenciones, el propósito, no siempre conseguido, de colocarse bien y cargar la suerte, intentar torear sin más. En su debe, el alargar las faenas en exceso. En su primero se metió de inicio a la gente en el bolsillo, pero a fuerza de ponerse a dar pases y más pases acabó enfadando y aburriendo a la masa. La vuelta al ruedo, que sumará en el 6T6 y Aplausos, le sobró. Igual que sobraron los numerosos saludos de los banderilleros en toda la tarde. Novillada de preferia no es igual a festival, por mucho que se empeñen algunos.



Esaú Fernández, Cristian Escribano, ¿también se ha perdido algo tan taurino como el apodo?, cualquier día nos aparece un Kevin Costner de Jesús en los carteles. Y a ver quién es el guapo que le hace un pasodoble. El caso es que Esaú, adoptado por los del Plus como ``el chaval que vimos un día haciendo dedo para ir a un tentadero cuando íbamos a una grabación´´, ha derrochado el maldito ARTE: pico, toreo periférico, pierna siempre retrasada y temple. También ha parado los relojes, pero será porque el mecanismo ya no va igual tras el cambio de hora o porque el arte del relojero sólo está permitido al arcanista de La Puebla, pero algo no ha funcionado y no le han hecho caso. En el manso que hacia sexto el chaval ha estado mejor, más centrado, llegando a dar un par de tandas bastante buenas por el pitón izquierdo. Hay que decir que Esaú, natural de Camas, ha sido lo más sentío detoda la tarde. Que triste es ver a un chaval que recién empieza dar voces como un energúmeno para que jaleen sus tandas. De gesticulación y mímica también va sobrado. De torería, no tanto.






*Apunte futbolero: mañana tenemos el Clásico*

Bien que me gustaría ser del Espanyol, del Betis, del Compostela o del Rayo, pero por genética o un mal viaje servidor es merengón. Supongo que ser del Madrid o del Barca tiene poco aliciente. Siempre ganan por poco que hagan. El que sea partidario de Morante, Ponce o El Juli sabe bien de lo que hablo.


Como la cosa está jodida, y hay cierto canguelo al Joselito El Gallo del balompié, desde este blog queremos aportar nuestro granito de arena y gafar en todo lo posible al equipo catalán. No puede haber peor presagio para los seguidores culés que una foto de la Picassiana de Málaga en donde El Fandi toreó con la equipación del Barca.









Si después de esto, vienen y nos ganan va a resultar verdad que El Gallo es mejor que Maradona...

jueves, 8 de abril de 2010

Dos crónicas, dos tiempos y un torero

Enrique Ponce, esculpiendo una media verónica


Crónica de Joaquín Vidal, Aste Nagusia 1995. Toros de Torrestrella para Joselito, Ponce y Jesulín:


A los toros les da por morirse, qué traviesos. Antes les daba a los toros por caerse -unos morrazos mayúsculos, unas panzadas de abrigo-, pero ahora prefieren irse muriendo poco a poco mientras los toreros se ponen farrucos y hacen como que los torean. Algunos son tan ansiosos, que se pasan y salen ya muertos. A otros, en cambio, les da por beber.

Toros de todos estos gustos y temperamentos salieron en la importante, mundial y mítica feria de Bilbao. Nadie podrá decir que la corrida de Torrestrella, a cuyo hierro pertenecían, no era variada. Desde los muertos vivientes al que se murió por las buenas, pasando por uno que apareció cantando La del soto del parral con una cogorza como un piano, hubo donde elegir.

Por haber, hasta irrumpió un salpicao capirote de bonita lámina, que embistió según recomendaban las antiguas tauromaquias. Ese toro hizo quinto y la faena que tuvo a bien instrumentarle Ponde duró más que Lo que el viento se llevó. Empezó con ayudados enjundiosos y siguió por derechazos, divididos en tandas surtidas: unas con enganchones, la siguiente sin ellos, otra destemplada. El molinete y la trincherilla sirvieron de transición para perpetrar unos naturales astrosos. Pero no había de quedar ahí la cosa: volvió a los derechazos, hasta agotar la paciencia de los más santos, acabó con un infamante bajonazo y le dieron una oreja de Bilbao.

¿Quién ha dicho que eso es torear?. ¿Quién ha dicho que torear consiste en ponerse a pegar derechazos a destajo?. ¿Quién ha dicho que merezcan una oreja diez minutos largos de monserga -fueron doce-, desesperante repetición del tema, la música tachín-tachín, el público callado a la espera de que llegara el pase de pecho para aplaudir, el trabajador poniendo posturas y marcándose contoneos?.

Torear, si el toro desarrolla encastada nobleza y hay en el redondel un diestro de arte y torería, ceñimiento y ligazón, es mando y templanza; es fundir la suerte con el toro encelado y embebido; son olés profundos, emoción; y a la docena de pases, acaso docena y media -tres o cuatro minutos de reloj bastan- ya está el público en pie, el toro sometido, ganada la oreja, un clamor en el graderío, entusiasmo, apoteosis.

Eso es torear; eso es ser maestro y ostentar la categoría real de figura del toreo. Estos otros que necesitan acumular pases hasta el agotamiento -cualquiera de la terna: Ponce, "Joselito" y "Jesulín", son ejemplos paradigmáticos- no pasan de ser unos aburridos pegapases, unos pelmazos insoportables que ocupan sin ningún derecho los altos puestos del escalafón. Los ocupan y permanecen inamovibles en ellos porque han logrado imponer allá donde vayan unos toros a los que les da por morirse, o que salen ya muertos del toril, o que se han mamado la cosecha del 93. Aparecen esos animales, apenas toman un pase ruedan por la arena, esbozan un rictus de contrariedad las figuras, van a cobrar, sus corifeos les disculpan poniendo el cazo, y hasta la próxima, que será mañana.

"Joselito" dio al primer moribundo de la tarde unos muletazos vulgarísimos quitándose de en medio, y el cuarto se le murió. Este torito cuarto le miraba con los ojos entreverados suplicando piedad. Evidentemente no podía con su alma. En cuanto le citó "Joselito" se desplomó y hubo que apuntillarlo. El segundo estaba tal cual y Ponce sólo pudo darle medios pases. "Jesulín" los instrumento más completos al tercero, con inclusión de espaldinas, parones, rodillazos y otros excesos, pues, aunque amodorrado, tomaba con franquía la muletaza ubriqueña.

El sexto apareció convulso, pegaba tumbos, hacía eses y fue devuelto al corral. El sobrero padecía invalidez y con sus medias arrancadas, unidas a sus batacazos, imposibilitó el lucimiento que pretendía "Jesulín" portándole pases hasta la extenuación. Dos horas y media duró aquel petardo de corrida. Dos horas y media tardaron las tres figuras en liquidar el saldo de toros borrachuzos, tullidos y cadavéricos. Dos horas y media de tostón y música maestro, con un elocuente balance final: cinco avisos y una oreja de Bilbao.


Crónica de Carlos Ilián, Fallas 2010. Toros de Cuvillo para Ponce, Castella y Manzanares.


O los taurinos se toman a cachondeo la plaza de Valencia, o es la autoridad de la misma plaza la que de forma descarada le falta al respeto. En todo caso unos y otros han convertido la tarde del día grande, el de San José, en una verbena de pueblo.

La corrida (?) de Núñez del Cuvillo nunca debió pasar el reconocimiento. En primer lugar por falta absoluta de presencia, además de su endeblez. En Madrid habría sido, como mucho, una novillada, con reparos. Y en plazas de rigor como Bilbao y Zaragoza sería impensable que pudiera lidiarse como corrida de toros.

En la verbena de San José tomaron parte tres encopetados matadores, los muy distinguidos y celebrados Enrique Ponce, Sebastián Castella y José María Manzanares. Tres matadores de toros que renunciaron de facto a la alternativa para matar los novillos de Cuvillo. Ojalá que inmediatamente vuelvan a su escalafón.

Por ejemplo, don Enrique Ponce que anda celebrando, ¡y de qué manera!, sus 20 años de alternativa. Cortó una oreja, de las más rateras de su carrera. En su primer novillo anduvo como si estuviera en una plaza de tientas. Facilón y rutinario, sin apretarse, sin cruzarse y con el público a favor. Sólo necesitó de un bajonazo para que le dieran la orejita de turno. El otro animalejo no podía con el rabo y se negó a embestir.

Castella fue objeto de una arbitrariedad del presidente. Me explico: había utilizado su repertorio de todas las marcas, sin faltar derechazos, circulares, naturales y efectismos. Mató de una estocada trasera. Le pidieron la oreja pero el palco se plantó. Hombre, si a Ponce le había dado una, ¿por qué se la negó usted al muchacho, tan buen chico y tan cumplidor torero?.

En el quinto repitió los pases cambiados, los circulares invertidos y demás efectismos infalibles, pero falló con la espada. El presidente debió respirar tranquilo porque le habrían pedido hasta las patas, en venganza.

Manzanares ante dos moruchos tiró líneas, metió pico y se aburrió. Lo mejor: su brevedad. Gracias muchacho porque se echaba la noche y hasta la bruma cubría la plaza.




Pregunta: ¿cuáles son los elementos que cohabitan en las dos corridas, vergonzosas y fraudulentas para el aficionado, separadas por quince años de diferencia?


Respuesta: Enrique Ponce y la ausencia de toro.


No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista.





martes, 6 de abril de 2010

A un Señor de Jaen




Jaen, tierra de gente risueña, curtida por el sol que inunda los olivares que la dan fama mundial. 3 Abril de 2010, Sábado de Gloria. Un protagonista: el presidente Tomás Martínez, maldito a partir de ahora para los taurinos, y al que desde aquí le damos la enhorabuena y le animamos a seguir luchando contra el fraude y la manipulación. Duele ver cómo lo utilizan, algunos embaucadores, como cabeza de turco para tapar las miserias y las vergüenzas del taurinismo.


La cosa fue tal que así: se presenta un cartel con tres ganaderías distintas, como si fuera un festival benéfico o la gili-corrida de los siete magníficos de Fallas. Juan Pedros, Guadalmenas, los José Vázquez; tanto monta, monta tanto. Es el mismo perro con distinto collar. Un montón de kilos de porquería descastada; blandengue; enfundados, después afeitados (por si las moscas); birrias criadas y elegidas geneticamente por domingueros que una vez al mes se colocan la chaquetilla y el sombrero ancho y se vanaglorian de ser ganaderos de toros bravos. Vasallos con la cancela de la finca abierta las 24 horas al servicio de la figura de turno. Con sus camiones siempre preparados para partir con más material hacia el lugar en donde algún veterinario o presidente subversivo no acepte borrego como animal de lidia. Estos toros y sus ganaderos, representan el más bajo escalón de la dignidad de su especie.


Genios como Enrique Ponce y Cayetano han ido más allá y han logrado mejorar el apestoso invento de los veedores o equipo de campo, como lo llaman algunos. Ahora, como si fueran rejoneadores, tienen su propia cuadra de toros, elegidos y modificados a su gusto, para tal corrida. Se acabó el sorteo, el miedo en la habitación del hotel, el pavor a la mano tonta del subalterno gafe, adiós a la incertidumbre de ver y conocer lo que sale por chiqueros. Es cómo si el general Maximus, en Gladiator, se llevara las fieras contra las que luchaba en el Circo desde el feudo de un amigo. Pues esta patraña es la que pretenden vendernos aquellos que hace dias decían en ABC que `el toro de ahora es más bravo que nunca´.


El caso, es que tras baile de corrales, procesiones de camiones cargados de toros de no se cuantas ganaderías, parches y más parches y movimientos sospechosos propios de un cartel de la droga de Cali, la autoridad competente decide suspender la corrida por falta de toros. Aunque también podría haber hecho lo mismo por falta de vergüenza. Hizo cumplir el Reglamento coherentemente. Punto.


Sé que hay un chaval fastidiado en el día más importante de su vida. Casi tantos autobuses cargados de gente como camiones cargados de novillotes se han quedado compuestos y sin novia. Dos mil entradas vendidas anticipadamente. También he escuchado por ahí, ¡lo que hay que oir!, que no hay derecho a suspender así pues han fastidiado el Viernes Santos a mayorales y trabajadores de estas ganaderías. Lo siento por (casi) todos, pero que nadie se eche las manos a la cabeza, de vez en cuando estos mangoneos le salen mal a las figuritas y acaba todo como el rosario de la Aurora. Y es que como bien dice el refranero popular: el que se acuesta con niños, mojado se levanta.


Para acabar, dos cosas: Primera: tri-felicitar, como diría Laporta, al señor Tomás Martínez, cabal donde los haya, por su magnífica decisión. Y segunda: a pesar de que esto es un simple blog que no lee casi nadie, sin repercusión suficiente como para poner en entredicho a los dos gigantes de la información taurina en la red, quiero expresar la vergüenza, asco y repulsión que me produce la Editorial de Mundotoro, en donde al señor Martínez se le llama bandolero, vándalo y demás por hacer cumplir el reglamento. La cosa adquiere un cariz más impresentable aún cuando se pone como ejemplo de presidencia coherente a la lideresa de La Malagueta, de la que mis amigos de Malaka Taurina pueden dar un discurso de tres años de duración sobre la ignorancia e indocumentación de la señora Romero.

Editorial Mundotoro: `Resurrección y cuarentena´