"Papa boy a ser torero y me da igual que no te lo creas pero si tu no quieres comprarme el capote y si no quieres que sea torero me lo dices pero a mi si me gustan los toros yo quiero ser como Espartaco, Litri, Celso Ortega, Raul Aranda y como Juan Cuéllar, lla me he leído el libro que me dieron aller y e practicado esta mañana el toreo como me digas que no no te quiero porque me gusta mucho. Te prometo por que me muera que lo voy a ser Fernando. Voy a ser buen torero te lo estoy diciendo en serio quiero que me apuntes a las clases pronto. I no lo digo en broma, a y no se lo enseñes a nadie A MAMÁ NO."
¿Que camino aguardaría dos décadas después a aquel mocoso de diez años que amenazaba con no querer a su padre si no le permitía ser buen torero?
Uno para hombres, con un invierno eterno e implacable, como el que temen en la canción de hielo y fuego los norteños de las tierras de Invernalia, repleto de tentaderos en esas casas de postín que hacen unas veces de guaridas del terror y otras de enciclopedias del atlas de una España que conoció mejores tiempos, bregando belcebús con mano firme y convicción espartana, recentando doblones, naturales y trincherazos al galafate anacoreta de Moreno Silva, a la vaquita levantisca de Mara Mayoral, al utrero huidizo de Dolores Aguirre, al morito de Monteviejo y a la morita de Carriquiri; a los grises de La Quinta y José Escolar; a la moza cinqueña de Barcial, con más barbas que Matusalen; al los ibanes tataranietos de Bastonito; y a la ilidiable estirpe -para la taurocracia- navarra de Miguel Reta y Arriazu.
Este es el empírico itinerario, ruta del Toro por antonomasia, emprendido este invierno por Fernando Cruz, de oficio matador de toros, como preparación para una temporada en la que contaba con los mismos contratos para torear que aquí el menda. Con lo fácil, y ventajoso, que le hubiera sido ir a tentar a Garcigrande, sociedad torícola convertida en nuestros días en la central de Cultura, en el priorato de ganapanes, en el Houston del taurineo -¡Houston, Houston, tenemos un problema! gritó a los gafas de la NASA el astronauta Swigert desde el Apolo XIII y ¡Justo, Justo, tenemos un problema! tuitea el Juli cada vez que un novillero mata (poniendo dinero) el bicho que no tienen cojones a matar las figuras (trincando los cuartos con los que los pueblos subvencionan sus fiestas)-.
Mientras el taurinismo intenta lapidar el sistema, su sistema, con la piedra primera en la mano para acertarle en la frente al toro con yerbas, casta y arrobas, hay toreros con mayúsculas que se pudren en el ostracismo, victimas de complots empresariales, de la mezquindad del compañero, que un día te tuitea un #fuerzafulanitodetal y al otro te boicotea en Villaconejos porque eres un peligro público para la cultura, un cabrón con pintas que peca una y otra vez de guerrillero torista pro-Siete, matando hierros que son al arte lo que las faenas de Ponce a la brevedad, to-re-ros damnificados por el tercermundista conocimiento taurino del gran público, auténtico verdugo de la tauromaquia, que no sabe ni hace por saber que el toreo como arte, ciencia y liturgia perdura por lo siglos de los siglos gracias a personajes como este Cruz, que algunos dirán de perfil bajo, con escasa gracia para fumar puros y menos trapío sobaquero para anunciar desodorantes y colonias de Loewe, pero maestros en lo que a torear secamente se refiere -no presentar remilgos a tener un enemigo a la altura y atesorar el conocimiento de unos cánones que no sieguen la ética del combate-.
Por eso hay que exigir respeto -y contratos- para Cruz y los "cruces" que hay en el escalafón, y no sólo en tiempos de cornadas.
Y es que no hay nada más antitaurino e hipócrita que una masa de aficionados acercándose y alabando a un torero simplemente por la pena de la cornada. ¡Un matador de toros, figura retórica de la chulería y el orgullo, nunca puede dar pena!
Y si la da, es que se ha equivocado de profesión.
Este es el empírico itinerario, ruta del Toro por antonomasia, emprendido este invierno por Fernando Cruz, de oficio matador de toros, como preparación para una temporada en la que contaba con los mismos contratos para torear que aquí el menda. Con lo fácil, y ventajoso, que le hubiera sido ir a tentar a Garcigrande, sociedad torícola convertida en nuestros días en la central de Cultura, en el priorato de ganapanes, en el Houston del taurineo -¡Houston, Houston, tenemos un problema! gritó a los gafas de la NASA el astronauta Swigert desde el Apolo XIII y ¡Justo, Justo, tenemos un problema! tuitea el Juli cada vez que un novillero mata (poniendo dinero) el bicho que no tienen cojones a matar las figuras (trincando los cuartos con los que los pueblos subvencionan sus fiestas)-.
Mientras el taurinismo intenta lapidar el sistema, su sistema, con la piedra primera en la mano para acertarle en la frente al toro con yerbas, casta y arrobas, hay toreros con mayúsculas que se pudren en el ostracismo, victimas de complots empresariales, de la mezquindad del compañero, que un día te tuitea un #fuerzafulanitodetal y al otro te boicotea en Villaconejos porque eres un peligro público para la cultura, un cabrón con pintas que peca una y otra vez de guerrillero torista pro-Siete, matando hierros que son al arte lo que las faenas de Ponce a la brevedad, to-re-ros damnificados por el tercermundista conocimiento taurino del gran público, auténtico verdugo de la tauromaquia, que no sabe ni hace por saber que el toreo como arte, ciencia y liturgia perdura por lo siglos de los siglos gracias a personajes como este Cruz, que algunos dirán de perfil bajo, con escasa gracia para fumar puros y menos trapío sobaquero para anunciar desodorantes y colonias de Loewe, pero maestros en lo que a torear secamente se refiere -no presentar remilgos a tener un enemigo a la altura y atesorar el conocimiento de unos cánones que no sieguen la ética del combate-.
Por eso hay que exigir respeto -y contratos- para Cruz y los "cruces" que hay en el escalafón, y no sólo en tiempos de cornadas.
Y es que no hay nada más antitaurino e hipócrita que una masa de aficionados acercándose y alabando a un torero simplemente por la pena de la cornada. ¡Un matador de toros, figura retórica de la chulería y el orgullo, nunca puede dar pena!
Y si la da, es que se ha equivocado de profesión.
Fernado Cruz, es un torero de los de corridones de Toros. Fui a Sevilla a verlo un 15 de Agosto con Uceda y Aníbal Ruiz.
ResponderEliminarLo he visto en Francia y tuve ocasión de manifestarle mi admiración tras un tentadero em la ganadería de L'Astarac, cerca de Vic Fezensac.
¡Vaya documentazo! ¿De donde sacas esta cosas?.
Te diré que este torero se enfrentó y ganó a la anorexia.
Pero sobre todo es un torero para funcionar.
Un abrazo.
Enhorabuena. No se puede decir mejor. Un abrazo, JRM.
ResponderEliminarPaco, estas cosas se pueden encontrar bicheando por las redes sociales (que tan poco te gustan). Redes que por cierto, usan (y pienso que un torero no debería "devaluar" su imagen en ciertos sitios) la mayoría de toreros para despotricar contra todo lo que no les gusta o para decir memeces. En cambio, este Fernando Cruz, que ha colgado videos y fotos de esos tentaderos en los que vete tu a saber lo que ha tenido que penar, ha tenido el buen gusto de no quejarse ni media, ni reprochar nada a nadie. Tiene pinta de ser buen tipo y, sobre todo, un buen torero que no necesita de antologías, de importancias, ni de bacanales orejeras para dejar su impronta. Otra cosa es que nos lo dejen ver. En fin...
ResponderEliminar¡Buenas vacaciones estás echando por nuestra tierra, JRM! ¡Tu que puedes!
Por cierto, aquí os dejo un pequeño video del tentadero en Barcial. ¡Amos a disfrutarla! -le anima uno desde la barrera.
http://yfrog.com/j01cxz
Un saludo a ambos
Grande Antonio, mola de vez en cuando pasarse por aquí. Espero que todo vaya bien.
ResponderEliminarEste Fernando Cruz no subvenciona el 50% de las entradas a los jóvenes, supongo.
Saludos,
Óscar
Gracias Óscar, estamos bien, con más trabajo que salud, pero bueno, no me puedo quejar... Espero vaya todo como debe y que te sea leve este mes de agosto, tan proclive en fiestas de los pueblos, el aguantar a la parienta morantista (supongo que tendrá otras cosas buenas, que todo no puede ser malo... ;-)
ResponderEliminarUn abrazo.
Antonio:
ResponderEliminarUna vez más "emancipando el dedo en la llaga", que dirían los fabulosos Faemino y Cansado.
Menuda faena de aliño, a lo Josélito "El Gallo". No se pueden tocar mejor los costados de lo que lo has hecho. ¡Qué manera de contar tantas verdades! en tan pocas líneas. Lee uno tus entradas y se queda más tranquilo, como si le hubiese cantado las cuarenta a alguien a la cara.
Relatando así las verdades, tienes que ser un peligro mintiendo.
Un abrazo GENIO, no me canso de seguirte!
Un abrazo, David, qué alegría verte en tus cabales después de ver al Cordobés hacer el salto del batracio en tu Pontevedra. No todo el mundo es capaz de superarlo...
ResponderEliminarJa ja ja ja. ¡Qué cabrón!, también he visto a Fandiño matando 4 de lo que antaño se llamaba Escudero Calvo, eso sí, con Diego Ventura por delante... ¡y es que está la cosa complicadilla para vender!, ¿verdad D. Victorino Martín?
ResponderEliminarUn abrazo!!
Saludos Antonio, desde Bogotá, ciudad taurina, no me sorprende estar de nuevo en concordancia con tus comentarios ya que la tauromaquia moderna es así de puerca, porque cada vez se parece más al pensamiento antitaurino donde un muerto viviente, en este caso se le llama toro es torturado por estos dizque artistas que no son mas que estafadores. No conocía a este fernando cruz lo tendré muy en cuenta. Mil Gracias.
ResponderEliminar¿Y los que no tenemos facebook, ni twitter?. ¿No tenemos derecho a leerle?. Quiero seguir aprendiendo. No a los recortes, siga escribiendo por favor.
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