lunes, 28 de noviembre de 2011
La Santísima Trinidá
O de como Simón Casas paga algo más de un millón de euros por entrar en las Ventas con Matilla y Martínez Uranga. De mayor, quiero ser como Toño Matilla, en serio. Crack. El que vale, vale.
PD: En breve retomamos la actividad normal del blog, que hay mucha tela que cortar en los últimos días. En Quito sobre todo.
domingo, 20 de noviembre de 2011
jueves, 17 de noviembre de 2011
Saint Sever
A la espera de que mi amigo Vicente cuente algo del tentadero de machos y de la "novillada de encastes" celebrados en Saint Sever la semana pasada, comparto con ustedes los vídeos colgados en FeriaTV:
martes, 15 de noviembre de 2011
La mano negra
Toro de la Quinta lidiado en Málaga en la tarde de July y Manzanares.
Con trapío de plaza de tercera. Pepe Pastor
A raíz de las palabras de Manzanares en Clarín, diciendo que se está abriendo a más encastes poco a poco, y con afán de explicar las cosas cómo y porqué son, copio un extracto de la entrevista, hecha durante la pasada primavera, en Encastes Bravos, a Alvaro Martínez Conradi (Clic aquí)
-¿Con qué disfruta usted mas, con una vuelta a un ruedo en una plaza
torista o con una puerta grande de una figura del toreo?
-Es una pregunta difícil, las dos cosas me agradan. Pero… criamos un toro para que el torero se ponga delante de él , yo quiero un toro bravo que sirva para el torero, las figuras y todos los toreros que se pongan delante. Si esa figura es capaz de cortarle las orejas y dejar que el toro desarrolle su bravura, le pueden dar la vuelta al ruedo también. No es necesario que sea torista, porque no es porque sea torista, el toro es torista, pero lo crio para que lo toreen los toreros. El espectáculo torista de bravo en el caballo y que después en la muleta no sirve, no es torista, es un toro que si que es bravo. Pero nosotros estamos intentando criar un toro bravo en el caballo, bravo en la muleta para que el torero triunfe.
*********
Quiero demostrar que aquí no hay filias ni fobias, admiramos a "el que lo hace", pero me siguen importando las formas y la ética en el toreo, que no es cualquier profesión. No todo vale. No todo tiene justificación. Ni siquiera por acercarlo al resto de la sociedad. Evolución no tiene que implicar tener que remover los pilares de la lidia: el Toro, la emoción y los cánones. No es para mí más torero uno que da veinte pases bellos, como no los daría nadie, que otro que es capaz de pegarle docena y media de lapas a un Toro al que no se los daría nadie. Son tauromaquias distintas y válidas, siempre que existan unos mínimos. Lamentablemente, ese listón en los últimos años, y siempre en nombre de un arte falso y desnaturalizado, se ha ido rebajando hasta límites que nos han echado encima al resto de la sociedad. Esas tardes con toros medio inválidos, sangrando como cochinos, arrastrando lenguas y dando más pena que Bambi cuando palmó la madre, son la principal causa de la zirrosis taurina. Y sinceramente, me extraña que haya aficionados que se echen las manos a la cabeza cuando se critica a un torero que basa su carrera -hablamos de cientos, miles de toros- en despenar esta clase de animales lastimeros. No puedo aplaudir, porque no me sale, a aquellos que dejan, con su desprecio y egoísmo, que todos los años vayan un par de encastes al matadero. Para ponérmelo peor, encima quieren hacernos comulgar con ruedas de molino, camelándose a la basca con un discurso basado en mentiras y afrentas hacia la Historia. Que los miuras o los veraguas, por mentar dos bichas del taurineo, no valen para torear. Pero qué cojones, entonces a qué se han estado dedicando en Zahariche o la Ruiza en estos siglos. ¿Al contrabando de tabaco en camiones llenos de toros de no-lidia? Ya es que ni los de Alcurrucen quieren. ¡Venga ya!
Es humano que un tío ya rico, que tiene un dinero bien y justamente ganado, se haga fan de la comodidad. Se comprende. Quizás, si estuviera en su lugar, yo haría igual, pero mi posición es otra, que ha de estar siempre, por el bien del espectáculo, en permanente conflicto con la mira del profesional. Desde el tendido queremos esfuerzo, no comodidad; pelea, no claudicación; oficio, y no arteras trampas; y si después de todo esto, ahí hay un tío que es capaz de ponerle sabor, apostura y donaire a la obra, entonces gritaremos a los cuatro vientos un ¡viva el arte! Pero si no, que no nos vengan con los cuentos de la musa que era gitanilla o la antología a la importancia de escacharrar relojes, que ya hay muchos aficionados, con poco de primos, a los que les salieron los pelos de los cojones sentados en un tendido.
Ahí están expuestos los números, bien claritos, en la casa de Andrés Verdeguer, gente afable, que no se caracteriza precisamente por ser un anti-nada. Domecq, Domecq, y más Domecq. Además del malo, el toreable y eso, nada de Fuenteymbros, nada de Joselito, que son con los que más pueda comulgar el aficionado. Algún Núñez, por equívoco, como los gaviros de Graná, los del Capea, que van muy bien para rejones, y los santacolomeños de la familia Conradi, a los que a la foto me remito. Aquí no se inventa nada, no se levanta uno por la mañana a las seis pensando en ver como fastidiar a fulanito de tal. No. La realidad es incontestable. Aunque los gustos personales de cada cual puedan deformarla. Aún así, ahí está.
Valga el rollazo para aquel partidario con anteojeras que cuando se hace una crítica a su torero sólo ve manos negras. No las hay. O yo no las conozco. Y si las hubiera, que antes de buscar la paja en el ojo ajeno, mire la viga en el propio, pues las más de las veces, demostrado está en este mundillo, quién más tiene que tapar precisamente, y a las pruebas me remito, es el que está dentro.
lunes, 14 de noviembre de 2011
Oreja de pitiminí
No soy hipócrita ni dudoso: para mí, y para otros mendas, José Mari Manzanares es la antítesis de lo que debe de ser un torero. Carcas que somos. Los de la caspa y eso, que nos llaman los de la gomina. Nos, o me va, mejor dicho, la ardentía de la sangre, el sudor en cantidades industriales, los porrazos de los pencos de picar, el olor a cuerno quemado, el Toro que quiere coger para matar y hacer hamburguesa a todo el que se le ponga delante, cualquier cosa que me lleve al éxtasis a través del miedo. Sí, el miedo, el arte de cagarse por las patas abajo. Terror que, cuando existe, que son las menos, produce una fascinante frustración y una honesta admiración, sentidas al constatar que un hombre hecho de los mismos materiales que tú, es capaz de vencerlo. En esto reside el germen del toreo, en que en esta vida los hay calzonazos, luego están los hombres, y encima de todos ellos se alzan, como águilas imperiales, los matadores de Toros.
Y sin caer en los tópicos, en el muy manido "pues baja y ponte tú", que uno de valor anda justito y no sería capaz de ponerse delante de una charolesa, en muchas -casi todas- las tardes en las que actúa -¡sí, actúa!- Manzanares, ese alejamiento inconquistable para el aficionado con respecto a lo que hace el torero, se hace más minúsculo, se vuelve más terrenal. Como que no es tan difícil. Que no era para tanto eso del toreo. Puede gustar, entretener, pero no impresiona. El héroe, sobrehumano, se degrada a artista, que lo puede ser cualquier fulano.
Manzanares ha llevado un punto más allá la perversión de la estética, la golfería esa del arte al precio que sea, rebajando el Toro, los cánones y el riesgo a valores infrataurinos. Tampoco ayuda en exceso su torofobia a todo lo que no sea Domecq o Núñez y el complejo, peste de mal aficionado, que tiene con la suerte de varas y la sangre.*
Anoche se llevó la Oreja de Oro del programa Clarín, que lo proclama como máximo triunfador de la temporada. Tal vez sea verdad eso de que los tiempos cambian, y que el toreo de nuevo cuño está hecho para paladares que sean capaces de disfrutar de la más presuntosa cursilería delante de bichos inválidos. Pero esa no es mi Fiesta. Que sí es la de David Mora o Fandiño. La de los perdedores, atributo muy de aquí que les otorga aún más encanto.
* En las muchas entrevistas y declaraciones de Manzanares y su equipo de prensa, se ha podido ver la preocupación del diestro con que haya una evolución de la tauromaquia, con el fin de acercarla a las sensibilidades de la sociedad de este siglo. En muchas de ellas hay que leer -y entender- entre líneas. Hace poco, José Ramón Lozano, su voz y jefe de prensa, ex de otro estilista como Morante, contaba esto en un reportaje sobre fotografía en el Plús (imprescindible para entender como van y como van a ir las cosas si no ponemos remedio):
viernes, 11 de noviembre de 2011
El Demócrata
"... lanzó -Boix- una seria defensa en favor de una democratización
del escalafón, aseverando no saber que "pintan"
las figuras del toreo en las plazas portátiles,
ocupando puestos que no les pertenecen."
Y ahí lleva más razón que el santo Job. En Andalucía, mi tierra, además las televisan, que quién no ha sentido vergüenza ajena viendo las toreznadas que se dan en Sanlúcar, Villaluenga del Rosario o Antequera, por citar algunos casos. Dicho esto, a Boix, que a veces uno no sabe muy bien si habla en nombre de Tomás; de lapidado aficionado catalán; de flautista aristotélico o de un tipo que, como Umbral, viene a hablar de su libro, se le hace la picha un lío en la búsqueda del santo grial de la democracia. Habla de las figuras, y de su sitio, que no es el de las portátiles y su botellódromo, y no cae, o no quiere caer, en que representa a uno que, si bien huye de estos escochambrosos lugares, tampoco se puede decir que esté siempre dónde su toreo le reclama, que aquí unos pecan por exceso y otros por defecto. Que le pregunten al aficionado de Bilbao, Sevilla, Pamplona o Zaragoza, y al de Madrid, si me apuran. Que esa es otra, cuando José Tomás dice de cumplir con el aficionado de las Ventas, que es donde, en teoría, se hacen los exámenes para figura, se trae debajo del brazo, con negociación e imposición del propio Boix, el demócrata, a una figura de portátil como Javier Conde -digo Conde como podría decir Manolo Sánchez o el Fino, que dicen los repipis-, artista que en una dichosa y capitalizada democracia sería uno más de los taytantos millones de personas que dedican la mañana a ver albañiles amasando cemento en una obra, y que sobrevive en el oficio merced a las migajas que le reportan las dictaduras bienmiradas de los Boix de turno. Migas de pan que vienen a ser a la tauromaquia lo que los famosos cuatrocientos euros de zetapé a la democracia. Dame liberalismo y llámame tonto.
Habrá que especificar también que existen talanqueras y talanqueras, que no es lo mismo una de las arriba citadas, que cualquier cachito del Valle del Terror. El caché de la plaza no lo da el funcionario de turno que hoy tasa los árboles que dan sombra en una alameda, mañana las paradas de autobús de un casco urbano y pasado la categoría de la plaza de toros del pueblo. No. El valor, lo dió, lo da, y lo seguirá dando, primero el Toro, luego el Toro y después el Toro, y ahí, el amigo Boix, pasa por alto que José Tomás ha ido cimentando su leyenda en tardes con toretes de portátiles cobrados y anunciados como tesoros colmados en bravura y espanto. De nada vale huir de las talanqueras, de los bajos fondos del toreo, la cara be de la fiesta, de las tardes de polvarea y farándula si en esa huida hacía delante, llevada a cabo en cosos de más enjundía, se amplifica la miseria ante los ojos de una sociedad que clama piedad por el animal y justicia para el torero.
A eso no se le llama democratización. A eso se le llama escupir para arriba.
Como una imagen vale más que mil palabras, éstas dos fotos cuentan como dos mil, por lo menos, y vienen a demostrar porqué a algunos las tablillas les molestan. 11 Septiembre 2009, Albacete, las Ramblas, Vicente Barrera, José Tomás y Juan Luis Rodríguez. Del Salmonetes. Impagable.
Habrá que especificar también que existen talanqueras y talanqueras, que no es lo mismo una de las arriba citadas, que cualquier cachito del Valle del Terror. El caché de la plaza no lo da el funcionario de turno que hoy tasa los árboles que dan sombra en una alameda, mañana las paradas de autobús de un casco urbano y pasado la categoría de la plaza de toros del pueblo. No. El valor, lo dió, lo da, y lo seguirá dando, primero el Toro, luego el Toro y después el Toro, y ahí, el amigo Boix, pasa por alto que José Tomás ha ido cimentando su leyenda en tardes con toretes de portátiles cobrados y anunciados como tesoros colmados en bravura y espanto. De nada vale huir de las talanqueras, de los bajos fondos del toreo, la cara be de la fiesta, de las tardes de polvarea y farándula si en esa huida hacía delante, llevada a cabo en cosos de más enjundía, se amplifica la miseria ante los ojos de una sociedad que clama piedad por el animal y justicia para el torero.
A eso no se le llama democratización. A eso se le llama escupir para arriba.
Como una imagen vale más que mil palabras, éstas dos fotos cuentan como dos mil, por lo menos, y vienen a demostrar porqué a algunos las tablillas les molestan. 11 Septiembre 2009, Albacete, las Ramblas, Vicente Barrera, José Tomás y Juan Luis Rodríguez. Del Salmonetes. Impagable.
BOIX EN SALAMANCA por burladero_es
Endegenerando
jueves, 10 de noviembre de 2011
miércoles, 9 de noviembre de 2011
martes, 8 de noviembre de 2011
Toros en la México: la Temporada Grande*
Andrés Verdeguer |
*Si estos son los bichos de lo que llaman "Temporada Grande", no queremos ni imaginar como serían los de la "temporada chica".
lunes, 7 de noviembre de 2011
Los Hombres-Cerdo
La Asociación Nacional Animales con Derechos y Libertad Anade ha interpuesto este domingo una denuncia por maltrato animal, ante el Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil contra la cadena de televisión Telecinco y contra la productora del reality Acorralados, rodado en Lodeña, en el concejo de Piloña.
Los hechos denunciados se remiten al pasado día 3 de noviembre, cuando se emitió "como una de las pruebas del 'reality' el sacrificio de un cerdo mediante el ritual de la 'matanza tradicional', el cual ha podido vulnerar diferentes Leyes y Normas de protección animal".
Según una nota de prensa, emitida por la organización, "durante la retransmisión de el sacrificio del animal, se podían escuchar los chillidos del porcino, por lo que se puede extraer que el animal no estaba previamente aturdido, tal y como exige la Directiva 93/119/CE del Consejo, de 22 de diciembre de 1993, relativa a la protección de los animales en el momento de su sacrificio o matanza".
Noticia completa AQUÍ
domingo, 6 de noviembre de 2011
Uno de los nuestros IXX: Hubert Yonnet
CamposyRuedos |
Hace 150 años se importó ganado español a la zona francesa de la Camarga, ecosistema similar a la marisma andaluza. La idea vino de cruzar “el Biou” (toro camarges, una raza rústica y endémica con cuernos en forma de lira), con el toro de combate español para refrescar la sangre. Así nació la ganadería Yonnet cumpliendo este año siglo y medio. En 1869, Joseph el pionero, introduce unas puntas de Carriquiri. Sus herederos en 1950 compran la ganadería de la famosa rejoneadora Conchita Cintrón, origen Pinto Barreiro, a base de Parladé y Santa Coloma. Hubert Yonnet, el actual propietario incorporó a la camada un semental de El Viti (procedencia Lisardo Sanchez, línea Conde de la Corte – Atanasio Fernández).
Los toros de Yonnet son los primeros toros franceses que pasaron la frontera para ser lidiados en España. La primera novillada fue un éxito en Barcelona en 1979, y 8 años después entró una corrida completa en la plaza catalana.
Faraman fue el primer toro de Yonnet que pisó el ruedo de Las Ventas, en la presentación de la ganadería en el templo del toreo el 4 de agosto del 1991. Luego la temporada siguiente entran los toros franceses en la Maestranza de Sevilla.
La familia Yonnet abrió el camino.
La familia Yonnet abrió el camino.
Hace 150 años se importó ganado español a la zona francesa de la Camarga, ecosistema similar a la marisma andaluza. La idea vino de cruzar “el Biou” (toro camarges, una raza rústica y endémica con cuernos en forma de lira), con el toro de combate español para refrescar la sangre. Así nació la ganadería Yonnet cumpliendo este año (2009) siglo y medio. En 1869, Joseph el pionero, introduce unas puntas de Carriquiri. Sus herederos en 1950 compran la ganadería de la famosa rejoneadora Conchita Cintrón, origen Pinto Barreiro, a base de Parladé y Santa Coloma. Hubert Yonnet, el actual propietario incorporó a la camada un semental de El Viti (procedencia Lisardo Sanchez, línea Conde de la Corte – Atanasio Fernández).
Los toros de Yonnet son los primeros toros franceses que pasaron la frontera para ser lidiados en España. La primera novillada fue un éxito en Barcelona en 1979, y 8 años después entró una corrida completa en la plaza catalana.
Faraman fue el primer toro de Yonnet que pisó el ruedo de Las Ventas, en la presentación de la ganadería en el templo del toreo el 4 de agosto del 1991. Luego la temporada siguiente entran los toros franceses en la Maestranza de Sevilla.
La familia Yonnet abrió el camino.
La familia Yonnet abrió el camino.
150 años después en la zona de la Camarga son mas de 40 los criadores de toros de lidia, y unos 55 en toda Francia. Todos ubicados en el sur de Francia desde la zona atlántica hasta el Mediterráneo. Así la ganadería brava cuenta con unas 5.500 cabezas, mas de 3.000 vacas de vientre.
Se mantiene la biodiversidad del medio ambiente de la Camarga como las postales turísticas de caballos y toros salvajes. Así a los pioneros les gustaban un toro fiero y bravo a base de Santa Coloma, Conde de La Corte o Barcial, la verdad es que las ganaderías francesas también se han adaptado al mercado y a la cría.
Ahora un toro de encaste Domecq es mas apreciado por el toreo actual. Las últimas ganaderías registradas, son a base de aportes de Domecq, Carlos Núñez, Marqués de Domecq, Hermanos Sampedro, Jandilla, Santiago Domecq…
Texto: Agnès Peronnet
sábado, 5 de noviembre de 2011
Minimalismo
Último grito en decoración y estilo minimalistas:
cabezas de toro desmochadas, de los rejones, en tu salón.
Top Glamour 2011
viernes, 4 de noviembre de 2011
HRT también en redes sociales
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A la minoría, siempre
Fandiño. Bilbao. Solo ante el peligro. |
Ya están aquí las encuestas, votaciones y premios de todos los finales de temporada, que si bien sirven de poco, pues lo hecho delante del Toro ahí está, marcado a fuego en el recuerdo del aficionado, incorruptible ante la vacuidad de la estadística, sí que valen para cotejar los gustos del que ve de toros.
La más representativa es la de Clarín, que entrega todos los años la Oreja de Oro, que es un copón así, grande, macizo, con un despojo bañado en el precioso metal, que le viene como anillo al dedo a estos tiempos de exaltación del triunfalismo y papanatismo orejero. En ejercicio de libertad, el pueblo, por lo menos la parte que navega por la red, va eligiendo a Manzanares como triunfador con casi la mitad de los votos, que se dice pronto. Todo esto, un señor que no ha matado un Toro, con todos los atributos que tiene que tener un Toro, en toda su temporada -en toda su vida, diría yo- basada en quintaesenciar cuvillejos, garcigrandes y martelillos que no tienen ni media hostia. Pero la respuesta del público, que hace tiempo despojó de su soberanía al Toro, es clara y contudente: José Mari Manzanares, triunfador absoluto. Nada que objetar al cachondeo.
Cinco de cada cien, que es el equivalente en el interné a los aficionados en la plaza, los que caben en un microbus, han depositado su voto en Iván Fandiño y en sus tardes a cara de perro. En toda las veces que lanzó al aire la moneda, en sus cuatro pelúas en las Ventas: la primera, a un pavo, amplio y terrorífico, de Carriquiri, que portaba en el velamen las dos primeras letras para pagar el nicho del cementerio; dos en San Isidro, una a un Montecillo que lo dejó estar, que se dice ahora, y otra a Podador, aquel tren, guapo, recio y antiguo, como las viejas máquinas de vapor, de Cuadri; tambió salió victorioso de la emboscada que le tenía preparada el taurinismo en otoño, para despeñarlo junto a David Mora, que es otro que les estorba.
Hace tiempo que ya nada es lo mismo; que Madrid ni quita ni da; que la gente otorga el mismo mérito a matar un toro chocho a uno con casta -es más, muchos ni los distinguen-; que los cánones sólo están para llenar libros descatalogados y multiplicar la mala leche del aficionado que pinta canas en el tendido; y que los principios éticos del rito se han convertido en una amalgama de frivolidades que lo han transformado en un show de carácter elitista.
Por eso, me quedo con Fandiño, con Mora también, con esa minoría que lucha, desde donde tiene que hacerlo el torero, que no es otro lugar que la cara del Toro, por mantener vivos los valores que han permitido que una fiesta cruel, dura y sangrienta haya sobrevivido con grandeza al paso de los siglos y al permanente escrutinio moral de la sociedad. Mis respetos y admiración para el coletilla vasco, que cada tarde, antes de ponernos el corazón en un puño, grita con su toreo, puro, heroico y grande, un "a la minoría, siempre". Para el que lo quiera disfrutar.