miércoles, 13 de julio de 2011

A su plín



















Veníamos avisados: ¡lagarto, lagarto!, que anda por aquí el Juli. Y efectivamente, lagartos salieron seis. De Guadalix de la Sierra, los que dejaron embarcar al ganadero, y que viajaron a Pamplona para vergüenza de la tauromaquia y de todos que parasitan de ella. Culpables hay muchos. Inocentes, ninguno. Unos por mangonear más de la cuenta, otros por consentir el abuso, y los que están en medio, por mirar para otro lado. A lo largo de la tarde nos hemos enterado que, además del lío con el toro burraco que se fué para casa, dos de los toros lidiados, el 49 y el 54, que han ido a parar respectivamente a Curro Díaz y Perera, estuvieron hace un mes en la Beneficencia de Madrid, dónde fueron rechazados por falta de trapío. Si estuviesemos hablando de otro sitio daría igual, porque la batalla está perdida, pero como estamos en Pamplona, en la Meca, nos encontramos convencidos de que todo esto no va a caer en saco roto y el próximo año se tomarán medidas. Es nuestro deseo.

No merece mucho comentario la tarde, que ha ido transcurriendo entre la capacidad casi innata del Juli para estar por encima de unos oponentes cuya capacidad innata reside, a su vez, en estar por debajo de su contrario. Con lo cual, ya me dirá usted, en dónde está la gracia, el arte o el poderío, si todo está conchabado desde un principio para que el final sea siempre el mismo: uno se va con las orejas que le faltan al otro. No pienso desgastar una tecla más de este teclado en describir las formas julyanas, todas las sabemos, a unos les gustan, y a otros no...

Completaban el cartel Curro Díaz, con sus destellos y su muleta eternamente retrasada, sin llevar al toro en un sólo muletazo, circunstancia que ya aburre. Cerraba la terna Miguel Ángel Perera, que dista aún mucho de ser aquel torero poderoso y mandón de antes de la gravísima cornada venteña, pero que está más entonado e inteligente que el año pasado. Sin triunfos -ni animales que le hayan dado posibilidades-, ha pasado con firmeza por Madrid y Pamplona, aunque pocos se hayan dado cuenta.

Hoy toca la del Pilar, y mañana, el fin de traca, con los Cuvillos -uno de 600 kilos no ha pasado el reconocimiento por falta de cara a las primeras de cambio-, que viene muy desiguales de presentación, anovillados, en lo que viene siendo su tipo, por otra parte. Y no creo que sea necesario advertir el nombre del torero que viene con ellos...

3 comentarios:

  1. que razón tiene usted... y esque llegan las figuras y no crece la hierva....
    el G10 y sus fraudes de la tauromaquia....

    Pasese por mi blog, que me he unido a este mundo de los blog para hablar de toros sin pelos en la lengua, donde usted sera bien acojido. Un saludo Diego Cervera

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  2. Buenas tardes Antonio, totalmenete de acuerdo en todo. ¿Ves cómo lo de Cantalejo y Morante no tenía tanta importancia? Si en Pamplona se dejan mangonear por El Juli y sus acompañantes en las plazas de segunda y no digo ya en las de tercera hacen de su capa un sayo. Una vergüenza la corrida de ayer, con toros de dos ganaderías diferentes (¿se anunció como marca el reglamento, por que Molés y Muñoz se enteraron cuando saltó al ruedo el segundo?) Y la actuación de los toreros en su línea... cada uno en su estilo pero a peor.

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  3. no pude ver la corrida. pero ya veo que mis sospechas han sido realidad.
    me da un poco de pena por el ganadero, porque es mucho mas aficionado de lo que parece, aunque no esta exento de culpa.
    NO QUIERO COMENTAR NADA.
    hoy con lo del pilar - que si la he visto-, algo parecido, han reventado a casi todos los toros y llevaban orejas para regalar. por cierto, parece IMPOSIBLE PICAR PEOR.
    YA LO PAGARAN

    salu2 del saltillo pequeño

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