sábado, 16 de abril de 2011

Toros que ladran y se divierten, por Gil de O.





Comenta Gil de O. en la anterior entrada sobre la manera que tiene de entender el Toro Fernando Domecq, ganadero de Zalduendo:


Aquí existe una situación que o bien no se valora o se está pasando de largo por ella:

Ya es la segunda vez, que de un criador he escuchado, en esta ocasión leído de Fernando Domecq, aseverando de que el toro embiste divirtiéndose; la otra fué escuchada, sí, del Marqués de Albaserrada -el actual- en la que afirmaba que el toro sigue la muleta igual que lo hace un perrillo, a modo de juego y diversión.

Esa es la calcomanía de la parodia en que tenemos sumida la Fiesta, o el rito del Toreo que bien diría Enrique Martín.

Si el Toro no me embiste a matarme, a destrozarme, a comerme, ese para mí no es el Toro base y protagonista de la Fiesta, mi Fiesta, mi Rito.

El asunto está en las manos de quienes ven y explotan los toros desde otra óptica, que es la de la irresponsabilidad al haber deformado por dominio de la economía, cosa tan sustancial como es la Corrida de Toros, en su propia pantomíma.

Esta no la Corrida de la que yo me enamoré, cuando en mi casa se hablaba de Lagartijo, Frascuelo, José y Juan, Félix Rodriguez y muy pocos más y eso hasta los petos.

Lo que yo mamé ya empezaba a ser otra cosa Manolete, Ordoñez, Camino, Curro y algún otro, ya todos ellos con "reparos"; pero que comparado con ésto de ahora, al día de hoy, es impensable; a no ser que lo querramos "como si fuera un perro".

Gil de O.

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