jueves, 6 de enero de 2011

Los Reyes Magos no miran todos los zapatos igual





Malditos Reyes Magos:



Os tengo calaos. Sé de que váis, chulos. Lo sé desde que se la colásteis a los centinelas que guardaban la verja. Cuando le vendistéis la historia, -que sería best-seller- sobre la estrella que os guía y los alijos que llevaís en los camellos para los niños que han sido buenos y bla bla bla... Os salió mal, que os cazaron con el tiempo, pero como políticos que sois, salistéis por peteneras. Estuvo ágil vuestro togado, con aquello de que los que afanan chozas en la noche del cinco al seis son los padres. Total, todo para salir de ese territorio que lleva dos mil y pico años en guerra y que las agencias de viajes nos venden como Tierra Santa. 

Sois más antitaurinos que el perro verde de Mosterín. Claro, que no podía esperar menos de unos tíos que ven normal que una familia en pleno mes de enero comparta cama con las bestias. Que los mulos y los bueyes también tienen derecho a la vivienda, a cobrar el paro y a poder ir a denuciar al humano carpintero a Herodes si se enciende un Winston. Fijo que es cosa de Baltasar, el rey negro -podría decir el soberano mulato, o monarca de color, pero esta es mi carta y a los negros se les llama negros-, que tiene hechuras de vegetariano, como Anselmi, el pelma de la ILP. Gaspar y Melchor, por trapío -kilos, curva de la felicidad y greñas-, nombre en la tablilla y número de días trabajados al año me hago a la idea de que sois... españoles.  

El caso es que lleváis unos años que os portáis regular. Y mira que pedimos poco, también os tengo que dar la razón en que un poco talibanes sí que somos, pero no tanto como para que no asoméis la corona por aquí. Con un cacho de carbón nos apañábamos, siempre que no sea del vegetal, Baltasar que te veo venir, de ese que hacen en las pastelerías jerezanas, que ni es como el risco, ni mancha las manos y si lo arrimas al fuego se marchita como una rosa. Como os conozco, y no soy el único, doy por hecho que ni carbón ni leches, que los saltillos de Moreno Silva no los veré ni en los cromos del seis toros seis y que os estaréis descojonando cuando nos veáis sufrir en el tendido, con las martelillas y las zalduendadas.

Reíd, reíd, malditos, que no pispáis de la misa la media. Se os van los clientes, y no entendéis porqué. Papa Noel campa a sus anchas, y el pueblo lo aguanta. ¿Por qué? Porque se os va la pinza, y el gordo no molesta, si acaso, por ponerle un pero, la risa que tiene le afea un poco, porque se ríe como Manuel Caballero, el del Plus. Y el marketing lo lleváis chungo, ¿no os habéis enterado de que estamos en crisis, so borbones? ¿Cómo le ponéis en el zapato al hijo de Balañá trescientos millones de euros? ¿Por niño bueno? ¿O por antitaurino, Baltasar, que te pirras por lo verde? 


El año que viene, como nada habrá cambiado, ya sabéis lo que toca: otra carta de este pesado al que nunca hecéis caso.


 

2 comentarios:

  1. Los aficionados nos encontramos temporada tras temporada los zapatos vacíos.
    Enhorabuena por el post Antonio. Un saludo.

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  2. Antonio:
    Tranquilo, deja a los viejecitos; consuélate de que al menos hoy se acaban las Navidades, ¡qué ya era hora! Ya no vas a tener que aguantar a cuñados peñazos, ni tener que quedar con ese que no ves nunca, solo en Navidad. Hoy se acaba. Gracias a Dios y a toda la corte celestial.
    Un saludo

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