jueves, 8 de julio de 2010

No sólo de cuernos vive el hombre: Capítulo VI: Violines en tierra de tambores

La Bella y la Bestia. Alejandro Ruesga.




Alemania continúa aprendiendo de España. Igual en la Eurocopa de hace dos años que en el Mundial. La Roja jugó mucho mejor y, además, remató su estupendo juego coral con un gol a balón parado, una suerte que antes le era muy propicia a la Mannschaft. A partir de la posesión de la pelota, España se marcó un partido sensacional, no solo por la jerarquía que tuvo sobre el juego, sino también por la excelente manera en que defendió a la selección más goleadora de la Copa del Mundo, anoche negada, estrangulada por los muchachos de Del Bosque. España llevó la iniciativa desde la alineación cuando el seleccionador prescindió de Torres, el ariete que le dio la Eurocopa a España en Austria, y apostó por Pedro. Los alemanes se quedaron sin un poste como referencia para la marca y los españoles esponjaron el campo y atacaron con una delantera más afilada y dinámica que en los partidos anteriores. Muy tensos y concentrados los zagueros, los medios mezclaron de manera deliciosa, tanto que no hubo noticias del medio Schweinsteiger, mientras que los puntas atacaron con tino y versatilidad. Los ataques fueron cortos, no hubo necesidad de tirar pelotazos ni de redundar en el pase. Fue el triunfo del fútbol que simboliza Xavi tanto en la selección como en el Barça. Los violines volvieron a triunfar en una tierra de percusionistas.

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