viernes, 23 de octubre de 2009
La semilla adulterada
Cuenta la leyenda que Paco Ojeda fue un torero innovador, único e irrepetible. De los que pasan a la historia como revolucionarios del toreo. La palabra revolución, a la que casi todo el mundo otorga un matiz positivo, no tiene porque significar siempre una mejoría. Fue un revolucionario como revolucionarios fueron Manolete, El Cordobés, Jesulín o ahora El Juli. Su idea fue la de pisar terrenos que nunca había pisado nadie, eso que llaman los terrenos del toro, armado de mucho valor y de una muleta el doble de grande que la de Curro Romero, ese torero tachado de cobarde que se los pasaba citados desde lejos con un pañuelito en su mano. Algún dia alguien me tendrá que explicar en que consiste el valor de verdad. En su credo se desconocía el término ``cargar la suerte´´ atribuido a toreros antiguos , cobardes, disminuidos en facultades físicas o con todas las taras a la vez, como Rafael Ortega, Bienvenida o Curro Romero. A él no le hacía falta ya que dominaba el arte del uso del pico de su gran muleta y del pasito atrás con habilidad de carterista. Jerarca de las faenas sin ligazón, ritmo, ni estructura. Figurón de los pases circulares y caudillo de los enganchones y trapazos sin ton ni son. Todos estos méritos, claro está, con la embestida del toro ahogada, sin espacios, que éso de dejarse venir el toro al galope directo a las femorales es de hambrientos o de suicidas. Éste fue el auténtico Paco Ojeda, el de las orejas controvertidas y protestadas en el Madrid de antes, porque ahora la prensa aduladora diría que son de ley y que el presidente es un corrupto y un inepto por no darle el rabo. El mismo que no se las daba con queso a los críticos de antes, duros con él y su forma de torear, no como ahora , que da asco ver las dulcificadas y exageradas crónicas hacía Perera o Castella. El mismo que sembró la primera semilla para acabar con la tauromaquia como todos la conocíamos.
Frutos de esta semilla son los Castella, Perera, Luque, Fandi, Ferrera, Juli... de ahora. Como también son sus frutos los excitados públicos pueblerinos que llenan ya las plazas de primera. Públicos que jalean más un pase circular que un trincherazo, una chicuelina que una verónica, un bajonazo entero, que media estocada en toda la yema. Frutos todos ellos podridos y con fecha de caducidad.
¿Y no es mas genuino imitador de ese destoreador el Místico que los que mencionas, que tambien?Por lo menos los que mencionas, aunque tramposos y representantes de ltoreo moderno, teienen el concepto del toreo de toda la vida. Pero el místico sigue el concepto de los tancredismos, como los manoletes, los cordobeses, o los Ojedas.
ResponderEliminarUn saludo
Bajo mi modesta opinión, El Místico, como usted lo llama, no tiene casi nada que ver con Paco Ojeda ni con los Castella o Perera. José Tomás permanece igual de quieto que éstos, pero no abusa del encimismo ni de ahogar la embestida del toro. El toreo de José Tomás es más hondo, largo y clásico que el toreo de los antes mencionados. Por no hablar ya de cargar la suerte o de dar el medio pecho al toro, cosas que estos no hacían o hacen casi nunca. Otra cosa es la falta de respeto que tiene a la Fiesta huyendo de plazas importantes y de ganaderías serias.
ResponderEliminarSaludos
Perdóneme, pero en la mía, opinión me refiero, si no se manda en el toro, si no se lleva toreado, ni puede haber hondura ni largura ni mucho menos clasicismo, simplemente si no se manda, no se torea, se pegan pases. Si Manolete no era un clásico ¿como puede serlo un imitador malo? Que conste que con respecto a lo del Ojeda, estoy totalmente de acuerdo con usted, pero insisto, el toreo del místico está mucho más cerca de Ojeda con sus pies juntos, su tancredismo, que los otros que usted menciona.
ResponderEliminarSaludos