Foto: Juan Pelegrín. Las-Ventas.com
Las Ventas. Tres cuartos de entrada. Segunda de la Feria de Otoño. Toros de Palha para Rafaelillo, Javier Valverde e Iván Fandiño.
Petardo importante de Palha en Madrid. Somos muchos los que tenemos tachada con una X en el calendario la fecha en la que los galafates de Joao Folque de Mendoza hacen acto de presencia. Más aún si cabe después de ver y paladear las fotos de la corrida en el campo que casi todo el mundo ha podido ver por diversos medios. ¡Que toracos! ¡Así eran los que le echaban al Espartero! Pero, la verdad, cuando han ido saliendo por toriles uno a uno no parecían ni los mismos toros. Se ve que el photoshop no lo usan sólo la Pataky, Penélope y compañía. Algunos eran destartalados, más bien feotes, algún otro más bajito que el resto y un sexto toro espectacular de lámina, muy aparatoso y ofensivo, aplaudido de salida.
Rafaelillo abrió plaza con un primero que ya de salida mostró debilidad de remos, no se le picó casi nada, si es de otra ganadería el público lo hubiera protestado más y posiblemente hubiera ido para atrás. El hecho es que se quedó en la plaza y lo único que hizo fue dar un susto gordo al espada murciano, que acabó aculado en tablas nada más empezar la faena de muleta. Voluntarioso, profesional y poco más. En el segundo de su lote, un toro más noblón estuvo hábil más que otra cosa. Hábil para meterse a la gente en el bolsillo, vió como empezó a arreciar la lluvia y dándole la distancia larga al toro, metió la faena en una especie de batalla épica que, la verdad, no era lo que pedía el toro. Faena con muchos altibajos, varios enganchones y discontínua. Particularmente me sabe a poco. Mató a la segunda, de una estocada algo caída, tras un pinchazo y ahí perdió la posible oreja. Dió una vuelta al ruedo por su cuenta que no gustó mucho a parte del personal.
He perdido la cuenta de las veces que he podido ver a Valverde en Madrid sin verle torear nada. La excusa de siempre: no le ayudan los toros. Cabría preguntarse cuantas veces ayuda el salmantino a sus toros. Es un torero que particularmente no me dice nada, ni es un miedoso artista ni un temerario fajador. Forma parte de ese grupo de toreros que ni fú ni fá, pero que son rentables a muchas empresas, ya que con ellos cuadran las cuentas de sus ferias. De la tarde, decir que estuvo ``en profesional´´ que se dice ahora.
Fandiño apunta alto, pero no termina de romper. A éste si que le vale la excusa, por ahora, de que no le ayudan los toros. En su primero no tuvo suerte, ni la mereció, ya que si uno quiere ser algo en esto debe de rodearse de gente competente. Menudo espectáculo ha dado la cuadrilla, simplemente bochornoso el ratito que nos han dado en banderillas. A ratos el ruedo era un caos con el toro campando a sus anchas. Con la franela estuvo tranquilo, cruzándose, bien colocado y dejando algún muletazo suelto de buen trazo. Mata de una buena estocada, recibiendo el calor del público. En el sexto de la tarde, un pavo, tuvo la honradez de dejarlo largo dos veces en el caballo, aunque nos quedamos con las ganas de ver el tercer encuentro con el equino. Saludó el varilarguero Rafael Agudo tras un buen tercio. Con la faena de muleta volvió a dejar retales de torería y ortodoxia en los cuatro pases mal contados que duró el animal, que no tardó casi nada en echar la persiana. Lo peor, el bajonazo al entrar a matar.
Nos quedamos con las ganas de ver a Fandiño otra tarde, justo lo contrario que Valverde, que lo tenemos más visto que el tebeo.
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