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viernes, 23 de marzo de 2012

Memento mori







UTAC


















 Miura, Castellón, 22 varas. Abluciones de feroz belleza, una exquisita obscenidad en su máximo esplendor y punto álgido de una cinqueña vida a cuerpo de rey de la dehesa. El tercio de varas, reconquistado como epicentro de la batalla a muerte. Al aficionado el "so y el arre" del piquero les suena a sacramental réquiem por la bravura. Aquí no tiene cabida la pena, el toro, TORO, que pronunciaría Juncal poniéndo boca de versado besugo, se encarga de no dar congoja, si acaso no de una congoja disney, sino de la que imparte el temor a ver mañana alguna viuda con luto. Sucede al contrario, que como en la Antigua Roma, cuando un general, altanero por las victorias, se pavoneaba como un guajolote real entre procesiones de partidarios, siempre topaba con un siervo encastado que le susurraba al oído "memento mori", amo. Recuerda que vas a morir, mi señor. Menos humos, chaval. Y los seis príncipes de Zahariche, que han luchado en los tres tercios derramando sangre y leyenda, dando sustos y alegrías, grandes triunfos y jaquecosos tormentos, en cada bufido, hasta el estertor final, con tres cuartas de acero en los rubios, y tragándose la sangre, dieron miedo e infundieron respeto. Y los espadas no se libran del memento mori ni en el hotel. Qué pesadilla tan torera.


Pablo G. Mancha. Toroprensa























Por los mismos días, en Arnedo, a plaza llena, con toro chico y billete grande,  Manzanares, cosechador de premios y alabanzas, se pegaba topetazos contra las tablas por su mala fortuna -aquí ya sabemos que la suerte es monopolio del Cid, la buenaventura de matar cárdenos, para que la que semari, que tuerce el gesto cuando un juampedro calamochea, en la vida se ha echado las cartas, y mira que una gitana con grasia le gusta más que a un tonto un lápiz-. Su mal agüero esa tarde era uno negrito de Victoriano del Rio, que apenas se tenía en pié, no se pudo picar y andaba como un borracho. Él y sus hermanos parecían cabrillas. Al quitarse al enjendro del medio, recogió una banderilla de la arena, y se la llevó a Matilla, para que analizasen la sangre, que vaya usted a saber si ese toro hijo de artista, lo mismo no tenía los glóbulos rojos vestidos de flamenca, ni los leucocitos llevaban peineta, ni las plaquetas se rompieron la camisa cuando le tocaba embestir enclasado. El microscopio nos dirá, de aquí a unos días, si es que al final se ha llevado a cabo la prueba de laboratorio, la condición del toro, que lo mismo, y nosotros -con nuestros treinta tomos del Cossío- sin enterarnos, era bravísimo y merecedor de indulto, resolución que debería de aparejar el castigo con la silla eléctrica a la Autoridad, que no tuvo a bien ni dar una mísera oreja, haciendo caso omiso a la importancia con la que recogió el rehílete de la arena.

Mientras unos hacen de la tauromaquia un espectáculo total, incombustible al desaliento, dulcemente cruel y más estremecedor y placentero que yacer una noche con Scarlett Johansson y por la mañana darle puerta, otros se entretienen en buscar a través de microscopio los problemas de la Fiesta cuando la grandeza la han tenido ahí delante de sus narices, en el Desafío de Castellón.





lunes, 19 de marzo de 2012

El Desafío. Parte Segunda.



















Fotos de la UTAAC. Primavero, colocado en la tercera, cuarta y quinta vara. En la muleta  Castaño también intentó, en la medida de lo posible, lucirlo.


lunes, 11 de julio de 2011

La Miurada Yé Yé

Maurice Berho
























Llevamos demasiado tiempo viéndolo: esto de Miura, de hierro de leyenda ha pasado a ser una chapa de alcantarilla. Poco queda de esos miuras que dieron fama a Zahariche como embajada oficial del infierno en la Tierra. La pena, que es lo que dan, que no entiende de tamaños ni de arrobas, es la misma que cualquier ganadería de las repudiadas por el aficionado. Se despitorran con tanta facilidad como cualquier bicho de ganadería enfundadora, sus hechuras no son diáfanas, aunque todos amplios, unos salen más apretados de carnes, los hay zancudos, como los ha habido siempre, otros con las caras abiertas, paletones con pinta de moruchos, un gazpacho de refrescos y procedencias que no hay por dónde cogerlo. En cuanto a comportamiento, quitando los dos últimos, que han recordado -lejanamente- lo que era un miura infundiendo respeto, ha resultado ser una colección de animales nobles, apáticos en casta, con los toreros respetuosos, que se han dejado hacer, que estarán los huesos de los viejos jerarcas de la familia Miura revolviéndose dentro de sus cajas de pino. Algo bueno si tuvieron, en el caballo se emplearon, les dieron leña y no doblaron una pezuña. Pero de éstas, no queremos ni una más.

Los matadores tampoco se puede decir que estuvieran de aúpa, venían bien comidos del hotel y el hambre no lo trajeron consigo. No fue una corrida de triunfo, pero tampoco hicieron por triunfar. Padilla vino con su número, basado en el trapicheo y los trajines con los tendidos de sol. Por destacar, un par al violín, con un vaco de casi setecientos kilos a galope y cortando, que no se lo llevó por delante de puritito milagro. Hay que reconocer que algo de justicia poética hubiera habido si le pega el revolcón. Es que son ya demasiados los violines, a la remanguillé y lejos de la cara del toro, sin darle oportunidades para defenderse del menda que le clava los arpones a distancia.

De Rafaelillo poco que comentar, anduvo fajador e inteligente, como siempre en las duras, pero ha perdido el cable de tensión que le hacía conectar con el público. En su primero además, se excedió de faena y acabó aburriendo.

Y Serafín Marín, que debutaba con el ganado loreño, apenas si ha estado voluntarioso. Ni en sus mejores sueños podía pensar que un debut con Miuras y en Pamplona pudiese ser tan light. En peores se ha visto. Como es normal, y denunciable también, mandó a sus dos picadores, los magníficos -ayer no- Manuel Molina y Romualdo Almodóvar acabar con la vida del lote.

lunes, 23 de mayo de 2011

Resina y corcho

No merece mucho la pena comentar lo de Partido de Resina ayer, fue un fracaso ganadero en toda regla, saliendo en los madriles una corrida en escalera, con un galafate de casi setecientos kilos, del que se podía sacar el patrón para siete u ocho garcigrandes, pasando por alguno más anovillado, el frentudo, o el negrito con pinta de cualquier cosa menos de Pablorromero. Todos, rozando la invalidez y el descaste en grado absoluto. La corrida fue remendada por un toro de Nazario Ibañez, igual de flojo que sus compañeros de desolladero, pero más noble tirando a tonto, si cabe. Segundo bis -el titular fue devuelto por flojeras-, de los Chospes, un bigardo que dejó estar y poco más.

De los toreros, a los que siempre hay que hablar con respeto cuando se anuncian con lo que los ricos no quieren, hay que resaltar su compostura, valor y compromiso. El mexicano Garibay, necesitará de un equipo de psicoanalistas para cuando le pregunten en su país como es el toro en España -anunciado con Pablorromeros, se lo llevan días antes a entrenar a lo de Zalduendo y termina matando uno de Nazario y corneado por el padre de la ganadería moderna-. Digno en su primero, templado, largo y desajustado, es decir, con todo aquello que serían defectos en el manual de tauromaquia clásica, pero que en la torerimaquia moderna sería catalogado como faena buena, con ritmo y no se qué, que no tiene nada que envidiar a la que hacen muchos de las denominadas figuras. Mal, sin paliativos, durante toda la lidia al cuarto, un buque militar aplaudido de salida con el que me hubiera gustado ver al Manzana, al Tala o a Tomás, ahora que ha mandado a Cuvillo a por siete cartones de Winston. El caso es que el morito empezó a dar vueltas por el redondel, pegado a tablas, y chocando contra el caballo cada vez que veía uno -más por accidente que por ansia-. Un disparate de lidia, con el mexicano mirando para otro lado. Antes de este punto hay que subrayar que este toro quizás es el que menos debilidad acusaba y que, curiosamente, más en tipo de pablorromero estaba, aún siendo manso de carretón. En el tercio de muleta, y más por incapacidad que por miedo a lo que tenía delante, pienso yo, se llevó un volteretón de aupa, del que no escapó ileso. El mal entendimiento de los terrenos, y el mal uso del pico -con el peligroso hueco que deja para el toro que no es tontorrón- fueron los motivos de la cornada. Se rehizo y mató como pudo. Y mucho hizo con poder. El hule, que le honra y justifica como torero, no vale para tapar su labor. Sinceramente, y respetándolo mucho, no es torero que me apetezca volver a ver.


Serafín Marín, el Niño de los sobreros, se llevó un ídem de los Chospes que dejó estar, sin molestar demasiado, pero con poca transmisión para Madrid. Anduvo muy templado y embraguetado con él, aunque no terminó de inyectar a los tendidos la necesaria dosis de adrenalina para que aquello cuajara en lío. Hasta que entró a matar, un poco a topacarnero, valiente y decidido, pero con poca técnica, cogido por la pechera de mala forma, recordando a lo de Lancho con los Palhas. Dio una vuelta al ruedo que en otro tiempo hubiera resultado excesiva pero que viendo como va la feria se antoja justísima. Con el otro, ya de la ganadería titular, no hubo entendimiento entre las partes.


Sergio Aguilar ha sido el único que ha matado aquello a lo que venía anunciado, y con lo que su toreo, de verdad y pureza, que necesita Toro pues, no ha podido lucir. No se le podrá nunca un pero a su valor, que lo tiene siempre al servicio del buen torear, ni se podrá escatimar elogios a su colocación, al medio pecho, al cite con la muleta adelantada, plana y planchá y al arraigo de sus zapatillas a la arena. Pero ayer le faltó algo, se llevó demasiados enganchones y no tuvo demasiada claridad de ideas para solventar los problemas que sus dos mansos enemigos le presentaron -y tampoco en demasía-. Otro día será.

lunes, 18 de abril de 2011

Mendrugos

Foto: Ruaza


Mendruguito se llamaba el quinto tris que salió por chiqueros para vergüenza de conocidos y extraños. No podía tener nombre más apropiado como punto álgido de una tarde para no olvidar. Mendrugos no de pan, sino de bichos de saldo, que son con los que Taurodelta premia a sus abonados. Mendrugos es lo que en otras épocas los señoritos le tiraban a los perros. A veces sacaban su fondo de caridad y se los lanzaban a sus siervos. Y ocho mendrugos, los primeros de la temporada, son los con los que los Choperita han obsequiado a los aficionados, mendicantes de Toros. Seis de la ganadería de Matilla, encaste Nuñez vía Mari Carmen Camacho. Chicos, descastados, inválidos y feucos. Tapados algunos por las puntas. Otro de la prestigiosa, y cara, ganadería de Cana Vigoroux y el Mendruguito, de Mauricio Soler Escobar, viejo inquilino de los corrales venteños con casi seis años y setecientos kilos que hubiera hecho las delicias del pueblo de Coria del Rio.


Con este percal, Serafín Marín se reafirmó como torero valiente y honrado, muy capaz con capa, muleta y espada, atento en la lidia y comprometido con el aficionado. Sí además le sumamos el componente seductor que produce su status de maldito en su tierra, de héroe desterrado al exilio, puede tenerlo todo para convertirse en el ojito derecho de la afición. No se arredró con el búfalo, se jugó la pelleja y mató por derecho. Más no se puede pedir.


Victor Puerto y Javier Cortés no tuvieron opciones, y las pocas que tuvieron las malgastaron de mala manera. El primero, fatal con los aceros, a punto de escuchar los tres avisos en el primero y muy pesado en el cuarto. Intentan vendernos una segunda juventud de Puerto que no aparece por ningún lado. Al joven madrileño le faltó demostrar el hambre que se le presupone, ir a comerse el mendrugo, como hizo su compañero de terna catalán. Si además nos ponemos pesados en plan multi-muletazo a este pedazo de pan no hay por donde hincarle el diente.

sábado, 16 de abril de 2011

Gargantillo, de Felipe Bartolomé, gana la Concurso de Zaragoza





Este es Gargantillo, cárdeno con 480 kilos, de Herederos de Felipe Bartolomé -Santa Coloma vía Buendía- precioso Toro cinqueño que ha ganado la Concurso de Zaragoza. Su matador, Serafín Marín, y su picador, Romualdo Almodóvar también han sido premiados como mejor lidiador y mejor varilarguero respectivamente. Los tres, Toro, Torero -con una oreja en la mano- y Picador han dado la vuelta al ruedo.

Tomó cinco varas de verdad y en la faena de muleta protagonizó momentos de interés.


En cuanto estén disponibles procuraremos adjuntar videos y fotos del festejo.

sábado, 16 de octubre de 2010

Alcurrucenes con guarnición





A los toros de Alcurrucén hay que esperarlos hasta banderillas. 

Manué, esto es encaste Nuñez y hasta que no llegue a la muleta no se define. 

Cuando se quede sólo con el torero se viene arriba. 

Esto es así, van de menos a más, porque esta ganadería tiene fondo importante de casta. 

*Sacado del libro de estilo del Plús. 
Capítulo III: Cómo vender mulos como toros encastados.




Y son las once y pico de la noche, y todavía estamos esperando a conocer que es lo que se tiene que venir arriba, que es eso que se tiene que desarrollar de menos a más o a que nos presenten al zahorí que demuestre la importancia de los fondos cásticos del Nuñez vía Alcurrucén. Si a las doce, hora de culturilandia, seguimos igual, va a ser cuestión de pegarle un toque -ahora que tenemos confianza- a la otra ministra, Trini, la de Sanidad, para que ponga Zaragoza bajo Alerta Sanitaria. 

No vaya a ser, que con esto de ser encaste Nuñez, y que al descastamiento haya que llamarlo con muchos nombres diferentes menos con el suyo, nos encontremos con una ciudad en fiestas sitiada por la casta. El caso es que nos vamos a la cama sin saber cuándo va a empezar a embestir el primer lozano. Las cosas de los encastes. Y tampoco va a estar la Pilarica siempre al quite, que bastante tuvo con los franceses.

Me duele imaginarme a ese taurino -traje Massimo Dutti, Rolex archirreparado por los efectos de las leyes morantistas de la física temporal, zapato italiano de Prada- comiendo en el Asador La Tertulia, cerquita de la plaza, y que justo cuando vaya a hincarle el cuchillo y tenedor al estofado de Alcurrucén, el filete le pegue un gañafón. Resultado artístico:  a la mierda el Massimo Dutti. Si las comidas fueran televisadas ahí estaría el emiliomuñoz de turno para explicar el alboroto. `Ya te lo he dicho, Manué, que estos tienen fondo de casta importante y cuando ha ido a entrar a matar le ha tapao la salida. La castita, las cositas de la castita´.

Unos metros más allá, seguiría el sitiamiento de las fuerzas encastadas del batallón de los Lozano a la guapa Zaragoza, en el Restaurante Campo de Toro. Allí, el herido sería un exiliado catalán, que habría venido con intenciones de ver al Sera. Rabo de Alcurrucén con guarnición. Se santigua, prepara los aceros, monda, trocea, pincha, y cuando va a la boca... ¡zas! un reguero de salsa que va desde el plato hasta la barbilla del exiliado riega el mantel de colorao. Silencio en la plaza. Ahí es cuando aparecería el manolicaballero de turno para sentar cátedra. `¡Aaaaaaayyy! Lo estamos avisando to la tarde Manué. Que yo con estos toros paso mucho miedo. Se ha pasao de faena, se ha venío arriba, se le ha puesto gazapón y le ha hecho hilo al entrar a matar. La casta, Manué.´


 En Casa Pedro, el clásico grupo de aficionados talibanes integristas, dan cuenta de Batuta, el quinto Alcurrucén. Desorejado, descastado y bobo por más señas. Los efectos no se hacen esperar. A fila de a uno, entran en en evacuatorio, cambiando los pañuelos blancos por papel higiénico. Está claro, tanta cantidad de dulce no puede ser buena. Menos para esta gente, diábeticos perdidos a fuerza de comer siempre lo mismo, cuando lo que van buscando es la sal y la pimienta. Aquí aparecería Chenel e intentaría decir algo, que no tendría que ver con nada de lo que hizo como torero, y que no entendería nadie porque está con el ronquillo. 


Valverde, se ha despedido como llegó y como estuvo: digno, cumplidor, y sin conocer la suerte.

Serafín, decidido, inteligente y templado.

Y Tendero, pegapasista, modernista y más papista que su papa (Caballero).




jueves, 20 de mayo de 2010

Los hermanos adoptados de Bastonito

Imagen de los tiempos actuales: un torero derecheando de rodillas en Las Ventas y un Ibán que se presta y se deja desflorar sin decir ni mú. CABRERA




Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. San Isidro. Décimo quinto de feria. Casi lleno. Toros de Baltasar Ibán para Eugenio de Mora, Serafín Marín y Luis Bolívar.




Menudo desastre, y descaste, lo de Baltasar Ibán. Si Bastonito levantara la cabeza no daría crédito al nivel de boyantía y bobaliconería del que hacen gala sus hermanos. Es más, posiblemente ni reconocería a los suyos. Bien presentados en conjunto, pero cada vez menos reconocible la sangre Contreras, que es la que le dió un lugar de privilegio, merecidamente, a esta ganadería. Quitando el quinto, más en tipo, los demás son una macedonia donde predomina la linfa Domecq. Atontados, descastados y al límite de fuerzas. Pero antes de cargar tintas contra el ganadero hay que hacerse la pregunta de siempre, cuando esta porquería de empresa está de por medio: ¿es ésta la cabeza de camada? ¿no había toros más aptos en el Cortijo Wellington? ¿o son más de esas baratijas que compran por la piel de toro los Choperita? Estas preguntas caben, porque son notorios los triunfos y el resurgimiento de la casta y bravura de esta ganadería en los últimos años. Algo descuadra por ahí.




Venir a Madrid a dar circulares, para un lado y para otro, invertidos, creo que los llaman, a hincharse a dar derechazos de rodillas y dar varias tandas de dos mil muletazos y tres pases de pecho es mal negocio. Porque por mucho que se hayan empeñado los públicos, con la venia de los presidentes, en colmar los esportones de orejas a los pobres toreros, hay cosas que no tienen por donde cogerlas, como por ejemplo eso que se viste de luces y se anuncia en los carteles como Eugenio de Mora. Es uno de los numerosos castigos con los que Choperita flagela todos los años, con rigurosidad, al aficionado. El año que viene volveremos a tener la ración de mortadela del toledano.



El que llamó hoy la atención, porque torear no toreó, fue Serafín Marín. Primero porque hizo el paseíllo con la senyera y la barretina, en acto de, se supone, proclama a favor de los toros en Catalunya. Parte del público protestó inicialmente, pues no entendían la reivindicación del Sera. También es posible, que al verlo con la barretina, creyeran que era otro regalo de Chopera al abonado en forma de forcado. Total, ayer salió el caballito, hoy forcados y mañana.., mañana Morante y juanpedros. Que es el ciclo normal de una feria de pueblo, que es lo que viene siendo esto que está pasando estos dias por Madrid. A él le tocó el único ibán potable de la tarde, el segundo, y no pasó nada. Muletazos hacia las afueras, siempre en linea recta, vaciando la embestida del toro cuanto más lejos mejor. Algunos, que se hacen la ropa jirones con el destoreo bonito, el del arte, el pellizco y no sé cuántas tonterías más, equivocadamente, vienen llamando a eso hondura, o largura en el peor de los casos. El destierro del toro de los terrenos del torero, con ese toque desplazador hacia fuera, es una de las trampas más abyectas y más usadas del toreo moderno. Afanoso y vulgar, a partes iguales, al sublevado catalán se le ha ido de las manos un triunfo que le hace falta como el comer. Porque de seguir así, se habrán acabado los toros para él, en su tierra y fuera, por lo menos como torero. Con el quinto, que casi no se tenía en pie, no se dió coba y aligeró el triste pesar de la tarde. Ahora, carretera, barretina, senyera y manta a otro lado. Lo que vale para De Mora, Picazo, De Justo y tantos otros vale también para él: en Madrid deben de estar los mejores.




Bolívar, con el peor lote de la tarde ha estado bastante mejor que sus compañeros de faldas. Más centrado que en otras ocasiones, pero incapaz de dar el paso definitivo, de subirse a los toros y apostar de veras. Se quedó a medio camino, fue un querer y no poder. Empezar una faena con el cartucho de pescao con la zocata y acabarla dando series de medios derechazos zarrapastrosos es la demostración de que este torero, antes valeroso, se mueve en el alambre. En sus manos, y su corazón, está el volver, para ser un torero de ferias o ser destinado con los Sánchez Vara y cía. a la guerra de los plazas de pueblo donde salen los toros que no quieren las figuras para Madrid.

miércoles, 14 de abril de 2010

Palha mear y no echar ni gota

Esto puede ser cualquier cosa menos un Palha. Hasta un borreguito de los que torea Morante. Foto: ARJONA



Sevilla. Plaza de toros de La Maestranza. Feria de Abril. Quinta de abono. Más de media plaza. Toros de Palha para Serafín Marín, Arturo Macías e Iván Fandiño.



Joao Folque de Mendoça, una vez más, ha vuelto a tomar el pelo al aficionado. Lo que hoy ha traido a Sevilla es una escalera de carnes escurridas, pitones con olor a jabón, toretes feucos, zancudos, culos de pollo. La presentación de la corrida era un homenaje encubierto al cartel - collage de Gordillo. La cabeza de muchos, el culo de Juan Pedro, el pelaje de don Álvaro y la casta de tantas ganaderías morucheras comerciales sobre las que escupe sapos el moruchero portugues. Por la boca muere el pez.



Hoy hemos visto, durante el primero, una buena suerte de varas, la lidia ha existido por unos momentos, se ha colocado al toro frente al caballo según los cánones, y el varilarguero ha oficiado con torería. No es casualidad que esto ocurra en un toro de Serafín Marín. Al César lo que es del César. Siempre mostraré gratitud ante este tipo de toreros que no sólo miran su ombligo, también el del aficionado. Lamentablemente es lo único, que no es poco, que se puede contar positivamente del torero de la barretina. En su primero, que tampoco es que tuviera opciones, se vió un tanto dubitativo, falto de ideas. El segundo de su lote fue el más noblón de la tarde, se dejó pero la poca expresividad del catalán acabó por aburrir a público y burel.



El cuate éste, tan descarado como pazguato, al que aquí en España, los medios del movimiento pro-místicismo galapagueño, nos habían pintado como el palmero del Mesías. Nada más lejos de la realidad. Se presenta así, como el que no quiere la cosa, en La Maestranza, con la de Palha, quitó por gaoneras, igual de mal, que su edecán en la gira americana con sus cuvillos, xajays, o lo que sea. La próxima vez que se vean las caras en Aguascalientes, el DF o Lima, el manito podrá contarle de primera mano como es el albero de la Maestranza o como la mirada de un Palha te corrompe y te descompone por dentro como hacen los buitres con la carroña. Como en Valencia, sólo se puede destacar su ambición, viene con la hierba en la boca, siendo figura en su tierra, pero figura al fin y al cabo, merece todo mi respeto. Por lo menos por ahora. Dos corridas, dos hules.



Fandiño estuvo digno, en profesional, toda la tarde. Voló bien el capote y dejó un par de medias verónicas de sello clásico. En el sexto, corrió demasiado, no me gustó verle a merced del toro. Torear sobre los pies, castigar los costados, poderle al toro, son cosas que llevan inventadas más tiempo que la rueda y que, según parece, están casi perdidas. Todo lo que no sea parar relojes y cursilerías por el estilo está mal visto por los partidarios del arte. A Fandiño apetece volver a verle.