jueves, 30 de junio de 2011

Nous n'irons plus à Barcelone


















Escrito por Rosa Cullell para el Periódico de Catalunya el pasado martes:


En cuanto llega Pentecostés, en la ciudad francesa de Nimes, la del coso romano, los penachos de los alguaciles se tiñen de rojo. Empieza la feria taurina. Un millón de visitantes esta temporada, un 30% más que la anterior, y los hoteles hasta la bandera. No hay entradas. ¿Empiezan a emigrar los taurinos catalanes?

«Siempre nos quedará la Catalunya Nord», me dice con sorna un aficionado barcelonés, a quien se le llevan los demonios cuando piensa que este año será el último que toreará José Tomás en la Monumental. En el 2012 se acaban las corridas y los expertos taurinos creen que detrás de la ley aprobada en el Parlament hay algo más que amor por los animales. Una sospecha lógica. Por un lado, los correbous seguirán celebrándose. Por otro, parece absurda tanta urgencia cuando solamente el 6% de los toros bravos mueren en la plaza; el resto lo hacen en el matadero, junto con los millones de vacas, cerdos o corderos criados como carne. Los partidos entraron al trapo por diferente cuestión. «Para imaginar un futuro sin España, Barcelona tenía que reinventarse un pasado sin toros», indican los académicos franceses que han escrito el libro Nous n'irons plus à Barcelone (No iremos más a Barcelona).

Francia, donde las corridas se introdujeron en el siglo XIX, ha declarado la tauromaquia patrimonio cultural. Mientras, en Catalunya, cuya primera corrida se remonta al XIV, se prohíbe. El PP intenta una moratoria de tres años argumentando un ahorro de hasta 400 millones en indemnizaciones, pero Convergència no se lo puede permitir. Pactar presupuestos con el PP y, a la vez, retrasar la prohibición taurina suena muy españolista. Por eso, quizá, Francesc Homs asegura en un cálculo apresurado que cerrar la Monumental solamente costará unos miles de euros. Ya veremos. Lo que es absurdo es empeñarse en cerrar un coso moribundo donde se lidian 90 toros al año. Y, en plena crisis, pagar por ello.

Curro Díaz, Fandiño y Luque, con Victorinos

















Será en San Sebastián de los Reyes, con motivo del cincuenta aniversario de la inauguración de la plaza. Unos pensaran que es lo que debiera de ser normal y que Curro Díaz o Luque -Fandiño ya mata duras- cumplen con su obligación, tarea que no hacen las figuras. Para otros, este es otro síntoma más de la "comercialización" del toro que parece se puede estar llevando a cabo en casa de los Victorinos y que puede llevar un camino similar al de la Quinta, anunciada a bombo y platillo con las figuras. Sea como fuere, es una gozada que se abran estos carteles a más toreros. Que tomen nota las empresas.

Carteles (oficiosos) de la Feria de Almería
















Durante muchos años Almería ha sido una de las plazas más serias de Andalucia. Como plaza de segunda, todo un ejemplo, sin exageraciones pero sin menosprecios hacia el toro y el Primo -con mayúsculas, el Primo-Primo-. Sin embargo, llevamos ya unas ferias en donde la presentación del Toro ha caído, y se han visto cosas sospechosas, como la corrida del año pasado del Tajo y la Reina, en la que un toro se partió un pitón con el peto de un caballo, o la decena larga de bichos sospechosos de afeitado que han ido desfilando durante el último lustro por el coso almeriense. La verdad es que no tiene buena pinta la feria de 2011, si es que se confirman las combinaciones adelantadas por Maribel Pérez en Mundotoro. Espero equivocarme.



Domingo, 21 de agosto: El Cid, El Fandi y Perera (Victoriano del Río)


Lunes 22: Novillada. López Simón y dos más


Martes 23: Ruiz Manuel, Iván Fandiño y Daniel Luque (El Pilar)


Miércoles 24: Ponce, Castella y Cayetano (Juan Pedro)


Jueves, 25: Morante, Torres JerezTalavante (El Tajo y La Reina)


Viernes 26: El Juli, Manzanares y Leandro o Juan del Álamo (Garcigrande)


Sábado 27: Rejones. Hermoso, Ventura y Leonardo (Ángel Sánchez)






miércoles, 29 de junio de 2011

El Toro de Salamanca


















Mañana, en el Casino de Salamanca, sito en Palacio de Figueroa, c/ Zamora, 11-15, a las nueve de la noche tendrá lugar la presentación del libro El Toro de Salamanca, de nuestro amigo Vicente Sánchez López.

Le deseamos mucha suerte y que pase un gran día.

Para más info en eltorodesalamanca@blogspot.com o eltorodesalamanca@gmail.com

Falta de respeto a la Puerta del Principe
















La semana pasada tuvo lugar en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla un concierto, por llamarlo de alguna manera, de José Manuel Soto con sus amiguetes. No puedo estar más de acuerdo con lo escrito en La Caja Negra Sevillana (Diario de Cádiz) por Carlos Navarro Antolín, titulado "Falta de respeto a la Puerta del Principe":


Cuando le quisieron dar en Sevilla un homenaje a una leyenda viva del toreo como es Pepe Luis Vázquez, quien personifica para muchos el mejor concepto de gracia sevillana, el maestro de San Bernardo se negó a que la cuchipanda se celebrara en el mismo ruedo de la Real Maestranza. Poniendo las cosas en su sitio y en su justo valor, respondió amablemente a los promotores que nones, tal como contó en su día Antonio Burgos:

-Miren ustedes: en ese pisoplaza ha habido mucho triunfo, mucho fracaso y mucha sangre. Eso no es sitio para comer… Además, que quinientas personas me parecen demasiadas personas. Estén ustedes seguros que si van más de treinta, mando el parte facultativo y me caigo del cartel….

Cuando el martes sacaron a hombros a un cantante por la mismísima Puerta del Príncipe, algunos sentimos una mezcla de pena y vergüenza. Los símbolos lo son por algo. Por salir a hombros por esa puerta han expuesto su vida muchos matadores. Otros nunca lo consiguieron. Lo de ayer fue una frivolidad, una muestra de compadreo barato y una falta de tacto. Con los símbolos no se debe jugar. Y no se debe hacer no por puritanismo localista, sino por mero respeto. ¿Qué habrán pensado muchos maestros del toreo ante semejante pantomima?

Alguien debió poner cordura y cultivar el espíritu de Pepe Luis.

-Por esta puerta salen los matadores de toros. He dicho bien, los matadores de toros. Y únicamente cuando cortan tres orejas luego de jugarse la vida ejerciendo el arte de parar, mandar y templar. Para abrir esa puerta hay que triunfar con la verdad por delante. Y con la puerta no se juegan. Para las chucherías, váyanse al quiosco.

A esta ciudad le sobran tantas mamarrachadas como quienes las cometen.

martes, 28 de junio de 2011

... Y seguimos con la mentira. Burgos, en un rato.

Este es el lote de Torrealtas que le ha tocado en suerte para esta tarde a José Mari Manzanares, el Presidente de la Unión de Toreros. Feria de Burgos. No hace falta ser muy "avispa" para darse cuenta de la manipulación y merma de las astas, amén del escaso trapío para una plaza de segunda. El fraude sigue corriendo como la pólvora...


El Presidente del festejo es D. José Manuel del Barco Barriuso, acompañado por el Delegado D. Raúl Gutiérrez del Cos y asesorado por D. Alfredo Manzano Gete. Los veterinarios que han echado la corrida para adelante han sido D. Juan Carlos Díez, D. Pedro A. Pascual y D. José Félix Ruiz. Que conste en acta que todos ellos son cómplices en el timo a unas pocas miles de personas.


Imágenes: Tauroburgos.com

La plaga biblíca definitiva (el toro que cabe en la muleta)

La falta de Toro, de emoción y riesgo pues, se va a terminar por llevar con los pies por delante al Toreo. Las plazas medio vacías son quizás el primer síntoma verdaderamente grave de lo que desde hace años nos imaginábamos aquellos realistas a los que muchos llamaban pesimistas. El primer paso para la regeneración del espectáculo pasa irremediablemente por el Toro, lo demás, completamente secundario. Mientras este cambio no ocurra seguiremos ahogándonos poco a poco en nuestros propio vómito. Las fotos cantan la gallina, son de estos últimos días, y como estas, miles.


Alicante. Verónica Carbonell





El Cid. Burgos. Tauroburgos

Manzanares. Istres. Emilio Méndez

Morante. Istres. Emilio Méndez

Morante. León. Santos Lorenzo

Perera. Alicante. Verónica Carbonell
July. León. Teseo Comunicación

Manzanares. León. Teseo Comunicación

Talavante. Badajoz. Juan Carlos Terroso

Para Castella. Granada. Fabad

lunes, 27 de junio de 2011

El G-10, el 1/2 Toro y el 1/4 de entrada

Uly Martín












 León, Granada, Alicante, Algeciras, Burgos, Toledo, Badajoz, Sanjuanes y Corpus, con cuarenta grados a la sombra, media España de vacaciones y la otra media en paro. Estampas y lugares de estos días en los cuáles hemos visto el verdadero estado de la Tauromaquia. Con tardes cumbre en antitaurinismo, como la de San Juán, en la que se han lidiado en un par de horas más toros de Zalduendo que los que han salido de la finca de Barcial en los últimos años. O como este fin de semana negro, que culmina con Cayetano indultando en el León Arena a una birria de la misma ganadería cacereña, al que dicen le pegó ¡130 muletazos! mientras que en Madrid, que es la plaza destinada a poner orden, se cargan los veterinarios, por falta de romana, una novillada del Hoyo de la Gitana y una corrida de Assuncao Coimbra que esperaban los abonados como agua de mayo.

Como protagonistas, los Hombres G, esos diez titanes que han intentado vendernos la Vespa gripada del arte, la cultura y no se cuántas chuflas más, amparados en la infinita avaricia de las empresas, la ineptitud taurina del público y el achantamiento ante las presiones y pocas ganas de complicarse la existencia que muestra la Autoridad. Con estos, no ha habido feria sin líos de corrales, festejo en el que no se hayan visto toros con claros síntomas de afeitado, ni lidia durante la cual no se haya violado el Reglamento. Todo a cambio de un puñado de orejas, cuatro perras gordas y un ramillete mustio de elogios escritos en prosa churrigueresca con los que los revistosos les dan su ración de coba y linimento.

Este era el cambio que nos prometían cuando el trasvase ministerial, cuando juraron renovar el tinglao y acomodarlo a los nuevos tiempos. Que parece que no son tan nuevos, pues la sociedad ha respondido: ninguna plaza llena y mucho cemento en los tendidos, la media entrada se puede considerar un éxito. ¿A ver si es que va a ser que la renovación pasa por un regreso a las raíces, a la emoción y al Toro?

¿No se habrán pasao estos muchachos de modernos?

domingo, 26 de junio de 2011

La indultitis produce ceguera


















Ya sabemos que en Burladero y Mundotoro de conocimiento de Toros van justitos, que las crónicas que allí se escriben son para esos que pregonan que en el Toreo semos Cultura, hasta hay veces se las inventan, pero hombre, no ponerse de acuerdo en quién es el torero que acaba de indultar un Zalduendo en León es de Expediente X...



El Toro de Cenicientos



Toro de Corbacho Grande para Cenicientos. Anti G-10.

sábado, 25 de junio de 2011

Gato por liebre en Zamora



Leo en Burladero:


El festejo de mañana en Zamora, en el que estaban anunciados los espadas Sánchez Vara, Javier Castaño y un tercer matador que sustituirá al lesionado Víctor Mendes, no contará finalmente con los toros de Palha. En el reconocimiento veterinario que tuvo lugar en la tarde de ayer, seis de los ocho astados que presentaba la ganadería portuguesa no consiguieron el visto bueno de la autoridad. En su lugar se lidiarán toros de Mari Carmen Camacho que sí recibieron el ‘ok' de los veterinarios a lo largo de la mañana de hoy.

Debido a este cambio de planes en la hoja de ruta del festejo zamorano, el Foro Taurino de Zamora ha querido mostrar su malestar con la empresa que dirige el coso zamorano debido a su actitud ante los veterinarios a lo largo de los reconocimientos, tanto de los astados de Palha como a los de Mari Carmen Camacho.

jueves, 23 de junio de 2011

Más sobre José Tomás




José Daniel Rojo en Malaka Taurina (opinión que suscribo plenamente):



...Creo, sinceramente, que se equivoca Tomás y su entorno con las condiciones que imponen. No seré yo quien discuta si merecidas o no, porque el torero lo avala en el ruedo, pero no se puede poner a los empresarios entre la espada y la pared. No se puede vetar a tantos ganaderos. No se puede exigir ir siempre entre dos toreros impuestos por ellos. Y si me apuran, no se puede considerar figura del toreo a quien hace temporada en plazas a medida mientras hay otro grupo de toreros que dan la cara a lo largo de toda la temporada, en todas las plazas y con no tantas exigencias en los despachos. Sr. Tomás, ¿le suenan a usted de algo Sevilla, Madrid, Pamplona o Bilbao? Se juega con ventajas y las grandes figuras de la historia de la Tauromaquia nunca jugaron nunca así. Se dice que el público manda y pone a cada uno en su sitio, sí, cierto, pero no debemos olvidar que el público también se equivoca...

Clic AQUI para leerlo entero. 

miércoles, 22 de junio de 2011

Poder y libertad





Zabala de la Serna
La hora de la verdad (su blog en el Mundo)

... José Tomás juega con su fuerza y su absoluta libertad. Sabe de su poder de arrastre y las condiciones rompen todas las barreras conocidas hasta la fecha en el toreo. En Málaga, según fuentes cercanas a la empresa, el caché rondaba por encima los 400.000 euros más el 50% de los abonos que se hiciesen nuevos en la Malagueta. En Valencia, la cifra base podría ser, incluso, superior: 90 millones de las antiguas pesetas -que alguien haga la transformación a euros que mi calcuradora se queda pequeña- más el porcentaje, la mitad también, de abonados de estreno. Y si lo contratan, si lo hacen en Huelva, Bayona o Xixón, es que a pesar de todo, del salario estratosférico y las cláusulas leoninas, José Tomás sale rentable en un abono.





Clic AQUÍ para leer el artículo completo.

martes, 21 de junio de 2011

Cogida y muerte de Mariano Montes



Reverte
ABC
15 Junio1926


La corrida del domingo en Vista Alegre tuvo la nota trágica, brutal, sangrienta, de la muerte de un torero. Fiesta de arte y valor, de alegría y de muerte, fue ésta la triunfadora en ese día. Mariano Montes, un torero valiente y entusiasta, un hombre bueno, un luchador infatigable que aspiraba a conquistar un lugar en la torería que asegurase el bienestar de él y los suyos, murió destrozado a cornadas. ¡Pobre muchacho!


Fue la mala suerte compañera inseparable de Mariano Montes. Tuvo el pundonoroso torero toledano una gran tarde, una tarde inolvidable en la plaza de Madrid matando él solo una corrida de ocho Palhas. Fue un triunfo; cortó dos orejas y, entre aclamaciones entusiastas, le llevaron en hombros hasta casi la Puerta del Sol. Empujado por la fama, corrió el nombre de Mariano Montes por todos los ámbitos de España.

Muchos toreros han vivido tan solo del recuerdo de una tarde de gloria; algunos, tan solo de una faena; pero a Mariano, que tuvo en su haber éxito tan resonante, no le sirvió de nada. La mala suerte fue su compañera; sus entusiasmos, su decisión, su deseo de llegar se apagaban ante la indiferencia de las Empresas y de los públicos. Toreó poco; en Madrid, casi nada. El pasado año para poder torear cerca de Madrid, aceptó una corrida en Tetuán; este año vestía por primera vez el traje de luces en Vista Alegre; por primera vez en la temporada, por última vez en su vida. La fatalidad, su compañera inseparable, descargó sobre él su último golpe.

Se lidiaba una corrida de Don Florentino Sotomayor, y el ganado salió grande, con mucha cuerna, duro y con nervio. Corrida fuerte y peligrosa para toreros poco entrenados, que peleó malamente con los caballos y llegó bronca y difícil a la muerte.

Mariano había toreado con mucho valor a su primero, sufriendo un revolcón al iniciar un pase, y despachado a su enemigo de dos pinchazos y una estocada bien puesta. Una cariñosa ovación premió la labor del bravo torero.

Salió el toro quinto, fuerte y abierto de cuerna, y Montes se fue a él decidido a recogerlo por verónicas; al dar la tercera, por el lado izquierdo, fue empitonado por el costado y arrojado a lo alto; el toro, lo volvió a recoger en el aire; lo zarandeó cogido por el muslo y lo arrojó a la arena. El público, puesto en pie, lanzó un grito de horror.

Montes se puso en pié, pálido, casi sin respiración, con las ropas destrozadas y empapadas en sangre; dio unos pasos y, al fin, se desplomó en brazos de los que acudieron a socorrerle.

La impresión fue horrible. Nadie dudó de que Montes iba muerto. Cuando el toro fue despachado por Sánchez, el público, impulsado por un sentimiento de piedad, pidió y obtuvo de la presidencia que se suspendiera la corrida…

jueves, 16 de junio de 2011

La Monumental de Barcelona, de Joselito el Gallo a Manolete





Mañana viernes, a las 20,00 horas, en el Hotel Husa Oriente, Ramblas 45 de Barcelona, tendrá lugar la presentación del libro La Monumental de Barcelona, "de Joselito el Gallo a Manolete" primer libro biográfico que se publica de la Plaza de Toros Monumental de Barcelona.

Presentado por el gran aficionado Alberto Taurel, el evento contará como ponentes con el ilustre decano del periodismo taurino catalán Antonio Santainés Cirés, la original pintora María Franco Docavo, la notable sastra taurina María José Cabezas y el autor José Luis Cantos Torres.

Además estarán presentes los toreros, novilleros y banderilleros: José María Clavel, Ángel Lería, Enrique Guillen, Alfonso Casado, Jesús Fernández, Alejandro de Benito, Raúl Felices, Fernando Casanova, Antonio Guillen y otros.

La programación contará con una exposición pictórica-taurina de María Franco Docavo, con un capote de paseo de Luis de Pauloba confeccionado por María José Cabezas, con el terno que Enrique Guillen lució el día de su alternativa en La Monumental y con un vídeo-reportaje titulado CÚPULAS DE HISTORIA, creado por el autor con banda sonora incluida.

El torero de los Andes




David Gil lleva años toreando, pero en España la suerte se le resiste. Él confía en su capacidad, pero los años pasan y el éxito no llega. En cambio, en Perú ha encontrado el reconocimiento. Nuestro torero recorre el país cosechando éxitos. David es un ídolo allí y tiene una legión de fans. Pero en su andadura no hay glamur: viaja en autobús, se hospeda en pensiones… y no se hace rico. Su historia es la historia de un sueño.

http://eltorerodelosandes.com/

miércoles, 15 de junio de 2011

Victorinos para Graná






















Fotos colgadas en la web de la ganadería.

Entre el aburrimiento y el sentimentalismo


















Escribe Rafa, sobre Vic Fezensac, en el foro de la Asociación Toreo en red-hondo :


Sin haber asistido a la última de Alcurrucén, el titular de lo visto en Vic este año podría ser 'entre el aburrimiento y el sentimentalismo'. No hay cosa peor en una corrida que dormirse y este año en Vic más de uno se ha pegado su buena cabezadita porque, por momentos, la cosa fue insufrible.

De Dolores Aguirre sólo los tres primeros tuvieron interés y vimos a Joselillo cargar la suerte con verdad y torería. Dejó venir el toro de lejos y adelantó la pierna a mitad del viaje: eso es cargar la suerte. Ahí hay más verdad que en todas las series que pegó Manzanares en Las Ventas en su tarde triunfal. Luego no se le pida arte ni temple, pero uno prefiere este toreo al tíovivo ridículo de los Manzanares, Julis, Talavantes y tutti quanti, lleno de trampas pero que entusiasma al personal.

La corrida de Palha fue infumable pero el respetable enloqueció exigiendo la vuelta al ruedo del quinto que la presidencia concedió a regañadientes. Fíjense si fue inmerecida que quedó la duda a los aficionados cabales de si el toro era realmente bravo. Por cierto, absolutamente patética la actitud del ganadero pidiendo desde el callejón a la presidencia que tocase la música para aumentar el triunfalismo de una tarde que se le iba en barrena (todo un ganadero pidiendo música como un paleto, ¡cómo nos tenemos que ver!). Un periódico francés titulaba al día siguiente 'Vic se reencuentra con la leyenda del toro' (!) La verdad es que, como se ve, el abuso del Ricard puede hacer estragos.

La concurso fue mala, salvada a última hora por el de Flor de Jara que fue tuerto en país de ciegos. Se le dio el galardón, según nos comentaron fuentes de toda solvencia, porque era la primera vez que el premio llevaba el nombre del desaparecido Baylac y no querían que quedase desierto -de ahí lo del sentimentalismo quizás bien entendido que comentábamos antes-. Quede constancia de que el toro de Victorino, además de terciado, fue tan malo que hubiese pasado perfectamente por hijo de vaca morucha, un verdadero desecho de tienta que nos recordó el precioso libro del Sr. Salcedo 'Verdad y mentira de las corridas concurso'.
La de Cebada, soporífera, con los coletudos que no quisieron ni verla. Rafaelillo se pasó a sus oponentes a un kilómetro de la barriga -nos recordó a aquel madrileño que se pasaba las tardes gritando '¡arrímate!' a todos los toreros hasta que uno le pidió explicaciones y el gritón le contestó 'éste cobra en una tarde lo que yo en todo el año, no le pido que toree bien, pero ¡por lo menos que se arrime!' -Rafaelillo, aplícate el cuento, hombre-. Robleño no es ni sombra de lo que fue y Bolívar estuvo premioso y muy pesado, va por mal camino.

Hablamos con don Joaquín Camacho, gran aficionado y amigo del fallecido Baylac y tiene mucha razón al advertir que la plaza de Vic está en una encrucijada: o remonta el vuelo y vuelve do solía o se hunde por un camino nefasto que conduce a Nimes. Baylac, desde el cielo, seguro que es el primero en darse cuenta de que su querida plaza puede hundirse de seguir así. Y será una pena.


Nota: Juan Pasmo, en el Rincón de Ordoñez, también nos habla de la feria francesa, con una interesante galería de imágenes -de la que he birlado la foto de Joselillo que ilustra el post-.

Nota 2: Paco Abad, en su Aula Taurina de Granada, también nos cuenta la experiencia.

martes, 14 de junio de 2011

Camarito II, Palha, Vic Fezensac

El torismo "insinsible"











Fernando Robleño puso empeño sin poder lograr gran relevancia en su faena ante el complicado segundo Cebada, que se movió pero con mala clase y protestando en toda ocasión. Un estoconazo, del que salió prendido muy feamente aunque sin consecuencias, puso en sus manos el trofeo, a pesar de las protestas.

 Nota: ¿Dónde está aquí la insensibilidad? ¿Alguien la encuentra?


Ya es conocido el acoso y derribo que sufre el falso término "torismo" desde Mundotoro. 



Nota 2: Boris cuenta a través de un telefonazo en el Chofre sobre lo de Vic Fezensac:

Toni qué tercio de varas de Tito Sandoval,  a un toro de de Palha. Ha salvado el solito un petardazo, todavía estamos emocionados mi padre y yo.

Daviz Mora dos buenas faenas. Extraordinario en sus dos toros de Dolores Aguirre, que ha echado una gran corrida, le han dado hasta en el carnet de identidad. Robleño hecho un gran tío como siempre y una estocada de antología. Ha entrado a morir o matar. Merecidísima la oreja. Cebada Gago debe dar un giro a su gandería o si no se perderá.

Saludos ya charlaremos pero esto es otra fiesta.


Nota 3: No pretendo juzgar algo que no ví, aunque sé de que criterios me puedo fiar y de cuáles no. Sirva este post sólo para mostrar la inquina y maldicencia de algunos hacía una manera de entender el toreo. Y también para honrar a todos aquellos toreros que se apuntan "a las insensibles". Entre ellos Robleño, que estoy seguro mereció la oreja.

sábado, 11 de junio de 2011

Spain is a bitch




Publicado por Chapu Apaolaza en los diarios de Vocento



Spain is a bitch. A veces. Lo dice la Fundación de Raperos Atípicos de Cádiz. Este es un país de descubridores, de hombres de letras (venga uno ahora a nombrar a Becquer), cuna de las libertades, del paté de cabracho, del helicóptero y el txakoli, el submarino, la botánica, las aceitunas gordales y la circulación sanguínea, sí, vale, cuna de todo eso es España. Pero también una patria muy perra, hecha de hombres perros que vistos así de lejos sonríen como una masa simpaticona que duerme después de comer y se acuesta tarde, pero que de mirada de cerca horripila como los insectos al microscopio. En este sacrosanto lugar no hay nada que no se haga por rabia. Por sus cojones y por la envidia, lengua oficial del Estado, hemos cambiado gobiernos, hemos dado la vuelta al mundo, nos hemos arruinado con un todoterreno más grande que el vecino, hemos sucumbido en batallas inútiles y hemos matado a nuestros hermanos, desde Trafalgar a la batalla del Ebro. Cuando hagan el himno, déjense de mares azules y verdes montañas y no se olviden de incluir 'Tus muertos'. Otros países venden flores, quesos, cocina con mantequilla, coches deportivos, sistemas fiscales... España tiene para exportar bilis y sangre negra como para llenar dos veces los Océanos de este simpático planeta que da vueltas. Llevan los compatriotas -quizás sea un rasgo común a todo el orbe- la boca cargada de pentotal sódico y en las garras, curare. Véase el despliegue de mala leche alrededor de Ortega Cano. En Twitter, ese engendro que invita al paseante a entrar en las sucias mentes del vecino, se ha leído de todo. Al margen de lo judicial, el país ha devorado lo que quedaba del honor del torero, como un zopilote 2.0. ¿Por justicia? ¿Por delincuente? ¿Por robar? No.España lo ha descuartizado porque le caía mal. Así somos.

El hambrientito de Cuenca

viernes, 10 de junio de 2011

Toritos, paisa, bueno barato




















Nada queda de aquellas corridas de Beneficencia que eran el mayor estandarte de una fiesta del pueblo, en arte centelleantes como el rayo y rotundas como el trueno, solidarias con la comunidad y justas con la profesión, en la que las figuras compartían -y abrían, ¿por que no?- cartel con modestos triunfadores, y que en muchas ocasiones hacían que se quedara colicorta esa "extraordinaria" que siempre han vestido como coletilla. En definitiva, el mensaje más claro y nítido, sin necesidad de tuiters ni jefes de prensa, que se le podía mandar al resto de la sociedad: aquí lo tenéis, el Toreo es grande, tan grande que es capaz de empequeñecer a todos los que estáis en su contra.

Pero esta de 2011, ha servido, como todo lo que tocan estos que son figuras, para empequeñecer al toro, y mandar de paso el mensaje que firmaría cualquiera de los de la verdura, que esto de los toros es una pijada infame que de auténtico no tiene nada. Anunciados en este rastrillo que tiene de benéfico lo que Molés de Tomasista, los encargados de vender vulgaridad -de varias puestas, de segunda mano- en sus tenderetes han sido el maestro reverendo Mora, Morante, el que escacharra los relojes, y Juli, el torero más poderoso de la historia, en los corrales, claro. Los animalejos, de Victoriano del Rio, del encaste de siempre, seis bichos asquerosos que maldita sea el día en que los parió la vaca y la noche en la que no se los comío la zorra, para vergüenza de todo el que se confiese amante y defensor del Toro.

El de Plasencia, que lanzaba a los cuatro vientos "¡tooo-re-ría, traigo la to-re-riiiía!", resultó ser más que un burdo falsificador, un chanelante que, por llevar más años que la Tana con el chiringuito abierto, cree tener licencia para todo, hasta para adulterar las reglas más básicas del toreo y querer vendernóslas como material de primera calidad. Un tenducho más allá, un hombre de tez morena se empeñaba una y otra vez en vendernos un carro de desidia y otro de pena -la que sentimos por ver como se hunde un torero así-. Regentaba un puesto que tenía de todo y a la vez no tenía de nada. Un poquito de esto, un poco de lo otro, y una mijita de aquello, una macedonia de baratijas que por muy brillantes, chillonas y aparatosas, no dejaban de ser artefactos postizos. Con la sinhueso tampoco se manejaba mucho, un par de eslóganes, de los que se escuchan en casi todas las plazas, y punto; uno, que se da cuando alguién con clavel se interesa por el ganao que allí normalmente se vende, al que se le suele responder con un: "torito, paisa, bueno, barato, medio torito bonito"; el otro, cuando alguno de los del Siete -que miran pero no compran-, le pregunta por el Toro, por uno de Cuadri, Miura o el que sea, y ahí que viene el "morantito no intiende, reloj parao sí, pero Toro no intiende".  Ni lo entenderá, y  menos mal que los que no somos morantistas no tenemos que suicidarnos ni cosas de ésas. Y Juli, que traía el carromato lleno de importancia, poderío, temple, orejas, mando, oficio, y todas esas cosas que tanto se venden en otros mercaos, aquí... como que no.

Pero la culpa de que a éstos les dejaran meterse a quincalleros en la primera plaza del mundo es de Abella, ese al que trajeron para darle señorío y lustre a la CAM, y que por lo visto antier, ha terminado siendo como esa gitana vendefajas llena de verrugas que se erige en matriarca del mercaíllo, la que da el visto bueno al género y elige a los mercaderos. Abella, el autor intelectual de las miserias venteñas.

jueves, 9 de junio de 2011

Beneficencias

De Agustín Hervás

...Pongamos que Morante no tuvo suerte con el lote y pongamos que solo nos deleitó con algunos detalles. Todo parece indicar que a Morante en esta temporada no le acompaña la suerte en los sorteos de las plazas serias. Pongamos que Juan Mora va de pasota y nos alimenta con cuatro tonterías que se inventa sobre la marcha a lo que algunos le llaman torería, y debe ser verdad pues Mora se beneficia de esa torería. Y pongamos que El Juli nuevamente ha sido el único que se ha beneficiado de la tarde de la Beneficencia ya que ha demostrado dentro de las limitaciones de los toros ser el toreo más cualificado y preparado del escalafón, aún sin poder beneficiarse de ello completamente...


De Carlos Ilián

...Y para más abundancia de datos: el ganadero había reservado, por si acaso, una corrida para José Tomás, en el supuesto de que el torero pudiera llegar a tiempo para actuar en Madrid. Y esa corrida no podía ser otra que la reseñada finalmente para la Beneficencia. Entonces, ¿qué pudo pasar para que finalmente se lidiara un saldo, absolutamente desigual, donde había novillotes al lado de zambombos y toros de castita al lado de mansos de carreta?. La sospecha es evidente: allí alguien metió mano y revolvió para elegir a capricho. Al menos eso es lo mínimo que se puede pensar sobre la corrida lidiada ayer en Madrid...

miércoles, 8 de junio de 2011

Garlitero



Este engendro llamado feria del Aniversario no tiene ya nin guna justificación y parece que en el próximo concurso de adjudicación de la plaza quedará eliminada. En su día fue un apaño para compensar la eliminación de cuatro corridas en el abono de San isidro, gracias a la estupidez de unos autotitulados representantes de los abonados, a los que les parecía muy largo el abono isidril. Pero la fuerza de los hechos ha terminado por dejar este añadido de junio en la ruina por su falta de entidad. Hoy se llenará la plaza en la tarde de nla Beneficencia con un cartel fuerte, pero es como una isla en un ar de mediocridades.

Ayer los diez mil espectadores que se sentaron en sus localidades asistieron a una muestra de mansedumbre y de invalidez. Así fue la corrida de Los Bayones. pero entre tanta mugre salió una joya, el tercer toro, de nombre Garlitero, una maravilla de bravura y nobleza. Un toro que peleó fuerte en varas y que embistió con temple y codicia en la muleta. Esa joya le correspondió a Tejela que estuvo pulcro, sin meterse en grandezas. Faenita perfilera y de alivio, al no cargar la suerte, pero que en su primera parte llegó a conectar con el público; no así el alargamiento de la misma, que apenas sirvió para ratificar que a Tejela se le había ido un toro de puerta grande, al que, además, masacró con la espada.

Rafaeelillo, sin sitio y desconocido, no pudo con el picante de su primero y liquidó al cuarto, un manso e inválido, sin pena ni gloria. Por su parte Urdiales estuvo torero y decidido. Muy bien con el capote y a gorrazos con un lote manso y descastado.

martes, 7 de junio de 2011

Fuerza, Ortega

























Mucha Fuerza para el Maestro Ortega Cano, que dicen que puede no pasar de esta noche...

Las figuras con Lorca

En la forma de citar está la verdad o la mentira
















El Cid. Las Ventas. JPelegrín



Alfonso Navalón



Varios lectores piden aclaraciones sobre la importancia que tiene y la diferencia que hay entre las distintas formas de inicar el muletazo porque con el tiempo se han convertido en tópicos lo de "ponerse en el sitio", "citar al hilo del pitón" o "fuera de cacho".

En lo de empezar el pase con la muleta retrasada todos los buenos aficionados están de acuerdo que es la trampa de robarle al buen torero el primer tiempo y, a veces, casi todo el segundo, limitándose al muñecazo para vaciar la embestida. Y eso, por muchas vueltas que le den los partidarios del falso tremendismo, es una gran mentira. Queda claro que con la muleta retrasada no se puede torear a un toro normal. Sólo los toros descastados y machacados en varas permiten el toreo encimista y el tercio de pase.
 No se puede hablar seriamente de toreros sin dejar sentado que citar en corto y con la muleta retrasada es una trampa porque lo difícil es dejarse ver del toro, darle sitio en la arrancada y luego templarlo y someterlo hasta vaciar el pase. Eso es lo arriesgado y lo importante.

Cuando el toro viene arrancado desde lejos tiene mucho más peligro que citándolo dándole con los muslos en los pitones. Algo que sólo puede impresionar a los ignorantes. Pero volvamos al motivo de esta crónica. Estoy harto de escuchar a los viejos toreros que lo más importante es la colocación antes de empezar el muletazo. Con el capote pasa lo mismo, pero como ahora se centra todo en la muleta, vayamos al grano.

Antes de convencerme con la práctica hablamos largo y tendido con dos maestros tan distinto en su estilo como Domingo Ortega y con Pepe Luis Vázquez. Años después con Manolo Escudero en las muchas veces que vino a torear a 'El Berrocal' Todos decían lo mismo: "Si te colocas bien mandas en el toro y rematas bien el pase para quedarte otra vez colocado. Si te colocas mal, el que manda es el toro y al terminar el pase quedas descolocado". La forma correcta de citar es colocarte enfrente de la mitad del testuz y de la penca de rabo, de forma que haya una línea recta entre la cadera del torero (o el medio pecho) y el espinazo del toro. Una vez afirmado en ese terreno se adelanta la muleta y se espera que el toro llegue a la muleta. Sólo entonces, ni antes ni después, se adelanta la pierna para torear en curva.

Digo que ni antes ni después porque un torero tan inteligente como Paco Camino adelantaba la pierna en el momento mismo de citar, antes de arrancarse el toro. Así resulta que cuando el toro llegaba a la muleta, Camino no tenía que correr el riesgo de cambiarle la trayectoria del viaje y la foto salía impecablemente, la pierna contraria adelantada. Camino era tan listo que muy poca gente se dio cuenta de esta ventajilla. Por lo menos cumplía con el importante requisito de ver venir al toro y aguantarlo desde lejos. Al terminar el pase hay que ganar otro paso para quedar otra vez colocado enfrente del testuz. Así de sencillo y así de fácil.


Antes lo hacían todos los toreros porque no se conocía otra forma de hacer el toreo. Ahora no lo vemos casi nunca. Fijaos la importancia que tendrá y la diferencia que hay entre el truco de los ventajistas que dos toreros se consagraron haciendo esto mientras los demás citaban fuera de cacho y con la pierna retrasada. Los últimos que han hecho esto fueron Antoñete y César Rincón. Antoñete, viejo y sin facultades, se ganó a los públicos con su sentido de la colocación y la inteligencia de aguantarlos desde lejos para darle el toque un metro antes de llegar a la muleta. Años después llegó desde Colombia un torero sin arte ni personalidad, César Rincón, que estaba ya un poco de vuelta de haber logrado ser figura en América.


Le bastó hacer lo mismo que Antoñete para batir todas las marcas al salir en hombros en Madrid. César no tiene arte, pero supo devolverle al público la emoción de ver a los toros arrancarse desde lejos y aguantarlos con mando al llegar a la muleta. Aquí se demuestra una vez el viejo dicho de mis maestros Domingo Ortega, Pepe Luis Vázquez y Manolo Escudero: "Para torear bien lo más importante es la colocación". Mientras Antoñete y Rincón hacían estas cosas tan sencillas y tan verdaderas, una falsa generación de figuras jóvenes inventaron el citar al hilo del pitón o, para colmo de la mentira, con la muleta y la pierna retrasadas.


Así Espartaco introdujo el mando a distancia enviando los toros hacia fuera. Así Manzanares engatusó a los falsos puristas con un tercio de pase componiendo la figura después de meter el toro la cabeza en la muleta. No hablemos ya de la bastedad del pobre Paquirri o del zapatillazo y la rapidez de Capea. Ninguno de estos trucos hubiera servido ante un toro con casta y poder, porque a la segunda vez que no le ganaran los pasos se habría hecho el amo del ruedo.


Como ya se había inventado el medio toro de la media casta y desfallecido en la muleta por los tremendos puyazos traseros o en el pico de la muleta, este toreo de truco valía para sostener al toro en pie y sacarle la media arrancada que le permitían su falta de fuerza y de casta. Después de toda esta farsa llegó el delirio del 'tomasismo', donde un público impresionable creyó que torear era dar un muñecazo dejándose enganchar la muleta constantemente. Creyeron que torear era hacer el poste y la rigidez vertical.


Creo que con esto queda debidamente clara la diferencia que hay entre el toreo verdadero y las trampas actuales.

Bombón

Joserra Lozano


- 'Bombón' le han llamado al toro que le indultaron. 
 
- Busco un toro de embestida lenta. Es más bonito y mucho más difícil que el toro que se revuelve. Pero muchos se confunden. Será porque nunca se han puesto delante de uno. 
Entrevista completa AQUÍ

lunes, 6 de junio de 2011

Hermoso de Mendoza acaricia la Puerta Grande de Las Ventas


























El encierro de Jose Luis Iniesta, muy bonito e inmejorable, tanto en presentación como en hechuras y cuajo. Alguno con la edad justita. Quisiera que de una vez se salga del tópico respecto de lo murube en el sentido de que se le considere un encaste -lo de encaste es un decir- terciado y sin cuajo aparente, y sin encornadura proporcionada y escasa. Respecto del juego, aún presentándose abantos de salida, me pregunto... Si ese recorrer al hilo de las tablas no guardará relación con el adoctrinado del toro en los correderos; ya que en ocasiones algunos de los toros de esta tarde, daban la sensación más de acompañar al caballo que de cortarlo al ponerse por delante, caso más significado el comportamiento del que cerró plaza , dando la sensación de que a “Burladero” le consideraba su compañero de corredero. Brava la Corrida, mirando arriba, pero queriendo humillar dentro del propio arreón, al sentirse heridos. Sinceramente, lo que vendió Capea para que pastara en los Espartales, fué lo mejor que tenía en su casa. Me  hubiese gustado verles con sus pitones intactos. Algunas palmas para el cuarto de la tarde. Ninguno fué protestado.

Hoy no se ha cargado la suerte. Muchos pies en los Espartales, mucho citar de largo; pero en aproximación, siempre se ha atacado la suerte con ventaja e inseguridad en las arremetidas. Todo desde el primero al sexto; aunque se estuviese en las Ventas, la mentalidad de los tres rejoneadores ha sido otra. Tardía la decisión de Pablo Hermoso de salir por delante para dar entrada a la presencia de Leonardo Hernández, pero siendo de agradecer. No pasa nada, de hecho la única oreja de la tarde y con uno de los toros más difíciles, ha sido solventada con el primero.

 Pablo Hermoso con toda la cuadra a su altura, salvo los responsables de los dos primeros tercios, pese a tenerlos siempre en la mano, pero sin arrestos para salir por delante; ello hace que echemos de menos a la tordita “Estella”, que ya ni viaja, a no ser que se haya desprendido de ella. Necesitó de la calidad de “Silveti” para completar la labor que con “Machado”, no se pudo resolver; y en el segundo de “Chenel” para despejar lo que “Dalí” se dejó en incógnita. El primero de los espartales, presentaba sus cositas; el cuarto, sin embargo fué el toro de la tarde; se fué con las orejas puestas, por la falta de decisión del maestro Pablo Hermoso, quién trás varias entradas baldías, colocó un rejonazo en su sitio, que de haberlo hecho a la primera le hubieran supuesto las dos orejas.

Andy Cartagena con una lidia algo acelerada, y sin embargo con “Pericalvo” consume minutos en la exhibición de unos balancines, que por exagerados, acaban por saturar. Con “Maravilla” ya sale dando violinazos, y no es eso; el violín, que en el Toreo de a Pie no disculpo, pese a que en su ejecución se coja al toro más por delante, en el Rejoneo se está llegando a dominar desde la silla, y el riesgo que puede suponer la suerte en sí, queda diluído por lo trasera de la suerte -al anca prácticamente- y por el alivio dentro de la misma, pese a su espectacularidad; de seguir así acabaremos abominándola como en el Toreo de a Pie.

Insiste Cartagena en lo accesorio, sin embargo la evolución de “Bisbal” entrando muy de cara, a dos manos, es encomiable. Saludos y silencio

Leonardo Hernández con “Espartaco” necesita de varias pasadas ante los buenos pies del “iniesta” para clavar el primer rejón, pues el toro no había sido encelado suficientemente; “Verdi”, con su batir violento, no cuadra tras varias batidas para reunir la suerte. “Xarope”, cada día más aclarado en capa y en movimientos, va evolucionando de la suerte de matar a banderillas; a dos manos, se ha hecho el rey; hoy la ha ejecutado en las Ventas cambiando los terrenos de poder a poder y dando el pecho, con su par Centauro elevando los palos para reunirlos arriba y ejecutando muy por delante, vamos mejor que si de colocar un solo palo se tratase.

 Ha echado mano de los clásicos, como sucede en todas las artes, “OH-31” genial y maestro en la cara del Toro, y de “Magno” resaltar, utilizando la expresión que he anotado en mis cuartillas: ¡Como se ofrece! Con ello está dicho todo.

Debido a la colocación del rejón de muerte caido, contrario y atravesado  solo saludos en el primero; y respecto del segundo, ya en familia por la lluvia, pero con un rejón descordando, silencio.




Moreno de Córdoba

domingo, 5 de junio de 2011

Torería


























La foto se la he afanao del twitter a Don Ignacio Sánchez-Mejías, bético de pro y partidario de Curro, o partidario del Betis y currista de pro, no sé que fue antes, si el huevo o la gallina. "Asi se coge una camiseta del Betis", apostilla en la foto. Nada más que decir, que la imaginación vuela, y que parece que ya se está preparando para pespuntear una verónica por el lao derecho, echando la patita pa'lante y ofreciendo el medio pecho. Pero por ahora nos vamos a conformar con ver el Betis en Primera -y el Granada, alomejor, quien sabe-.

sábado, 4 de junio de 2011

El Milagro Manzanares





















El 29 de mayo, José Mari Manzanares anunciaba que debía de parar de torear debido a una tendinitis y a un "dolor" en su maltrecha mano. Se "dió de baja" en Aranjuez, un día después, siendo sustituido por Alejandro Talavante. El Dr. Villamor firmó el siguiente parte médico:

El diestro José María Manzanares fue visitado ayer en consulta por el Dr. Ángel Villamor, aquejado de sobrecarga y dolor en su mano izquierda. El Dr. Ángel Villamor, director médico de iQtra medicina avanzada y Traumatólogo, diagnosticó esta mañana una tendinitis (inflamación dolorosa) del tendón extensor del primer dedo de la mano izquierda, operado en los últimos meses. Por dicha tendinitis, se prescribe reposo en su actividad profesional, la realización de un programa de fisioterapia por los próximos 7 días y se programa revisión la próxima semana para seguimiento evolutivo de dicha la lesión.

Milagrosamente, ayer, 3 de junio, el diestro alicantino pudo asistir a un torneo benéfico de golf junto a otros personajes famosos y echar unos hoyos. Se ve que remitieron los dolores. Por fin.


¿Que hay detrás de todo este fraude al espectador, en este caso al pueblo de Aranjuez? Pues una renegociación escondida -al alza- de todos los contratos que firmó antes de ser triunfador de Sevilla y Madrid. Y el empresario que no entre por el aro, pues ya sabe a lo que atenerse: a un parte médico y a verse obligado a parchear el cartel con otro torero con, seguro, menos tirón que el diestro alicantino.

Y este es el Presidente del nuevo sindicato de toreros, que no sé ni como se llama. ¡Puaaaggg!

Sólo para aficionados y antitaurinos, paseantes y curiosos

A través de mi amigo Xavier González Fisher llego a este artículo escrito en Septiembre del 2010, por el escritor Pedro Sorela 


Recuerdo muy bien la tarde de abril o mayo de hará unos veinte años en que Joaquín Vidal llegó al periódico furioso porque un turista japonés le había pedido que apagase el puro. Joaquín estaba indignado pero sobre todo sorprendido: no podía comprender semejante desfachatez. ¡Pedirle a alguien que apague un puro en una corrida de toros! ¡En Las Ventas, la catedral del toreo! (o al menos eso dicen los madrileños, la catedral al aire libre donde los toreros se van a examinar). ¿Por qué no ya de la misma forma, pedirle a un aficionado al fútbol que no se acuerde de la madre del árbitro? ¿A un chico que no coma palomitas de maíz en el cine?

Para los que no lo sepan, Joaquín Vidal, que ya murió, era el cronista de toros de El País y según muchos, muchísimos, el mejor de las últimas décadas. No lo sé, aunque estoy muy dispuesto a creerlo. Lo que sí sé es que era una gran persona, un extraordinario conversador y de paso maestro, el mejor compañero, el que más recuerdo de mis catorce años en El País, y la encarnación misma del sueño de cualquier periodista: él solito vendía periódicos. Quiero decir que, como ya es notorio, había gente, incluso gente que no había visto una corrida en su vida, que compraba el periódico para leerle. Y aparte de su gran estilo, que rescataba el lenguaje de la crónica taurina e introducía a la vez puntos de vista muy contemporáneos –o sea, el ideal de una escritura con tradición, un estilo–, creo que la razón fundamental de su éxito es que hacía de cada corrida un acontecimiento único y por consiguiente una historia también única y no escrita con plantilla. En un escenario relativamente sobrio –lleno de símbolos muy pesados, pero a la larga sobrio– solía encontrar algo, así fuese un detalle, a partir del cual hilar su cuento. Puede parecer un recurso, una estrategia de viejo periodista con oficio. En realidad Joaquín daba en la madre de lo esencial de la corrida. Que es un acontecimiento único. Ahí es nada: trata de la muerte y esta es irrepetible. No hay campeonatos posibles, cada toro es un campeonato en sí mismo. Esa fulgurante historia, ajena a las largas temporadas del tenis o la Fórmula 1 –nadie cuenta orejas cortadas, y además estas tienen valores muy diferentes según dónde se corten–, es una de las razones de la decadencia de la fiesta, o si se prefiere, de su debilidad.

Confío en que a estas alturas los interesados ya sabrán que la prohibición de los toros en Cataluña tiene muy poco que ver con la protección de los animales y sí en cambio con la política interna española, en la que los nacionalistas catalanes se han anotado un gol, un bajonazo (una espada mal puesta que hiere al toro y no le mata). Es algo que, si se lee la prensa española, queda claro. En el caso de que se trate de una medida ecologista, eso dejaría en muy mal lugar a la inteligencia y coherencia de sus promotores. Pues al tiempo que se prohiben las corridas, no se dice nada de los correbous, o festejos populares en los que en Cataluña, al igual que en toda España, con variantes, los mozos se dedican a torturar a los toros, ahí así que de una manera objetiva: no los matan pero les pueden poner bolas de fuego en los cuernos (no se queman), les jalan de la cola, les azuzan con varas, les hacen caer al mar o al río… en fin, que a mi modo de ver torturan al animal mucho más que en una plaza. En la plaza, al toro, el más noble de los animales, se le respeta. En esas calles, en cambio, se le ridiculiza. (No en los sanfermines de Pamplona, verdadera prueba de valor y donde el toro no sufre. Yo los corrí una vez y todavía puedo saborear la adrenalina del miedo en mi boca.) Pero claro está, prohibir los correbous supondría la pérdida de no pocos votos en la Cataluña profunda –existe hasta un proyecto de ley para protegerlos– y los que han prohibido las corridas no están por la labor.

Y la pérdida de votos se debería a los sentimientos loca-listas que, en toda España, consideran un agravio mayor todo aquello que ponga en riesgo ciertas tradiciones, así sean bárbaras. En cambio, por ejemplo, es lícito y hasta recomendable maltratar la gran tradición literaria mediante su ocultación, olvido o falsificación; total, nadie se da cuenta. Esos sentimientos localistas son una variante de los nacionalismos que, ríete tú de las pandemias, afectan a toda Europa: Escocia, Córcega, el norte de Italia, los flamencos que sienten alergia a los valones en Bélgica, los eslovacos que no soportan a los checos y al revés, Baviera, Kosovo (aunque ahí es otra cosa), Serbia y todos los Balcanes, Groenlandia, las islas Feroe, Chechenia y todo el archipiélago ex soviético… y en particular a España. Uno pensaría que se trata del regreso a la adolescencia de todo un mundo –una regresión clásica a la edad del pavo, me parece, no sé qué pensaría un psicólogo– hasta que uno se sienta un momento a pensar, saca lápiz y papel, hace números… y se da cuenta del gigantesco, del descomunal negocio que es el nacionalismo. Hasta el punto de que es el mejor y más rentable jamás inventado y falla rara vez, como entre otros sabe Hugo Chávez, que en días pasados amagó de nuevo con uno de los faroles más viejos en esa no menos vieja mesa de tahúres. Pero ya no me interesa nada intentar comprender las regresiones a la adolescencia, y en todo caso ya nos hacen perder mucho tiempo en este país, o sea que dejaré pasar el asunto. (Solo citaré al Frankfurter Allgemeine Zeitung, periódico de referencia alemán conservador que hace un par de años escribía: “Lo que está sucediendo en Cataluña no sucedía en Europa desde los años treinta”.)

Pero en cualquier caso, y ya que estamos, abordemos el tema de si se tortura o no a los toros en las plazas. Vaya por delante que sí creo en la buena intención de la mayor parte de quienes se apiadan de los animales, con independencia de su uso por los políticos. También que obviamente los veinte minutos (regulados, no optativos) que pasa el toro en el ruedo no son para su placer, y que si la lidia está mal hecha –lo que es más frecuente que al contrario–, sí creo que se puede hablar de crueldad. Dicho lo cual recordaré lo que creen los aficionados: para ellos la lidia es el sistema ideado para lastimar lo menos posible a un animal de media tonelada que ha de ser muerto al final con un pequeño estoque algo curvo que parece más bien un adorno para un baile de máscaras. Esto es, todas las suertes “con pinchos” (banderillas, vara, estoque y hasta puntilla de descabello) están pensadas por las reglas del toreo para que el animal sufra solo lo justo con el objeto de que agache lo suficiente la cabeza, pues si la mantuviese erguida, como cuando sale al ruedo, el torero no lo podría lidiar en los dos últimos tercios y no lo podría matar con la espada. Y de ahí que el “malo” de la corrida suela ser el picador, cuando se pasa de pica, casi siempre –entonces los picadores envidian a los árbitros del fútbol y los consideran niños mimados por las masas. Y la suerte que condena una faena a no recibir premio, por brillante que sea, si está mal hecha, es la suerte de matar. Bien hecha significa que el toro muere a la primera, con una estocada “hasta la bola”.

Pero es que además, y como explican unos sin descanso y los otros se empeñan en no escuchar, el toro, que es apreciado por la afición como el que más, está hecho para la lidia. A no ser que sea un burro, en cuyo caso se pita a su criador. Es un animal de diseño, como casi todos o todos los que se relacionan con el hombre, depurado y afilado durante generaciones para una pelea. Igual que el perro teckel tiene un morro largo para meterlo en las madrigueras y el galgo es delgado no por casualidad sino para ganarle a sus congéneres persiguiendo conejos. Por eso se le llama toro bravo o toro de lidia, y por eso se le admite en el club de los gladiadores, a los pocos meses de vida, solo si sigue embistiendo pese a recibir un pequeño castigo. Y si alguien conserva alguna duda al respecto, que se meta –ojalá que con buenas piernas y zapatillas– en una dehesa donde pasten toros bravos, viviendo una vida que ya quisieran los socios de cualquier club de golf, y cite a alguno con un trapo rojo.

Así que lo cierto, me parece, es que pocos de los animales con los que el hombre mantiene trato disfrutan de mejor existencia que el toro de lidia, incluido un pobre pastor alemán que, como otros muchos, languidece desde hace trece años en un pequeño antejardín cerca de mi casa, y al que sacan a pasear diez minutos al día. O los caniches de Montecarlo o Beverly Hills, que tienen que soportar tratos de pedofilia de dueños neuróticos que les tratan como a hijos únicos y mimados. A mí personalmente lo que más me llama la atención es que acusen de maltrato a los toros –que viven como marqueses toda su vida menos veinte minutos, marqueses de los de antes– quienes no dicen una palabra sobre las millones de gallinas a las que han arrancado los huevos de su desayuno esa mañana, ahí sí que mediante tortura pura y dura, o las terneras agrupadas en Kansas y el centro de Estados Unidos, arrejuntadas dentro de corrales en rebaños gigantescos tan promiscuos que sus gases son –tengo entendido– una de las principales causas mundiales del efecto invernadero. Eso, sin haber visitado un matadero supuestamente primermundista y moderno. Es una visita reveladora. Ahí se puede ver que animal sí sufre durante un buen rato, entre otras cosas porque, como en la matanza del cerdo, desde el primer momento sabe perfectamente qué van a hacer con él y al final hasta lo ve, y eso suele tardar más de veinte minutos. ¿Y las ocas enterradas con solo la cabeza por fuera para hinchar su hígado hasta que reviente en delicioso foie? ¿Y los cerdos en los camiones? ¿Y los 100.000 perros abandonados en las carreteras españolas en periodo de vacaciones y abocados casi siempre al atropello o a la ejecución porque no hay quien se haga cargo? (Las cifras de otros países son parecidas.) Eso sin citar –no nos vayan a acusar de demagogia– las ostras que nos comemos vivas con limón, las langostas y gambas que metemos no menos vivas en agua hirviendo o ese pescado que, en Cantón –una exquisitez– boquea mientras le van rebanando el lomo en finas lonchas que se comen crudas por alegres comensales en torno a una mesa redonda. En fin, los ejemplos son numerosos y, todo bien pensado, prometo que entre la existencia de mi perro vecino, una vaca de Kansas y un toro de lidia –que vive a sus anchas en grandes y bellos paisajes durante unos dos años a cambio de veinte minutos de una pelea a la que tiende como los zorros a las gallinas o las gacelas a la libertad– yo sé muy bien cuál elegiría.

Otra falacia es la de que el toro no tiene una oportunidad. La tiene –esa es parte del atractivo de la fiesta– y la tiene bastante mayor que cualquier animal objeto de caza con los rifles de hoy en día y para qué hablar de las miras telescópicas. O que los pobres pájaros que vivan cerca de un gato, que como se sabe es un verdadero depredador; un tigre pequeñito. O sea que viven poco tiempo. ¿Tendríamos que prohibir a la gente tener gatos asesinos de pájaros? Yo echo de menos a los gorriones y otros pájaros de mi barrio –salvo las golondrinas, que vuelan alto y rápido– desde que este ha sucumbido a la moda universal de los animales de compañía, a menudo maltratados porque incomprendidos. Cualquier torero con un poco de recorrido tiene el cuerpo cosido de cornadas y, según me explicaban, si no mueren muchos más –que algunos mueren– es porque las plazas buenas están dotadas de excelentes quirófanos, buenos médicos y la medicina taurina ha avanzado mucho. ¿Se acuerdan del torero Julio Aparicio, que en mayo sufrió una cornada en la barbilla como un uppercut de boxeo? La terrible foto con el cuerno saliéndole por la boca se publicó en muchas portadas. Pues bien, a las pocas semanas estaba en la calle… aunque según algunos su salvación no se debió tanto a la medicina sino al recorrido milagroso del cuerno en su boca.

Más allá del actual debate –bastante falso porque, al igual que en otras ocasiones del pasado, tan solo esconde motivaciones políticas– no es fácil escribir sobre toros entre otras cosas porque cuesta saber por dónde empezar: es un mundo, si no infinito, sí muy rico, hasta el punto de descorazonar cualquier pretensión de resumen. Tan solo cabría la sugerencia, el indicio. Es un mundo, es verdad, en el que cualquier aficionadillo habla pomposamente y, como en el mus, da a entender que poca gente sabe más que él. Solo por escuchar ese lenguaje ya es divertido ir a una plaza y asistir luego a los corrillos. Yo salvaría la fiesta aunque fuese por preservar el lenguaje que va a aparejado a ella, el fabuloso vocabulario que designa los tipos de cuernos, por ejemplo, o el no menos caudaloso que enumera y matiza los colores del toro de lidia. Que como es sabido pasa por negro.

Pero no voy a dar una conferencia de tauromaquia entre otras cosas porque doctores tiene la iglesia y yo soy tan solo un tibio aficionado, de un par de corridas al año. Ahora bien, con una visión un poco atípica porque voy a los toros invitado por dos cronistas amigos, que de cuando en cuando me subrayan detalles o me hacen observar aspectos que no habría ni imaginado –en este mundo no se habla de críticos, sino de cronistas taurinos, y es un género con leyes propias–, y por lo general a algunas de las mejores corridas del año, por San Isidro, el patrón de Madrid.

Lo cual digo no para presumir, sino porque esa es en efecto una diferencia. Pues con la lidia pasa como con el flamenco o la poesía, que solo es admisible la excelencia. Y para apreciar esta hay que saber o ser asesorado por alguien que sepa. Todo lo demás es detestable, y cuando recuerdo las corridas que vi en plazas olvidadas, o rendidas a los pobres turistas que apenas distinguen la sangre del toro de la sangría, comprendo y hasta aplaudo a los antitaurinos, de tan larga tradición en España como la propia corrida –dicho sea de paso– y algunos con gran solvencia, como Eugenio Noel. De hecho, lo que me asombra es que los turistas no se salgan de la plaza en el segundo toro. Pero recupero la ilusión cuando recuerdo unos cuantos pases de ese prodigioso baile de un hombre con una fiera que la suerte me deparó ver –todo en los toros tiene que ver con la suerte y bastante con el azar– y que aún me erizan la piel con el placer de la belleza… o de la épica, que era lo único que hacía llorar a Borges. O cuando evoco la llegada de Joaquín al periódico, una tarde como tantas, entusiasmado porque había visto a un torero como los de entonces. Un tipo pequeñito que citaba al toro desde el centro de la plaza (algo muy temerario, incluso en ese mundo casi geométrico en el que el valor ocupa la mitad) y esperaba, impávido como un santo en procesión, a que un obús de quinientos kilos arremetiese desde su salida al ruedo para hacerle entrar en la historia de la ciudad o en el cementerio de la Almudena, a diez manzanas de allí.

Ese torero pequeñito se llamaba César Rincón y salió cuatro tardes seguidas por la puerta grande –es decir que había cortado dos orejas por tarde–, algo realmente raro en la historia de esa plaza, de las más exigentes del mundo, ellos dicen que la que más (la última vez que se entregó un rabo fue en 1972 y todavía se arrepienten y se lo achacan al triunfalismo franquista). Y cuento la anécdota para subrayar otros dos aspectos que me parecen esenciales para comprender la lidia y su actual situación en España.

Primero su carácter apátrida: a nadie le importaba un carajo que Rincón fuese colombiano. Como si era zulú o finlandés.
Lo que entusiasmaba es que se había traído, de dónde no importaba, buena parte del repertorio de la lidia clásica, y muchos pases o suertes que, por su dificultad o peligro, ya solo recordaban los sabios. Ese carácter internacionalista (lo mejor que tenían los comunistas, y al menos en España lo han olvidado) se puede apreciar en uno de mis cronistas amigos: William Lyon, Bill –un yanqui como de novela de Hemingway, con ancestros escoceses, irlandeses, alemanes, daneses, pelo blanco y ojos azul puritano–, y cronista respetado a quien nadie se le ocurre reclamarle pureza de sangre gitana o tan siquiera andaluza. Vive en España desde hace medio siglo y sabe de historia de la lidia casi tanto como el Cossío, el autor de la enciclopedia taurina canónica de varios volúmenes: durante un tiempo Lyon escribió crónicas de ambiente en El País, recogidas luego en un libro delicioso llamado La pierna del Tato. (La literatura taurina, a menudo mala, ocupa bibliotecas. Un libro de referencia entre taurinos y muy bien escrito es El hilo del toreo, de José Alameda –que conoció la lidia en ambas orillas del Atlántico. Y se anuncia para el otoño un prometedor Tauroética, de Fernando Savater.)

Y lo segundo relevante de la historia de Rincón es el valor que le hacía citar desde el centro del ruedo al toro que salía. (¡Qué imagen en el silencio de la plaza paralizada! Y qué coraje.) Cierto que en ese mundo esencial, más que sencillo, que es la lidia, la valentía es uno de los dos protagonistas y a los toreros se les daría por supuesta, como el coraje a los militares o la equidad a los jueces. Pues bien, como en estos, lo que se da por supuesto se da solo a veces y muchos toreros profesionales distraen el riesgo mediante pases resultones que la mayor parte del público no distingue. De ahí que resalte tanto y entusiasme el torero que se gana el nombre. “Si quieres verle date prisa”, decía Guerrita de Belmonte, me cuenta Bill, porque pensaba que iba a morir en cualquier momento.

Es frecuente que el aficionado hable del pasado con el tono de “esto no es lo que era”. Y sin embargo, quien desde hace unas temporadas llena las plazas con entradas hasta de mil euros en la reventa es el misterioso y callado José Tomás (nunca he podido ver una faena suya), de una pureza taurina casi mística, parece ser, y también de una temeridad que entra directamente en la demencia. Cómo estará de loco que no admite que sus corridas se pasen por televisión, con lo que revela comprender muy bien el carácter único y teatral de la lidia. Ahora mismo convalece de una (última) cornada, entre las muchas que ha sufrido, casi una por corrida, ¡o dos!, que a punto estuvo de matarle, y que impidió que, diez días después de la votación en el parlamento catalán, llenase hasta el desborde la plaza de Barcelona (su plaza preferida, su templo si se quiere), como sin duda hubiese sucedido: ya lo hizo en tres o cuatro ocasiones anteriores, dejando en ridículo a quienes afirman que no hay afición en Cataluña y Barcelona, la única ciudad del mundo, junto con Madrid, que en el siglo pasado tuvo tres plazas funcionando al tiempo a pleno rendimiento. (Sin perjuicio de que, a falta de toreros y ganado de verdad, como veremos, la lidia estuviese languideciendo en Barcelona: catorce corridas al año. De ahí el oportunismo de los políticos.)

Y hablando de siglos y de fechas, es cierto que la lidia como la conocemos tiene tan solo un par de siglos, desde que la aristocracia abandonó el toreo a caballo y el pueblo llano conquistó el derecho de torear a pie. Pero me parece como mínimo temerario negar las fortísimas vinculaciones de los peninsulares con los toros, de diversa forma, hasta un origen que se diluye en el misterio y el mito. Como sugiere, entre otras muchas cosas, el emocionante conjunto de esculturas prehistóricas de los toros de Guisando, en el corazón de la península. Ese origen es, de hecho, uno de los enigmas de la ¿antrotorología? ¿tauronología? ¿arqueotrología? Cómo llamar a esa ciencia difícil y especulativa.

Con el debate de los toros es fácil pasarse tres pueblos en extensión, por lo que apuntaré solo un par de ideas más: la lidia siempre ha estado en crisis. A comienzos del xx, y tras la depresión del 98, languidecía bajo el imperio de Bombita y Machaquito (dos toreros por lo visto mediocres pero qué gozada de nombres), hasta que llegaron Joselito y Belmonte, considerado éste al comienzo como un incendiario de la lidia por su heterodoxia, y fundaron la lidia moderna y se convirtieron en clásicos en vida.

Y además, siempre los políticos han intentado manipularla y condicionarla. Carlos IV, el más limitadito de los Borbones, incluso la prohibió.

En buena parte los principales responsables de la prohibición de los toros en Cataluña, y de su progresiva debilidad en el resto de España, no son los defensores de los animales ni los políticos nacionalistas. Son los llamados “taurinos”. Es decir, todo ese conglomerado de ganaderos, apoderados, figuras, cronistas varios y parásitos variopintos que se han creído desde hace años que a los perros los atan con longaniza y, si pueden, colocan gato por toro de forma sistemática. Esto es, en esencia, toros que tienen aspecto de toros e incluso planta pero en realidad son gatos inflados con esteroides –hasta el punto de que el público protesta coreando los pases con “¡miaauu!”–, que en las plazas más débiles tienen los cuernos afeitados y son imperdonablemente dóciles. Y los responsables se dedican a ganar dinero; mucho las primeras figuras. Joaquín Vidal les pillaba en todas y por eso era muy poco popular entre ellos. E incluso un Rincón, que empezó como un héroe cuando se abría un hueco, terminó derivando a esta triste figura, como tantos.

Ello es posible sobre todo por la ignorancia, que como es sabido está de moda. Bill y la gente que sabe se mesan los cabellos de desesperación ante la ignorancia de presidencias de corridas –incluso en Madrid– que permiten a toreros realizar auténticas fechorías y así van enfermando a la fiesta de desidia e ignorancia y la condenan a la muerte lenta. Pues no habría prohibiciones y olvido con toros verdaderos y grandes figuras.

Se podría suponer corrupción, y es probable que también la haya (menos que en los buenos tiempos), pero tengo para mí que la mayor parte de las veces es pura ignorancia. Saber de toros, como de música clásica moderna u ópera china, requiere tiempo, dedicación y verdaderos maestros y espíritu de sacrificio, porque una buena lidia es algo raro. Y además enlaza con tiempos más bien remotos, los toreros van vestidos de una forma que nos parece cada día más extravagante –y sin embargo de gran lógica y riqueza–, y todo sucede en un redondel donde solo los que saben aprecian lo que ocurre y distinguen el matiz de lo extraordinario. Sucede como en el arte, que solo es accesible tras experiencias previas, como decía me parece que Visconti. Y así es. Nadie aprecia un Picasso que no sea azul o rosa a la primera y comprender lo que intentaban los cubistas suele tomar tiempo. En esta era de fútbol, tenis, baloncesto –tal vez deportes ricos pero en todo caso más evidentes–, cuando tenemos dificultades hasta para entender o tan siquiera fijarnos en las estrategias del ciclismo, está claro lo que ocurre, ¿no?

Si las corridas de toros se acabasen, por prohibición o marcha de los aficionados, el toro de lidia desaparecería. Así de sencillo. Más aún, ni siquiera hace falta que las corridas sean prohibidas, basta con que dejen de ser rentables. Animal muy caro –un toro para una lidia cuesta miles de euros, y requiere grandes extensiones de terreno–, solo es rentable si se cría para las plazas y con público. De otro modo se convertiría en ternera de matadero para bifes y chateaubriands, entre otras cosas porque los poderes públicos suelen ser reacios a las subvenciones, que en cambio dan a otras actividades culturales. Porque sí, en España el toreo es considerado cultura por muchos: de ahí que en El País y otros periódicos, la crónica de toros salga en esa sección, no en sucesos, ni en deportes ni siquiera la de vida social. Y es una valiente paradoja la de los defensores de animales que para proteger a una especie pretenden hacerla desaparecer. Y claro que desaparecería: ¿se acuerda alguien de los burros que figuraban en todas las postales de España tan solo en los cincuenta y hasta sesenta? Yo lo recuerdo muy bien, de mi infancia: el burrito de Platero y yo y el más simpático de los animales. Pues bien, desaparecieron con la llegada de los coches y los tractores para todo el mundo, y ahora hay dos o tres reservas, como zoológicos, para preservar unos cuantos ejemplares.

Antes dije que el valor ocupa la mitad de la lidia. Bien, la otra mitad la ocupa la muerte. Es algo desde luego inherente a la corrida y, aunque sea un tema universal, tal vez el más universal de todos mientras no inventen la píldora de la eterna juventud, la muerte está hoy muy mal vista. La prueba es que ya no sabemos qué hacer, y los ejemplos abundan, para disfrazarla, disimularla, esconderla, olvidarla. Como el valor, de hecho –este tipo de valor, pues hay otros– también mal visto en nuestros tiempos más sensibles, que sin duda han recuperado otras cosas. El valor es testicular. Es machista. Es sospechoso. Un estado de opinión que no tiene en cuenta la interpretación –entre otras muchas– de que la lidia es el ritual de seducción de un macho, el toro, por una hembra, el torero (la falda es el capote), y ésta suele terminar llevándolo al tálamo de la muerte. Lo que prima hoy en día en Occidente, y también termina por llegar hasta las plazas, es ese vasto y gaseoso sistema de pensamiento, o sucedáneo, al que llaman “políticamente correcto”, “débil” o “global”.

Pero allá al fondo creo que lo que pone en crisis a la fiesta es que se trata de un acto todo lo sensual que se quiera, y plástico como un grabado de Goya, pero sobre todo imaginario: con el valor sugiere y alude a un mundo ideal, y con la muerte, a otro. Y si algo está hoy en crisis es lo imaginario. Vivimos en mundos literales, progresivamente unidos en uno solo, en los que está proscrita hasta la sugerencia de lo distinto. Con lo distinto no nos identificamos. No lo compramos. No es rentable. Y en estos prometedores comienzos del tercer milenio de la civilización occidental, ya se sabe lo que le pasa a lo que no es rentable.

Eso mismo es lo que, más allá de los estrictos valores de la fiesta, ayuda a convertirla en algo tan atractivo para todavía unos cuantos. No es posible meter una plaza de toros en un centro comercial, más que por una cuestión de espacio, de mentalidad. Lejos, muy lejos del uniforme universal del vaquero, la chancla y el tatuaje, y de las simplezas nacionalistas y localistas, la fiesta es, como decía Lorca, “la última cosa seria”. En todo caso, algo lejano de la obviedad y un refugio para la sugerencia. Un oasis.

Me pregunto cómo volvería Joaquín hoy al periódico si un turista japonés le hubiese dicho en Las Ventas que apagase el puro. Seguro que otra vez furioso. Pero me parece que ya no tan sorprendido. ~