martes, 31 de mayo de 2011

Vulgarismos




Después de la novillada de ayer lunes me van a tener que reexplicar aquello que es vulgar y eso que es elegante. Resulta que a Victor Barrio, que es un novillero que parece un novillero -que en estos tiempos es todo un logro-, lo llaman vulgar. Por irse a portagaiola a dar trapazos, o quedarse más quieto que la una recibiendo al toro en los medios de aquella manera. Por no perdonar un quite, por desastrado que pueda salir. También por insistir más de la cuenta, por buscarle faena al manso, al inválido o al que sea, en definitiva, por querer ser alguién en esto, mostrando virtudes y defectos propios de la edad. Mientras el de las "buenas maneras" es aquel que torea como si tuviera encima cuarenta años de alternativa y las llaves de tres cortijos, que se conoce todas las trampas del toreo moderno de pé a pá y que no se sonroja al llevarlas a cabo en la Ventas con un novillo de triunfo gordo.

El mundo al revés. Me quedo con la vulgaridad de lo auténtico antes que con lo pomposo de la mentira.

lunes, 30 de mayo de 2011

¿Mano a mano entre Paco Ojeda y José Tomás?




La vuelta a los ruedos de Paco Ojeda está confirmada. En principio serán tres a pié y tres a caballo. Y se acabó. No será ni el primero ni el último que vuelve -casi todos equivocadamente-. El rumor, que puede ser noticia en próximas fechas puede estar en un hipotético mano a mano entre José Tomás y el maestro sanluqueño, que se celebraría presuntamente en tierras francesas. Hablan hasta de que habría un segundo encuentro en España y que Simón Casas anda detrás... Repito: sólo son rumores.

Samueles al matadero

Foto: Aleyda Baz



Con el maestro Ortega Cano en el corazón y la mente de todos los aficionados, transcurrió la samuelada, cuyo juego no creo que a estas alturas haya pillado por sorpresa a nadie. Hace veinte años ya, cómo pasa el tiempo, que Ortega y Rincón dieron una de las mejores Beneficencias que se recuerden, con esta misma ganadería. Pero el presente, y el tiempo que a sus lomos cabalga, que es duro, cruel, y por lo visto, un villano antitaurino, nos tiene con el alma en vilo. Mientras que el torero cartagenero lidia con la dama de la guadaña, en el que es -y va a ser- otro de esos milagros que se encarnan en el pellejo de los toreros, se puede ir amasando el yeso y sacando el palustre para sellar bajo la lápida el cadáver de la vacada de Don Samuel Flores. La corrupción en la selección y el enviciamiento genético al que han sido sometidos desde que a principio de los noventa los eligieran Ponce -sobre todo- y alguno más, se ha llevado a los samueles al nicho. RIP 1928-2011. Sin discusión, es carne de matadero, imposible a corto plazo de recuperar, y a la larga, muy difícil, con la única opción de cruce, cruce y cruce con otra cosa de fuera. No se pueden criar toros más feos, zancudos, cornalones y culopollo. No sé si por malnutridos como criaturas somalíes o estar muy movidos, como los keniatas de la maratón. Eso no gusta a nadie, y que no manchen el diáfano término del Toro Toro mezclándolo con el nombre de esta ex-ganadería de toros de lidia, ni mucho menos poniendo las seis moles de mansedumbre que han salido por chiqueros como prototipo de lo que piden las Ventas y exige el Siete. Que hay algunos que no se enteran todavía, que el Siete no mató a Kennedy ni vendió al Nazareno por un puñado de monedas de plata. Que tienen que mirar para otro lado, como por ejemplo, a la empresa, que trae por segundo año consecutivo a la primera feria del mundo animales que deberían de ser corridos en el ferragosto levantino. Todo lo que escriba sobre la corrida se queda corto, la presentación ha dejado mucho que desear, un gazpacho de cuernos, los unos acaramelados, otros blancos con las puntas negras, los ha habido también astifinos, de la misma manera que algún otro ha exhibido mazorcas tan gruesas que parecían los brazos de un levantador de piedra sestaotarra, eso por no hablar del bizco que tenía un cuerno de su madre y otro de su padre. Un disparate. No han querido caballo, ni capote, huían de su sombra y no han humillado ni una sola vez. Y tildarlos como mulos es menospreciar a estos equinos viejos compañeros del hombre. Porque los mulos por lo menos cocean o tiran bocados, mientras los destartalados samueles no espantan moscas ni con el rabo. Mansos y cobardes a rabiar.


Se salva de la quema coletillera César Jiménez, que ha pechado con el lote más manejable, que medio iba para adelante, y al que le ha recetado dos faenitas modernas, con mucho pase pa'quí y pa'llá, nula colocación y poco compromiso con los terrenos y las distancias. Por lo menos ayer si que tenía la excusa del toro que no cabe en la muleta.

Padilla ha sorprendido para mal, y no por su archiconocida antitorería, sino por su falta de recursos para lidiar dos animales descastados, gazapones y carentes de fijeza. Barriobajero con los aceros, incomprensiblemente se le ha visto desbordado durante toda la tarde. Que extraña, y mucho, en un torero con el callo hecho de las corridas duras. No ha sido su día.


Ferrera, que volvía a Madrid después de un añito de mili por los pueblos, ha hecho lo que se espera de él: poner esas banderillas de forma tan heterodoxa y emocionante -puestos a elegir prefiero el par del retrovisor o los quiebros a las carreras del Fandi-, una sobreactuada exarcebación de la ambición por triunfar, que queda en evidencia cuando le pega -a posta- un navajazo barriguero a su primero para quitárselo del medio y muchos pases, en cantidad industrial, para que no falté de ná. Otro que tampoco ha puntuado.

domingo, 29 de mayo de 2011

Torero ante todo






















José Ortega Cano ha sido, y es, un maestro del toreo. Un matador de toros que se ha dejado la sangre y la gloria en los ruedos. A vuelapluma se me vienen a la cabeza fechas históricas.
El indulto del toro 'Velador' de Victorino Martín en la Monumental de las Ventas en julio de 1982, cuando aún luchaba por salir del anonimato; la imborrable Corrida de la Beneficencia de 1991, mano a mano con César Rincón, los dos a hombros por la Puerta Grande, los tres si contamos, que hay que contarlo, al ganadero Samuel Flores.
La cornada de Zaragoza de 1987 que sólo el manto de la Virgen del Pilar y las sabias manos del doctor Vall-Carreres pudieron contener, con todo el paquete intestinal hecho un colador. El tremendo tabacazo de Cartagena de Indias ya casado con Rocío Jurado. Después le sucedió lo peor que le puede pasar a un torero en horas bajas y no se supo ir a tiempo. Y volvió y se volvía a despedir, con todas su gran carrera a cuestas.
José se metió, a través del túnel del amor, en un mundo que lo ha devorado. En los últimas semanas lo han tildado de maricón, alcohólico y drogadicto. Ortega Cano jamás se debió sentar en programa rosa alguno, porque una vez que entras en la rueda ya no sales. Ni te dejan salir.
Aparecen los parientes pobres y otras especies de hijos de puta dispuestos a vender y traficar con la vida ajena y a triturar una carrera como la de José Ortega Cano, torero ante todo.

sábado, 28 de mayo de 2011

Otro despropósito



Otro despropósito de corrida, otra torada sin justificación para ser lidiada en esta plaza. Un muestrario de lo peor de cada casa entre mansos e inválidos, con la aparición de algunos toros que tenían más pitones que trapío. Es mentira y mentira malintencionada que Madrid pida arboladuras de impresión. Aquí se pide seriedad, es decir, toros con trapío, con armonia, de astifinas defensas y presencia ajustada a las normas del buen criterio, sin exageraciones, pero sin admitir el medio toro.

Al final saltaron al ruedo un total de nueve toros entre los devueltos por inválidos y los respectivos sobreros, que alargaron la duración de la corrida entre idas y venidas de corrales y cabestros.
Una de esas tardes en las que la gente comienza a irse después del cuarto toro porque la noche se ha echado encima. Y con la ruina de corrida de este viernes se empieza notar el bajón que ha registrado la feria en las últimas tardes.

Del furor y el triunfalismo de la llamada semana de oro hemos pasado a un rosario de fracasos ganaderos estrepitosos. Y si se miran los carteles futuros con rigor es para echarse a temblar. Como siempre, en esto de los toros nos queda la ilusión por esa sorpresa que salta de vez en cuando para aliviar tanta ramplonería y vulgaridad y tanto manso morucho.

Entre los insoportables mansos de salió un sobrero de José Vázquez al que El Cid le adivinó un buen pitón izquierdo. Y por ese pitón ligó dos tandas de naturales exquisitos, en la versión de gran muletero de Manuel Jesús. Hubo temple y hubo empaque. Seis muletazos de oro que fueron un destello en medio de la gris y lluviosa tarde. Por desgracia el toro cambió por completo cuando El Cid intentó el toreo por el pitón derecho y además se fue apagando. El cuarto prometía una embestida pastueña, pero la cuerda le duró muy poquito a pesar de que el Cid consiguió correr la mano izquierda con su habitual poderío. Aquello duró muy poco.

El mexicano Saldívar tiene valor y buen concepto del toreo. No se arrugó ante un lote que embistió con la cara alta y que desparramaba la vista. Dejó patente su disposición y su variedad con el capote y es un valor a tener en cuenta para el futuro inmediato.

El Fandi estuvo desafortundado en banderillas en su primer toro, en el tercio que es su fuerte, aunque en el quinto puso un gran par, lo único rescatable de una actuación anodina y vulgar, como las que son frecuentes en este torero.

jueves, 26 de mayo de 2011

Castella, Arrestado

Luis Miguel Sánchez





S.M el Rey, como es costumbre, asistió a la Corrida de la Prensa desde una barrera del tendido 1. Y desde su localidad el jefe del Estado pudo apreciar el juego variado y desconcertante de los toros de Alcurrucén. Don Juan Carlos seguramente lo pasó muy bien con los dos primeros de Alcurrucén, encastados y que metieron la cara de lo lindo, especialmente el segundo, un grandísimo toro, ideal para hacer el toreo bueno, el toreo soñado si enfrente hubiera tenido un muletero de la vieja escuela.

Por desgracia ese toro le correspondió a Sebasatián Castella que se pasó de tiempo en una faena limpia, aseadita y ligada, pero a la que la faltó hondura, grandeza y empaque, a tono con el largo recorrido del excepcional toro, un núñez clásico. ¿Verdad José Luis Lozano?. El torero francés mató arriba y cortó una orejita. Sí, una orejita que sabe a poco porque delante tuvo un toro para poner la feria patas arriba. En el cuarto, un manso que embestía a oleadas, había que aprovechar esas arrancadas porque metía la cara con codicia y transmitiendo emoción. Castella no supo o no pudo entender que con tres tandas vibrantes y profundas podía haber montado la mundial. Peor para él.

El mexicano Adame, que confirmó la alternativa, cuajó los mejores muletazos en juna serie con la mano derecha y sin ayudarse del estoque, que tuvieron muchísima fuerza estética y mucha torería. Luego la faena bajó de tono, más aseada que profunda. En el sexto, mamnso declarado, Adamele pudo en los medios, demostranso recursos y un valor auténtico. Bien por el manito.

Perera tuvo un lote manso pero toreable, a poco que se hubiera decidido a colocarse en ese terreno donde se cuajan los toros a los que se debe vencer por redaños y meterlos en la muleta. Perera estuvo espeso y torpe, cerrando de mala manera su actuación en esta feria, con un pobre balance.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Por la cagada se conoce al pájaro

Torosblog


























Baile de camiones, trasiego en corrales, Florito con la vena del cuello como un cantaor, mayorales de las ganaderías bobas de media España, de urgencias, en servicio de guardia, con la garrocha afilada y los cabestros comidos, que mañana torean figuras en Madrid y han de estar listos para los "imprevistos" que puedan surgir. Seis rechazados de Román Sorando -menuda ganadería para Madrid-, nueve del Torreón, que han sido los finalmente anunciados, un camión repleto de Gaviras y otro, en caravana, de una ganadería misteriosa que llevará en sus antecedentes eso de "elimina lo anterior...". Total, más o menos, treinta animales en solfa para que puedan pasar el exhaustivo reconocimiento del señor Muñoz Infante y su áspero equipo de albéitares. Treinta mierdas pinchás en sus respectivos treinta palos, siempre al servicio de la morralla taurina. Ahora que gustan tanto las cifras, treinta movilizados para pasar seis, que no se queda en el veinte por ciento, que en números redondos, para los que sólo entendemos de guarismos en la paletilla, es menos de un cuarto. ¡Cómo serían los animalejos de los camiones que la empresa ya contaba con que no iba a pasar el reconocimiento ni una cuarta parte de ellos! Como era de esperar, para CR-V, el pichichi de los callejones, que es el que marca el nivel de exigencia en esos portales de Dios, ésta del Torreón ha sido una corrida "impecable de hechuras y deslucida de comportamiento", mientras la de los Pablorromeros, fue "pésima en presentación y juego". La única conclusión que se puede sacar es que se hace urgente un estudio sobre la toxicidad de la gomina y sus posibles secuelas sobre la población gominóimana.

Toreaban -es un decir- tres figuras del toreo actual, en el que el término figura adquiere matices circenses. Juan Mora, Manzanares y Cayetano. El primero, que no hace ni tres estaciones resucitó en forma de clásico revolucionario, vuelve poco a poco a las andadas, a darles razón a aquellos que decían que diecinueve años en el dique seco no puede ser sólo casualidad. Lleva un añito para olvidar, y estamos hablando de uno que ha toreado en Valencia, Sevilla y Madrid sin que pase nada. El perdón lo tiene asegurado, pero la gloria más lejos. Lo de los otros dos, el Manza y el Caye, es de juzgado de guardia. Malcriados taurinamente y cobijados bajo el ala de dos pájaros como Matilla, el cabecilla, y Curro Vázquez, el buen samaritano que hizo posible que Morante y Cayetano, que se llevaban como Caín y Abel, se rejuntaran. Nada, absolutamente nada de lo que hagan antes, mientras y después de perpetrar tamaño fraude, puede tener importancia. El más sereno de mis menosprecios a ellos dos y a todos los que juegan con el Toro. Sus cambios de mano, naturales, la ligazón, el temple, el culo de panadero que les hace el vestido, y todo aquello que les cantan, en tardes como esta, que son casi todas las de sus carreras, sólo me puede producir asco. Que es el Patrimonio con el que le están reventando las entrañas al aficionado.

martes, 24 de mayo de 2011

El Gominas, con la escopeta cargada






















CR-V (Cristiano Ronaldo Villasuso) lleva tiempo con la escopeta cargada, apuntando a todo aquel que no sale en la afoto de Cultura, la ILP o cualquier puterío moderno. Ahora le ha tocado a los Pablorromeros, que pasaban por allí, con más pena que gloria también es verdad. Suponemos que vió la corrida -desde su original punto de vista-, y que no se inventó la crónica ni se la escribió el negro, como ha hecho otras veces. Entre bueyes no hay cornadas, la tituló, seguro que teniendo en cuenta el pacto firmado entre taurinos: entre bomberos no nos pisamos la manguera. Ahí van un par de párrafos, lo demás está aquí.


...Este torismo sin toros. Este toro light de los que denuncian el toro light. Esta necedad vestida de cárdeno. Este mirar  al pasado sin retrovisor. Ni memoria. Este parque jurásico sólo con jurásicos. Este peregrinaje hacia la reliquia impresentable. Esa voluntad comprada para el silencio ante el sin trapío. Esta feria, que puede poner, por fin, fin a la demagogia. Esa vergüenza torera de Garibay. Esa firmeza de Serafín. Ese agua sin pozo de Aguilar. Ese siglo XIX. Ese atraco dominguero del torismo falso. Esa mentira callada ante un público debutante. Ese toro cumbre de Pablo Romero que fue. Ese toro de Pablo Romero que no aparece. Ni se le parece. Esa forma de aprobar una corrida. Ese juzgado de guardia para la policía. Ese bingo luego de línea: ni un toro con trapío... 




... Tiene buena pinta esta feria. La tiene porque puede poner fin a la demagogia del manso arcaísmo, en medio de la necesidad de una ILP y en medio del camino de la búsqueda del Bien de Interés Cultural para el toreo. Y de cara a la próxima licitación por Madrid. En hablando de elecciones, hago una pregunta sin intención a la clase política que manda, a los señores Pedro Antonio MM y Carlos Abella. ¿Por qué en política la mayoría es la que manda y en el toreo la minoría es la que manda? Este mundo al revés es de una ilógica irreversible. El jurásico es para las películas. Lo añejo para el museo. Y el toreo para los toreros buenos y los toros bravos. Sean los que sean. Pero los que sean, que sean. No más mentiras. No más corridas amparadas por la ley de una autoridad que debería salir de la plaza a la Plaza de Castilla. Allí donde pone ‘Juzgados’ Y autodenunciarse.  



El informe Villasuso: (la primera vez en la historia de Mundochoto que se tildan de pésimos el juego y la presentación de unos animales, y mira que han tenido ocasiones...)


Flores para enamorar



La de este lunes no era una novillada. En realidad presenciamos una corrida de toros adelantada, como las que se lidiaron durante tres décadas, en los 40, 50 y 60. Novillos de movilidad, bajitos de casta y la que sacaron tenía picante. No faltó un ejemplar de magnífico tranco u embestida, el segundo. Este año, definitivamente, las novilladas tienen interés detro de San Isidro. Y lo mejor, los novilleros vienen empujando y demuestran que hay cantera y de la buena.

Este lunes nos sorprendió el mexicano Sergio Flores, variado y sabiendo manejar el capote y firme aunque con lagunas en el último tercio. Si corrige su tendencia a retorcerse puede ser un muletero importante. Tiene buen concepto del manejo de la muleta y del temple, algo que es consustancial a los toreros de su tierra. El fancés Duffau parece ya un matador de toros. Está muy puesto, se decanta popr el toreo de mano baja y con la espada resuelve a la perfección. este nuevo torero de Francia puede funcionar.
El madrileño López Simón, del que me había formado un buen criterio, me dejó muchas dudas ayer. por ejemplo, toreó mejor de rodillas que pié. Parece un punto afectado y de falsa torería y el sexto novillo se le atragantó porque era violentito. hay que mantenerle abierta la línea de crédito, pero hay que exigirle porque, de verdad, tiene buenas condiciones.

lunes, 23 de mayo de 2011

Resina y corcho

No merece mucho la pena comentar lo de Partido de Resina ayer, fue un fracaso ganadero en toda regla, saliendo en los madriles una corrida en escalera, con un galafate de casi setecientos kilos, del que se podía sacar el patrón para siete u ocho garcigrandes, pasando por alguno más anovillado, el frentudo, o el negrito con pinta de cualquier cosa menos de Pablorromero. Todos, rozando la invalidez y el descaste en grado absoluto. La corrida fue remendada por un toro de Nazario Ibañez, igual de flojo que sus compañeros de desolladero, pero más noble tirando a tonto, si cabe. Segundo bis -el titular fue devuelto por flojeras-, de los Chospes, un bigardo que dejó estar y poco más.

De los toreros, a los que siempre hay que hablar con respeto cuando se anuncian con lo que los ricos no quieren, hay que resaltar su compostura, valor y compromiso. El mexicano Garibay, necesitará de un equipo de psicoanalistas para cuando le pregunten en su país como es el toro en España -anunciado con Pablorromeros, se lo llevan días antes a entrenar a lo de Zalduendo y termina matando uno de Nazario y corneado por el padre de la ganadería moderna-. Digno en su primero, templado, largo y desajustado, es decir, con todo aquello que serían defectos en el manual de tauromaquia clásica, pero que en la torerimaquia moderna sería catalogado como faena buena, con ritmo y no se qué, que no tiene nada que envidiar a la que hacen muchos de las denominadas figuras. Mal, sin paliativos, durante toda la lidia al cuarto, un buque militar aplaudido de salida con el que me hubiera gustado ver al Manzana, al Tala o a Tomás, ahora que ha mandado a Cuvillo a por siete cartones de Winston. El caso es que el morito empezó a dar vueltas por el redondel, pegado a tablas, y chocando contra el caballo cada vez que veía uno -más por accidente que por ansia-. Un disparate de lidia, con el mexicano mirando para otro lado. Antes de este punto hay que subrayar que este toro quizás es el que menos debilidad acusaba y que, curiosamente, más en tipo de pablorromero estaba, aún siendo manso de carretón. En el tercio de muleta, y más por incapacidad que por miedo a lo que tenía delante, pienso yo, se llevó un volteretón de aupa, del que no escapó ileso. El mal entendimiento de los terrenos, y el mal uso del pico -con el peligroso hueco que deja para el toro que no es tontorrón- fueron los motivos de la cornada. Se rehizo y mató como pudo. Y mucho hizo con poder. El hule, que le honra y justifica como torero, no vale para tapar su labor. Sinceramente, y respetándolo mucho, no es torero que me apetezca volver a ver.


Serafín Marín, el Niño de los sobreros, se llevó un ídem de los Chospes que dejó estar, sin molestar demasiado, pero con poca transmisión para Madrid. Anduvo muy templado y embraguetado con él, aunque no terminó de inyectar a los tendidos la necesaria dosis de adrenalina para que aquello cuajara en lío. Hasta que entró a matar, un poco a topacarnero, valiente y decidido, pero con poca técnica, cogido por la pechera de mala forma, recordando a lo de Lancho con los Palhas. Dio una vuelta al ruedo que en otro tiempo hubiera resultado excesiva pero que viendo como va la feria se antoja justísima. Con el otro, ya de la ganadería titular, no hubo entendimiento entre las partes.


Sergio Aguilar ha sido el único que ha matado aquello a lo que venía anunciado, y con lo que su toreo, de verdad y pureza, que necesita Toro pues, no ha podido lucir. No se le podrá nunca un pero a su valor, que lo tiene siempre al servicio del buen torear, ni se podrá escatimar elogios a su colocación, al medio pecho, al cite con la muleta adelantada, plana y planchá y al arraigo de sus zapatillas a la arena. Pero ayer le faltó algo, se llevó demasiados enganchones y no tuvo demasiada claridad de ideas para solventar los problemas que sus dos mansos enemigos le presentaron -y tampoco en demasía-. Otro día será.

domingo, 22 de mayo de 2011

Carteles Corpus Granada 2011




Sábado 18 de junio: Hermoso, Ventura y Leonardo (San Mateo)
Domingo 19 Güejareño, Yiyo, Chamaquito de Granada (alt) (SanMartín)
El rejoneador Sergio Vegas lidiará en este festejo un toro en puntas
Miércoles 22 Ponce, Juli y Fandi (Torrehandilla)
Jueves 23 Morante, Fandi y Manzanares (Gavira)
Viernes 24 Aparicio, Cordobés y Cayetano (Zalduendo)
Sabado 25 El Cid, Castella y Talavante (Buenavista)
Domingo 26 Padilla, Robleño y Ferrera (Victorino Martín)

El abono se completa con una becerrada para las Escuelas Taurinas de Granada, Atarfe y Maracena en la que se lidiarán erales de Astolfi para J.A.Fuentes (Atarfe), Pablo Savater (Maracena); Abraham Benítez (Granada), Cristian Jiménez El Atarfeño (Atarfe), Victor Manuel El Cuni (Maracena) y J.J. Romera (Granada) el martes 21 y el espectáculo cómico El Popeye Torero y sus enanitos marineros el jueves 30.

Nota: No se llegó a prometer, pero se filtró que una de las corridas de Partido de Resina que iban para Francia -antes de que los problemas sanitarios estropearan el viaje- venía a Granada. Ná de ná.

Nota 2: Sólo falta la mujer barbuda.

Nota 3: Sí que se prometió bajar los precios, y han bajado -si no me equivoco- del orden de dos euros en el tendido de sol y tres en el de sombra.

Nota 4: Nos alegramos de la alternativa -y posiblemente también despedida- de Chamaquito de Granada, persona muy querida en la ciudad. 



viernes, 20 de mayo de 2011

El Puerto del Cid



Los veterinarios de la plaza de Madrid que ayer dejaron pasar la infame corrida del Puerto de San Lorenzo y el presidente que no supo estar en su sitio a la hora de no tolerar semejante insulto a la plaza, merecen, como poco, una descalificación rotunda. No debió pasar ni un solo de los animalejos que saltaron al ruedo. Alguno, como el segundo, era una auténtica cabra con dos pitoncitos veletos que producía verguenza. Y para colmo, semejante gatada salió inválida. lops sobreros que sustituyeron a los dos toros devueltos sólo añadieron mansedumbre a una tarde donde el toro de lidia brilló por su ausencia.

Dentro de la indecorosa corrida salió un animalito igualmente inválido, el cuarto, que no se derrumbó en la muleta y que tenía nobleza y buen temple en la embestida. El Cid, después del naufragio del martes ante la encastada corrida de El Ventorrillo, vió el cielo abierto para sacarse la espina de aquella tarde nefasta para él. y vaya si lo consiguió. Manuel entendió pronto que e nfrente tenía un toro ideal por su buen estilo y que sólo faltaba mantenerlo arriba, que no se derrumbara.

El Cid fue desgranando los muletazos con mimo hasta que el toro se vino arriba y ya no claudicó. Del resto se encargó esa ano izquierda de oro deste torero que ayer renació como lo que es, un enorme muletero. Los naturales soberbios, perfectamente ejecutados, desde el inició del muletazo hasta el remate. temple y armonía en un conjunto muy importante que de nuevo nos enseña cómo se torea al natural. De pronto había vuelto El Cid de las grandes tardes, el que elevó el toreo con la mano izquierda a su máxima expresión.

Esas tandas de naturales de ayer compiten con lo realizado por Talavante el martes para el título de mejores muletazos de esta feria hasta el momento. Y desde lugo marcan distancia de largo con lo que el día anterior se premió nada menos que con una puerta grande. Menos mal que nos quedan los cid y talavantes como punto de referencia para establecer lo que se entiende como el auténtico toreo de muleta. Y lo de menos ha sido la oreja que cortó El Cid después de un feo espadazo trasero y un descabello barrenando. Al torero le viene de perlas. Yo me quedo con aquellas tandas de naturales.

Miguel Ángel Perera se empleó con ganas y casta ante un lote entrre manso y con mal estilo. Sufrió una impresionante voltereta en el segundo librándose de un grave percance porque tenía el santo de cara. Pegó muchos pases toda la tarde, exprimiendo lo poco o nada que tenía el género infumable de ayer y Luque hizo lo mismo para justificarse. Lo mejor del sevillano, su toreo de capa, con cadencia armonía.

jueves, 19 de mayo de 2011

La Puerta Grande




No ví al corrida de ayer, la de Cuvillo y los remiendos, me perdí otra faena importante del Juli, premiada con oreja, no vaya a ser que se mosquee, diga de mover hilos, y acabe la Autoridad de guardia urbana, dirigiendo el tráfico en la calle Alcalá. Esta mañana he visto esos minutos de Manzanares al sexto, llenos de pases y más pases que no dicen nada, y que algunos quieren llamar faena. No vamos a ser reiterativos, Manzanares es lo que es, el patrón, en su forma más depurada y afinada, del torero del nuevo siglo. Y no vamos a perder tiempo hablando del destoreo, el cargar la suerte, la colocación o el cite. No se dónde he leído hace un rato que los toreros ni hablan de estos términos, que no es que no sepan, quieran o puedan llevarlos a cabo, sino que ni se lo plantean demasiado en serio. Y estoy de acuerdo con ese comentario, nos han impuesto unos nuevos cánones a la fuerza, y sólo queda tragar y dejar que te pongan mirando a la Meca o protestar y seguir defenfendiendo aquello en lo que uno cree. Por lo menos mientras el cuerpo aguante. El caso es que sin entrar en detalles de la "faena", me sorprendió que pudiera abrir la Puerta Grande del Toreo sin emocionar, que qué menos. Que hasta el Cordobés, con su porquería, ponía bocabajo las Ventas. Y aquí no hubo ningún óle rotundo, la plaza no rugió, todo fue muy timorato, demasiado frío para ir ligado a la palabra triunfo. Entiendo que la voltereta y la soberbia muerte del Toro, en una de las mejores estocadas que yo recuerde, sumaron mucho. Una vergüenza de puerta grande que debería acarrear la dimisión o cese de Don Julio Martínez Moreno, presidente del festejo, que ha demostrado su invalidez para ejercer el cargo. Así está el patio por los madriles.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Tala

Javier Arroyo. Aplausos


La faena de Alejandro Talavante me sigue resultando indescriptible a estas horas. Suele pasar cuando la inspiración es la fuente principal de la obra. Cuando no hay corsés, estereotipos ni modelos con los que medirla y compararla. En teoría lo dicho debería de estar reñido con la ortodoxia y las normas clásicas, pero en la práctica no tiene porque ser así. Afortunadamente siempre han existido toreros heterodoxos, anarquistas con las telas, que han sabido interpretar el toreo en pureza. Miguelín, Chamaco o Paco Ojeda estarían en esa cuerda, cada uno con su estilo y sus formas, pero (casi) siempre con verdad y sentimiento. El Talavante de ahora, también, como aquel que de novillero hizo de las Ventas el manicomio con más locos encamisados del mundo. Y es una pena, porque da la sensación de que se ha llevado tres años intentando ser otro, deshacerse de su "yo", el que lo puso en figura cuando aún tenía acné, para transformarse en un torero serio y profesional, como cualquiera de los que poblan el escalafón. La auto-traición le ha costado una dura bajada a los infiernos y la pérdida total del crédito que ganó a ley. Esperemos por el bien de todos, que esta Puerta Grande le convenza: Alejandro Talavante es un buen torero cuando es fiel a sí mismo.

Y esto sucedió en el tercero de la tarde de los Ventorrillos, que a pesar de echar un toro bueno y otro casi bueno, no han valido para mucho, por descastados y muy metidos en el papel del medio toro que tantos triunfos dan en otras plazas. Cervato el desorejado fue un buen toro moderno, de los que pasa sin pena ni gloria por capa, caballo y arpones, pero que se viene arriba con la muleta. Toro de triunfo, que no es sinónimo forzosamente de excepcional toro. Al que Talavante cuajó de principio a fin, con esa mezcolanza de suertes que si sale bien como ayer, llamaremos inspiración, y que si sale mal, como casi siempre, pondremos como pegapasismo. Cambios de mano, trincherillas, circulares enganchados con el de pecho, manoletinas o pases cambiados, fueron intercalándose entre los momentos cumbre de la faena. El toreo al natural. Cuatro tandas de naturales ligados, largos y muy templados, sin quitarle al bicho entre pase y pase la pañosa del hocico, todos muy exquisitos, pero también hay que decirlo: un poco fingidos, por la colocación de la pierna de carga, casi siempre escondida, y por el amaneramiento un poco antinatural que adquiere su figura cuando quiere alargar en exceso el viaje del toro. Bien es cierto que a pesar de la tara en la colocación, se lo pasó más cerca que de costumbre, rematando detrás de la cintura y quedando en buena disposición para ligar con un simple giro de talones. Con todo esto, serán de los mejores naturales de la feria, una vez el Cid ha dimitido. Un espadazo le ha valido para cortar dos orejas, excesivas a todas luces -nada en los dos primeros tercios, faena muleteril con mucho altibajo, enganchones y una pérdida de muleta, hacen que ni se aproxime a la cuasi perfección que debe valer una Puerta Grande- y que demuestran que Madrid ha perdido la brújula. Demostrado queda tras aplaudir y pedir la vuelta a un toro que sólo recibió un puyazo y que fue cambiado antirreglamentariamente, pues en la primera entrada al caballo no llegaron a romperle la piel. Tala-vante rinde la tala-nquera.

martes, 17 de mayo de 2011

Un chute de ilusión


Javier Arroyo



Esto es lo bueno del toreo, que cuando uno agoniza taurinamente, y por las venas sólo corre una gota de afición, que tiene pinta de ser la última, vienen dos chavales, como tienen que venir los chavales que quieren ser toreros a Madrid, y te meten un chute de ilusión que no hay cuerpo que lo aguante. Que buena tarde nos han dado Victor Barrio, que puede ser gente en esto, y el malagueño Saul Jiménez Fortes, cuyo nombre hebreo, biblíco, quiere decir "el deseado por Dios". No sé si por allí arriba lo desean o no, que no me extrañaría que San Pedro y cía. se hubieran apuntado a la moda de montar un lobby antitaurino, pero mis amigos malagueños esperan la irrupción de este valiente torero como agua de mayo. El otro novillero de la tarde, que no ha estado bien del todo, es Manuel Larios, del que hay que esperar que siga entrenando con más ahínco que nunca y al que respetamos hoy muchísimo más que ayer, que es lo que hay que hacer con las víctimas de ese bigotudo canalla que entendió justo al revés el cuento de Robin Hood. Este destripaterrones roba a los pobres para dárselo a los ricos. A Molés, que ha sido dañino para el Toro desde el día que le cortaron el cordón umbilical, la vejez le ha retorcido el colmillo, pobre de aquellos que sufran su cólera. Por todo esto y más, máximos respetos a los tres toreros -han demostrado que lo son, sin necesidad de alternativa- que se apuntan a lo que casi ninguno de sus mayores quiere.

Lo de Flor de Jara ha salido como se esperaba, con esa capacidad, casi de miembros del cuerpo de notarios, para dar veracidad a lo que pasa en el ruedo, picantones y ásperos. Diez varas han tomado, de las cuáles dos han sido magistrales. Luciano Briceño ha sido el torero de a caballo que se ha encargado de dibujar dos lances montando en penco, con pureza, ofreciendo los pechos, de frente, dándole las máximas ventajas posibles al toro o, lo que es lo mismo, minimizando la marrullería del acorazado de picar. Bravo por él y por Victor Barrio, su jefe de filas, que ha bajado al barro para lidiar, ordenarle desde la cabeza del percherón al piquero y hacer el quite, como se ha quitado toda la vida de Dios, sacando el matador el toro del peto, sin necesidad de nadie más. Por ponerle a estos santacolomas algún pero, que sin peros la tarde no es redonda, hay que decir que se ha echado de menos esos veinte pases de los que tanto se habla como número mágico de embestidas encastadas que son las que hacen falta para triunfar en Madrid. Les ha faltado rematar en el tercio de muerte lo que han demostrado en las otras dos terceras partes de la lidia. Y no es cuestión de número de pases o toreabilidad, sino de querer ir a más, de entrega y codicia. En resumidas cuentas, que ha faltado bravura. Y volvemos a lo de José Escolar del otro día: que salgan muchas como éstas.

lunes, 16 de mayo de 2011

Quito necesita un quite





Leía el domingo en el Aula Taurina de Granada, sobre la castración de la libertades de gran parte del pueblo quiteño. Les quitan los toros, como quien dice. Y la verdad es que me avergüenzo del tratamiento ególatra y tercermundista que le hemos dado a nuestros hermanos de afición. Apenas ha habido cobertura de la noticia, no he visto ningún torero español -de los mismos que van en invierno a trincar- poner el grito en el cielo, la Mesa del Toro, los aficionados -todos sin excepción-, pasando del tema, que nos pilla en la otra punta del mundo. Así somos. Lamentablemente. Dejo a continuación un artículo sobre el tema publicado en la Razón, que explica brevemente lo que está pasando. Una pena.
   





«¿Está usted de acuerdo que en su cantón se prohíban los espectáculos que tengan como finalidad dar muerte al animal?», fue una de las diez preguntas que debió responder la ciudadanía. A nivel nacional, el «Sí» se ha impuesto con 61%, contra 39% que votó «No». Ahora cada comarca deberá aplicar el resultado de su propia votación... Y peligra Quito, donde la Feria de Jesús del Gran Poder es uno de los encuentros taurinos anuales más importantes a nivel continental.

La prohibición de Catalunya sirvió de argumento de los antitaurinos, así como la asimilación del toreo con una fiesta colonial, que evoca el discurso anticolonialista de Correa. Correa, señaló que los ecuatorianos se pronunciaron sobre esta «práctica de la burguesía». «Vamos a desterrar en este país toda forma de violencia», indicó. El mandatario manifestó días atrás «será el pueblo ecuatoriano el que decida si somos un territorio libre de esos espectáculos que en el siglo XXI son anacrónicos».

Al comienzo, Correa pretendía prohibir totalmente las corridas, pero luego flexibilizó su postura e introdujo el concepto de la muerte del toro y las torturas a los animales. Por tanto, las corridas podrían celebrarse si no se mata ni maltrata al animal. El propio vicepresidente de Ecuador, Lenin Moreno, reconoció ser aficionado a las corridas. Ahora, el torero ecuatoriano Álvaro Samper pide a Moreno que devuelva los trajes de luces que le regalaron El Fandi y Sebastián Castella, matadores granadino y francés, respectivamente. «Asiste a muchos festejos taurinos, a tentaderos en el campo, yo he estado con él y es, más bien dicho era, un buen aficionado», declaró Samper.

El presidente ecuatoriano presentó el pasado 17 de enero un total de diez preguntas a la Corte Constitucional, cinco de las cuales son enmiendas, pues reforman parte de la Carta Magna del país, mientras que las otras son preguntas sobre asuntos generales. El 15 de febrero la Corte Constitucional dio luz verde a la consulta y mantuvo lo fundamental de las preguntas, aunque con algunos cambios.

El consentido de la Puebla

El País Semanal



Los morantistas viven dicharacheros en una especie de bucle folclórico del que no salen, ni quieren salir. Toleran la mar de bien el fraude que sesga de porvenir sus faltriqueras y llevan con toda la dignidad del mundo su papel de primos en toda esta historia. Y han convertido a Morante, un buen torero, uno de tantísimos nacidos en la época del toreo, 1754-201X,  en un consentido con gula, que cree estar por encima del bien y del mal todo sea en nombre del "arte". Que jamás tendrá que rendir cuentas ante nadie, pues ya se sabe, cuando vengan mal dadas -que suele coincidir con las dias dé y horas hache-, pues tira uno del Cossío y se saca cuatro perlas de Rafael el Gallo, más trilladas que la avena, y se luce, que para eso existen micrófonos amigos, plumas beatas y estómagos agradecidos que cantarán el fracaso como gloria, la vergüenza como decoro y al choriceo lo llamarán duende.

Y no se hartarán de verlo torear mierdas, de las de Cuvillo, Zalduendo, Daniel Ruiz, Garcigrande, Juan Pedro, da igual, todas son plastas y marrones. Allá en la Feria en dónde asole la peste del encaste Domecq y del toro subnormal, habrá un Morante anunciado a bombo y platillo como viajero en el tiempo, unos dicen que venido desde el Barroco, otros que de la Época de Oro, y unos pocos como yo piensan que está dónde tiene que estar, en la era del deuvedé, que es el mayor aparato que los chinos han aportado al toreo moderno, y sin el cual Morante hubiera sido un torero bueno, y nunca un impostor de torerías como es ahora. Mira que es dificil estar mal con aquellos toretes programados genéticamente para que los toreros estén bien, pero eso Morante lo cuaja. Que se fije en el Juli o Manzanares, que siendo menos toreros son más. Porque muestran ambición, ganas de agradar y -a su manera- adquieren una responsabilidad cada vez que se visten de luces, aunque su pecado es el mismo: nombrar al Toro en vano.

Por su mala cabeza -cuando uno se equivoca tantas veces eligiendo las compañías la mala elección deja de ser casualidad-, está tirando una carrera que podría ser fabulosa a la basura. Hace un tiempo despidió a su preparador físico, Poli Gallardo, reconocida eminencia en lo suyo, y ahora se ve al sevillano embutido a presión en el traje, desfondado y con aspecto de veterano venido muy a menos. Antonio y Curro Vázquez siguen campando a sus anchas por las dehesas de España, deshojando margaritos, "este si, este no", que sólo le son válidos en las plazas de talanqueras en donde por cada kilo en el ruedo de cuvillo/garcigrande/juanpedro, en el tendido se da cuenta de un litro de kalimotxo.Y él, mientras, a lo suyo, a llevarselo crudo y hacerse un hueco en la Historia de este arte cada día más incomprensible llamado tauromaquia, a base de montarse sus propias películas en las que el protagonista es cualquiera antes que el toro. Ayer, en unos de esos micrófonos amables, comentaba tras el fracaso, con gesto de normalidad, que "esto cada día es más dificil, que se quiere un toro que sea grande y no se caiga". Qué menos, Don Morante. Con un toro que no sea un becerro y que no se despanzurre por los suelos la sufrida afición se conforma, y no será gracias a usted, porque las vergüenzas más sonadas en los últimos tiempos han estado ligadas inquebrantablemente a su nombre.

Quitando la meritoria actuación de Arturo Saldívar, que le mojó la oreja a dos de las figuras del G-10, y que aquí que reseñada, no pienso gastar una teclada más en comentar la tufillada de ayer.


Nota: Alvaro Nuñez de Benjumea, el ganaduro más importante de la Historia, ha afirmado vía twitter, -cito textualmente-: "siento el fracaso de hoy. Esta corrida ha sido un error. De los fracasos se aprende". Menudo gesto de hipocresía, primero estafa y después pide perdón. Puedo entender que un error se puede dar cuando los toros se caen por alguna enfermedad que el ganadero no ha podido saber que existía, o cuando sale una moruchada de no te menees. Pero embarcar diez becerros rumbo a Madrid no es un error, es un FRAUDE. ¿O acaso a estas alturas no sabemos lo que es un toro o lo que son las Ventas?

domingo, 15 de mayo de 2011

Fandiño, serio aspirante a figura



A la hora de empezar la corrida llovía a mares y nadie daba un céntimo por su celebración. Ni tan siquiera se examinó el estado del ruedo, ante la sorpresa general, y el paseillo se inció como si allí no cayera una gota. La gente se empapó durante buena parte de la lidia sin que a nadie le importara. Lo mejor habría sido aplazar esta corrida ya que la empresa dispone de dos fechas libres entre San Isidro y Aniversario, los días 3 y 4 de junio. Y no creo que Uceda, Fandiño y Tendero tengan toros en esas fechas. En todo caso el respeto al público es lo primero y en este caso se pasó por encima, a pesar de la incomodidad de soportar un aguacero durante más de media corrida.

El comienzo de la lluviosa tarde en la plaza de Madrid no pudo, sin embargo, ser más prometedor, con dos toros perfectos para el toreo y que tuvieron desigual tratamiento por parte de los correspondientes espadas. Uceda Leal, que encabezaba la terna y que sustituia a Leandro, se encontró con un toro ideal, la ocasión soñada para ratificar la oreja cortada el viernes a otro buen toro, el de Juan Pedro Domecq. Eso se llama suerte. Nada menos que llevarse dos toros de calidad en Madrid y en dos tardes consecutivas. Parecía que Uceda encontraba al fin el camino para enderezar su carrera.

El toro de Montecillo embestía con nobleza y temple. Uceda Leal quiso torear con reposo, pero confundió la templanza con la monotonía y la rutina.A la faena le faltó ritmo, le faltó nervio y no conectó de verdad con los tendidos. A pesar de la estocada mortal apenas hubo petición de oreja y Uceda se conformó con saludar desde el tercio, un parco premio después de haber tropezado con un toro para ratificarse en Madrid.

El cuarto, mansote y bronco ya no le permitió virguerias. Uceda no quiso aceptar la pelea en la querencia del toro y se empeñó en torear en los medios a pesar de que el animal pronto se volvía a tablas.

La otra cara de la moneda la ofreció Iván Fandiño que también sustituía, en este caso a Curro díaz y vaya si aprovechó la ocasión. Muy prontó se apercibió de la gran clase del toro y sin dudarlo se decantó por un toreo muy ligado y templado. Me quedo con una tanda soberbia de naturales, bajando la mano y ligando con armonía. una faena medida y precisa donde siempre estuvo colocado en el sitio noble sin ventajas. Observen quienes no lo entienden como se hace el toreo sin necesidad de ventajismos. El final de la faena tuvo un punto de emoción en unas bernardinas apretadísimas para rematar con un precioso muletazo sobre la mano izquierda. Se perfiló en corto y dejó un estoconazo y cortó una oreja de ley.

Tenía medio abierta ya la puerta grande pero el quinto toro tuvo la fuerza mínima para mantener la vertical. Fandiño recurrió al pegarse un sobo con el toro para justificarse. Allí no había nada más que hacer.
Miguel Tendero se llevó un lote manso y deslucido, especialmente su primer toro. El sexto se movía. El muchacho no le encontró el sitio a la embestida con la cara alta y en vez de pelearsese resignó como si tuviera cien corridas firmadas. Con ese carácter no pasará de un segundón más.

sábado, 14 de mayo de 2011

Sí pero no

Ayer tocaba sesión de Juanpedritis, y por mucho que se anunciaran  Uceda Leal y Morenito, diestros de los que soy partidario, no estaba dispuesto a perder la tarde con otra juanpedrada -vista una, vistas todas-. Pero por si Aca -virtud premonitoria de todo aficionado, aunque sea malo como servidor- dejé grabándose a fuego lento la corrida, confiando en la suerte, que me iba a regalar una tarde libre de toros, que viendo como están saliendo las cosas ya es un descanso. Que se lo miren los de los colchones Pikolin, qué gran sketch publicitario poner al Rosco sesteando en el Siete sobre un colchón de pluma de ganso, con la cartelería de mano que anuncia las treintitantas tardes de Mini Feria de la Comunidad, San Isidro y Feria del Aniversario, colocada como almohada recogebabas. Esta cantidad ingente de festejos consecutivos, anodinos y repetitivos, no hay quien los aguante, ni quien los pague.

El caso es que, ¡piticlín piticlín!, recibo un telefonazo, de X, que está encantado con lo de Juan Pedro (qDg). No me habla de toros ni de toreros exactamente. En realidad no sé a que se refiere, no para de murmurar un espeluznante "algo está cambiando en los juanpedros".O sea, que entendido, a ver el festejo, enfermo de juanpedritis culpa de un ex-amigo ya a estas horas, que vió no se qué cualidades en los toros colonos jerezanos.


Para empezar, algo nuevo si que hay: anormalmente, por lo menos repasando los últimos años, la corrida está bien presentada, en su tipo, bajita y pelín anovillada, pero con dos grumias por delante. Muy astifina y con los pitones muy colocados, que no les recuerdo yo esas cabezas a esta ganadería en tiempo atrás. Primero y sexto, con más complicaciones, castita, de las frecuentes. Y un quinto, de nombre Jergoso, que tuvo mucho que torear, con embestidas francas y vibrantes. Además derribó un caballo con todo el equipo y empujó en la segunda vara. A los demás si que les podía adivinar el factor JP, con esa cansina embestida incapaz de emocionar a un tábano ajumao con sangre de ciclista. Y esto vale para los seis que se han corrido en la tarde: que ya no sean inválidos no quiere decir que de pronto, sean duros de patas. Siguen con las fuerzas bajo mínimos, necesitando grandes dosis de lidia moderna: cuidar, ayudar y medir. ¿Que puede ser el principio de un intento de cambio? No lo discuto, estos toros se han ganado tan mala fama que a pesar de ser bobos de solemnidad no los quieren ya ni las figuras. Pero, por ahora, a riesgo de perder la amistad de X, sigo pensando lo mismo que ayer, antier y al otro: esto de Juan Pedro es una basura pestilente.


Uceda Leal ha cortado una oreja, ni -ita, ni de peso, merced a una gran estocada y a una faena con muchos altibajos a un colaborador noble y sosainas, que le permitió poder sentirse muy a gusto, que se dice ahora. Por unos momentos, viendo el temple en las muñecas del madrileño, y esa embestida del bicho al ralentí, con su lengua fuera persiguiendo muleta, mis ojos vieron al mismísimo Arrojado en las Ventas, con su Manzanares delante. En el primero, me defraudó extraordianariamente Uceda, al verse sin ideas en su quehacer contra un amigo que lo único que tenía es una embestida diferente a lo que uno espera con ese hierro. Sesenta tardes en las Ventas del Espírtu Santo deberían de ser suficiente cátedra para deshacerse de esos trances con más oficio.

Juan Bautista está completamente fuera, apático, sin ilusión. ¿Quién es el que le pone a este hombre una pistola en la nuca para que se anuncie tantas tardes en posiciones de compromiso? Más delito aún tiene el que lo contrata y anuncia.

Morenito deberá de esperar otra oportunidad para dar el aldabonazo definitivo. En su primero no tuvo demasiadas opciones, aunque dejó toreo de capa aquilatado, y con el sexto podríamos decir que lo que valía para Uceda vale también para él. Con el toro que se sale un poquito del guión, cuesta más, mucho más. Demasiado.

viernes, 13 de mayo de 2011

Las Ventas, escolarizadas


Aferrarse al hierro de Escolar es hacerlo a la casta, al Toro que es Toro y a la emoción prototípica del envase cárdeno. También a la necesidad de resucitar unos recuerdos que nos llenan de nostalgia, pero que desvirtúan nuestra realidad. Los grises de Escolar no son los Victorinos, tampoco los Adolfos. Ni mucho menos los de Moreno Silva, el cárdeno cabrón por excelencia. Han sido duros, encastados en peor que malo y han tenido a todo el público en vilo por la salud de los toreros. Guapos, tres al menos, aplaudidos de salida, y dos también, que todo hay que decirlo, astillados feamente, seguro por la enfermedad de las fundas. Es justo colocar aparte el primero de Rafaelillo, toro antiguo, bravo si bravura es la capacidad de defender la vida hasta el último bufido y crecerse ante el dolor y hacia el que te lo infringe. Se llevó tres puyazos por lo criminal, sangrando abundantemente, pero sin abrir la boca ni perder una mano. Con un poco de afición y ética por parte del varilarguero hubiésemos visto tan tranquilamente un tercio con cinco visitas al penco, sin necesidad de rememorar los tiempos arqueológicos del Cossío ni de viajar a extraños e impronunciables pueblos franceses que no conocen ni en Francia. Nos están sisando una parte de la entrada. Ovacionado justamente al arrastre. Los hermanos, agrestes y secos como ripios, se han quedado a medio camino entre muchas cosas. No han tenido genio, con las arrancadas y la fiereza que conlleva; tampoco han sido alimañas tobilleras, humilladoras pues, que daban un hálito de emoción a los tendidos a la par que posibilidades para el torero; y tampoco han resultado ser, aunque se han acercado, moruchos de tomo y lomo. Afortunadamente tampoco han tenido toreabilidad, que de ella vamos bien servidos durante todo el año. Una corrida que deja muchas incógnitas y que creo que está siendo injustamente tratada desde los dos puntos de vista antagonistas que marcan la Fiesta: ni se merece los elogios exagerados con que Madrid la ha premiado, ni creo sea objetivo decir que “esto no vale para nada”. Con todo lo escrito, ojalá salgan muchas como las de Pepe Escolar.


Rafaelillo ha naufragado con la tempestad que asoló el redondel durante el primer acto. Siempre ha estado a merced del Toro, picado con nocturnidad –la que se da bajo el castoreño- y alevosía –con la que suelen actuar los que se amparan en la nocturnidad-. El diestro murciano, ayer siniestro, hizo novillos durante la lidia. Raro en él. Con la muleta no se dio coba y nunca se vió confiado. No acertó ni con el inicio de faena por bajo y pegado a tablas, en las que el escolar le dejó las cosas claras, ni con los aceros, que es el mínimo exigible a un soldado con sus medallas. No dejó de zapatillear por toda la plaza, defendiéndose como pudo de esa tormenta de malas intenciones que traía Tartanero. Abroncado justamente, ganada la silbada a pulso con su actuación. Pero es Rafaelillo –ver hoja de servicios-. Y con eso está todo dicho. En el cuarto, menos exigente, pero con el público en contra, se dejó llevar, como camarón que arrastra la corriente. En términos generales, no ha estado bien ni han estado bien con él.

Robleño ha dejado unas lapas de recibo, al segundo, la mar de ajustadas y sentidas, que han sido lo mejor de la tarde. Después, las ganas de agradar marca de la casa y la disposición que le faltan a las tres cuartas partes del escalafón. Poco más se pudo hacer.

Y lo que vale para el tigre también es válido para un Alberto Aguilar, que se marchó incógnito de Sevilla y que ha quemado, no por su culpa, uno de los cartuchos gordos que tenía esta temporada.


miércoles, 11 de mayo de 2011

Nada de nada









Lo más torero de la tarde lo ejecutó un subalterno, Manuel Montoya en un par de banderillas al sexto toro. Se fue andando toreramente hacia el toro y en el momento de la reunión junto lo palos y clavó en lo alto. Ese detalle es lo único que nos quedará para recordar de la tarde de este miércoles en la que salió una corrida mastodóntica de Vellosino, con mucha, mucha leña y poca, muy poca casta.

Sin embargo habrá que puntualizar: a la corrida le sobró volúmen y le faltó bravura. Tuvo genio, que no es lo mismo, pero tres toros, a su manera, más bravucones que bravos, metieron la cara y dieron opciones al lucimiento, especialmente el lote de Uceda Leal. Este torero, del que no nos cansamos de destacar sus grandes dotes, tiene su peor enemigo en el carácter. Ayer le faltó enfadarse con su primero y echarle la casta necesaria para conectar con la gente. El toro se dejaba y metía la cara y Uceda respondía con muletazos limpios pero rutinarios, en una sucesión de pases tan impecables como gélidos. El cuarto tuvo poco recorrido y Uceda se empeñó en una labor desangelada y repetitiva.

Abellán tuvo la virtud de saber dejarle la muleta en la cara a su primer toro. Por eso embarcó la embestida en una serie de muletazos que derivaron en una total atonía cuando se echó la muleta a la izquierda. Por ese lado el toro no quería saber nada.

El quinto fue un armario con cuernos, huido y que embestía como cualquier morucho de correcalles.
El mejor toro para la muleta fue el sexto, con el defecto de su mansedumbre que lo empujaba a buscar las tablas. Pinar lo sujetó cuanto pudo sobre la mano derecha en una faena a base de fogonazos pero carente de reposo. Para muchos aficionados el toro estuvo por encima del albaceteño, pero la verdad es que cuando se producen embestidas repetidas y haciendo el avión se exige una muleta poderosa y templada. Rubén Pinar esgrimió sus argumentos basados en el toreo de relumbrón y con un punto de efectismo. La mayoría de la gente, cansada de la rutina anterior se lo agradeció y hasta le habrían pedido la oreja si acierta pronto con la espada. Esto no ocurrió y el presidente se ahorró una polémica decisión.

El toreo es tristeza

Juan Peregrin


















O por lo menos el de ayer tarde. Con toros de Valdefresno que, sin ser la alegría de la huerta, se dejaron profanar a su aire. Que es, más o menos, el estilo de la gran mayoría de la cabaña brava: inválidos, descastados y más tontos que Abundio. Aún así, merecieron bastante mejor dicha. Que la mala suerte en los sorteos, también la padecen los negritos.


Lo de Juan Bautista es para hacérselo mirar. Una cosa es ser un torero frío, bucólico, como ausente, que también vende y tiene su atractivo, y otra muy distinta venir al foro de pasota, vestido, como tantísimas -demasiadas- veces con el terno mohíno y oro, a trincar, dar mantazos y cruzar los dedos para ver si suena la flauta. Bonita manera de venir a Madrid.

Érase un torero tan malo, tan malo, tan rematadamente malo, que cuando hacía algo medianamente mal le pedían la oreja. Tejela. Con unos pases muy a modo, ligeritos y de poco peso, para que no nos caigan mal, unas bernadinas, y un sartenazo en lo negro, ha echado una tarde en la que ya lo quieren encumbrar.

Y Daniel Luque, sigue, pasito a pasito, retornando del infierno, camino ya del purgatorio. Mientras mantenga la boca cerrada y el instinto torero despierto, será coletudo a tener en cuenta. Por lo menos en la misma manera que  otros muchos que gozan de mayores simpatías.

martes, 10 de mayo de 2011

Madrid, Año I d.A.




Arranca la Isidrada del Año Primero después de Arrojado. Primera en la nueva era de la indulticracia. Veinticuatro corridas de toros, con sus tres novilladas y sus cuatro espectáculos ecuestres, que nos da el preocupante montante total de treinta y una tardes de depravación taurómaca. ¿Para qué tanto? Con lo feliz que se haría al aficionado con sus diez tardes de Toros y lo fácil y cómodo que sería para la empresa encontrar sesenta galanes en toda Iberia, con romana, pitones, cuajo y edad. Pero no, hay que rellenar la feria con el número de papeletas y variantes que quiere Molés -autor intelectual del panfletismo taurino-, ahora que tiene que rellenar los huecos libres que hay entre los documentales del año la tana y las tertulias de autobombo que emiten en Molevisión por la módica cifra de dos mil y pico pesetas mensuales.

La realidad es bien dura, tenemos por ahí seis ganaderías de aúpa, anunciadas con desgana, como son Hijos de Celestino Cuadri, Palha, José Escolar, Partido de Resina, Samuel Flores o Flor de Jara -en novillada-. Y otras cuantas que apetece ver, como Peñajara, Alcurrucén, o los Bayones, por mencionar alguna. Lo demás es lo de siempre: unas cuantas ganaderías apadrinadas por las figuras, sean Cuvillo, Garcigrande, Ventorrillo, las Ramblas y otras cuya aparición por la primera plaza del mundo es un fenómeno paranormal: qué se las habrá perdido a los veedores de la empresa en las fincas de la Palmosilla, el Vellosino o el Montecillo.

Además estos de Taurodelta, más listos que Cardona, nos la han metido doblada hasta la campanilla, como Fernando de Aragón a Isabel Reina de Castilla. Como reyes del trile que son, han sabido jugar sus cartas contra el Toro, y ahorrarse el bochorno del año pasado, cuando los veterinarios fueron a por Adolfo, y la fecha la enmendaron con toros del Marqués de Domecq, que curiosamente, meses después desapareció -lo único que tenía de buena era el precio-. Han utilizado la miniferia, a costa de cosechar unas cuantas entradas ínfimas, para derrocar públicamente el Torismo, el fantasma tocahuevos de la tauromaquia más clásica. Se traen ganaderías que en el cartel recen bien, Hernández Plá, Fidel San Román, el Conde de la Corte o Carriquiri, los emparejan con toreros unos más carentes de lidia, otros menos, a esperar el batacazo y al coro de revistosos: "luego dicen que Cuvillo...", "menos mal que existe Garcigrande, porque si no tendrían que inventarlo...".


Pues para ellos la perra gorda. Nosotros intentaremos rescatar algún buen tercio de varas de entre los más de trescientos picotazos que se tiene proyectado dar, asistiremos con ilusión a las corridas en las que es seguro va a salir el Toro, y disfrutaremos como enanos con todo aquel que venga con la disposición de hacer las cosas con, por y para el Toro.


¿Tampoco es tanto, no?

lunes, 9 de mayo de 2011

Rafaelillo es un Miura

Menuda miurada para cerrar la feria. Mi afición, que está muy justita, a estas horas sigue navegando a la deriva, sin terminar de comprender si fue espectacular o una moruchada infame. Por ahora sólo sé que salió el Toro de verdad, el que pega un bufido en el burladero del dos y le quita el peluquín al matusalén del tendido alto del ocho. Nos mandaron de Zahariche unos más agalgados, zancudos y vareados, más en Miura antiguo, y otros con hechuras más reunidas, con los pitones más colocaditos, que no sé si sería demasiado atrevido catalogar como miuras más modernos. De todo tiene que haber en la viña del Señor. Les han dado tralla en el caballo, cumpliendo, unos con más clase, otros con menos. El quinto, un espabilao, se ha llevado tres puyazos largos y duros sin decir ni mú ni doblar una mano. El sexto, acabó en corrales, después de dar más vueltas al ruedo que todas las que han dado las figuras juntas. Tercero bis, con 670 kilos de guapura, se dejó estar, con sus lógicas complicaciones pero sin comerse a nadie. El lote de Moreno no nos dijo demasiado. Ahora que termino de escribirlo, pienso que ha sido una corrida muy interesante.



Con la que los tres toreros han estado más que dignos. Que hay que ser un valiente y un tío que se viste por los piés para venir como ha venido este mexicano, Téllez, que se presenta en España y de primeras, con rodillas en tierra, querer -y no poder- darle una larga a un Miura con 650 kilos, que podría ser el padre de toda la ganadería brava mexicana. O José Luis Moreno, que no veía un pitón desde septiembre del año pasado, que se dice pronto. Por todo esto, no hay que perder ni una milésima de segundo en poner peros a estos tíos que, junto a otros pocos, permiten que sigan existiendo ganaderías como Miura. ¿Que Moreno podría haber estado más enfibrado con el cuarto? Posiblemente, pero prefiero quedarme con los dos naturales hondísimos, con lo que tenía delante -y sus intenciones-, que valen por los setenta a pata apartá de Manzanares al sobrino de Idílico. ¿Qué está feo, muy feo, lo que hizo el cuate en el tercio de muerte al sexto? Feísimo, aunque no creo que la candidez de un novato sea vicio más denunciable que las estocadas que se han recetado en esta feria por las figuras -muchas que han valido despojos-. Así, que mis respetos para ellos.


Porque Rafaelillo es punto y aparte. En este metro y pico, no mucho más, de murciano, la naturaleza ha reunido la mezcla perfecta para triunfar en este tipo de corridas: el corazón del león con la habilidad del ratón. Que lección con el segundo, meciéndolo de capa en lances intensos, y con una apertura de faena poderosa y clásica, tanto que el antagonista cerró el chiringuito de la embestida larga y agradecida para abrir un tuburio satánico lleno de coladas y gañafones. Ahí es cuando la figura de Rafaelillo se agigantó, como esas sombras chinescas que muestran una secoya dónde sólo hay un bonsai. Con el oficio adquirido a base de tragar quina fue dominando al toro -primer objetivo del toreo, antes que ponerse a dar pases de guapo-, cruzándose, tapándole la cara con la franela e intentado tirar de él. Unas veces lo conseguía -¡olé!-, y otra no -¡uys!-. Pero todo lo que pasa es muy emotivo. Cuando la cosa negra se agrió más de lo normal, la sometió por bajo, como mandan los cánones antes de entrar a matar. Más derecho que una vela se llevó un enganchón, sin consecuencias. A la segunda, y con el miedo en el cuerpo que cabría esperar, se tiró mucho más derecho que lo derecha que pueda estar una vela, dejando una estocada trasera y caída, que por lo visto en la cantidad de moqueros sacados en los tendidos, habrá sido medida al milímetro. Una pena, con la cantidad de orejas nivel talanquera que se han regalado, que no haya premio al esfuerzo de un hombre que se juega la vida sin fingimientos.

El quinto sólo tuvo sólo pase: el primero. En el segundo se lo llevó por delante, con aire de portero chungo de guateque, agarrado por la pechera. Y ahí es cuando se manifestó una de esas visiones marianas que de cuando en cuando se dan en la plaza y que hace al aficionado recuperar la fé: el milagro de ver a un alguacilillo hacer algo con sentido. Con el plumero hizo el quite que salvó al matador del fuego miureño en sus carnes. Lo mató como pudo -Rafaelillo, se entiende, que el alguacilillo ya había vuelto a las andadas-, con más habilidad que ortodoxia, con la lógica alegría del que sabe que se ha escapado del hule con fortuna.


Con la misma alegría que tenemos nosotros, que por fin hemos escapado de una feria mediocre, sin Toro y casi sin profesionales que tengan algo que ofrecernos.


Pero no alegrarse demasiado, que mañana empieza Madrid...

sábado, 7 de mayo de 2011

El cartel de esta tarde

















Los nuñez de Manolo González protagonizaran el encierro de esta tarde. No han pasado el reconocimiento completo y sólo se lidiaran cinco. Es la primera y única vez en esta feria que hay problemas en los corrales, que viendo lo que ha saltado al ruedo días atrás, da a entender que no va a ser el "día del Toro". El remiendo es de Salvador Domecq.



El torero placentino, contratado casi a última hora, viene como una gran bocanada de aire fresco, aunque su inicio de campaña, muy vaporoso, hace que esta sea una corrida de mucha más responsabilidad de la lógica. En teoría, Mora es muy del gusto de Sevilla, aunque habrá que ver como se le mide... De siempre, al que venía con la vitola de "triunfador de Madrid" se le esperaba de uñas... Pero hoy día uno ya no sabe lo que se puede esperar de la afición sevillana...

Curro Díaz, o el centelleo del arte, porque lo tiene a raudales, pero no nos deja más que detalles centelleantes. A ver si hay suerte y cuaja un toro de pitón a rabo. Y cierra el Fandi, torero con su público, necesario para la Fiesta y totalmente innecesario para el aficionado.

Prohibido cruzarse























Había muchas ganas de ver de nuevo a Manzanares después de su triunfo del sábado. El ambiente era de máxima expectación y los tendidos se llenaron a reventar. La gente quería otro triunfo del alicantino como fuera. Parecía como si el público estuviera dispuesto a aupar a José Mari, a empujar, a ovacionar todo. Es lo que pasa con estos toreros singulares cuando conquistan Sevilla. Se produce un fenómeno de sugestión colectiva que termina por convertir lo malo en bueno y lo normal en excepcional.

Ayer Manzanares, no fue, ni por asomo, el del toro del indulto. Más bien se pareció al del segundo toro de su lote de los cuvillos. Es decir, el Manzanares despegado, de patita retrasada, de no cruzarse con el toro ni un milímetro. Tuvo la virtud de administrar con sabiduría las escasas fuerzas de sus dos toros, de no molestarlos y dejar tiempos bien dosificados para que recuperaran el resuello. Gracias a ello pudo sacar partido de los inválidos jandillas. En cuanto a su toreo, insisto en las distancias exageradas y en esa forma de colocarse fuera de cacho. Hizo pues un toreo de mando a distancia, intercalando muletazos lentos y templados con trallazos y enganchones. No importa, todo se lo jalearon. Lo mejor: la estocada al quinto. Un soberano volapié. Y me pregunto: ¿cuándo se cruzara Manzanares con un toro?

El francés Castella se llevó el mejor ejemplar, el único de triunfo grande de la corrida, lidiado en primer lugar. Pero Castella hizo un toreo de tiralíneas, frío y sin alma. El toro era para una muleta exquisita, no para ese trapo de pegar pases que utiliza Castella. En el cuarto, una borrega que trataba de huir, estuvo mucho rato en la cara del mismo para justificarse a base de insistir. Nadie recordará un solo muletazo de cierta entidad.

El peor lote de la deslucida de corrida de Jandilla se lo llevo Talavante. Su primero estaba en estado moribundo y el sexto, sin un gramo de fuerza, se defendía entre hachazos. Talavente insistió hasta el aburrimiento y ya al final ligó una tanda de naturales de frente que maquillaron la faena.

viernes, 6 de mayo de 2011

El cartel de esta tarde
















Jandilla, la ganadería matriz de lo de ayer y antier. Más de lo mismo.


Para el francés Castella, que sorprende que sólo esté anunciado una tarde; Manzanares, que viene de tocar el cielo; y Talavante, del que siempre se pueden esperar cosas.

Por los suelos

Sandra Carbonero




















No sabemos, o sí, quién ha sido el cerebro que se ha traído para la Feria de Abril estas siete lagartijas pitiusas, que atienden unas, como Torreherberas, y otras como Torrehandillas, que en la rima llevan la penitencia. En fin, que la torreznada, que en presencia era digna para la feria de Torrepacheco, ha resultado la mar de provechosa para los espadas y para la empresa, que nos mete en farolillos otro nuevo saldo ganadero. El desvarío de la afición sevillana y los dimes y diretes que provoca, está sirviendo para que pase desapercibida la pobrísima presentación del ganado. Se le ha dado otra vuelta de tuerca a eso del toro sevillano, que ni es toro, ni es de Sevilla, ni siquiera tiene una prima en Dos Hermanas. Eso se ponía pronto en su sitio: que pida el July una de Pablorromero; Manzanares la de Guardiola; y Morante, que es el más valiente de los toreros con áge, que se pida la de Felipe Bartolomé. Toros en Sevilla, que reza en el cartel. Pero eh que tonses no eh Zehvilla, zehría Panplona. Mientras soñábamos con algo que era demasiado utópico hasta para un sueño húmedo, nos dábamos de bruces contra los toros de esta ganadería que no conocen ni en las dos torres que llevan por nombre. Han venido con todas las hechuras del mundo, siempre anovilladas -eso que no falte-, pero sin ninguna homogeneidad. Uno engollipao, el otro regordío, saltó un negrito también que no sabría decirse si es que no había mudado el pelo del invierno o es que era un gato mojado, anduvo por allí otro -uno más- feote, con los cuernos pa'lante, que parecía cabro montés, otro inválido abierto de pitones que fue devuelto por otro inválido abierto de pitones, que ya ve usted qué cambio. Carpinteros y mugidores, en varas pasaron por ahí, saludaron brevemente al hombre del castoreño que parece sentado en una mesa camilla, y se escupieron ellos sólos para fuera. Nos alegraría mucho que acabaran en el matadero, que es el destino que merecen, y que el año que viene estuvieran anunciados en Sevilla y Madrid, por el vendedor de las pipas como Torreheznos.


Con Sevilla entregada al pueblerismo, el Cid ha cortado una oreja fácil, sin condimento, por torear de aquí pa'llá, con las formas de un cualquiera, cuando él nunca lo fue. Pero el presente, mucho más desagradecido y cabrón, nos dice que no está. Que hoy por hoy es uno más. Al que siempre se podrá esperar porque se lo ha ganado a ley, y porque, como decimos siempre, el que tiene la moneda es el único que puede tirarla. Mientras la tira o no, a aquellos que tantas emociones nos despertó en el interior -la simple y llana emoción de ver a un hombre andarle bien a un Toro-, no nos queda otra que no sea apoyar y empujar al hacedor el mejor toreo de lo que llevamos de siglo. De bien nacidos es ser agradecidos.


El tío bueno de Cayetano le ha dado fiesta a los del sol en el quinto. Cada muletazo que daba, fuese como fuese, lo jaleaban una serie de señoritas, serie larga, de la que se podrían sacar unas cuantas docenas de harenes, que más se alborotaban contri más se rajaba el mansito y más se acercaba a tablas el adonis rondeño. Ya no era cuestión ni de bieeeeeen, ni de ooooleee -tampoco de su variante oleeeeee-. Todo aquello era un aaaaaaaagggghhh, de la turbas femeninas, que parecían en un concierto de los Hombres G -también es casualidad, la maldita letra siempre como el jueves-. No hay que decir que le pidieron la oreja, aunque la sombra, más en su sitio, paró los pies de la desafortunada petición. Que el lector que pueda le comente a Curro Vázquez que los videos para aprender torería que da a Morante y Cayetano se los vaya cambiando del uno al otro. Hay que seguir estudiando. Ese inicio de faena, sentado en el estribo, con la mirada perdida, como de estar en trance, con el toro en la otra punta de la plaza, ha sido cumbre, pero le falta el remate que a las imágenes les suele dar el Toro. Y lo de quitarse las zapatillas, arrebatado, que lo mismo lo copió de Antonio José Galán cuando le cortó un rabo a un Miura bajo el diluvio universal en Pamplona, no quedó ayer tan requetebién como en aquel Sanfermín. Sí que cuajó dos bellos quites, con aire de su tierra, que son de aplaudir en los tiempos tan desquitados que corren.


Se lleva tiempo dándole palos a Luque por diferentes motivos. La verdad es que había razones de sobra para elegir. Y sin algarabías, sin cantar lo que no fue, es obligado decir que sale refortalecido de Sevilla. Dos tardes serias, centrado y queriendo. Destoreando, pues también. Pero por algún lado hay que empezar a reedificar la planta de aquel novillero prometedor proyecto de buen torero. Con el sexto, manso de libro, ha estado inteligente, resuelto, ratonero, que también es virtud, y valiente. Ha birlado una oreja de Sevilla, que le va a valer. Y nosotros le damos sitio, por lo menos hasta la próxima corrida.

jueves, 5 de mayo de 2011

Con la boca cerrada





















No aprendemos nada. Vamos a la plaza, asistimos a una liturgia -los de la foto en primera persona- en la cual se mata a un animal como parte de un ritual que simboliza vida, pasión y muerte. Muerte del toro bravo, la más digna de cuantos bichos pisan la Tierra. En los medios, engallado, con noventa centímetros de acero clavado en el hoyo de las agujas, a veinte segundos escasos de caer patas arriba, tragándose su propia sangre, con la boca cerrada.


Y leo que los toreros ecuatorianos se arrastran vestidos de luces para manifestarse con la misma pobreza que un vulgar tirititero antitaurino. Se tapan con un esparadrapo la boca, pero al contrario que el Toro, no para tragarse su sangre y morir con dignidad; sino para tragarse el orgullo y seguir viviendo de aquella manera.

Morir con honra. Esa es la lección que nos llega al tendido cada tarde.

El cartel de esta tarde















Torreherberos - Torrehandilla es lo anunciado hoy, que es parecido a lo de ayer, antier, y lo de mañana.


Enésima oportunidad del Cid para volver a puntuar; de Cayetano para demostrar un "algo"; y para Luque de empezar a caer bien.

Compendio de toreo moderno

Arjona


Estos taurinos se han propuesto, con la testada fórmula magistral de tedio + repeteción, momificar al aficionado, a ser posible, enconfrado al cemento del tendido, con los brazos en aspa -para evitar malas manías- y en la boca inserto el abono, como chucho con su hueso o zalduendo con su propia lengua. Aquellos que echaron los dientes en la época del faraón, honrados con la fortuna de pasar escasas plagas bíblicas y difrutar del toreo bello sin complejos, ven ahora como en el mismo escaño su afición se convierte en cecina y colesterol. Carne dura, secada bajo el tendido de sol y engordada artificialmente por los métodos de engorde del ejército fenicio. 


Ayer el tutankamón que dijo de ir a la corrida, en lugar de irse a bailar las sevillanas del Mani a la caseta que es lo que procedía, se comió una tarde cumbre para quedarse en estado comatoso y no volver a la vida hasta los abriles de la futura década de los cuarenta, en la que despertará y podrá seguir leyendo a Amorós en el ABC. Todo fue muy actual, empezando por la cría del ganado anunciado, que se ha llevado sus meses en el campo, aporreando encinas con el peuvecé de sus fundas y que ha dado un juego modernete, esto es sin casta, tirando al inválido y con pocas ganas no ya de embestir, sino de molestar. Ya se sabe, en algunos casos con ganaderías conocidas, lo que más molesta en una tarde de toros no es el toro. Aquí aparecen los demonios del viento, la responsabilidad, el drenaje del albero, el ángulo de la pendiente del piso o la eficiencia de la cuadrilla de areneros... 

Muy contemporáneo ha sido el hacer de los coletillas, que han dado todo un compendio de lo que se podrá ver este año por esas plazas de Dios. Y aviso, que al creador omnipotente la cobertura también le llega a Madrid. He visto con mis propios ojos como una figura del toreo, anunciada a bombo y platillo en las mejores ferias y miembro de los legionarios de Cultura, se ha ido a chiqueros -si hay que ir se vá, pero ir pa'ná...- a dar una larga y ha acabado con un sálvese quién pueda, tirando la capa, intentando dar una larga barriga en tierra. Roguemos para que de ésta no saquen la "larga a rastrapanza o rastrapancina". Después nos dejó sus dos típicas faenas que se trae hechas de casa. Se echa encima de los toros, sin importar terrenos, distancias ni alturas. Bueno, altura sí, que este es un torero poderoso: si el que tiene delante tiene invalidez permanente lo torea a media altura -lo cuida- y si es como Marichalar, le baja la mano de vez en cuando -lo domina, dicen ¿?-. Antes de todo esto salió Tejela, que se dejó ir el único potable de la corrida, entre decenas de pases a todas las velocidades posibles, pero siempre las elegidas por el toro. Arrojado fue indultado por su nobleza y movilidad. 71 pases tienen la culpa. ¿Que sería de esta ganadería si la camada entera la matase Tejela en vez de José Tomás? ¿Cuantos indultaría por tarde este gran pegapasista? Y por último vino "el Tala", que gastó en el capote, por la mala lidia, los pases que tenía su primer toro, y a la muleta, ná de ná. En el sexto, con un bicho en paro, ni caso.